LAS CRÓNICAS DE EL GRÁFICO

1934. La defensa de Independiente sigue dominando en nuestros fields

Por Redacción EG · 15 de marzo de 2019

En vísperas del clásico del domingo, Chantecler y una crónica detallada sobre la visita de Independiente a River por el Campeonato de 1934, donde el Rojo venció por 2 a 0 y se subió a la cima de la tabla de posiciones.


Al obtener un brillante triunfo sobre River Plate, los rojos encabezan el campeonato, posición que hace un mes no esperaban ni los más optimistas de sus partidarios. — En realidad, el team hizo méritos para ocupar el puesto de vanguardia y no se debe al azar, sino a su notable defensa. — El match del domingo, en la Avenida Alvear, fué bueno, pero debajo de lo que se esperaba, y venció el team que supo defenderse mejor. — La ausencia de Cuello fué mucho handicap que dió River.

BERNABE, que no actuó con su acostumbrada eficacia, se apresura a tirar al arco, cuando Lamas estaba muy bien colocado; el shot resulto demasiado alto. La delantera local actuó recargada de juego en el ala derecha, con poco apoyo y frente a una gran defensa.

Habíamos llegado a la tercera fecha de la temporada, como decía en mi comentario último, con tres teams empatados en el primer puesto: Boca, Independiente y River, de los cuales sólo este último se había demostrado de gran capacidad, pues los otros dos, especialmente Boca, no impresionó muy bien, a pesar de sus éxitos parciales. Por su parte, Independiente había exhibido hasta mejorada esa defensa que desde hace tres años viene llamando la atención de los aficionados y que está conceptuada, con toda justicia, como la más hábil y homogénea. Después de ellos, el que mejor ha impresionado es Estudiantes de La Plata, team ágil y novel del que se puede esperar mucho todavía. En cambio, Racing, en pleno desconcierto, ha seguido con desagradable sorpresa en el despeñadero de derrotas, para colocarse (él, uno de los más firmes candidatos al primer puesto) entre los que muerden la cola del certamen.

Ni ahora, ni más adelante, podrá decirse nada definitivo acerca de la suerte que correrán los conjuntos en la dura y larga brega del campeonato, pero ello no significa que estemos inhabilitados para formularnos nuestras lógicas conjeturas sobre lo que podrá ocurrir en base a lo que hemos visto y, con nuevos elementos de juicio, forjar nuevos argumentos, para reforzar o atenuar lo que hemos dicho con anterioridad.

Yo por mi parte debo decir que la opinión más categórica que he emitido en lo que va del campeonato es que River Plate había demostrado ser el team más completo y mejor preparado, y a raíz de su primer match frente a San Lorenzo de Almagro dije — y no me desdigo— que si frente a la adversidad y ante rivales que le ofrecieran más firme resistencia continuaba exhibiendo su alta clase y juego desenvuelto con que lo había hecho ante, San Lorenzo, podríamos decir no ya solamente que era el candidato indiscutible para campeón, sino que hasta podría figurar en la historia de nuestro fútbol como una de sus grandes estrellas que se recuerdan a través del tiempo. Poco más o menos dije eso, y es con motivo de su derrota frente a Independiente que traigo esa frase a la me moría de mis lectores, para hacerles un comentario sobre ello al margen del partido.

¿SERÁ UNA PERFORMANCE FALSA?

En primer término se abre un interrogante: ¿Será una performance falsa la de River Plate? A esto contesto afirmativamente. En mi opinión la ausencia de Cuello como columna defensiva y la de Lago como valor de iniciativa en el ataque significaron para River un handicap contrario terrible frente a un adversario de la talla de Independiente. Quiere decir entonces que esa performance no cuenta para rectificar el juicio casi categórico que emití a raíz del primer match de la temporada, pero, en cambio, confirma el caso presuntivo de su desempeño frente a la adversidad y rivales que le ofrecieran mayor resistencia. No es el caso de concretarse a decir que no actuando Cuello ni Lago nada puede objetarse porque esas ausencias pueden repetirse a través de una temporada tan dura y prolongada. El caso negativo en principio es la posibilidad hasta ahora manifiesta de que River Plate no sea River Plate cuando le falte el concurso de uno o dos de sus hombres más calificados, lo cual significa que es más vulnerable de lo que creímos en un comienzo. Dicho esto para propia satisfacción y dejando para más adelante la resolución categórica del interrogante, invito al lector a que se siente a mi lado en lo alto de la tribuna de River Plate para comentar las distintas fases del partido que se desarrolla en el estadio:

EL segundo goal de los rojos, señalado por Martínez, puntero izquierdo, quien con mucha habilidad remató un oportuno pase de Castillo y sorprendió a Bosio fuera de colocación. La defensa de River produjo una pobre performance.

EL COTEJO CLÁSICO

Recién termina el match de cuarta especial, de manera que tenemos tiempo de cambiar nuestras impresiones previas, que es el fiambre de ese suculento almuerzo del espectáculo, que tan vivamente nos interesa.

Este es el mejor partido de la tarde, pese al otro clásico entre San Lorenzo Y Boca, porque estos dos conjuntos no hall evidenciado capacidad suficiente como para asegurarnos una superior exhibición de fútbol. En cambio, millonarios y rojos, a poco que respondan a sus antecedentes, brindarán una lucha plena de belleza y no exenta de emociones. Conformes en esto, pasamos a comentar la composición de los teams: River Plate lamentará la ausencia de Cuello, a quien substituye Besos, diferencia de valores muy acentuada, que influirá seguramente en la moral del conjunto por cuanto esa diferencia de valores alcanza proporciones muy difíciles de estimar concretamente. Fuera de eso lo demás no inspira temor: a Lago lo reemplaza Nolo Ferreira y hacer una reticencia sobre esto es inferir un agravio al magistral piloto olímpico. El que Maiola substituya a Chalú no se considera un mal, sino por el contrario, un posible beneficio, porque Chalú no convenció en sus últimas actuaciones.

BERNABE fué siempre un toque de alarma para la defensa visitante en cuanto se apoderaba de la pelota. Aquí se le ve, después de eludir a Corazzo, aprontarse para shotear antes de que intervenga Lecea.

Los rojos, por su parte, cuentan con el concurso íntegro de su defensa y eso constituye una garantía positiva, pero no convence su quinteto ofensivo. Si los argumentos en favor o en contra de esa opinión no convencen totalmente, ahí está la elocuencia de las cifras en los tres matches ya realizados: en ellos, la defensa sólo una vez fué vencida, mientras que solamente logró su quinteto marcar tres goals en 270 minutos efectivos de juego.

EL MATCH EN SÍ

Cuando termino de formular estos juicios al lector que ha tenido la deferencia de sentarse a mi lado, entra Independiente al field, y un grito jubiloso de sus partidarios recibe la presencia más que del team, de Sastre, que se reintegra a él. Ese grito optimista se transforma poco después en otro de pesimismo por parte de los hinchas millonarios, cuando comprueba, de visu, que Cuello no es de la partida. Yo, por mi parte, interrogo al lector sobre su pronóstico, y él hace un gesto de duda que debo respetar, porque yo tampoco tengo valor para vaticinar. Ganará el que accidentalmente juegue mejor o el que resulte favorecido por el azar. Y el azar es una cosa vaga que flota y no se ve...

A los cinco minutos de iniciado el juego, que no es mucho, tuve la impresión de que el posible ganador sería Independiente. En efecto, sus líneas defensivas jugaban con serenidad y resolución, no dejando entrever ni la vislumbre de un posible yerro de táctica colectiva o acción individual. El ataque era poco penetrante ya decidido, pero combinaba con soltura y planes precisos frente a una defensa cuya desorientación técnica era visible, añorando la ausencia del capitán encargado de planear sus movimientos e infundir confianza con sus magistrales quites y arrestos de energía.

Y diré que hasta los 20 minutos la supremacía del team rojo fué tanta que si algo extrañó la forma en que se desempeñaba River, más extrañaba todavía que los superiores méritos del vencedor no se hubiesen traducido ya en el score.

EL vasco Lecea, que jugó un gran partido, desvía desde el suelo la pelota, en cuya procura corre Nolo Ferreira, para cederla a Bernabé, quien está vigilado por Fazio, otra columna de la defensa visitante.

No voy a repetir aquí incidencias de juego que ya han sido relatadas con lujo de detalles en todos los diarios, pero sí voy a hacer hincapié en algunas observaciones que me sugirió la lucha. En primer término advertí esa falta de confianza en la defensa motivada por la ausencia de Cuello que le hubiera costado algún goal más, a River a no mediar la falta de positivismo del quinteto rojo; luego el insuficiente apoyo al ataque, que no fué alimentado ni reforzado en la medida necesaria que requería para quebrantar una defensa como la roja y, por último, la ausencia de una visión directiva en el quinteto riverplatense Para calcular un plan de ataque efectivo en el claro que dejaba el sexteto rival: por ejemplo: el error más grave de River fué no advertir que Ferrou se cerraba hacia el centro y dejaba libre el flanco que debía custodiar, mientras que De Jonge no se aventuraba y mantenía su vigilancia sobre el ala derecha.

Pues bien, en vez de suministrar juego con preferencia a la izquierda descuidada, se erró en persistir hacerlo sobre la derecha, bien vigilada, y de ahí que Independiente, teniendo un centre-half de la talla de Corazzo, contó todavía con la ventaja de poseer otro eje de línea (prácticamente) en Ferrou.

Esto en cuanto al valor negativo de lo que hizo River Plate. Veamos el lado positivo: Obligado por la forma de juego, el quinteto local se concretó a utilizar el juego a la europea, y que para nosotros es el que practica el team inferior, de lanzar la pelota adelante, correr tras ella y en base a velocidad y pases largos, llegar en dos o tres jugadas cerca del arco rival para shotear buscando el goal. Para esa clase de táctica Nolo Ferreira, maestro en el juego de esquive y pase corto, no vale la mitad de Lago, y por ello la ausencia de éste vino a resultar sensible para el valor ofensiva del conjunto local. Con todo, a través del primer tiempo ese quinteto, con menos avances que su contrario, puso igual número de veces en peligro la valla roja, que pasó la suya, y a no mediar la presencia de dos backs firmes como Fazio y Lecea y sobre todo de un goalkeeper magnífico como Bello, algún goal habría conseguido, pese a que el domingo no era el día de Bernabé Ferreyra.

El goal obtenido en las postrimerías del primer half-time dejó en el score un reflejo fiel de los méritos demostrados en esa etapa por los teams.

EL SEGUNDO TIEMPO

Tornó la iniciativa Independiente, como en el período anterior, pero ese aspecto del juego no prosperó. Antes bien, River Plate empezó a jugar con más energías y recibiendo los ágiles mejor apoyo de los halves, en particular de Santamaría, y favorecido por una mejor colocación general, equilibró el juego para llevar luego visiblemente la ofensiva. No mejoró mucho técnicamente el team millonario, pero hubo más confianza, mayor decisión y un empuje y velocidad más acentuados que forzosamente debía gravitar en la fiscalización del juego. Esta faz del juego sirvió para demostrar que si la defensa roja es de notable valor en el apoyo, no lo es menos para defenderse con tenacidad, energía y recursos en los momentos amargos. De ahí que River no consiguiera el empate.

UN ERROR GRAVÍSIMO DEL REFEREE

Pasado el cuarto de hora, el referee cometió  un yerro mayúsculo que estuvo a punto de cambiar la suerte del partido. En efecto; ante un pase hacia el centro de Lamas ya dentro del área penal, corrieron Ferreyra y Fazio, uno para recoger el pase y el otro para impedirlo, pero llegó antes el back y en momentos en que picaba la pelota Ferreyra lo empujó levemente, de manera que al elevarse del suelo la ball, picó en la mano de Fazio. El referee estaba frente al jugador y debió apreciar debidamente el hand casual, pero no lo entendió así y acordó la pena máxima que sólo debe ser aplicada en mérito al rigor que entraña cuando la infracción es absoluta e indudablemente intencional.

SASTRE ha aprovechado, con gran noción de la oportunidad, un rechazo de Bosio, y su shot bajo escapará a la vigilancia del goalkeeper local, quedando así sancionado el primer tanto de los rojos, conseguido en el período inicial. A los pies de Sastre

El penal fué tomado por Ferreyra, quien previamente, quizá presintiendo lo que iba a suceder, se lo ofreció a Wergifker. El formidable shoteador impulsó el tiro con tal fuerza que no se vió la trayectoria de la pelota, y sí en cambio, ante el estupor de 50.000 almas, se observó un salto de Bello, quien con las manos en alto elevaba la pelota por arriba del travesaño al comer en una atajada estupenda e inverosímil.

El inconcebible rechazo ajustició el error fundamental de un referee. Y digo error fundamental, porque si de ese penal hubiese sobrevenido el seguro goal de empate, la moral de Independiente hubiese caído, mientras se agrandaba la de River, y todas las posibilidades de triunfo se habrían vuelto en favor del vencido.

EL EFECTO MORAL

La notable hazaña de Bello fué acicate para todo el team rojo que se observó en el equilibrio del juego posterior, de cuyas consecuencias y por aprovechamiento de un yerro de colocación de los backs, Martínez hizo el segundo goal que confirmó el triunfo de su cuadro.

En los últimos minutos, independiente cedió varios corners, a uno de los cuales pertenece esta escena, en la que se ve a Bello alejar la pelota con el puño cuando Santamaría saltaba para cabecear. Nótese la excelente colocación de la defensa visitante.

En los últimos minutos hubo una lucha de tenacidad impresionante. River Plate se lanzó a una ofensiva desesperada, mientras los rojos se replegaban con cautela y firmeza. El cuadro chico fué entonces el escenario predilecto y otra vez backs y arquero rojos tuvieron oportunidad de evidenciar sus grandes cualidades mientras que River confirmó que el azar le estaba jugando esa tarde una mala pasada.

SÍNTESIS DEL COMENTARIO

Ganó Independiente y ganó bien, porque fué un team más armónico y supo regular su acción dentro de tácticas más disciplinadas y precisas. Pero River Plate, en medio de su desconcierto y falta de unidad, fué tan tenaz y peligroso que mereció algún goal. La lucha no fué todo lo interesante que se presumiera, por cuanto el team local dió mucho menos de lo que se esperaba de él, e Independiente no tuvo el destacado relieve individual que ofrecen algunos de sus hombres habitualmente. Parte de esto debe achacarse a que cuando chocan entre sí dos grandes fuerzas, es difícil hacer nada extraordinario, y al encontrarse habilidad frente a habilidad el resultado de lucimiento se neutraliza muchas veces y se apaga en una sucesión de esfuerzo contra esfuerzo.

No obstante ello, la movilidad de la acción, las diversas alternativas y matices que tuvo el cotejo y una discreta exhibición de fútbol superior, como la tenacidad general, motivaron que el interés se mantuviera a todo lo largo del cotejo. Mejor en cuanto a táctica fué el primer período, más emocionante, el segundo. En aquél, Independiente impuso su ciencia; en éste, River Plate, su decisión.

BELLO SE AGIGANTÓ

 

Bello
 

Para obtener el galardón del brillante  triunfo, contribuyeron todos los players de Independiente, hasta Martínez, que apareció como el más flojo, pero que consolidó el goal de la victoria. Sin embargo, entre tanto buen jugador, que son expresiones máximas de nuestro progreso futbolístico, hubo una figura sobresaliente, impecable, extraordinaria, que está en tales los comentarios: Bello.

El gran guardavalla pergaminense que redivive en todo su esplendor a esa cumbre del arco que se llamó Octavio Díaz, tiene como éste todas las virtudes de un arquero de colocación inmejorable, de seguridad de manos tanto para los tiros altos como bajos, la intuición del shot rival, la serenidad excepcional que permite rechazar un potente shot a quemarropa y la agilidad sobria, pero indispensable para cubrir el cuadrilátero del goal. El domingo no tuvo una tarea sobrecargada, pero sí difícil, y sobre todo demostró que no se deja sugestionar por la fama del más terrible de los shoteadores.

Atajó el penal, cosa estupenda, y un shot violento de cerca de Peucelle con cuyos dos rechazos hay base suficiente para cimentar la fama de un arquero, y eso y otras cosas más las hizo con una tranquilidad, con una demostración de fe y de confianza tan desenvuelta que revela más que la evidencia de su exitosa hazaña la pasta de verdadero crack que hay en él. Si para robustecer su privilegiada posición entre nuestros guardavallas necesitaba Bello de una prueba más, la dió y bien elocuente el domingo.

Mantengo mi opinión de que atajar un penal especialmente cuando lo ejecutan shoteadores como Ferreyra, es una casualidad, pero eso no quita valor a la hazaña.

Lanzarse intuitivamente en la presunta dirección de la pelota, alcanzarla y desviarla al comer, es algo espectacular que por sí solo compensa al aficionado todas las molestias que le ocasionó la concurrencia a un estadio.

POR hand de Fazio, el árbitro acordó un penal a favor de River Plate. El tiro libre fué ejecutado por Bernabé Ferreyra en forma alta y hacia el centro del arco, con gran violencia. Bello, en un esfuerzo magnífico desvió la pelota al corner.

LA ACTUACIÓN DE LOS DEMÁS

Fazio y Lecea se complementaron con entendimiento e inteligencia; aquél, más táctico; pero más dinámico éste. La línea de halves roja jugó como ella sabe hacerlo, pero no con esa impecable seguridad de otras ocasiones; falló algo en la precisión del pase.

En ese sentido, con hacer mucho, Corazzo estuvo debajo de su altísimo nivel común, destacándose, en cambio, ese fenómeno de dinamismo que se llama Ferrou: indudablemente que después de Bello fué éste quien proporcionó más materiales para la victoria de los rojos. De Jonge, sobrio, seguro y sereno, como siempre; parece inmutable como una esfinge, pero sólido como una cariátide.

En el quinteto, Sastre rindió tributo a su reingreso. Fué el mejor forward y el director de la línea, pero careció del precisismo habitual, tan rico en visualidad y recursos; sobre todo, le faltó precisión en el pase, que es, precisamente, la falla más posible de todo forward que vuelve de una relache.

Le siguió en merecimientos Valentini, un winger novel que es una promesa por su velocidad peligrosa y su modo fácil de eludir al half, aunque éste sea tan cuidadoso y de la talla probada de un Wergifker. Alvarez evidenció nuevamente que es un maestro del pase, pero actuó apagado y sin resolución. Castillo mejoró bastante su desempeño frente a Racing, y Martínez insiste en su defecto de centrear bajo. Por lo demás, tiene condiciones estimables.

Bosio estuvo bien y tuvo rechazos difíciles. El primer goal fué a consecuencia de un rechazo deficiente de él, pero lo fué ante un shot muy difícil de Valentini. Tuvo un gesto al felicitar efusivamente a Bello al terminar el match; era el saludo auspicioso de un crack que se va a otro que llega...

Juárez se multiplicó para salvar la ausencia de Cuello, y dentro de sus cualidades no jugó mal; su principal virtud fué la de batallador y resuelto. Besos hizo todo lo que se le puede pedir a un back de segunda, que había jugado el día anterior: estuvo discreto.

UN shot, enviado desde larga distancia por Bernabé, tranquiliza a Bello y detiene a Lamas, que corría para completar la jugada del centre-forward. La victoria de los rojos por 2 a 0 es inobjetable.

En la línea media, Wergifke, en el primer tiempo jugó más, y Santamaría en el segundo, en que se prodigó como es costumbre en él. Los dos han tenido mejores actuaciones. Maiola, a mi modo de ver, no fué una gran cosa, pero dudo que Chalú lo hubiese hecho mejor.

En el quinteto ofensivo vi sólo una figura de relieve: Peucelle. Incansable como es de rigor, menos embarullado que otras veces y con la decisión de siempre, fué el hombre más peligroso para el arco rojo. A base de voluntad y rapidez realizó algunos rushes realmente impresionantes, en uno de los cuales sólo por casualidad no obtuvo un goal, que habría sido magistral. Bernabé Ferreyra no estuvo en un buen día y se advirtió que le faltaba Lago, que es quien le complementa mejor. Hasta en el shot tuvo desgracia, porque no pudo convertir el penal, y otra vez a tres metros del arco levantó el tiro cuando era más fácil hacer el goal que errarlo. Nolo no supo hacer el juego necesario ante una defensa compacta y que lo vigiló con eficacia y celo. Lamas estuvo muy apagado y Locasso, aunque poco servido, no dió la sensación de un táctico pero sí de un winger positivo.

 

Por CHANTECLER


Ver artículo completo

TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR