LAS CRÓNICAS DE EL GRÁFICO

1983. Locura Bohemia

Por Redacción EG · 26 de febrero de 2019

Atlanta , dirigido por el “Toto” Lorenzo, empata en Rosario con Central Córdoba y consigue el ascenso a Primera “A”. La crónica y las fotos del día que los domingos volvieron a ser Bohemios


Alfredo Manuel Torres en andas de la hinchada. El reconocimiento a uno de los hombres fundamentales de la campaña y a la figura frente a Central Córdoba. Como fondo, la platea local asociándose con aplausos al festejo bohemio.

El último brillo de un sol mascilento lo bañaba todo de acuarela gris. Afuera, aún parecía resonar el aleteo de dos mil almas, haciendo piruetas en el cielo del éxtasis. Adentro, como un corazón latiendo, las voces del plantel de Atlanta se hacían canto y risa, desahogo y plegaria por el sueño cumplido. La felicidad bien cabía toda entera en el espacio de esos minutos, en el ámbito de ese micro que los transportaba de regreso a Buenos Aires, a los brazos abiertos de un barrio tan dichoso como ellos. La vida era como una película que se proyectaba en dos pantallas a la vez: la cancha de Newell's, toda de azul y oro en la tribuna visitante, y aquel micro inmenso, con la celebración íntima del equipo, del grupo que conjugó trabajo y esfuerzo para conseguir el regreso a Primera "A" después de cuatro años. Dos caras de una misma moneda. Atlanta era eso, festejo y gloria, canto y bandera... jadeante golondrina volando de cara al sol.

Rojas, Jones, Verán y Yonadi (de izquierda a derecha), y la euforia del vestuario. Atlanta es el nuevo campeón de la ¨B¨.

"Yo viví el descenso en el '79, cuando apenas ganamos un solo partido en todo el campeonato. También pasé la frustración del año pasado, cuando Temperley nos ganó el ascenso por una penal. Pero Dios quiso que sea así y a lo mejor nos estaba reservando este momento para nosotros. Acá nunca nadie nos presionó cuando las cosas no se daban, ni la hinchada ni los dirigentes. Al contrario, nos ofrecieron una gran tranquilidad. Y nosotros también ofrecimos todo. Yo me tendría que haber operado a principios de año, pero jugué igual lesionado, porque no era cuestión de fallar en un momento tan clave para el club. Si para vivir este momento fue necesario pasar antes por tantas cosas amargas, valió la pena... te aseguro que valió la pena" (Rodolfo Luis Raffaelli).

No fue el Atlanta esperado, el previsible. Frente a Central Córdoba se dispuso a buscar horizontes ofensivos desde el comienzo, sin ningún tipo de especulación, como queriendo sentar diferencias para luego sí dedicarse a esperar la suerte de Tigre (que perdería 6-2 con Chacarita). Y esa actitud abierta y franca, enseguida se vio reflejada en las ocasiones de gol creadas. A los 7', Luis Díaz iba a iniciar la serie, cuando tras un comer de Villagra desde la izquierda, falló en su taco para mandarla a la red. Muy tibio iba a ser lo de Central Córdoba a la hora de atacar. Muy tibio y muy lento, desaprovechando las dificultades que Forgués y Strambi le creaban a Millicay y a Bianchi, rotando por todo el frente de ataque. Pero a los 20' llego el desenlace que marcaría a fuego el resto del partido. Arrancó con tranco demoledor Torres desde la izquierda, tres hombres quedaron en el camino. Vino el centro que Quinto Pagés manoteó en el aire pero no detuvo, vino el cabezazo de Villagra para mandarla nuevamente al corazón del área, el magro rechazo de Julio Ocampo y el penal de Ovando a Rojas que Crespi —ubicado muy cerca— no dudó en sancionar. El gestor de la jugada, Alfredo Manuel Torres, lo tiro alto y de derecha, para que la pelota se zambullera junto al palo derecho del arquero y fuera para ese sábado y para la historia lo que es: el gol del campeonato.

Latreite, Bianchini, Jones, tocando la guitarra, y Bernardis cantando en el micro, después de la consagración.

"A principios de temporada había decidido dejar el fútbol. Soy hincha de Atlanta, me crié en el club, y la amargura que viví cuando no conseguimos el ascenso en el '82 fue tremenda, pensé sinceramente que no iba a poder sufrir algo semejante otra vez más. Ahora me doy cuenta de que fue una decisión apresurada. Se me había presentado una oportunidad de trabajar como maestro mayor de obras, pero gracias a los amigos que tengo en el club volví al fútbol. Y no me equivoqué, éste es el día más feliz de mi vida, lo que compensa la tristeza de antes. A principios de año quería trabajar como maestro mayor de obras. Pero ahora quiero ser futbolista para toda la vida" (Adrián Francisco Bianchi).

Desde el fondo del micro llegaba la canción de León Gieco, acompañada por la guitarra de Gustavo Jones y por la alegría de todos. "Sólo le pido a Dios que Atlanta no me sea indiferente ponga garra bohemio y vaya al frente para toda la alegría de la gente... "

El Bohemio volvía a Primera ¨A¨ después de cuatro años.

El micro (un Cametal, chapa B 1595522) devoraba los 320 kilómetros que separan Rosario de Buenos Aires. Era el tiempo de revivir cada momento de la campaña, cada escalón dejado atrás para llegar a la cima. Alfredo Manuel Torres escuchaba la repetición de su gol con la portátil pegada al oído. Los ojos del arquero, Raúl Ricardo Domínguez, se perdían en la oscuridad de la ruta 9: "Pienso en el peor momento del año, cuando vimos que este sueño podía derrumbarse. Fue después de perder con Sarmiento y Brown... ". Rubén "Chicho" Rojas imitaba de Radio Rivadavia la transmisión —tandas publicitarias incluidas—: "A ver Torres, cuéntenos de nuevo ese gol. Anduvo una barbaridad, Torres. ¿Me entiende? Una bar-ba-ri-dad. . ". El profesor Julio Santella repasaba una y otra vez el trabajo físico del año, ése que también permitió festejar el ascenso. Latreite, Raffaelli y Espala todavía se reían del último chiste del Toto Lorenzo: "Antes de cada charla técnica nos acostumbramos a que nos contara uno. Algunos eran muy bobos, pero igual nos matábamos de risa, porque él tiene mucha gracia para decirlos... ¿Te acordás el de Frankestein?.. ¿Y el del Lobo?.. El Toto es un fenómeno... " A una hora de, viaje esperaba Villa Crespo.

Un alto en la ruta 9, de regreso a Buenos Aires, para festejar mezclados con los hinchas. En Villa Crespo esperaba otro carnaval...

"Antes de ésta había dado otras dos vueltas olímpicas: con Quilmes, en el '78 y en el '81. Pero la de hoy es muy especial, porque para todos los del plantel fue como ganar un desafío, había en juego una cuestión de amor propio. Era un desafío porque en el club nos dieron todas las facilidades, siempre estuvimos al día, nos pusieron al mejor cuerpo técnico y no dejaron detalle sin supervisar. Hay que tener a un presidente como Masci, que está con el equipo en las buenas y en las malas, nunca con un gesto de desprecio, nunca con fastidio, aunque las cosas no se dieran. Y el equipo tuvo una gran regularidad, estuvo más entero que Tigre en la definición y pudo pulir algunas limitaciones con la llegada de Lorenzo. Demostramos que vivimos por y para el fútbol... "(Horacio Héctor Bianchini).

El equipo campeón. Arriba, de izquierda a derecha: Domínguez, Verón, Gómez, Bianchi, Rattaelli. Millicay. Abajo: Villagra, Jones, Diaz, Torres, Rojas. Alrededor de dos mil hinchas lo acompañaron hasta Rosario.

Después del gol de Torres llegarían tres netas oportunidades para convertir que Atlanta no iba a saber aprovechar. Villagra desvió dos cómodos cabezazos frente a Quinto Pagés y pifió un remate de red, luego de bajar la pelota de pecho frente al número uno. El complemento iba a seguir dando una clara ventaja para el visitante. Apenas la habilidad de Lebioso otorgaría algún matiz destacado en Central Córdoba, que siempre se mostraba dependiente de individualidades y chispazos personales. El mismo Lebioso convertiría un golazo desde 30 metros, faltando seis minutos para el final. Pero lo vibrante de esa última parte del encuentro no iba a dejar espacio para privar a los bohemios de un indiscutido triunfo. Llegaría la invasión al campo de juego que juntó a las dos hinchadas intercambiando símbolos y cánticos, alegrías y esperanzas. . . Todo sin la sombra de la más mínima violencia, sin restar un minuto de juego a los 90 reglamentarios. Como para que quedara pintada hasta la eternidad esa última imagen. Con el portón lateral de la tribuna abriéndose y una bandada de hinchas ensayando el mágico rito de la vuelta olímpica.

"Nos dimos cuenta de que este campeonato lo teníamos que conseguir sí o sí, después de ganarle a Tigre en la segunda rueda. Ahí vimos que Atlanta respondía en los momentos difíciles y que moralmente todos los muchachos nos habíamos empezado a superar. También en la parte física estuvo la diferencia porque muchos partidos los ganamos a fuerza de corazón. Además, la motivación que nos dio Lorenzo fue fundamental. Este es el título número quince que gana en toda su campaña, así que eso puede dar una pauta de lo importante que fue para el equipo su experiencia. Sin dudas, este título y el de Japón, con el Juvenil del '79, es lo más grande que me podía haber pasado como jugador" (Alfredo Manuel Torres).

Juan Carlos Lorenzo y Gustavo Béliz, de EL GRAFICO, en el micro de regreso, explicando las razones del título.

Héctor Oscar Milano desplegó la bandera azul y amarilla a un costado del micro. Las bocinas aumentaron su melodía en la noche cálida y las primeras luces anunciaron la entrada a la ciudad. Hubo tiempo para las últimas bromas de Rojas, con los "señeros" perfiles de Bianchi y Torres como destinatarios. Emilio Seruga, el kinesiólogo, comenzó a darles valiosas instrucciones a varios jugadores: ir trotando hasta Luján fue la promesa que apenas terminado el partido se adueñó de muchos rostros felices. Como el de Rubén Darío Gómez: "Antes de cada partido siempre leía un fragmento de la Biblia, para que me diera fuerzas. De ahí surgió la promesa a la Virgen". Salieron las voces de Espala, de Verón, de Millicay, asomados a las ventanillas y mezclando su fervor por una avenida Corrientes ansiosa y emocionada.

El gol del campeonato: El derechazo de Torres deja sin chance a Quinto Pagés, desde los once metros. La historia se detiene para siempre en ese minuto 21.

Renació en el recuerdo la mirada brillosa de Alfredo Oscar Graciani, sentado en un rincón del vestuario: "Vine a Rosario para compartir el festejo y para cumplir con la cábala que tengo con Rojas. Antes de cada partido salimos a caminar cerca de la concentración y compramos alguna ropa... "A las 00.25 el micro se detuvo en la calle Humboldt. Llegó la vuelta olímpica en casa, el inolvidable broche de un día inolvidable. Villa Crespo sintió en sus entrañas el cosquilleo de esa locura bohemia que transformó en alegría todo cuanto tocó. De a poco, miles de hinchas felices se perdieron en la noche, abrazados a una bandera, hermanados en un mismo tiempo de amor. Una luna amplia y generosa iluminó los viejos tablones. Nació una sonrisa, murió una lágrima. Ya era domingo.  

Uno de los goles más gritados en la historia de Atlanta.

 

GUSTAVO BELIZ  (1983)

Fotos: GERARDO HOROVITZ y ENRIQUE LUIS BOERI

 

¨Por qué somos campeones¨

Firmado: Juan Carlos Lorenzo

El gesto conmovido, en medio del calor de la hinchada. El "Lorenzo, Lorenzo" resuena en Rosario como en las grandes épocas. La gloria le pertenece nuevamente.

Juan Carlos ¨Toto¨Lorenzo había dirigido a los clubes más grande del país y a otro de gran importancia en Europa, pero en 1983 tomó el desafió de ascender con Atlanta y lo consiguió.

•1— PORQUE hubo un excelente plantel, siempre dispuesto a trabajar y a ofrecer sacrificio. En Atlanta no existieron los titulares ni los suplentes, pero el jugador que quedó afuera siempre deseó la suerte del compañero que entró. No hubo celos ni tensiones

•2— PORQUE tuvimos una Comisión Directiva que se preocupó de nuestros problemas y que vivió junto a nosotros cada partido por el ascenso. Ellos nos aliviaron el camino con un apoyo excepcional

•3— PORQUE el cuerpo técnico supo ensamblar todos los valores que ofrecía Atlanta, motivar a los jugadores y convencerlos de que el ascenso no era imposible. Cuando se le ganó a Tigre como local, todos se dieron cuenta de lo cerca que estaba el campeonato

•4— PORQUE el equipo aprendió a manejar el resultado, que no es lo mismo que manejar el espectáculo. Logró construir el título fuera de casa, como visitante al no perder. Y lo consolidó como local, asegurando puntos fundamentales.

•5— PORQUE Atlanta siempre se adaptó a cada partido y sus distintas variantes. Pulió errores defensivos y también tuvo fuerza para jugar al ataque cuando fue necesario. Estuvimos once partidos sin perder y eso demostró nuestra capacidad de adaptación. Una virtud así no la tienen muchos equipos en el fútbol argentino.

•6— PORQUE adquirimos el endurecimiento psicológico de los campeones, que se reponen frente a los malos momentos. Después de perder contra Brown y Sarmiento, se superó el bajón anímico y todos estuvieron dispuestos a seguir luchando como siempre

•7— PORQUE tuvimos a Torres, un jugador fundamental. Ejecutó el fútbol del equipo con gran calidad. Fue como Marito Zanabria en los buenos tiempos de Boca. Como Sabella en Estudiantes

•8— PORQUE se encaró un trabajó físico con mucha seriedad y muy bien planificado, a cargo de un equipo de experiencia que se mantuvo en la oscuridad pero que fue decisivo para conseguir el título

•9— PORQUE una vez que todos los jugadores estuvieron convencidos del triunfo, se convenció también nuestra hinchada. Ahora hay que llenar la cancha el próximo sábado así demostramos que también tenemos un público de primera.

•10— PORQUE en apenas dos meses de trabajo el plantel asimiló y puso en práctica lo que yo pretendía.


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