Copa Argentina

Diego Martínez, bajo el cadalso de la cruel evaluación del día a día en Boca

Para el entrenador de Boca, su continuidad en el club se juega paso por paso, y el de este sábado en la Copa Argentina fue exitoso.

Por Adrián Wowczuk ·

08 de septiembre de 2024

DIEGO MARTÍNEZ, entrenador de Boca, vive de manera muy intensa cada partido y parece comprobar aquello de que el banco de un equipo enorme como el que tiene a su cargo es una verdadera picadora de carne.

Desde su eliminación de la Copa Sudamericana, el gran objetivo del año ante la decepción de no poder participar en la Libertadores, su continuidad comenzó a ponerse bajo la lupa, sumado al traspié con Cruzeiro el hecho de que el conjunto no logra alcanzar una performance destacada y regular en cuanto al juego.

Por eso, se habla de que su labor es evaluada partido a partido y la instancia de octavos de final de Copa Argentina podía ser un detonante si las cosas no salían como se esperaba. Por eso, el haber llegado a la instancia de definición por penales le generó una angustia que se evidenció en las imágenes.

 

Martínez y el sufrimiento total por llegar a los penales.
 

Después, la dramática clasificación a cuartos generó el desahogo intempestivo de Martínez, que se fue al vestuario tras celebrar con golpes en el piso y dejar de lado los nervios que lo invadieron a lo largo de la tediosa e infartante definición.

Después, con el alivio del triunfo, sostuvo ante los periodistas que Boca "jugó un gran partido y mereció pasar de fase sin ninguna duda. A lo largo de los 90 minutos el equipo fue ampliamente superior desde el juego, que es desde donde intentamos dominar". Su expresión de deseos es que haber superado el escollo con los cordobeses sea una "bisagra" de cara al futuro.

Desde arriba, el presidente Juan Román Riquelme dio varias señales de apoyo a lo largo de la gestión que se inició en enero. En marzo pasado, por ejemplo, dijo que "Estamos muy contentos con cómo está jugando el equipo, estamos muy contentos con el entrenador. Es difícil para él: es nuevo, no tiene mucho tiempo de trabajo y los muchachos no son máquinas".

Aunque hace un par de semanas atrás fue más cauto al afirmar cuando le preguntaron si le gustaba cómo juega Boca: "No soy entrenador, preguntale a Martínez cuando te hable. Estoy contento con el plantel que tenemos y por cómo crecen los chicos".

Lo cierto es que lejos está de poder respirar tranquilo luego del éxito contra la T ya que en el horizonte aparecen nada menos que dos choques trascendentales por la Liga Profesional. Primero, en Avellaneda contra Racing. Después, nada menos que el superclásico con River en la Bombonera.

Serán otras dos materias muy duras en el permanente examen de un conductor que vive a flor de piel las circunstancias buenas y malas que le pone en el camino su función. Le costó mucho llegar al sitial que hoy disfruta y sufre al mismo tiempo y lo quiere defender a capa y espada.

IMAGEN DE PORTADA: AFP