LAS ENTREVISTAS DE EL GRÁFICO

Marcelo Gallardo 100x100

Por Redacción EG · 26 de marzo de 2024

En 2014, el Muñeco, que ya se había probado como entrenador en Uruguay, vaticinaba su futuro: “Algún día seré el técnico de River”. A 31 años de su debut en Primera División, recordamos esta entrevista con El Gráfico.


EN ESTADO, como si jugara, aunque se retiro hace tres años. A los 38 es DT: sacó campeón a Nacional en 2012 y se tomó un respiro. (Foto: Hernán Pepe)

ENTREVISTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN DE MARZO DE 2014

1Tengo unos mangos para apostar con mis amigos: ¿vas a ser el próximo técnico de River?

¡¿El próximo?!... Sé que lo voy a ser en algún momento, pero no sé cuándo.

2 ¿Es muy duro para alguien que vivió siempre del fútbol estar casi dos años sin hacer nada?

Antes que técnico o jugador, somos personas. Yo soy padre, soy esposo e hijo, entonces intento disfrutar momentos que no he podido disfrutar durante tantos años de carrera. Algo que aprendí es que cuando sos jugador de fútbol, pensás por vos y por nadie más, y tenés mucho tiempo de ocio, pero cuando sos entrenador ya no pensás por vos solo, sino por mucha otra gente, y entonces los tiempos de ocio pasan a ser casi nulos y los momentos que podés disfrutar fuera del fútbol pasan a ser muy pocos. Más si le metés el grado de pasión que requiere esta profesión, te consume demasiado ser entrenador, la dinámica te va llevando hasta meterte en un grado de locura y ahí es donde creo que tomé una buena decisión, la de parar.

3 No entiendo: ¿un solo año como entrenador te consumió tanto?

Cuando dejé de jugar tenía intenciones de hacer lo que estoy haciendo ahora: tomarme un tiempo, recuperar energías y cuestiones familiares, pero no lo pude hacer porque a los 10 días de regresar de Uruguay el presidente de Nacional y su gerente deportivo me vinieron a buscar para pedirme que sea el entrenador. Y vi como una buena posibilidad el hecho de comenzar en un club que conocía, que estructuralmente estaba bien, que tenía una dirigencia sensata, y lo más importante: que contaba con buenos jugadores. Conocía el plantel en su totalidad. Lo pensé unos días, pero apenas se fue el gerente de mi casa ya estaba preparándome para el nuevo desafío.

4 Ganaste el torneo en tu primer semestre y a los seis meses la final del Uruguayo, y te fuiste, es raro…

Decidí darle prioridad a otras cosas. Mi familia vivía en Buenos Aires, yo no había podido parar al final de mi carrera y entonces esta vez decidí no ser egoísta y darle prioridad a otras cosas. Sentí que fue un año lindo de laburo y redondeado con un campeonato, que es anecdótico, porque la experiencia en su totalidad fue la que me hizo corroborar que no estaba equivocado en haber elegido esta profesión. Fue un año muy intenso que se sumó a los casi 20 de carrera y entonces decidí parar.


5 ¿Cuándo supiste que serías entrenador?

La vocación se me despertó a los 28 años. A esa edad me comenzó a interesar mucho saber los porqués de las cosas y vivía preguntándoles a los técnicos y los profes.

6 ¿Quién fue el más generoso en ese sentido?

Lamentablemente no hay muchos entrenadores que se pongan a disposición porque creen que los estás cuestionando. A mí me encantaría que venga un jugador que dirijo y me pregunte por qué hacemos tal ejercicio o por qué creo que tenemos que jugar de determinada manera, me encantaría, porque es una manera de involucrarse. Pero muchos entrenadores lo ven como un ataque, no sé si por inseguridad, por eso no tuve tantos que se han puesto al servicio de mis inquietudes.

7 Rescatá a alguno.

Me hubiera gustado tener a Bielsa de más grande, con 29 o 30 años, porque lo tuve de más chico y, aun sin compartir ciertas formas, fue el tipo del que más aprendí. Ojo: tampoco era fácil acercarse a Bielsa porque imponía una relación distante, pero cuando se acercaba a hablar, aprendías. De Sabella también aprendí y fue generoso conmigo. Alejandro me hizo debutar en la Reserva de River con 15 años y siempre noté una gran predisposición al diálogo. Si bien tampoco era muy efusivo, teníamos una buena empatía: siempre se acercaba y me tiraba algo para hacerme pensar. Fueron los dos mejores que tuve.

8 ¿Cómo es el día a día de un técnico sin trabajo?

Llevo a mis tres hijos al colegio, los voy a buscar, los acompaño a fútbol, soy un padre presente. Me gusta jugar al tenis y al golf y lo hago dos veces por semana. Y miro mucho fútbol, por supuesto.

9 ¿No te complica tener tanto tiempo libre?

No, porque fue una decisión propia, y porque no tengo la necesidad de estar en el medio por estar. Volveré a dirigir cuando surja algún desafío que me despierte el deseo, algún proyecto con el que me sienta identificado.

10 Si hoy te llaman…

Me han llamado un par de veces en estos casi dos años, pero no me convencían las propuestas. Ahora me siento nuevamente con energía, tengo ganas. Mi prioridad es quedarme en el país, pero si se presenta algo del exterior, también lo evaluaré porque acá estamos viviendo con un nivel de histeria impresionante. Hay demasiada agresividad, la gente va a la cancha a desahogarse y no a disfrutar del espectáculo. Bah, del poco espectáculo que hay.

PRODUCCION previa a Francia 98, con el muñequito, prestándose al chiste por su apodo. (Foto: Fabián Mauri)
11 ¿Uruguay es más tranquilo?

Mucho más tranquilo. Se vive a otro ritmo, la gente es diferente, hay otro respeto, otra educación.

12 Definite como técnico, ¿quién fue tu mayor influencia?

Aprendí y tomé cosas de todos, pero no siento que haya una línea directa de uno en particular. Creo que la mayor influencia es mi forma de haber sentido el juego.

13 ¿El técnico debe saber más de fútbol o más de grupos?

Hay que saber un poco de todo, no puedo dar porcentajes. Para algunos técnicos, la cuestión principal pasa por el manejo de grupo, para otros por el mensaje, para otros por la personalidad y la forma de modificar un partido con los cambios. Para mí, lo más importante es tener sentido común, que no es fácil. Yo me dejo llevar mucho por la intuición y por la percepción. Soy muy observador, y me gusta escuchar. A mis dirigidos y a mi grupo de trabajo. Hay que tener ética, dar el ejemplo, y saber convencer a tus jugadores con el mensaje. Son las claves, para mí.

14 ¿Es cierto que no te gustaba jugar al fútbol de chico?

Es cierto en parte. En Merlo vivía enfrente de un potrero, y mi familia era muy futbolera. Yo acompañaba siempre a mi viejo a sus partidos. Lo primero que me regalaron fue una pelota, pero hasta los 8 o 9 años no se me había despertado el deseo y prefería remontar barriletes. Creo que influyó que una vez, con 6 años, mi primo me llevó a su club de baby a jugar un partido: me pegaron dos pelotazos en la cabeza, no entendía nada, iba a contramano del juego, y me sacaron a los cinco minutos. Seguro que a mi primo le dio mucha vergüenza. Recién dos años después, se me despertó la pasión por el fútbol y desde entonces no hice otra cosa que jugar a la pelota.

15 ¿Los pibes del potrero no te gritaban: “Maricón, dejá esos barriletes”?

No, no, porque yo era muy peleador de chico y enfrente de casa había piñas cada dos por tres. Me metía porque estaban mis amigos. Ahí te la aguantabas como podías. Esas vivencias me terminaron de forjar la personalidad.

16 ¿Pensabas que jugando a la pelota podías cambiar la situación económica de la familia?

¿Sabés que eso nunca se me pasó por la cabeza? Si bien somos de clase media baja, en mi casa éramos felices y no vivía esa necesidad. Mis viejos me acompañaron incondicionalmente siempre. Mi viejo amaba el fútbol, lo ama, y nunca me hizo sentir ningún tipo de presión.

17 ¿Vos le das consejos a Nahuel?

Si me lo pide, sí. Es un pibe bastante inteligente, y busca evolucionar, pero no me meto demasiado en cuestiones técnicas porque yo tampoco me bancaba que mi viejo me dijera algo. Lo tuve de técnico en el baby y cuando me decía algo, lo miraba y entonces entendió rápido la personalidad del hijo (risas).

18 ¿De qué equipo son hinchas tus hijos?

Hace poco salió en internet una foto de uno de ellos con una mochila de Boca. Fue una foto trucada, porque el mejor amigo de Matías (10) es hincha de Boca y andan siempre juntos. Nahuel (15) y Santino (7) son enfermos de River y el del medio está indeciso: su padrino lo quiso hacer de Tigre, mi suegro es bostero e intentó hacer su trabajito y los hermanos lo vuelven loco con River. Matías tiene una personalidad especial y no se deja influenciar por nadie, entonces dice que no le rompan los huevos, pero tiene el corazón de River.

19 ¿A tu hijo mayor le pusiste Nahuel por el club de baby donde jugaste?

A la hora de buscar nombres, me fui para el lado indígena, averigüé un poco y me gustó lo que representaba: Nahuel, en mapuche, significa Tigre. Coincidió con que así se llamaba mi club de baby en Merlo y también quedó relacionado con mi pasado.

SE CASO la noche que se consagró tricampeón. Fue hasta el presidente Menem.
20 ¿Lo ves para llegar?

Es un tres que puede volantear, maneja bien la zurda. Nahuel y Matías son zurdos; Santino, derecho. No me interesa generarles ningún tipo de expectativa con lo que diga: mientras se diviertan jugando, todo bien; cuando lo vean como una obligación, ahí mismo se acabó. Lo más importante, es que Nahuel, que ya está en River, siente pasión por lo que hace, y no porque se lo haya inculcado. Nahuel iba siempre a la cancha a verme y llamaba la atención que con 3 años no se moviera de la butaca hasta que terminara el partido, o sea que lo iba a ver de verdad. No es normal para un chico de su edad. El tiempo dirá para qué está. Por ahora juega en la Séptima de River con el hijo de Burruchaga y el más chico de Simeone. El año pasado fueron campeones; los dirige Lavallén.

21 ¿Le metés presión a Lavallén, que fue compañero tuyo?

Para nada, no me gusta incomodar. A las prácticas casi no voy. Y en los partidos me pongo al lado del córner, soy un banderín más. A Nahuel le encanta que vaya, y uno de los gustos que más me di en este tiempo sin dirigir fue acompañarlo. Lo llevo todos los días a River, donde se entrena y estudia en el Instituto. Se pasa todo el día en el club: entra a las 8 de la mañana y sale a las 6 de la tarde.

22 O sea que a River vas todos los días…

Exacto: a River voy todos los días… hasta la puerta voy todos los días (risas).

23 ¿Tampoco te interesa preguntarle a Lavallén cómo anda tu hijo?

No, no, trato de no generar ningún tipo de presión hacia nadie: ni con el técnico ni con mi hijo. De vez en cuando lo encuentro a Pablo cuando la rodilla me lo permite y me deja jugar algún lunes un partidito en el club con el equipo senior. No pasa seguido porque sufrí mucho con las lesiones; si juego, trato de que sea en espacios chicos para no hacer largos recorridos.

24 Nunca los hiciste, en realidad… ¿Sabés que no?

Al contrario: hasta corrí de más, siempre me gustó entrenar. Es contradictorio a la creencia general sobre el N° 10 de que no le gusta entrenar ni correr; a veces me he pasado de rosca y el sobreentrenamiento me pasó factura.

25 Me imagino que Nahuel no le tuvo que decir al técnico que lo probaba que se había olvidado de él, ¿no?

¿Lo decís por lo que me pasó a mí cuando me vine a probar a River? No soy de mirar para atrás, pero a veces pienso y no sé qué habría pasado si no tenía esa reacción, que sin dudas me marcó.

26 ¿Cómo fue?

Un conocido de mi viejo fana de River me había visto en el baby y le insistía para que me probara, que él tenía un contacto. Fuimos un martes de noviembre, recuerdo, con dos amigos de Merlo, la prueba era en la auxiliar. Había como 70 chicos. Pasaron dos horas, mis amigos se probaron, se bañaron, volvieron y yo seguía ahí, solo, contra el paredón de Figueroa Alcorta. Mi viejo vino dos veces a decirme que nos fuéramos, que si no me dieron la posibilidad, mala suerte. Pero yo no quería irme sin mostrarme. Era casi de noche cuando Gabriel Rodríguez me vio. “Disculpame, me olvidé de vos, ¿de qué jugás?”, me preguntó. “De ocho”, contesté.

27 ¿Jugabas de ocho?

En realidad jugaba de ocho, de diez, de nueve, en el barrio jugás de lo que sea, sos un poco Patoruzú. Agarró y me puso con los chicos del club, no con los que estaban a prueba. Pasaron 5 minutos y no había tocado la pelota. Estaba ansioso porque ya era casi de noche, entonces me paré al lado de Gabriel y le pedí si no me podía cambiar de equipo. Se me quedó mirando. “Es que yo vine a mostrarme y acá no me dan una”, le expliqué. Se ve que ese gesto de personalidad le llamó la atención y pensó: “¡Pará, a este pendejo atrevido qué le pasa!”. Entonces empezó a ordenar que me la pasaran, vio que tenía algo de idea, y le dijo a mi viejo que me trajera el jueves para verme bien. El jueves jugué un ratito y me hizo fichar.

28 Me imagino, entonces, que estarás contento con el regreso de Gabriel Rodríguez a River.

Claro, le tengo mucho cariño a Gabriel porque compartí con él los momentos más lindos de mi vida, aunque después no mantuvimos el contacto, pero sé muy bien que River es su lugar en el mundo.

CON TREZEGUET, gran dupla en el Mónaco.

29 ¿Quién te bautizó “Muñeco”?

Fue entre Hernán Díaz y Zapata, en un loco, cuando recién empezaba a entrenar con la Primera. Era chiquito, con cara de nene, no tenía ni granos, y empezaron “ahí va el muñequito, ojo con el muñequito”... Quedó para siempre.

30 ¿Quiénes te tiraban los peores guadañazos cuando subiste a Primera?

A mí no me daban guadañazos porque jugaba a uno o dos toques y no llegaban a agarrarme. A Ortega, en cambio, ¡le pegaban cada patada! Porque el Burro te amagaba, te enganchaba, te frenaba, y le tiraban con todo el Loco Enrique, el Pipa Higuain, Rivarola te metía sus carritos. Yo, como mucho, sufría las pataditas de Astrada en los tobillos. El Negro no te pegaba alevosamente, pero se te acercaba y en vez de querer sacarte la pelota, te comía los tobillos (risas), y esos pequeños puntinazos duelen mucho y no se ven (risas).

31 ¿Es cierto que eras muy bueno esquivando guardas en el tren?

Digamos que en el tren ya estaba atento a la jugada (risas), eso es lo que te da la calle también. Hacía una tarea de logística: sabía los horarios, en qué momento empezaban a caminar los guardas y entonces me iba cambiando de vagón. Me tomaba el Sarmiento de Merlo hasta Liniers y ahí el 28 a River. Tenía entre una hora cuarenta y dos horas de viaje en total. Lo lindo es que nos íbamos encontrando en el camino con mis compañeros.

32 ¿El River 96/97 jugaba solo?

Ningún equipo juega solo. Después, vos me podés preguntar si el entrenador tenía un grado importante de incidencia o no.

33 ¿El entrenador tenía un grado importante de incidencia o no?

Todo entrenador tiene incidencia, y Ramón entendió que ese grupo necesitaba libertades para expresar el potencial que tenía. Si trabajaba bien o no, eso se puede discutir, pero interpretar que un grupo de grandes futbolistas necesitaban libertades para expresarse no es cualquier cosa y, en ese sentido, con los años entendí que Ramón fue muy inteligente. Tampoco era fácil manejar un vestuario con tantos buenos futbolistas, porque sólo jugaban once, pero la calidad humana de ese grupo era enorme.

34 Ahí importa mucho el líder dentro del grupo, ¿o no? Claro.

Teníamos varios y cada uno con sus características. Enzo era el líder natural y no necesitaba hablar, lo hacía desde el ejemplo; Astrada y Hernán (Díaz) llevaban de buena forma al grupo, y los demás acompañábamos.

PRIMEROS CLASICOS, por el Torneo Centenario 93. Medias bajas y un curioso número 9.
35 Te casaste el mismo día en que ganaron el tricampeonato con River en 1997, ¿qué pasaba si perdían con Argentinos y Boca forzaba un desempate?

Y… casar me iba a tener que casar igual, porque el cura me estaba esperando (risas). Se hubiese postergado la fiesta y la luna de miel, porque íbamos a tener que jugar a los tres días. Igual, nunca se me pasó por la cabeza. A ese equipo no se le pasaba por la cabeza perder a nada.

36 Zafaste de las botineras, que hoy son epidemia…

Alejandra fue mi novia desde los 15 años y siento que el equilibrio emocional que me dio fue fundamental para construir la carrera que tuve.

37 ¿Cómo es pasar de vivir en Merlo a Mónaco? Bueno, no fue directo, hubo una transición en Buenos Aires en el medio (risas). De Mónaco me impactó la calidad de vida con que se vive, el glamour con que se vive… Es una isla. Yo qué sé, a mí me pasó de ir por la calle y cruzarme con Magic Johnson o con Michael Schumacher caminando como si nada. O estar en un bar tomando una copa y en la mesa de al lado tener a Bono cantando a capela, esas cosas locas e inimaginables.

38 ¿Pediste alguna foto o autógrafo?

No.

39 ¿Qué te dejó jugar en la Major League Soccer?

Me impresionó la cantidad de chicos y chicas que juegan al fútbol en Estados Unidos. Y en todo el territorio, eh. Tienen ligas y ligas muy bien armadas, una estructura fuerte, o sea que ahí existe un gran potencial. No vas a ver el nivel de pasión de otros países y difícilmente lo alcancen, por eso tampoco se vuelcan a desarrollarse furiosamente. Les falta una etapa, hay un hueco que no terminan de llenar porque ves chicos de 10 o 15 años muy buenos y, de golpe, desaparecen.

40 ¿Qué pasó con tu Fundación?

Cerró. Después de 4 años de sacrificio económico y de trabajo familiar decidí ayudar de otra manera. En un país como el nuestro, cuando tenés actitudes solidarias, a veces hay malas interpretaciones, y lo mejor que te puede pasar es ayudar de la manera más silenciosa posible y no estar expuesto a que gente se quiera aprovechar.

41 ¿Argentina es candidata en este Mundial?

Somos candidatos como Brasil, España y Alemania, pero con una aclaración: dependemos mucho de cómo llegue Messi. Hay que prender no una vela, sino unas cuantas, para que llegue en buen estado. Con Messi en gran forma somos un equipo diferente. Sin él, bajamos un escalón, y estamos a la par de otras muy buenas selecciones como Holanda, Portugal, Francia, Inglaterra, Uruguay, Bélgica…

42 ¿Los 4 de arriba no se tocan o depende del partido?

Le pregunto al técnico. Tengo un gran respeto por Sabella así que no me parece correcto contestar esa pregunta. Sí te puedo decir que Alejandro ha demostrado que le cuesta mucho tocar a esos cuatro, pero a la vez que piensa mucho en el equilibrio. O sea: conociéndolo, creo que en su momento, si tiene que sacar a alguno, lo va a sacar.

43 Vos que tuviste a Maradona de ídolo, ¿Messi llegó a su altura?

No sólo creo que llegó, sino que ha dado un salto superior. Lo que le pasa a nuestra generación, a los maradonianos por naturaleza, es que nos cuesta asumir eso. Messi maneja con tanta facilidad todas las situaciones que cuando lo veo por la tele me genera una doble sensación: admiración por un lado y también bronca, porque hace creer que este juego es muy fácil. Y después agarrás un equipo y es todo lo contrario (risas).

44 ¿Hablaste alguna vez con él?

Sí. En uno de los viajes que hice el año pasado por Europa para ver fútbol fui a cenar con Mascherano, y Lionel estaba en una mesa cercana. Al final terminamos compartiendo la cena los tres con nuestras mujeres.

45 ¿Qué te dijo?

Y…él no dice mucho, no hablamos de fútbol. ¿Viste que nosotros nos tratamos como tal, más allá de la admiración que pueda surgir, no?

46 ¿Decir que Maradona era tu ídolo no te generó problemas con Passarella, cuando él era DT de la Selección?

Escuchame: ¡si Maradona fue el ícono futbolero de todos los argentinos! Y aparte acá estamos hablando de fútbol, yo jamás tuve relación con Maradona, y nunca presté atención a la pelea que tenía con Passarella, él tampoco me dijo nada.

47 ¿Lloraste el día en que erraste un penal contra Australia y te silbaba todo el estadio cada vez que tocabas la pelota?

Sí, por impotencia. Fue el primer cimbronazo que sufrí en el fútbol, en el año 95. Hasta ese momento venía todo para arriba y a partir de ahí empecé a ver que no era tan fácil. Había ciertas cosas que uno siendo tan joven no entendía. En el fondo, la manifestación de bronca no era contra mí, sino contra Passarella.

48 ¿Te costó levantarte?

Me costó. A la semana de ese amistoso arrancó la Copa América en Uruguay y en el debut contra Bolivia entré a jugar muy nervioso y con un peso que nunca había sentido en mi carrera. Jugué mis peores 45 minutos desde que tengo uso de razón.

49 El día más feliz en el fútbol y el más triste. A ver (piensa, le cuesta)…

El día que sentí mayor felicidad fue el de mi último partido como futbolista. Raro, ¿no? Ese día sentí una paz interior inmensa, decir: “en el fútbol hice todo lo que tenía que hacer, al menos hasta donde me dio el físico”. Y más allá del logro deportivo de ese último partido con Nacional, el reconocimiento de mis compañeros fue una de las cosas más intensas que sentí en una cancha. Terminó el partido y vinieron a rodearme y a abrazarme. Sabía que no me quedaba más nada para dar, que el esfuerzo había sido enorme, no fue fácil convivir con mis lesiones, y no hablo de la última, sino de toda mi carrera.

50 ¿Por qué tantas lesiones en tu carrera?

Un amigo me dice siempre que a mí me dieron el motor de una Ferrari en una carrocería de Fiat 600. Después, la verdad que aprendí a ser un poco más profesional recién a los 24 años: a darle importancia al descanso y a la comida. Y otra causa es que siempre creí demasiado en mis condiciones naturales, entonces no le di importancia al resto.

51 Por ejemplo…

Tuve mi primer esguince de rodilla a los veintipico, y a partir de ahí tendría que haber ido todos los días al gimnasio a hacer un poco de cuádriceps. No lo hice. Yo me recuperaba de una lesión y quería jugar enseguida, por eso terminé sufriendo muchas lesiones musculares. Creía demasiado en mis condiciones y no le di importancia a lo otro. Y lo pagué. Grave error.

52 No me quedó claro por qué te retiraste...

Ya no tenía más ganas de seguir esforzándome. La última lesión fue muy difícil, se me rompió el tendón de Aquiles. Volví a los 5 meses por una cuestión de orgullo, para retirarme dentro de una cancha. Y vos fijate qué tan importante es el estado mental en el fútbol. Yo me mentalicé para volver a estar dentro de una cancha, aún sin encontrarme bien físicamente. Y con eso en la cabeza, un día jugué 20 minutos y esos 20 minutos me dieron pie para hacer otros 30, y así llegué a jugar partidos de a 30, 45 o 60 minutos como mucho. Lo sorprendente es que lo conseguí en un buen nivel. Eché el resto, y cuando tenía la última gota, la dejé ahí, se acabó.

53 Te faltó el día más triste.

Los momentos de tristeza en el fútbol son muchos, y eso que me siento un privilegiado por haber estado en equipos exitosos. Uno fue el día de los silbidos en cancha de Quilmes con la Selección. Otro, mi último partido en River, por no haber podido entrar. Sabía que era la última vez de verdad, pero mirá cómo se dan las cosas que después de esa gran desilusión, me pasó algo que no esperaba: jugar en Nacional y cerrar la carrera como la cerré.

ALZADO por Almeyda , tras convertirle el penal a Boca en el 3-0.

54 Tu mejor partido.

Hubo uno en PSG contra Sochaux en que me salió todo. Pero fue un 0-0 intrascendente… Después, uno que guardo en el corazón fue un 3-0 a Independiente en el Monumental, metí dos goles, uno después de una linda pared con Enzo. Fue uno de los momentos más fuertes de idilio que viví con la gente. Ese año, el 97, fue el de mi explosión: a Ariel (Ortega) lo vendieron y yo agarré continuidad.

55 El mejor técnico.

De los que más aprendí, ya te dije: Bielsa y Sabella. Con Alejandro hace muchísimo que no hablo, me encantaría hacerlo, pero no me gusta molestar.

56 ¿Y el peor?

Debe ser alguno que no tuve, porque no me enseñó nada (risas)… ¿Sabés lo que pasa? Cuando uno es jugador cree que siempre el equivocado es el entrenador, y no es así.

57 Vos te peleaste con varios técnicos.

No me peleé, tuve diferencias. Yo tengo una gran virtud, que para algunos es un defecto: decir las cosas frontalmente. No me como la mentira, y algunos entrenadores me mintieron.

58 ¿Merlo te mintió?

No, Merlo no me mintió nunca. Yo tampoco le mentí a él.

59 Pero hiciste que se fuera de River…

Con Carlos me junté en una habitación y le manifesté que no sentía identificación con su propuesta futbolística y que, como no quería ser una molestia, estaba dispuesto a irme. Me preguntó si el resto pensaba lo mismo y le contesté que no lo sabía. Yo podría haber hecho la mía, quedarme, y jugarla de callado, pero preferí ser frontal. Jamás imaginé que Merlo se iba a ir, porque el que estaba decidido a irse era yo, pero se agarró de lo que le dije y en vez de intentar convencerme para que pudiera sentirme bien, me dejó muy expuesto.

60 Quedó que le hiciste la cama para que volviera Passarella...

Quedó feo, pero yo no podía no decírselo al técnico. ¿Qué, me iba a ir del club porque sí? Lo podría haber hecho, sí, por eso digo que cuando sos frontal, a veces te juega en contra. Y esa vez me jugó en contra. No operé con mala intención, sino con frontalidad, y los demás sí operaron con mala intención. Yo no tenía un aparato mediático para hacer quedar mal a otra persona.

61 Con Didier Deschamps, hoy técnico de de Francia, también te cruzaste.

Deschamps me mintió, entonces ahora que soy técnico, si yo le miento a un jugador, ¿cómo lo miro después a la cara? Cuando le mentís al jugador, no hay vuelta atrás, por eso aprendí que por más mala que sea la noticia, al jugador dásela siempre.

62 ¿Qué te dejó Pellegrini?

Lo tuve poco, pero recuerdo que vino con una metodología de trabajo que aquí no se usaba y que yo había empezado a ver en Europa. Aunque en River no fue reconocido, ya le veía cierto perfil de hombre organizado y respetuoso, no te avasallaba con información. Eso es bueno: al jugador hay que darle información, pero no avasallarlo. Otra es que transmitía bien: reconocías fácilmente lo que él quería para el equipo.

63 ¿Qué técnico te hubiera gustado que te dirigiera?

Guardiola y Mourinho.

64 Los mejores amigos del fútbol.

Matías Biscay y Hernán Buján son mis amigos desde los 13 años, una relación casi de hermandad, que nació en River. Son mis ayudantes de campo. Con Mario Yepes hicimos una amistad en París, también me hice muy amigo de Salas, y mantenemos la relación. Del Tecla Farías soy amigo, de Pablo Rodríguez, de Lucas Pusineri, con quien juego al tenis...

MUNDIALISTA. Estuvo en los ciclos de Passarella y de Bielsa en la Selección, mundial 1998 y 2002.
65 ¿Te agarraste a piñas con algún compañero?

Dos veces. Una, con Almeyda, en un entrenamiento de la Tercera. Me entró fuerte él, después le entré fuerte yo, y ahí él se levantó y nos preparamos para pelear; yo primereé y pegué, después lo agarraron a Matías, una calentura del momento. La otra fue con el tano Panucci en el vestuario. A él le gustaba mucho tirar centros, a mí jugar corto, en una me hizo gestos y nos agarramos en el vestuario. Después hicimos una gran relación.

66 ¿Con Ortega estás peleado?

No. A Ariel le tengo un cariño especial: nos conocemos desde chicos, compartimos cosas muy lindas y nos unen el afecto y el respeto. Fuimos muy compinches dentro de la cancha, pero afuera no tanto. La vida nos fue llevando por carriles diferentes y nos fuimos distanciando, pero nunca pasó nada, sólo maneras diferentes de vivir.

67 ¿Vos sabías de su problema con el alcohol? ¿No pudiste ayudarlo?

Ehhhh (piensa) creo que no era yo la persona indicada, Ariel siempre fue algo rebelde para asumir algunas cosas. Era dócil para que te relacionaras con él y te escuchaba, pero después vivía como quería, pasaba por algo más profundo.

68 El compañero con el que mejor te entendiste.

Con Ortega era mirarnos y saber para dónde él quería la pelota. Con Salas también hice una muy buena conexión, y con Trezeguet y Simone, en el Mónaco, parecía que habíamos jugado juntos toda la vida. Esas cosas que se dan de vez en cuando. Uno con el que jugué poco, pero me parecía un definidor de puta madre fue el portugués Pauletta.

69 ¿Qué sentiste cuando Trezeguet llegó a River?

Pensé: se le cumplió el deseo. Porque yo ya lo conocía desde hacía tiempo y ese era uno de sus deseos.

70 ¿Cómo se decía Muñeco en francés?

La traducción es Poupée, pero me decían Gallagdó, porque Poupée era medio bala.

71 Un par de rivales mala leche.

Mala leche no, te nombro uno insoportable: Pablo Michelini. Esos tipos que te lo sacás de encima una vez y lo volvés a tener enseguida. Aparte, te respiraba en la nuca, un rival al que no quería enfrentar. Muy leal, eso sí.

72 ¿Tenías alguna maña para evitar las patadas?

No, y eso que no usaba canilleras, nunca me acostumbré. Mentía poniéndome unos algodones.

73 ¿Nunca te descubrió un árbitro?

Sí, y tuve que disimular con otra cosa, con goma espuma.

CON SU HIJO mayor, Nahuel, hace más de 14 años. Hoy juega en River.
74 ¿Por qué arañaste a Abbondanzieri, te volviste loco?

Me habían expulsado con Cascini por pecharnos, y me agarró toda la impotencia junta: darme cuenta de que me perdía no sólo ese partido, sino la revancha. ¡Era una semifinal de Copa Libertadores y contra Boca! Un hecho histórico. Cuando estás caliente, lo que menos querés es que el rival te toque. Y si es de atrás, peor, entonces uno me agarró de atrás y al primero que pude le tiré un cachetazo. ¡Mirá si voy a querer arañar a alguien! Noooo. Lo cierto es que perdí el control, no era consciente de lo que hacía. Después nos eliminaron y vi actitudes de burla de algunos jugadores de Boca, entre ellos del Pato, y no me dieron ganas de pedirle disculpas. Si no, lo hubiera hecho.

75 ¿Te seguís reprochando esa expulsión?

Ya no me reprocho más nada. No suelo detenerme y mirar para atrás, lo hago ahora porque vos me preguntás, pero no me gusta, prefiero vivir el presente y mirar para adelante. Sí te digo que verme en ese estado de descontrol me avergonzó.

76 ¿Y por qué mordiste a Medel?

Mirá: si a alguien me hubiera gustado pegarle una buena trompada en un partido fue justamente a Medel. Tenía malas actitudes.

77 ¿Cuáles?

Irrespetuoso… No se cuentan todas las cosas que pasan dentro de una cancha, pero me puso el dedo en la boca, una actitud de mierda, entonces se lo podía sacar de dos maneras: con una trompada o mordiéndolo. Igual no lo agarré de lleno…

78 ¿Qué pensaste cuando explotó el caso Ameli-Tuzzio?

Lo primero que se me pasó por la cabeza fue cómo íbamos a manejar eso. Después, cuáles iban a ser las resoluciones del técnico y, finalmente, tratar de convivir de la mejor manera posible dentro de una atmósfera que no era fácil.

79 “Muñeco Gallardo ortiva y golpista”, te puso la barra en una bandera en marzo de 2010. ¿Por qué?

Había gente dentro del club que quería que tomara la decisión de irme.

80 ¿Quiénes?

Los que toman decisiones en un club son los dirigentes. En ese momento yo no me identificaba con nada de lo que estaba pasando institucionalmente en River. A buen entendedor, pocas palabras.

81 ¿Quedaste con bronca con Cappa por no haberte puesto en tu último partido en River?

Fue un partido fatal, nadie pensó que Tigre podía meternos tres goles en 15 minutos en el Monumental. Su explicación de que no merecía jugar mi último partido en River con un resultado tan adverso fue lógica. No le guardo rencor, el sentimiento fue más de tristeza que de otra cosa.

CERRO su larga carrera en Nacional de Uruguay con un título. Luego fue DT y otra vez campeón.
82 ¿Cuál de tus dos Mundiales te frustró más?

En el 98 fui con muchas expectativas, pero como me había curado un desgarro sobre la hora no podía entrenar todos los días y casi no jugué. En 2002 directamente ni entré. Lo peor para un jugador de fútbol es no estar apto para la competencia, entonces pienso: “Puta madre, tuve la oportunidad de estar en dos Mundiales y casi no estuve apto para competir de igual a igual con el resto”, bueno, me pone mal. A nivel colectivo, el del 2002 fue tremendo: no podíamos entender cómo con semejante equipo nos tuvimos que volver en la primera ronda.

83 Metiste muchos goles de tiro libre, ¿cuál era la clave?

Nunca terminé de desarrollar lo que podría haber desarrollado en cuestión de ejecución. Pasa por cómo estés parado y también por la enorme complicidad que tengas con tu confianza. Cuando vos te parás delante de una pelota y con una barrera bien ubicada, y tenés la sensación de que va a ser gol, o es gol o pasa cerca. La confianza es fundamental. Siempre hablando de gente que le pegue más o menos bien, ¿no?

84 ¿Qué preferías: un gol o una asistencia?

Yo nací con la asistencia en la sangre… pero cuando vos hacés un gol, entendés la desesperación de los nueve por meterla. Es muy lindo…

85 ¿El 10 es una especie en vías de extinción?

El 10 clásico es una referencia en nuestro fútbol, pero dejó de ser una referencia en el fútbol mundial.

86 Pero acá cada vez salen menos, ¿o no? Acá se han ido maestros, quedan pocos formadores de verdad.

También los técnicos se van aggiornando a las nuevas tácticas, ven cómo se juega en el mundo y entonces el número 10 tampoco se forma.

87 O si se forma, después lo tiran a un costado.

¡Pero no está mal que se los tire al costado! Acá se encasilla mal al número 10, porque vos podés necesitar que el 10 juegue por adentro o por afuera, o un poco más retrasado o adelantado. El tema es que sepa manejar los tiempos, esa es la clave. A mí me encanta que mi equipo juegue con un 10. En realidad: me gustaría que juegue con más de un 10 que sepan manejar los tiempos y los espacios. ¿Vos creés que el Barcelona juega con un solo 10, que es Messi? No. Xavi juega con la 6, pero es un 10; Iniesta juega con la 8 y es otro 10, aunque vaya por los costados, pero siempre los vas a ver buscando espacios y entienden perfectamente lo que es la ubicación y la distribución del balón. El Barcelona juega con 3 número 10, y a veces con un cuarto: Fábregas, pero claro, difícilmente puedas tener tantos y tan buenos en un mismo equipo.

88 ¿Lanzini está para ser el 10 de River?

Lanzini tiene un potencial enorme, es un jugador explosivo, de gran dinámica, y este año ha empezado a sentir el respaldo y la confianza del técnico, porque tampoco tiene una personalidad como para decir: a partir de ahora el juego pasa por mí. Es una personalidad diferente. Manu no es el clásico jugador que se hace cargo del juego. Para mí, es un media punta, un jugador vertical.

89 ¿Vas a ver a River?

Poco. Lo miro más tranquilo en casa.

90 ¿Qué sentiste el día que River se fue a la B?

Nahuel quería ir a la cancha, pero a mí no me parecía, así que lo vimos juntos en casa. Fue una sensación…. una sensación… de mierda, de mierda. Esa es la palabra. Ver algo que no podías creer que estuviera sucediendo. Nahuel se quedó tirado en el piso y se dio vuelta sin decir nada. Hicimos el duelo en silencio.

91 ¿Hablaste con Enzo desde que asumió?

Estuvimos jugando en enero un partido a beneficio en Uruguay. Después hablé, pero de temas generales que nos competen a los riverplatenses, nada puntual.

92 Vos que lo conocés, ¿qué le puede aportar a River?

En principio, sentido común. Siempre fue un tipo medido, sensato, y le va a aportar mucho desde donde le toque. Me encanta que hayan vuelto los ídolos al club, siempre que sea para sumar. Y no sólo en las victorias, porque ahí el buen clima de laburo se genera solo, sino especialmente en las derrotas.

93 Están Enzo, Ortega, Alonso, ¿no te tentás con volver?

Mi relación y me identificación con River es muy fuerte y sé que en algún momento me va a tocar. No sé cuándo, pero en el momento en que me toque, espero estar preparado.

94 ¿Passarella espantaba a los ídolos?

Desconozco cuál ha sido su relación con otros personajes, no puedo tocar de oído. Te puedo hablar de mi relación particular: no la hay.

95 ¿Cuándo se cortó?

En el Mundial 98, un poquito después en realidad, y luego no lo vi más hasta que él volvió como técnico en 2006. Esto va para los genios que quisieron implantar la idea de un complot armado por mí para bajar a Merlo y que regresara Passarella.

96 ¿No te arrepentís de haberlo elegido padrino de Nahuel?

No, porque en su momento lo sentía así. Después, la vida continúa.

97 ¿Tu hijo no te reclama que el padrino no lo llame ni lo visite para los cumpleaños?

Nahuel es muy inteligente. Y tiene gente en la familia que lo quiere y lo apadrina.

98 ¿Las dos últimas veces que te fuiste de River, en 2007 y 2010, fue contra voluntad?

Yo volví en 2003 por un año y me terminé quedando tres y medio. Aunque tuviera el pase en mi poder y ofertas todos los años para volver a Europa, renovaba en River, buscaba la gloria deportiva. A mediados de 2006 recibí otra propuesta, nosotros habíamos jugado la ida de cuartos de final de la Libertadores antes del Mundial. Quedaba la revancha. Le comenté a Passarella de la oferta y me contestó: “No te podés ir, si es necesario hablo con tu señora”. Me quedé y cuatro meses después decidió cambiar de esquema y jugar sin enganche. A fines del 2006 me fui.

99 ¿Y en 2010 qué pasó? Porque vos querías retirarte en River, ¿o no?

Sí, claro, pero no siempre los deseos se hacen realidad. Me pusieron la bandera en la tribuna y me di cuenta de que había gente en el club que quería que me fuera. Sencillo.

100 ¿Tan jodido es Passarella como persona?

Mirá, yo tengo buenos recuerdos de su primera etapa como entrenador porque fue una de las personas que a mí y a otros jóvenes nos dio la posibilidad de terminar de desarrollarnos. De esa etapa tengo buenos recuerdos, después ya no volví… uno va creciendo y forma su propia opinión y empezás a no coincidir. Está en la otra persona aceptar que puedas pensar distinto. Pero te contesto hasta ahí por una razón: soy muy respetuoso de las personas, eso me inculcaron en mi casa.
 


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