DIEGO MARADONA estaba feliz, envuelto en un toallón en un vestuario que sin saberlo había sido testigo del mejor gol de todos los Mundiales y de la Mano de Dios, un partido que quedaría en la historia, aunque ellos no lo sabían.
El grito unánime y cómo una promesa -que después se cumpliría- “¡Argentina va a salir campeón, Argentina va a salir campeón!” era la banda de sonido del vestuario.
En el día del futbolista argentino, FIFA publicó un recuerdo único y emocionante, como el mejor gol de todos los tiempos, cómo la mano de Dios.