Ganar en Nueva Zelanda, la tierra del rugby por excelencia, donde los All Blacks han construido un dominio único en la historia del deporte, en definitiva, es un hito. No sólo para el rugby argentino sino para el deporte del país en general.
Los Pumas ganaron y lo hicieron bien, con autoridad (25-18). Y ganaron en Christchurch, la casa de los Crusaders, el mejor equipo del mundo, un bastión del rugby neozelandés. Argentina ganó de manera merecida, con una presión y un tackle por los que pudo haber ganado incluso por más diferencia.
Así el rugby argentino ganó a nivel internacional en el lugar más difícil del mundo: la tierra de los All Blacks. Y lo hizo sin darle la espalda a nuestros principios: el rugby argentino es único en cuanto a la formación de jugadores jovenes, porque es el mejor rugby amateur del mundo. Nuestros clubes tienen un sentido de pertenencia y de formación de jugadores únicos en el mundo, cuando la mayoría de las potencias le dio la espalda al amateurismo en pos del resultado profesional. Los Pumas ahora lograron unir ambos.
La UAR, los clubes, todos hicieron un gran trabajo a nivel juvenil que se plasmó ahora con grandes resultados en el plano internacional y con continuidad. Fantástico, merecido, con muchachos de Buenos Aires, de Tucumán, de Córdoba y de todas las provincias argentinas representadas, algo que no sucedía en décadas anteriores, el rugby argentino evolucionó en todo sentido sin darle la espalda a su esencia amateur.
Que Argentina le haya ganado a los All Blacks es como si un club del fútbol argentino consigue ganarle al campeón de la Champions en su casa.
La comparación sirve para que la gente del fútbol comprenda la dimensión. Argentina al rugby es lo que sería Portugal al fútbol sin Cristiano Ronaldo. Se puede ganar y perder con cualquiera, pero Argentina ahora les está ganando a todos: goleó a Australia, superó a Nueva Zelanda, y lamentablemente ahora tiene que volver a enfrentarlo, pero después jugará con Sudáfrica.
Es un hito. A la Argentina le faltaba ganar en Nueva Zelanda. Ya les ganó a todas las potencias importantes excepto a Irlanda, un triunfo que llegará en algún momento. Pero la victoria ante Nueva Zelanda fue fantástica por el juego y por la manera en la que le ganó: Los Pumas fueron convincentes y marcaron mucha presión. Ellos lo vivirán como una crisis porque representa lo que pasaría si Argentina en fútbol llegara a perder con un equipo de nivel medio.
Argentina ya es campeón del mundo en el rugby porque, junto con el sur de Francia y con algunos sectores de Gales, tiene valores que impactan en la gente tanto adentro como afuera de la cancha, más allá de lo que hace el seleccionado. Argentina, en efecto, es número uno del mundo en la construcción de principios que se aprenden en el rugby y se aplican afuera toda la vida.
Diseño de Portada: Matías Di Julio