La batalla del estadio Lusail entre Argentina y Países Bajos será recordada por siempre. Un partido épico, un final impensado e increíble y una definición por penales para el infarto para que la ilusión de la Scaloneta esté más viva que nunca.
Los duelos personales entre el Dibu y los ejecutantes de turno, el baile tras la detención del segundo disparo a Berghuis, los goles argentinos y la locura final tras el remate eterno de Lautaro Martínez, que dejó al equipo de Lionel Scaloni entre los cuatro mejores seleccionados del mundo.
Para ver una y mil veces.
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