MARADONA Y EL GRÁFICO

Diego Maradona 100x100 (y 24 de yapa)

Por Redacción EG · 25 de noviembre de 2023

A tres años de su fallecimiento, recordamos al gran ídolo argentino con una entrevista exclusiva de El Gráfico en 2007.


1 Sa­lís a la ca­lle y te lo cru­zás a Shil­ton, ¿qué le de­cís? “Ar­que­ro”, le gri­to, “ar­que­ra­zo”. No me qui­so in­vi­tar a su par­ti­do ho­me­na­je. ¡No voy a po­der dor­mir Shil­ton, qué pe­na!

2 Vas en au­to por el de­sier­to y es­tá Co­de­sal ha­cien­do de­do... Le ti­ro una an­choa.

3 De pi­be, en la po­bre­za de Fio­ri­to, ¿nun­ca se te cru­zó por la ca­be­za ir a ro­bar? No, por­que mi vie­jo me hu­bie­ra ca­ga­do a trom­pa­das. Mi vie­jo me en­se­ñó to­do lo me­jor que pu­do. Me edu­có de­ma­sia­do bien, el mal apren­di­do fui yo con to­do lo que hi­ce mal en mi vi­da. Si vie­ras la ter­nu­ra que tie­ne hoy mi vie­jo en los ojos es al­go in­creí­ble. Yo siem­pre les di­go a mis hi­jas que le mi­ren los ojos a mi vie­jo. El no ha­bla, no di­ce, hay que mi­rar­lo na­da más.

Cebollita. Gordito, en el predio de Argentinos Juniors, ya convocaba fotógrafos.

4 ¿Por qué te dro­gas­te la pri­me­ra vez? Por in­ves­ti­gar. Y me fue mal.

5 ¿Es­ta­bas con ami­gos y te in­ci­ta­ron? Fue por mí, no le eche­mos la cul­pa a na­die. Aho­ra, te acla­ro otra co­sa: to­dos los que di­cen que no to­ma­ron con­mi­go, to­dos esos to­ma­ron, ¡eh! Te lo di­go a vos: to­ma­ron. No doy nom­bres por­que no soy vi­gi­lan­te, pe­ro si me di­cen al­go, les con­tes­to. Ojo, que no se ha­gan los pí­ca­ros.

6 ¿A qué edad te dro­gas­te por pri­me­ra vez? A los 22 años.

7 Fu­mas­te un po­rro. Co­caí­na.

8 ¿La dro­ga es pa­sa­do o te­nés mie­do de que vuel­va? Sue­ño. Sue­ño y es feo, pe­ro ha­ce tres años que no to­mo na­da.

9 ¿Tu pol­vo más gran­de fue con­tra In­gla­te­rra en el 86, con­tra Bra­sil en el 90 o con­tra Ita­lia en el 90? Ita­lia, por to­das las con­no­ta­cio­nes que tu­vo, y aun­que me ha­ya cos­ta­do un mon­tón de co­sas des­pués, por­que vi­vía en Ita­lia, por­que la Ga­zet­ta de­llo Sport ti­tu­ló “Ma­ra­do­na es el dia­blo”, y por­que los de­ja­mos afue­ra. ¡No sa­bes qué pla­cer, her­ma­no!

Caniggia, Maradona, Burruchaga y los pobres tanos miran cómo la pelota entra al arco italiano tras el cabezazo del Pájaro que, por una tonta amarilla, se perdió la final del Mundial.

10 Cuan­do de­cís que te cos­tó un mon­tón de co­sas, ¿te re­fe­rís a las fac­tu­ras que te pa­sa­ron con el do­ping? Sí, y tam­bién se las pa­sa­ron a Ca­ni (por Ca­nig­gia). Pe­ro si hoy su­pie­ra el fi­nal de la his­to­ria, có­mo ter­mi­na, lo vol­ve­ría a ha­cer de nue­vo. Que no que­de nin­gu­na du­da.

11 ¿Bi­lar­do o Me­not­ti? El téc­ni­co más gran­de que yo tu­ve fue Me­not­ti. Tie­ne las co­sas muy cla­ras, a Bi­lar­do lo en­ten­día a tra­vés del Pro­fe Eche­va­rría. Tác­ti­ca­men­te, Bi­lar­do es diez ve­ces más que Me­not­ti, pe­ro te te­nía en la can­cha mu­cho tiem­po, mien­tras el Fla­co te lo frac­cio­na­ba y te lo ex­pli­ca­ba de una ma­ne­ra que vos lo en­ten­días rá­pi­da­men­te.

12 ¿Bi­lar­do te su­po usar me­jor que Me­not­ti, en­ton­ces? Pue­de ser. Me­not­ti te­nía más el equi­po en la ca­be­za y Bi­lar­do me pu­so un equi­po pa­ra mí, pa­ra que me pu­die­ra rea­li­zar.

 

Bilardo y Maradona.
 

13 En la dis­pu­ta en­tre bi­lar­dis­tas y me­not­tis­tas, los pri­me­ros sa­can cha­pa ar­gu­men­tan­do que los re­sul­ta­dos los ob­tu­vis­te con el Na­ri­gón. Pe­ro no por te­ner re­sul­ta­dos es más gran­de. Cuan­do Pla­ti­ni ga­na­ba cam­peo­na­tos con la Ju­ven­tus, de­cían que yo era un buen ju­ga­dor, un gio­co­lie­re (en ita­lia­no: “ma­la­ba­ris­ta”), un ju­ga­dor­ci­to, por­que Pla­ti­ni ga­na­ba. Des­pués, cuan­do yo em­pe­cé a ga­nar de­cían que Pla­ti­ni era un ju­ga­dor muy tác­ti­co. Pón­gan­se de acuer­do. Los re­sul­ta­dos no ex­pli­can to­do.

14 Va­mos con una fra­se ma­ra­do­nia­na: ¿quién es más fal­so que dó­lar ce­les­te? Uhhhh, hay tan­tos... Se jue­gan el po­dio en­tre Blat­ter, Bec­ken­bauer y Pla­ti­ni. Y un po­qui­to más atrás en­tra el mo­ro­cho... el diez bra­si­le­ño. En otra épo­ca iba pri­me­ro de ca­be­za, pe­ro hoy hay otros. Son to­dos ma­ma­de­ras (sic). Fi­ja­te vos: el Mun­dial se lo die­ron a Fran­cia por­que es­ta­ba Pla­ti­ni y hoy Pla­ti­ni es el pre­si­den­te de la UE­FA. El 2006 se lo die­ron a Ale­ma­nia, a Bec­ken­bauer, otro ma­ma­de­ra. Y aho­ra se lo dan a Bra­sil... Es­tá muy cla­ri­to to­do es­to, por eso cuan­do Blat­ter me in­vi­ta a for­mar par­te de la fa­mi­lia de la FI­FA, yo le con­tes­to: “Por el amor de Dios, a esa fa­mi­lia no la quie­ro, yo ten­go a la To­ta y a don Die­go, ésa es mi fa­mi­lia, la otra de­já...”.

15 ¿Con Pe­lé te ami­gas­te pa­ra su­bir el ra­ting de tu pro­gra­ma o era de ver­dad? Mien­tras él se ga­ne su vi­da, es­tá to­do bien; aho­ra, cuan­do quie­re ca­gar más al­to que el cu­lo, no exis­te.

16 ¿Qué no te ban­cás de él? Que lo ma­me a Blat­ter, a Bec­ken­bauer, a Pla­ti­ni, que es­té que­rien­do me­ter­se per­ma­nen­te­men­te en to­dos los ne­go­cios, eso no me ban­co. Que se ol­vi­de de que fue ju­ga­dor de fút­bol, eso no me ban­co. Ya se lo di­jo Ro­ma­rio, tam­bién Zi­co, los pro­pios bra­si­le­ños. A mí no me gus­ta el ti­po que quie­re lle­gar ram­pi­cán­do­se (en ita­lia­no: “tre­pan­do”) por­que él no lo ne­ce­si­ta, se lo ga­nó den­tro de la can­cha, él no ne­ce­si­ta ser un Blat­ter que nun­ca le pe­gó a una pe­lo­ta de fút­bol y tie­ne que ser ma­món (sic) pa­ra lle­gar a ser el pre­si­den­te de la FI­FA.

Un encuentro cumbre propiciado por El Gráfico; Diego Maradona viaja a Brasil a conocer a su ídolo máximo: Pelé. La crónica y las imágenes de un momento histórico del fútbol universal.

17 ¿Por qué creés que per­dis­te con Fan­gio en “El gen ar­gen­ti­no”? No sé qué quie­ren in­ven­tar. Yo ya les ga­né a Fan­gio, Mon­zón, De Vi­cen­zo y Vi­las co­mo el me­jor de­por­tis­ta de to­dos los tiem­pos. Les sa­qué un mon­tón de vo­tos a los cua­tro y me die­ron el pre­mio. ¿El gen ar­gen­ti­no? Ga­nó San Mar­tín, ¿no? Si San Mar­tín no cru­zó los An­des, ¿qué me vie­nen a ha­blar? ¿Me van a de­cir que San Mar­tín cru­zó los An­des? ¡¿Y en­ci­ma en bu­rro?! Mi­rá, hoy te al­qui­lás un avión de 50 mil dó­la­res y el avión te ha­ce así (mue­ve las ma­nos co­mo una coc­te­le­ra) y me di­cen que cru­zó los An­des... Men­ti­ra...

18 Da­me tu ran­king de los cin­co de­por­tis­tas ar­gen­ti­nos más gran­des de la his­to­ria.

Sin po­ner­me yo, es­ta­ría Mon­zón, Di Sté­fa­no... Me acuer­do de que una vez, en Es­pa­ña, Al­fre­do en­tró a un res­tau­rante y se pa­ra­ron to­dos a aplau­dir­lo. Fue la pri­me­ra vez que vi al­go así, mien­tras Al­fre­do de­cía “ve­te a to­mar por cu­lo”... Vi­las tam­bién le dio mu­cho al de­por­te ar­gen­ti­no y a mí me hi­zo muuuuy fe­liz Ni­co­li­no Loc­che...

19 De los ac­tua­les. Me en­can­ta Nal­ban­dian. En el mo­men­to en que de­cían que es­ta­ba gor­do, que es­to y lo otro, ca­zó la ra­que­ta y le ga­nó al pri­me­ro, al se­gun­do y al ter­ce­ro. Y pa­ra que no que­den du­das, lo hi­zo dos ve­ces. Y nos ce­rró el or­to a to­dos. Bah, a mí no, por­que siem­pre creí en él, pe­ro a los gi­les que tie­nen la la­pi­ce­ra y el cha­mu­yo fá­cil les ce­rró el or­to.

20 ¿Ad­mi­ras­te mu­cho a al­gún de­por­tis­ta del mun­do por so­bre el res­to? A Mi­chael Jor­dan, Ti­ger Woods y Fe­de­rer.

21 ¿Al­gu­na vez pe­dis­te un au­tó­gra­fo? De chi­co se los pe­dí al Chi­vo Pa­vo­ni y a Ro­ji­tas. Re­cuer­do que cuan­do pa­sé a Bo­ca, El Grá­fi­co nos jun­tó con Ro­ji­tas y fui­mos a co­mer jun­tos. Fue ma­ra­vi­llo­so. Yo vi ju­gar una vez a Ro­ji­tas: ya es­ta­ba gran­de, pe­ro hi­zo dos o tres co­sas bár­ba­ras... Ten­go va­rias anéc­do­tas con ju­ga­do­res vie­jos. Una vez, el que era mi sue­gro, me di­jo: “Acá, a unas cua­dras, va a ju­gar Er­min­do One­ga”. Yo te­nía 16 años, estaba no­viando con Clau­dia. Lo fui a ver y era tan dis­tin­to Er­min­do, ju­gan­do, to­can­do, pe­gán­do­le a la pe­lo­ta. Yo de­cía: “¡Mi­rá qué di­fe­ren­cia, có­mo me gus­ta­ría ser co­mo Er­min­do!”. Ter­mi­nó el par­ti­do y me acer­qué a sa­lu­dar­lo.

22 ¿Quién es Die­go Ma­ra­do­na? Un ti­po que es­tá pe­lean­do la vi­da to­dos los días, que apren­dió a ser fe­liz día a día. Mis ne­nas me en­se­ña­ron que me ten­go que le­van­tar to­das las ma­ña­nas y es­tar con ellas. Las veo siem­pre, y si no pue­do las lla­mo y tam­bién nos man­da­mos men­sa­jes de tex­to. La chi­qui­ta, cuan­do yo es­ta­ba ca­si muer­to, la úl­ti­ma vez, me di­jo: “Pa­pá, te­nés que vi­vir pa­ra mí”. Y eso me lo hi­ce car­ne, vis­te, o sea me le­van­to to­dos los días pen­san­do en eso, no me lo pue­do sa­car de la ca­be­za.

Postal de los 70, en su habitación de La Paternal: ventilador Yelmo, cubrecamas Palette y calcomanía yanqui con Pelé y todo.

23 Ha­blan­do de Gia­nin­na, ¿le pre­gun­tas­te si pa­só al­go con el Kun? Me con­tó que lo en­con­tró en Sun­set, pe­ro ya se co­no­cían de an­tes.

24 Si lo te­nés a Agüe­ro ade­lan­te, ¿qué le de­cís? Que sea fe­liz con la per­so­na que es­té al la­do de él.

25 Uno ima­gi­na al hi­jo de una Ma­ra­do­na con un Agüe­ro, y el re­sul­ta­do pue­de ser una bom­ba... ¡Pa­rá, te es­tás pa­re­cien­do a Rial, che! Lo que di­go es que yo, vién­do­la fe­liz a mi hi­ja, es­tá to­do bien. Uno di­ce que es ce­lo­so, que le va a cor­tar la ca­be­za al no­vio y esas co­sas, pe­ro es to­do pa­ra con­ven­cer­se a uno mis­mo...

26 ¿Es­tá en tus pla­nes te­ner más hi­jos? No.

27 ¿Te ves abue­lo? Siiiii, por su­pues­to, me veo un gran abue­lo. Las ne­nas to­da­vía no me dan nin­gún sín­to­ma, pe­ro tie­nen 20 y 18 años.

28 ¿Por qué des­de 1986 Ar­gen­ti­na no vol­vió a ga­nar un Mun­dial y ni si­quie­ra lle­ga a una se­mi­fi­nal des­de 1990? ¿Cul­pa tu­ya? ¿Cul­pa mía? Pa­rá. Yo creo que en la Se­lec­ción fal­ta al­go aden­tro, un re­vul­si­vo en el ves­tua­rio, co­mo di­cen los es­pa­ño­les. Es lo que veo, la Se­lec­ción ne­ce­si­ta un po­co de re­bel­día, al­guien que le dé otro sen­ti­do, otro to­no.

Es mía. Algo hizo el Diez para poder abrazar la Copa en México 86. Inigualable.

29 ¿Có­mo se con­si­gue? No sé, no es­toy aden­tro pa­ra en­ten­der­lo. Me en­can­ta­ría es­tar­lo.

30 Ma­ña­na es la fi­nal del Mun­dial, ¿có­mo for­ma­ría tu Se­lec­ción? Es di­fí­cil, yo ju­ga­ría con Cres­po, tam­bién me­te­ría a Te­vez, a Mes­si ti­ra­do atrás, a Ri­quel­me. Tam­po­co fal­ta­rían Agüe­ro, Ga­go, Mas­che­ra­no y Aya­la. La ver­dad que és­ta es una ca­ma­da lin­da de ju­ga­do­res pa­ra aga­rrar, yo es­ta­ba muy ilu­sio­na­do des­pués del úl­ti­mo Mun­dial, pe­ro la rea­li­dad es que hay un téc­ni­co y se da­rá cuan­do se ten­ga que dar.

31 ¿Por qué di­jis­te que te abu­rría la Se­lec­ción? Cuan­do ha­blo de la Se­lec­ción, a los úni­cos que no les quie­ro fal­tar el res­pe­to es a los ju­ga­do­res. Ellos lo sa­ben, por­que lo char­lé con Lio, con Car­li­tos, con Ro­mán. Es­pe­ro mu­cho más de es­te equi­po. En el arran­que de las eli­mi­na­to­rias (la no­ta se hi­zo an­tes del par­ti­do con Bo­li­via) me abu­rrí. Ju­ga­mos con­tra Chi­le y pa­re­cía que ve­nía Bra­sil del 70, co­mo si Biel­sa pu­die­ra cam­biar­les la men­ta­li­dad a sus ju­ga­do­res en un mes. Con Ve­ne­zue­la lo mis­mo, y nos que­da­mos con el to­que fá­cil pa­ra el cos­ta­do.

32 ¿Quié­nes es hoy el me­jor ju­ga­dor ar­gen­ti­no? Mes­si, sin nin­gu­na du­da. Lo si­guen en el po­dio Agüe­ro y Ri­quel­me.

 

Mundial 2010. Maradona dirigió a Messi.
 

33 ¿Y quién es el me­jor del mun­do? En­tre Ro­nal­din­ho y Mes­si, pue­de acer­car­se Roo­ney.

34 ¿Ka­ká? A Ka­ká lo pon­go en el pe­lo­tón, no lo des­ta­co tan­to, lo veo más atrás.

35 ¿Mes­si po­drá al­can­zar­te? Si es pa­ra el bien del fút­bol ar­gen­ti­no, que me pa­se.

36 ¿Qué fue lo pri­me­ro que sen­tis­te ape­nas vis­te el gol de Mes­si al Ge­ta­fe? No tie­ne na­da que ver con el mío.

37 Las cir­cuns­tan­cias no, pe­ro las ju­ga­das fue­ron pa­re­ci­das, Die­go... No, no, de­já, no tie­nen na­da que ver. De esos go­les, en los en­tre­na­mien­tos, yo hi­ce mi­llo­nes, pe­ro no es­tán gra­ba­dos. No me jo­dás. Si va­mos a ha­blar en se­rio en es­ta no­ta, no me ha­gás de­cir co­sas...

 

El mejor gol de la historia de los mundiales.
 

38 El me­jor ju­ga­dor que vis­te en tu vi­da. Es­tá en­tre Ro­ma­rio y Van Bas­ten.

39 ¿Quién te gus­ta­ría que fue­ra hoy el DT de la Se­lec­ción? Die­go Ma­ra­do­na. El pom­pón mío, que es Gia­nin­na, me lo pi­de to­dos los días. Es quien más me lo re­cuer­da; Dal­ma es­tá un po­co más ale­ja­da y ya ti­ró la toa­lla, pe­ro Gia­nin­na, ca­da vez que hay un par­ti­do, me di­ce: “Pa­pá, ¿por qué no es­tás vos?”. Y no sé, yo no pue­do obli­gar a na­die.

40 ¿Te la lle­ga­ron a ofre­cer for­mal­men­te al­gu­na vez? Te ju­ro por mis dos hi­jas (se ha­ce la cruz con los de­dos so­bre la bo­ca): fue an­tes del par­ti­do con Ale­ma­nia, en el úl­ti­mo Mun­dial. Ca­ra a ca­ra, en per­so­na, Gron­do­na me di­jo: “Die­go, el pró­xi­mo sos vos”. Es­ta­ban Clau­dia y la mu­jer de Gron­do­na co­mo tes­ti­gos. Des­pués no se dio, no sé por qué.

41 ¿Qué sig­ni­fi­ca pa­ra vos el show­bol? Es un vol­ver a vi­vir den­tro del fút­bol, por­que de­cir que uno “fue” co­mo ju­ga­dor es ol­vi­dar­se de los mo­men­tos lin­dos que vi­vió. Y uno no se pue­de ol­vi­dar ja­más de lo que fue el fút­bol.

42 ¿Có­mo se ar­mó? La idea vie­ne de los bra­si­le­ños, que nos ofre­cie­ron ju­gar, nos die­ron un CD con un par­ti­do y nos gus­tó. Reu­ni­mos a los mu­cha­chos que te­nía­mos y fui­mos a ha­cer una prue­ba a Bra­sil. Ellos es­ta­ban acos­tum­bra­dos a ju­gar con la pa­red, no­so­tros na­da, y el pri­mer tiem­po fue 4-0 aba­jo. Al fi­nal ga­na­mos 8-4. No­so­tros ni nos ha­bía­mos con­cen­tra­do, ju­ga­mos re­la­ja­dos, pe­ro los bra­si­le­ños nos hi­cie­ron en­ten­der que era por los pun­tos y nos ca­yó la fi­cha de que de­fen­día­mos la ca­mi­se­ta ar­gen­ti­na. Esa no­che, otra vez vol­vi­mos a sen­tir el fue­go que nos co­rrió du­ran­te to­da la vi­da.

43 ¿Jue­gan en el in­te­rior del país por al­gún mo­ti­vo en es­pe­cial? Es otro de los pun­ta­les del show­bol. En la Ca­pi­tal te cru­zás con Pa­ler­mo, Or­te­gui­ta o cual­quie­ra en la ca­lle, pe­ro pa­ra la gen­te del in­te­rior na­da que ver. Ir a Ba­hía, Men­do­za o Pa­ra­ná y que la gen­te lle­ne la puer­ta del ho­tel pa­ra ver­nos nos enor­gu­lle­ce. Yo soy hi­jo de co­rren­ti­nos y sé lo que es el pro­vin­cia­no, có­mo sien­te, es otro tra­to, otra tran­qui­li­dad.

44 El rit­mo de jue­go es muy in­ten­so, ¿no te preo­cu­pa tu sa­lud? El doc­tor Ca­he me ha­ce aná­li­sis de san­gre ca­da mes. En el úl­ti­mo me sa­lió ba­jo el po­ta­sio, en­ton­ces me dio po­ta­sio. Es­toy muy con­tro­la­do.

45 ¿Có­mo em­pe­zó tu re­la­ción con Man­cu­so? A Man­cu lo co­noz­co de la Se­lec­ción y se­gui­mos siem­pre li­ga­dos, nos reu­ni­mos pa­ra ha­cer es­to del show­bol y me­ti­mos gen­te del ri­ñón nues­tro. Acá no te­ne­mos ca­mi­se­ta, no es ni Ri­ver ni Bo­ca ni San Lo­ren­zo, el úni­co re­qui­si­to pa­ra es­tar en el equi­po es ser bue­na gen­te. No hay na­die que no sea bue­na gen­te.

46 ¿Ra­món Díaz o Bian­chi co­mo DT? Los dos son ca­pa­ces de en­tre­nar a cual­quier equi­po, lo han de­mos­tra­do.

47 De los jó­ve­nes, ¿Cag­na, Si­meo­ne o Mo­ha­med? Si­meo­ne les lle­va una luz a to­dos. El Cho­lo tie­ne un po­co más de em­pu­je, pe­ro Cag­na y el Tur­qui­to son muy bue­nos pro­yec­tos.

48 ¿Al Cho­lo lo ves co­mo el fu­tu­ro téc­ni­co de la Se­lec­ción? No.

49 ¿A La Vol­pe en Bo­ca le hi­cie­ron la ca­ma los ju­ga­do­res? Noooo, La Vol­pe no ga­nó los par­ti­dos que te­nía que ga­nar y por eso se fue.

50 ¿Quién te gus­ta­ría que fue­ra el pró­xi­mo DT de Bo­ca? Rus­so, no hay otro pa­ra di­ri­gir a Bo­ca. Me pa­re­ció de­sa­cer­ta­do, aun­que lo res­pe­to mu­cho, que Di­gón es­té pro­mo­vien­do a Bian­chi en me­dio de un cam­peo­na­to.

51 ¿Có­mo lo ves a Bo­ca en Ja­pón? Bien, con chan­ces. To­dos ha­blan del Mi­lan, pe­ro el Mi­lan es ka­káde­pen­dien­te. No le ten­go mie­do al Mi­lan, yo quie­ro que Bo­ca lle­gue bien fí­si­ca­men­te, que no se des­gas­te tan­to en el cam­peo­na­to.

Posando con la camiseta de Boca, en otra vereda, Mario Kempes, con la de River.

52 ¿A quién vo­tás en una en­cues­ta de los má­xi­mos ído­los de la his­to­ria de Bo­ca? A Ro­ji­tas, Giun­ta, Per­nía, Mar­zo­li­ni, el Lo­co Gat­ti, Ri­quel­me, Sche­lot­to, Pa­ler­mo... A Rat­tín no.

53 ¿Y Ma­ra­do­na? Ven­go pe­leán­do­la ahí, pe­ro yo no me me­to nun­ca...

54 Te me­te­mos no­so­tros. (Si­len­cio, es­pe­ra unos se­gun­dos) Me­te­me co­mo pri­me­ro, en­ton­ces (ri­sas).

55 ¿Có­mo es­tás con Bian­chi? Nun­ca lo elo­gias­te de­ma­sia­do a pe­sar de ser el DT más ga­na­dor de la his­to­ria de Bo­ca. Yo le agra­dez­co con el al­ma a Bian­chi los tí­tu­los pe­ro es­tá con Cop­po­la, y él sa­be que si va al cum­plea­ños de Cop­po­la es­tá en mi con­tra.

56 Se es­tán aho­gan­do Ha­ve­lan­ge, Cop­po­la y Co­de­sal, y vos es­tás en un bar­co con un so­lo sal­va­vi­das. Que se mue­ran los tres, no les ti­ro el sal­va­vi­das a nin­gu­no. Yo no per­do­no.

57 ¿En qué te fa­lló Cop­po­la? En to­do, me ca­gó en to­do. Me sa­có la pla­ta de mis hi­jas.

En la década del 90, Coppola y Maradona vivieron momentos inolvidables, con el tiempo, la relación se rompió.

58 Cuan­do te aga­rras­te a pi­ñas con Bi­lar­do, en el Se­vi­lla, ¿qué di­je­ron las tar­je­tas del ju­ra­do? Que ga­né yo.

59 ¿Por no­caut o por pun­tos? Por pun­tos, por­que se me­tió Clau­dia. Pe­ro ya lo acla­ra­mos con Car­los y que­dó to­do bien. Igual, cons­te que te­nía ra­zón yo: le ha­bía pre­gun­ta­do si ju­ga­ba o no, él me con­tes­tó que sí y me pi­dió que me in­fil­tra­ra. Me in­fil­tré y des­pués me sa­có a los diez mi­nu­tos, ¿có­mo no me iba a ca­len­tar?

60 ¿Te hu­bie­ra gus­ta­do ser aho­ra DT del Sub-20? No.

61 ¿Quién fue el peor DT que tu­vis­te? Ot­ta­vio Bian­chi, en el Na­po­li. No sa­bía na­da y te­nía un equi­pa­zo. Era una co­sa la­men­ta­ble.

62 ¿Ha­bía un ri­val al que no que­rías en­fren­tar? Uno que en la no­che an­te­rior de­cías: “Uh, es­te ti­po otra vez, no...” Sí, a Pie­tro Vier­cho­wod, uno que era mi­tad ta­no y mi­tad ru­so. Fí­si­ca­men­te era un ani­mal, te­nía mús­cu­los has­ta en las ce­jas. Ju­ga­ba en la Samp­do­ria, tam­bién en la se­lec­ción de Ita­lia, lo mar­có a Borg­hi en Mé­xi­co 86. Era fá­cil pa­sar­lo, pe­ro cuan­do lo pa­sa­bas y le­van­ta­bas la ca­be­za, es­ta­ba otra vez. Yo lo ha­cía pa­sar de lar­go 2 o 3 ve­ces y a la cuar­ta vez te­nía que pa­sar la bo­la por­que ya me can­sa­ba de ver­lo.

63 De to­das las can­cio­nes, poe­sías y ofren­das en ge­ne­ral, ¿cuál es la que más te gus­ta? La can­ción de Ro­dri­go me pa­re­ce la más lin­da de to­das. Hay un pro­yec­to de jun­tar en un CD to­das las can­cio­nes que me hi­cie­ron y que yo las can­te. Me pa­re­ce fan­tás­ti­co.

64 Su­pon­go que can­ta­rás me­jor que Te­vez... Yo can­to.

65 Vas en au­to y cru­za Rug­ge­ri por la ca­lle, ¿le to­cás bo­ci­na? Lo ig­no­ro.

66 ¿Por qué te pe­leas­te con él? Por­que qui­so ser el ejem­plo, y de nin­gu­na ma­ne­ra Rug­ge­ri es ejem­plo. Le qui­so de­cir a mis hi­jas quién era yo, por eso le res­pon­dí y le voy a res­pon­der. Es otro que es­tá con Cop­po­la. Es un trai­dor. Lo co­noz­co bien a Rug­ge­ri.

67 ¿Vos ima­gi­na­bas, an­tes de em­pe­zar la fi­nal con Ale­ma­nia en el 90, que Co­de­sal los iba a bom­bear? Sí, por­que Gron­do­na me aga­rra en la du­cha, un día an­tes de la fi­nal, cuan­do hi­ci­mos el re­co­no­ci­mien­to de cam­po en Ro­ma, y me di­ce: “Es­tá di­fí­cil ma­ña­na, eh”. Yo le pre­gun­té: “¿Qué quie­re de­cir, Ju­lio?”. Y él: “No, na­da más, Die­go...”

Antes de la final del mundo de Italia 1990 el himno argentino es silbado en el estadio Olímpico. Argentina venía de derrotar sorpresivamente a la selección local por penales. El capitán Maradona levanta el puño, a su lado Goycochea, Simón y Serrizuela.

68 ¿Y por qué creés que los bom­beó? Por­que es­ta­ba to­do ar­ma­do. No­so­tros le ca­ga­mos a Ma­ta­rre­se (An­to­nio, in­te­gran­te del Co­mi­té Or­ga­ni­za­dor del Mun­dial) y a Ita­lia una fi­nal pues­ta con la ma­no, que era Ita­lia-Ale­ma­nia. Ya es­ta­ba to­do el ne­go­cio, le ca­ga­mos 180 mi­llar­di (mi­llo­nes) al en­te que ha­cía el Mun­dial, le ca­ga­mos la ban­de­ra, le ca­ga­mos la bo­ci­na, le ca­ga­mos el fes­te­jo, la te­le­vi­sión, les hi­ci­mos un de­sas­tre to­tal. Y nos te­nían que pa­sar la fac­tu­ra.

69 ¿Qué fue lo pri­me­ro que pen­sas­te ape­nas vis­te en­trar a la en­fer­me­ra en USA 94, des­pués del 2-1 a Ni­ge­ria? No se me cru­zó na­da. Yo ten­dría que ha­ber sa­li­do en ese par­ti­do, le ha­bía pe­di­do el cam­bio al Co­co, pe­ro él me pi­dió que es­pe­ra­ra, que aguan­ta­ra la pe­lo­ta arri­ba por­que se nos ve­nía Ni­ge­ria. Las úl­ti­mas 2 o 3 ju­ga­das las hi­ce prác­ti­ca­men­te en ap­nea, no me en­tra­ba ai­re por nin­gún la­do. Des­pués sa­lí, se equi­vo­ca­ron con el re­me­dio, el fa­mo­so co­so que me da­ba Ce­rri­ni y fui en ca­na. ¿Qué voy a ha­cer? Ya es­tá.

70 ¿A quién se le es­ca­pó la tor­tu­ga: a vos, a Ba­si­le, al mé­di­co, a Ce­rri­ni o a Gron­do­na? El pri­mer cul­pa­ble soy yo y asu­mo to­do lo que ven­ga, pe­ro en rea­li­dad al que se le es­ca­pa la tor­tu­ga es a Ce­rri­ni y a Mar­cos Fran­chi, que eran los dos que ma­ne­ja­ban la co­sa.

71 ¿En el re­pe­cha­je, con­tra Aus­tra­lia, no hu­bo an­ti­do­ping, no? No hu­bo ni allá ni acá.

 

Repechaje para el Mundial 94, frente a Australia.
 

72 ¿Eso fue una ma­ne­ra de de­cir­te: “To­má lo que quie­ras que no te va­mos a jo­der, te ne­ce­si­ta­mos en el Mun­dial por­que se nos cae el ne­go­cio”? Yo no mien­to, her­ma­no, por es­tas dos (se se­ña­la el ta­tua­je de sus bra­zos), que no las vea más. Pa­ra mí es­ta­ba to­do arre­gla­do. ¿Por qué no hu­bo an­ti­do­ping con Aus­tra­lia? ¿No se acuer­dan de que sa­li­mos to­dos des­nu­dos por Ca­nal 9, que el Co­lo­ra­do Mac Allis­ter sa­lió en bo­las con Ro­may, y Ro­may no sa­bía si es­tá­ba­mos ju­gan­do fút­bol o rugby? ¡Va­mos, vie­jo!

73 ¿Te lle­gó al­gu­na vez la ver­sión de que Ba­si­le no te que­ría en ese equi­po y no le que­dó otra que lla­mar­te por los cin­co go­les de Co­lom­bia? Pue­de ser que no me ha­ya que­ri­do, pe­ro la pe­lo­ta ha­ce cam­biar de pa­re­cer a mu­chos. Apar­te yo de­fen­día la ca­mi­se­ta ar­gen­ti­na co­mo nin­gu­no y Ba­si­le que­ría lo me­jor pa­ra la Se­lec­ción. Yo le ser­vía tan­to aden­tro co­mo afue­ra de la can­cha.

74 ¿Por qué te eno­jas­te con Ba­si­le? Se ol­vi­dó de los có­di­gos, na­da más. Sa­bien­do que yo le fui de fren­te, él se fue de va­ca­cio­nes con Cop­po­la, me pa­re­ce una fal­ta de res­pe­to. Pe­ro bue­no, es gran­de, es­tá va­cu­na­do, tie­ne to­dos los do­cu­men­tos en re­gla. El ha­rá su vi­da y yo la mía, ca­da uno por su la­do.

75 Tu día más fe­liz y tu día más tris­te en el fút­bol. Los más fe­li­ces fue­ron cuan­do sa­lí cam­peón del mun­do con la Se­lec­ción, con Na­po­li, con Bo­ca, con el ju­ve­nil. Y el más tris­te cuan­do me cor­ta­ron las pier­nas en USA 94, por­que era el úl­ti­mo Mun­dial y por­que íba­mos a ser los cam­peo­nes del mun­do. Cuan­do des­pués de ese Mun­dial me los cru­cé a Ro­ma­rio y a Be­be­to, los dos me di­je­ron lo mis­mo: “Cuan­do vi­mos que le re­mon­ta­ban el par­ti­do a Ni­ge­ria, nos di­mos cuen­ta de que ten­dría­mos que ju­gar la fi­nal con­tra us­te­des”.

Maradona es llevado al control antidopaje tras jugar ante Nigeria.

76 El me­jor par­ti­do de tu vi­da. Con­tra Uru­guay, en Pue­bla, por el Mun­dial 86. Ese día en que me anu­la­ron el gol, por plan­cha. Cla­ro, era ita­lia­no el ár­bi­tro. Ese día ju­gué me­jor que con­tra In­gla­te­rra, las ga­né to­das, to­das.

77 ¿Gron­do­na hi­zo más co­sas bue­nas que ma­las pa­ra el fút­bol ar­gen­ti­no o al re­vés? Es­tan­do tan­tos años en un si­llón co­mo el de la AFA ha­brá he­cho co­sas bue­nas.

78 ¿Qué ha­rías hoy si fue­ras el pre­si­den­te de la FI­FA? Le da­ría mu­cha más im­por­tan­cia a los ju­ga­do­res pa­ra que es­tén más cu­bier­tos fut­bo­lís­ti­ca­men­te. Ha­ría ca­len­da­rios pa­ra que rin­dan más y se vean me­jo­res es­pec­tá­cu­los. Si los de rugby ha­cen un Mun­dial de 45 días, ¿por qué los de fút­bol son de 30?

79 ¿Qué le re­co­men­da­rías a Ri­quel­me? Me gus­ta­ría que jue­gue, yo voy a de­fen­der siem­pre a Ri­quel­me, no sé cuál es el pro­ble­ma con es­te chi­le­no, si tie­ne la mens­trua­ción o qué, no lo en­tien­do. Ri­quel­me no es un ju­ga­dor po­lé­mi­co pa­ra de­cir: “No lo pon­go por­que se por­tó mal o ha­ce ca­ma­ri­lla o es jo­di­do”. No es así. Lo co­noz­co bien a Ro­mán.

80 De­fi­ní a Pas­sa­re­lla. Un buen téc­ni­co.

81 ¿Co­mo per­so­na? No lo ter­mi­né de co­no­cer.

82 ¿Por qué se pe­lea­ron? To­da­vía no en­ten­dí por qué fue la pe­lea, creo que te­ne­mos una char­la pen­dien­te y me gus­ta­ría ha­blar de eso, en­tre otras co­sas.

1.11.81. River 2 - Boca 2. Doblete de Diego y expulsión para el Kaiser.

83 ¿Por qué no lo hi­cis­te, si di­jis­te que te­nías ga­nas? ¿No te da pa­ra lla­mar­lo? Yo le­van­té el te­lé­fo­no pa­ra lla­mar­lo cuan­do le pa­só lo del hi­jo, le de­jé men­sa­jes a los te­lé­fo­nos que me die­ron, nun­ca tu­ve res­pues­tas y bue­no, ca­da uno es co­mo es, yo no voy a in­sis­tir.

84 ¿Ra­món Díaz no fue al Mun­dial 86 ni al 90 por­que es­ta­ba mal con vos? A mí no me in­co­mo­da­ba. En la épo­ca de Me­not­ti yo me en­ten­día bien con Ra­món, el pro­ble­ma es que él es­ta­ba del la­do de Pas­sa­re­lla. Yo me lo ban­qué a Pas­sa­re­lla, me lo hu­bie­se ban­ca­do a Ra­món, me ban­qué a Bu­rru­cha­ga, a Rug­ge­ri, me ban­qué a un mon­tón, no ha­bía pro­ble­mas.

85 Por ahí Bi­lar­do no qui­so in­co­mo­dar­te. No creo, y te voy a de­cir una co­sa: Bi­lar­do, en el 90, no lle­va­ba a Ca­nig­gia. Yo lo pa­ré y le di­je: “En­ton­ces bo­rrá a dos”. El Na­ri­gón no en­ten­día: “¿Có­mo?” (ha­ce el ges­to de ajus­tar­se la cor­ba­ta). “Bo­rrá a dos: Ma­ra­do­na y Ca­nig­gia”, le pe­dí: “Ah, no, no, pa­rá, pa­rá”.

86 ¿Es cier­to que en un Na­po­li-Ave­lli­no, Ra­món te man­dó a ti­rar sal? Sí, me man­dó al ma­sa­jis­ta a ti­rar­me sal en los bo­ti­nes an­tes de em­pe­zar. ¿Sa­bés la pa­ta­da en el or­to que le di al ma­sa­jis­ta? Le me­tí el bo­tín bien en el or­to. Y al Pe­la­do lo man­dé a la con­cha de su ma­dre, por­que ésa es de él, lo co­noz­co.

87 ¿No vol­vis­te nun­ca más a ha­blar con Ra­món? Con él no. Ha­blé va­rias ve­ces con el hi­jo, que es na­po­li­ta­no, ten­go bue­na on­da con él.

88 ¿Có­mo vi­vis­te el Mun­dial 78? Vi un par de par­ti­dos en la can­cha, me in­vi­ta­ron con­tra Ita­lia y fui con mi her­ma­no. Tam­bién es­tu­ve en la fi­nal con Ho­lan­da.

89 ¿Por aden­tro es­ta­bas con­ten­to por los éxi­tos o pu­tea­bas por­que te ha­bías que­da­do afue­ra? Me pu­se con­ten­to por los mu­cha­chos, por el fút­bol ar­gen­ti­no, pe­ro yo sa­bía que te­nía que es­tar, yo vo­la­ba en ese mo­men­to. Si vol­ví con Ar­gen­ti­nos y le ga­na­mos a Cha­ca­ri­ta 5-3 y me­tí tres go­les. Igual sa­lí a fes­te­jar al Obe­lis­co co­mo to­dos, pe­ro yo es­ta­ba con­ven­ci­do de que es­ta­ba pa­ra ju­gar ese Mun­dial.

90 Un pe­rio­dis­ta. Hu­bo muy bue­nos pe­rio­dis­tas, me pa­re­ce que Víc­tor Hu­go es una per­so­na ex­cep­cio­nal. Al­gu­na vez ha­bla­mos de su re­la­to de mi se­gun­do gol a In­gla­te­rra y lo fe­li­ci­té. Has­ta el día de hoy me con­mue­ve cuan­do al­gún pi­be me di­ce que tie­ne el ringto­ne con el re­la­to de Víc­tor Hu­go del gol a In­gla­te­rra. Es una de las co­sas que me emo­cio­nan.

91 ¡¿Vos le agra­de­cis­te a Víc­tor Hu­go por el re­la­to?! ¿Y él que te con­tes­tó: “Gra­cia' a vo' pi­be, por la ju­ga­di­ta”? Sí, sí (ri­sas), en rea­li­dad Víc­tor Hu­go lle­gó a Ar­gen­ti­na en el 81 cuan­do yo pa­sé a Bo­ca y es co­mo que le di la bien­ve­ni­da al fút­bol ar­gen­ti­no. Es un hom­bre al que ad­mi­ro mu­cho.

92 ¿Sa­bés de dón­de vie­ne la fra­se “ba­rri­le­te cós­mi­co” del re­la­to de ese gol? Sí, por una de­cla­ra­ción pre­via de Me­not­ti so­bre mí, que era un ba­rri­le­te o al­go así... No, no, yo me ha­go el bo­lu­do pe­ro no soy tan bo­lu­do (ri­sas).

César Luis Menotti dejó afuera de los convocados a Maradona para el Mundial 1978.

93 ¿Por qué des­pués del éxi­to de “La No­che del Diez” no se­guis­te con la te­le? El pro­yec­to es ha­cer­lo por las pro­vin­cias y lle­var a los in­vi­ta­dos que no pu­die­ron ve­nir la vez pa­sa­da, pe­ro la ver­dad es que fue mu­cho es­trés, no es fá­cil.

94 ¿Vos, que te ban­cas­te to­das las pre­sio­nes en to­das las can­chas, te es­tre­sas­te por un pro­gra­ma? Sí, por­que era en vi­vo y ha­bía que dar la ca­ra. En el vi­vo te im­po­nen co­sa por co­sa, me hu­bie­ra gus­ta­do ha­cer­lo a mi ma­ne­ra.

95 ¿Qué co­més to­dos los días? ¿Te­nés mu­chas co­sas pro­hi­bi­das? Ten­go una die­ta pe­ro tam­po­co es que de­jo de co­mer lo que quie­ro. Ya no es­toy a pu­re­ci­to co­mo en otro mo­men­to.

96 ¿Cuán­tas ve­ces por se­ma­na ha­blás con tus vie­jos? La ca­sa de mis hi­jas que­da a diez cua­dras de la de mis vie­jos, así que pa­so por las dos. Vi­vo en Ezei­za y voy a De­vo­to to­dos los días... Pe­ro De­vo­to del la­do de afue­ra, eh.

Dos gotas de agua, evidencia de la genética, padre e hijo en la Bombonera.

97 ¿Qué te di­je­ron tus vie­jos ca­da vez que es­tu­vis­te cer­ca de ir a ju­gar pi­ca­dos con el Bar­ba? Se preo­cu­pa­ron, co­mo to­do pa­dre. Me pi­den que me cui­de, co­mo yo les di­go a mis hi­jas tam­bién. Pue­de ser una guía co­mo yo pue­do ser una guía pa­ra mis hi­jas, pe­ro des­pués de­ci­de ca­da uno.

 

Con Doña Tota, su mamá.
 

98 “Lle­gó el mo­men­to de de­jar­me de hin­char las pe­lo­tas y que­rer­me un po­qui­to más”, ad­mi­tis­te ha­ce seis me­ses, cuan­do sa­lis­te de la úl­ti­ma. ¿Es­tás cum­plien­do? Sí, to­dos los días.

99 El doc­tor Ca­he di­jo, tam­bién en la úl­ti­ma, que en tu ca­so mue­ren 8 de ca­da 10, ¿sos un mi­la­gro no só­lo fut­bo­lís­ti­co si­no tam­bién mé­di­co? Ojo que Ca­he tam­bién di­ce mu­chas bo­lu­de­ces, de ver­dad, así que no le lle­ven mu­cho el apun­te.

100 Ha­ce 15 años, ¿pen­sa­bas que ibas a lle­gar a los 47? Sí, qui­zás no tan bien co­mo es­toy hoy, pe­ro sí.

101 Al­gu­nos “ami­gos” tu­yos ase­gu­ra­ban que no lle­ga­bas a los 40. Y, bue­no, les ga­né.

102 De to­das las ve­ces que co­que­teas­te con la muer­te, ¿en cuál te asus­tas­te más? En la úl­ti­ma, por­que to­qué fon­do. Ahí fue cuan­do Gia­nin­na me pi­dió que vi­vie­ra pa­ra ella. Me lo con­tó Dal­ma, por­que yo es­ta­ba muer­to, no la es­cu­cha­ba, só­lo veía os­cu­ri­dad, me veía pa­ra mis aden­tros y no po­día reac­cio­nar.

103 ¿Te­vez o Ri­quel­me? Te­vez, por la vi­lla.

104 Bue­no, Ri­quel­me tam­po­co na­ció en Re­co­le­ta. Pe­ro Ri­quel­me es más fi­no, vis­te. Te­vez es más vi­lle­ro co­mo yo.

105 Sin­ce­ra­men­te, ¿te gus­ta­ría ser DT o no te ves yen­do to­dos los días a en­tre­nar a un equi­po? No, no, pa­rá que en la Se­lec­ción Ar­gen­ti­na, Ba­si­le no va to­dos los días, pa­rá.

 

Maradona DT de la Selección en el Mundial de Sudáfrica 2010.
 

106 ¿Pe­ro te ban­ca­rías el tra­que­teo del día a día? Sí, si es al­go que me tie­ne ale­gre, sí, que se pue­da dis­fru­tar de un en­tre­na­mien­to.

107 ¿Cuál fue tu ma­yor lo­gro en el fút­bol? Ha­ber lle­ga­do a ves­tir la ca­mi­se­ta ar­gen­ti­na y de­fen­der­la co­mo la de­fen­dí siem­pre: en mun­dia­les, en eli­mi­na­to­rias, amis­to­sos. Siem­pre.

108 ¿Y el ma­yor mi­la­gro fue ha­ber sa­ca­do cam­peón al Na­po­li? Sí, pue­de ser (ri­sas), y tam­bién ha­ber­me sal­va­do del des­cen­so con Ar­gen­ti­nos Ju­niors.

 

Bertoni, Passarella y Maradona, tres argentinos en el Calcio.
 

109 De to­dos los po­si­bles su­ce­so­res de Ma­ra­do­na, ¿quién creés que es el que más se acer­có? Pon­gá­mos­lo a Mes­si, da­le, ha­ga­mos ese jue­go.

110 El Mun­dial 86 lo ga­na­ba cual­quie­ra de los ocho fi­na­lis­tas con Ma­ra­do­na. Ver­da­de­ro o fal­so. Yo era ar­gen­ti­no, soy ar­gen­ti­no y voy a mo­rir ar­gen­ti­no.

111 Ma­ra­do­na era hin­cha de In­de­pen­dien­te y des­pués cam­bió. Ver­da­de­ro o fal­so. Nun­ca fui hin­cha de In­de­pen­dien­te. Yo iba a ver la Co­pa Li­ber­ta­do­res con mi cu­ña­do, el Co­lo­ra­do, que me sa­ca­ba de Fio­ri­to y me lle­va­ba a la can­cha de In­de­pen­dien­te. Pa­ra mí, sa­lir de Fio­ri­to e ir a la can­cha de In­de­pen­dien­te era co­mo ir a Man­hat­tan (ri­sas). Ad­mi­ra­ba al Bo­cha, pe­ro hoy tam­bién lo ad­mi­ro y no por eso soy hin­cha de In­de­pen­dien­te.

112 A Ma­ra­do­na no le po­dés de­cir que no. Ver­da­de­ro o fal­so. Fal­so. Le di en la ca­be­za a Al­do Proiet­to cuan­do era di­rec­tor de El Grá­fi­co por­que pu­so eso del “si­die­guis­mo”. Pre­gun­ta­le a Proiet­to si no le me­tí con El Grá­fi­co en la ca­be­za en el ho­tel de Ita­lia. De­cía que mi her­ma­no ha­bía ju­ga­do en el Ju­ve­nil por ser mi her­ma­no, y el Tur­co la rom­pió. En­ton­ces le di en la ca­be­za con la re­vis­ta. Se me sa­lió la ca­de­na.

113 Ma­ra­do­na es una per­so­na lle­na de con­tra­dic­cio­nes. Ver­da­de­ro o fal­so. Fal­so. Soy co­mo to­do el mun­do.

114 Mun­dial 86, 2-1 a In­gla­te­rra, en­tras­te al ves­tua­rio, ¿en qué mo­men­to se te ocu­rrió la fra­se “la ma­no de Dios”? Es que no lo po­día man­dar al fren­te al re­fe­rí, nos es­ta­ba dan­do una ma­no gran­de...

 

La mano de Dios.
 

115 El re­fe­rí no la vio. El que lo te­nía que ver era el lí­nea, que me te­nía de fren­te. A pro­pó­si­to de eso, te voy a con­tar una anéc­do­ta. Ha­ce un tiem­po vi­no a ha­cer­me una no­ta Gary Li­ne­ker pa­ra la te­le­vi­sión in­gle­sa, le pre­pa­ré un asa­do en la ca­sa de mi ma­má y to­do. En un mo­men­to me di­ce: “¿No te pa­re­ce que vos les ro­bas­te a los in­gle­ses?”. Y yo le con­tes­té: “No, por­que no­so­tros ju­ga­mos así des­de chi­qui­tos, pa­ra no­so­tros es un jue­go, no es que pen­sa­mos que va­mos a ca­gar a al­guien a pro­pó­si­to”. En otro mo­men­to él me co­men­tó: “Los in­gle­ses no ro­ba­mos”. Ah no, fi­ja­te lo que le hi­zo McLa­ren a Fe­rra­ri, que le ro­bó la in­for­ma­ción. Aho­ra, a tra­vés de El Grá­fi­co, me gus­ta­ría de­cir­le a Li­ne­ker que ven­ga a ha­cer otro re­por­ta­je y me ha­ble de los in­gle­ses (ri­sas). Igual, to­do bien con Li­ne­ker, es­tá afi­lia­do a la Igle­sia Ma­ra­do­nia­na.

116 ¿Có­mo se te ocu­rrió la fra­se, te la so­pló al­guien? No, no, pa­ra na­da, pa­rá, a mí no me so­pla na­die las fra­ses; si­ no, no las di­go. Te­nía­mos con­fe­ren­cia de pren­sa ca­da cin­co mi­nu­tos y di­je “fue la ma­no de Dios”, no po­día de­cir “fue con la ma­no”, por­que era vol­ver atrás otra vez, por qué lo hi­cis­te, por qué no lo hi­cis­te, al re­fe­rí lo iban a san­cio­nar de por vi­da, era In­gla­te­rra, los ca­pos del fút­bol, era to­do pa­ra qui­lom­bo.

117 Lo del gol con la ma­no es una pi­car­día, ¿pe­ro con el bi­dón no se les fue la ma­no? Lo del bi­dón es al­go que se le ocu­rrió a Car­los y Car­los es así, ¿qué que­rés que te di­ga? No por na­da di­cen de las agu­jas de Zu­bel­día, di­cen que en esa épo­ca exis­tía el do­ping en el fút­bol ar­gen­ti­no, se di­je­ron un mon­tón de co­sas que no fue­ron pro­ba­das.

118 ¿No in­ten­tas­te fre­nar a Bi­lar­do con el bi­dón? No, pa­ra na­da, por­que no creí que Bran­co fue­ra a to­mar. ¿Qué que­rés que ha­ga, vie­jo? El que iba a to­mar era Olar­ti­coe­chea y le gri­té: “Noooooooo, Vas­co, nooooo”.

119 ¿Es muy jo­di­do ser Ma­ra­do­na? Es el pre­cio que hay que pa­gar por ser ar­gen­ti­no y vi­vir en un país de fút­bol. Por eso cuan­do vos te­nés que ele­gir las va­ca­cio­nes, hay que ir­se a paí­ses don­de no se jue­gue al fút­bol. Te­nés que ir a Tan­za­nia, si hoy en to­dos la­dos jue­gan al fút­bol. Yo una vez me fui a la Po­li­ne­sia con mi hi­ja, al mis­mo lu­gar don­de 25 años atrás no veían fút­bol, y lo pri­me­ro que me di­jo un por­tu­gués ape­nas lle­gué fue: “Ma­ña­na ha­ce­mos un par­ti­do”. Mi hi­ja le re­tru­có: “Pa­rá, por­tu­gués, mi pa­pá es mío, lo tra­je has­ta acá pa­ra te­ner­lo pa­ra mí”.

120 ¿Y a vos te jo­de ser Ma­ra­do­na? No, pa­ra na­da, es­toy tran­qui­lo.

121 ¿Te ge­ne­ra al­go que ha­ya una Igle­sia Ma­ra­do­nia­na o que un ti­po les pon­ga de nom­bres a sus hi­jas Ma­ra y Do­na o ya se ago­tó tu ca­pa­ci­dad de asom­bro? Me conmue­ven co­mo el pri­mer día, por su­pues­to que to­da­vía ten­go ca­pa­ci­dad de asom­bro. Por eso les man­dé un men­sa­je en vi­deo a los mu­cha­chos de la Igle­sia.

122 ¿Tus hi­jas tie­nen una vi­da tran­qui­la o las vuel­ven lo­cas por el ape­lli­do? Tie­nen una vi­da to­tal­men­te tran­qui­la, la gen­te en­tien­de que son mi hi­jas y que el que hi­zo los goles fui yo. Apar­te mis hi­jas se ma­ne­jan co­mo Gia­nin­na y Dal­ma, no co­mo Ma­ra­do­na.

123 ¿Sos una per­so­na me­lan­có­li­ca­? ¿Te da ca­da tan­to por sen­tar­te y ver par­ti­dos vie­jos? No, in­clu­so cuan­do ha­blan de mí, bien o mal, cam­bio. Tam­po­co me gus­ta cuan­do di­cen “ge­nio, maes­tro”, esas co­sas.

124 La úl­ti­ma: si pu­die­ras pe­dir tres de­seos. Que mis hi­jas sean fe­li­ces, ser téc­ni­co de la Se­lec­ción y que mi so­bri­no se cu­re.

 

 

Por Diego Borinsky (2007).

 


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