LAS ENTREVISTAS DE EL GRÁFICO

2015. Tanque Rojas 100x100

Por Redacción EG · 16 de junio de 2023

En el día de su fallecimiento, el recuerdo las historias más picantes de Alfredo Rojas. Sus años en Boca, su paso frustrado por River y su experiencia en España.


1 ¿Cuál era su frase de cabecera a los futbolistas, cuando fue nexo entre el vestuario y la directiva, bajo la presidencia de Macri? Siempre le di mi opinión al jugador y fui clarito: el domingo a la noche, después del partido, hay que cuidarse mucho. Descanso total. Es más importante el cuidado ese día que por ahí estar el viernes de fiesta. En el partido uno pierde 3 kilos, los músculos siguen tensos, y encima no estás bien como hombre. Siempre aconsejé descanso profundo para el domingo y distraerse el lunes. Como les decía a los jugadores: domingo descanso, lunes de local y miércoles de visitante (risas)… siempre que no haya partido entresemana, claro. Lunes de local y miércoles de visitante. Esa era mi frase de cabecera.

2 ¿Los jugadores lo escuchaban? Sí, sí, hablábamos del cuidado del físico sobre todo. Miraba eso más que nada. El lunes es un día fatal. Hay técnicos muy nobles que no entrenan mucho el lunes y está bien, porque si no, los matás. El jugador que gana el domingo está eufórico, toma algo, tiene sexo y eso puede ser un problema. El domingo debe ser de descanso profundo y luego, sí, el lunes ya es otra cosa. O sea: descansá 24 horas y después está con tu mujer. Y dejá el desgaste mayor para el miércoles, porque si vos jugás el domingo de visitante y el lunes de local, desgarro seguro (risas).

3 ¿Esa era su tarea en esos años? Le veía un poco el vestuario al presidente. Mauricio sabía que yo era amigo de los jugadores e iba a defenderlos, se lo aclaré de entrada, pero era necesario estar en el vestuario porque el vestuario hay que saberlo manejar. El jugador siempre tiene algún problema, económico o familiar, y está bueno un consejo o tener un interlocutor para que se acerca a pedirle al dirigente.

4 ¿Cuándo conoció a Mauricio Macri? En el vestuario de Boca, después de un clásico, vino a pedirme la camiseta con su padre y se la di. Esto me lo enteré mucho tiempo después, por supuesto, en ese momento ni idea. Cuando él se iba a presentar para presidente de Boca me convocó a mí y a otros históricos para que lo apuntalemos y allí me contó esta historia. Antes de salir a apoyarlo en la campaña le pregunté por qué quería ser presidente de Boca. Tenía 36 años, mucho dinero, un pibe lindo y el futuro a sus pies.

5 ¿Qué le contestó? “Mi viejo quiso que fuera ingeniero, y lo soy. Quiso que fuera presidente de Socma, y lo soy. Ahora me toca elegir a mí, y como no fui jugador, quiero ser presidente de Boca”, fue su respuesta. Y ahí arrancamos: fui su orador en 23 reuniones que tuvimos con los socios.

 

El Tanqui jugó en Boca entre 1964 y 1968.


6 ¿Qué les decía usted a los socios? Mi discurso se centraba en dos preguntas: ¿Por qué Boca? ¿Por qué Macri?

7 ¿Por qué Boca? Ahí les contaba una anécdota de cuando fui a España a visitar a unos amigos y en el hotel de Valencia me encontré con Alfredo Di Stéfano. El Real Madrid jugaba una final de Europa y habían convocado para que comentaran esa final en la radio a la delantera mítica del Madrid: Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. Ya estaban retirados, no jugaban. Los vi y me escondí, semejantes monstruos me daban un poco de vergüenza, pero Alfredo me vio y me invitó a almorzar con ellos. Yo llegaba recién de Buenos Aires para visitar a unos amigos y no pude esquivarlo.

8 ¿Compartió la cena con esa delantera mítica? Sí, pero lo curioso es que cuando bajé al salón, estaba la mesa preparada para seis personas: los cinco delanteros y en la cabecera un lugar para Luis María García, el capo de la radio. Me dijeron que me sentara ahí y cuando bajó García me miró como diciendo “¿Y éste qué hace acá?”, como preguntando “¿quién es este tipo?”. Alfredo le dijo, torpe como era: “¿Sabe quién es este señor? Este es el Tanque Rojas, delantero centro del Boca Juniors. Que ninguno de los que estamos acá tenemos cojones para jugar en Boca”. Así le dijo. Me quedé admirado. Y esto mismo lo comenté a los socios: “Por eso Boca Juniors”. O sea: que Alfredo haya respetado tanto a Boca era admirable. Bueno, esa historia la contaba seguido. Con más detalles, la hacía más larga.

9 ¿Y por qué Macri? Ahí venía la otra parte, y les contaba a los socios, por mi experiencia, que en Europa, para ser presidente de un club, primero tenés que ser el mejor empresario de la ciudad. Ellos manejan las instituciones, porque saben manejarlas. Entonces les decía que Mauricio Macri era un empresario de futuro para manejar la institución. Por eso mismo ahora digo: “Mauricio Macri presidente de la Argentina”, porque estamos aburridos de tener políticos que nos mientan. ¿No habrá llegado el momento de que nos maneje un empresario que sepa un poco de esto?”.

Jovencito, con el escudo de Lanús en el corazón. Nació a 100 metros del estadio, hizo las inferiores allí e integró el gran equipo de los Globetrotters que fue subcampeón de River en 1956.

10 ¿Quién es Alfredo Rojas? Bueno, tuve una mezcla muy linda de sangre: mi mamá belga y mi papá nativo de acá, y esa combinación me hizo un poco europeo y un poco americano. Me sirvió mucho para mi profesión, para ser un luchador en la cancha. Mamé las costumbres europeas del trabajo y la educación.

11 ¿Trabajó de algo? En mi época se estilaba aprender oficios, y lo hice con las bobinas, porque en esa época había buen trabajo en los ferrocarriles. Llegué a ser aprendiz de bobinador en Constitución aunque a los 17 años dejé porque ya jugaba en la primera de Lanús. Mi madre me dijo que para recibirme de bobinador había tiempo; para el deporte, no. Es decir: me vio condiciones y me alentó para que fuera jugador.

12 Al revés de muchos casos, en que los padres piden que no dejen el colegio o el trabajo. Sí, y encima fue mi madre la que me impulsó a que sea futbolista. Yo encajo perfecto en “El sueño del pibe”, porque salté de jugar en la Quinta de Lanús a la Primera, sin escalas, como dice el tango. Fue aquel famoso Lanús de los Globetrotters del año 56, que terminó segundo de River. Y seguí hasta el Mundial de 1958, pero siempre siendo amateur. Nunca tuve contrato en Lanús, sólo cobraba los premios.

13 ¿Por qué no tenía contrato? Porque en esa época te lo firmaban a los 20 o 21 años, salvo que jugaras 13 partidos consecutivos y, en ese caso, te convertías automáticamente en profesional, entonces te hacían jugar 12 partidos y luego te hacían descansar uno y seguías siendo amateur. Recién firmé el contrato cuando Lanús me vendió al Atlético de Madrid después del Mundial 58, porque si no, no me podían vender. Así que increíblemente nunca jugué como profesional en el club que me abrió las puertas de la Primera y me permitió ser alguien en el fútbol.

14 ¿Qué enseñanzas lo marcaron? Mi mamá decía que la mejor universidad era la mesa. Era el momento del encuentro familiar y de los consejos. Recién uno se podía sentar cuando llegaba el jefe de familia a la cabecera. Mi papá era drástico con el cigarrillo, con el alcohol y con los vicios. Sí perdonaba el amor. Que uno se enamorara lo perdonaba. En la mesa siempre se tomaba un poquito de vino, pero con soda, nadie tomaba el vino puro. Me aconsejaban en la alimentación para estar bien físicamente: que no comiera tal o cual cosa. Antes, el médico familiar iba a tu casa y te cobraba la visita, entonces juntábamos todas las preguntas y se las hacíamos cuando venía.

15 ¿De quién era hincha de chico? De Lanús, siempre fui de Lanús, si nací al lado de la cancha.

16 ¿Quién era su ídolo? Me gustaban mucho Adolfo Pedernera y Rubén Bravo, miraba a los nueve, era mi posición. Y después Don Adolfo me dirigió en Gimnasia y me llevó a Boca. Fue el mejor técnico que tuve, el que me avivó de muchas cosas.

17 ¿Es cierto que nació prácticamente adentro del arco de Lanús? A 100 metros de la cancha, ahí estaba mi casa. Antes no nacíamos en sanatorios, sino en las casas, con parteras. Yo nací en la pieza que estaba delante de la de mis padres, una casa muy buena, porque la habíamos hecho con el obrero ferroviario, pagando a 30 años porque mi padre era empleado del ferrocarril. Y esas casas las hacían los ingleses con materiales de verdad. Eran buenas en serio…

18 ¿Puede creer cómo creció el club? Increíble. Ahí trabajó muy bien Díaz Pérez, conocí mucho a sus padres. También cooperé, eh, en el año 1955, estando en las inferiores, ayudé a levantar las paredes, íbamos a poner los alambrados, a tirar cemento. Hoy, Lanús es una institución de primer nivel, que también aprovechó para quedarse con muchos terrenos que eran playas ferroviarias en los alrededores.

19 ¿Quién le puso Tanque? José María Muñoz, el relator, después de que le ganamos a Inglaterra en la Copa de las Naciones de 1964. Ese equipo lo manejaba un poco Minella, que era el técnico, pero bastante más Valentín Suárez, el dirigente que estaba a cargo de la delegación, un verdadero fenómeno.

Entrando al estadio Monumental con la camiseta de Gimnasia y Esgrima La Plata, equipo con el que realizó una gran campaña en 1962 que patentó el apodo de El Lobo.

20 Ese día metió un gol para que Argentina ganara el título… A nosotros nos alcanzaba con el empate. Se jugó en el Maracaná, que era enorme, y a los ingleses no les podíamos dar espacio, entonces Valentín Suárez me pidió que tapara a dos defensores de ellos, para que se jugara en nuestro campo 9 contra 8 de ellos y así les hacíamos más chica la cancha. Después me dijo: “Y estaría bueno que también metieras un gol”. Ok. Me miraban extrañados. “Y ya que estamos, que fuera en el segundo tiempo”, me agregó. Ok. “Y si puede ser entre los 20 y los 30, mucho mejor”, siguió. Ok. Bien, así que iba de un lado para el otro para no dejar jugar a los defensores centrales, y de ahí Muñoz me puso “Tanque”. Y cuando se jugaban 27 minutos del segundo tiempo, metí el 1-0. Ganamos y conseguimos el título más importante hasta el Mundial 78.

21 ¿Qué le dijo Valentín Suárez cuando le cumplió en todo? Nada en especial en ese momento. Sí recuerdo que un tiempo después, viendo Canal 8 de Mar del Plata un verano, había en el estudio dirigentes y periodistas y les preguntaban quién era el mejor jugador del mundo. Y cuando llegó el turno de Valentín Suárez contestó: “El Tanque Rojas”. Y dio detalles de aquella conversación que tuvimos. Me dio un poco de vergüenza, la verdad, y hasta me lo creí. Si un jugador te dice que va a encargarse de dos rivales y luego le va a hacer un gol, y no a cualquiera, sino a la Inglaterra de Bobby Charlton y Bobby Moore que dos años después fue campeón del mundo, y en el Maracaná, y hasta te anticipa en qué momento: la pucha, tiene razón el tipo.

22 ¿Le siguen diciendo Tanque? Sí, todo el mundo me dice Tanque, mis amigos y mis hijos también, son muy pocos los que me llaman por mi nombre; si me gritan Alfredo, me cuesta darme vuelta, eh.

23 ¿Era un Tanque adentro y afuera de la cancha también? Noooo, afuera siempre fui un tipo tranquilo, dócil, si yo nací casado prácticamente, a los 20 años me casé... En la cancha sí era un Tanque, temperamental, nunca le temía a un golpe ni a un rival. Me pedían que me cuidara cuando entraba a jugar y nunca me cuidé ni escatimé el cuerpo, no le prestaba atención a esas cosas.

24 ¿Viene todos los días a este café? Todas las mañanas estoy acá, firme, en el bar El Socorro, Juncal y Suipacha, a las 7 de la mañana. Es el lugar donde desayuno, leo el diario, empiezo a estudiar el día y me junto con amigos.

25 ¿No le dan de desayunar en su casa? Es que me aquerencié mucho en este lugar, hace como 15 años que vengo de 7 a 10 de la mañana. Los amigos que me quieren ver saben que estoy acá en ese horario, y pasan. Artistas como Víctor Laplace o ex rivales como Perfumo, o Menotti o chicos de Boca con los que compartimos la era exitosa de Bianchi, todos saben que paro acá. También aprovecho para hablar a Chile, Uruguay o España, donde jugué en equipos y donde también coseché muchos amigos. Desayuno una lágrima, un jugo de naranja y una medialuna.

26 ¿Qué hace en el día a día después de desayunar acá? Voy a Boca, donde estoy con la mutual de ex jugadores, con la que viajo seguido al interior del país. También visito a amigos que tengo en España, Chile y Uruguay, porque soy un ferviente agradecido a los clubes en los que jugué. Muchas veces me consultan por jugadores, no tanto por lo que pueden dar como futbolistas, porque eso se ve, sino porque quieren saber cómo son fuera del campo.

27 ¿A alguno le tuvo que bajar el pulgar? Y... mayormente ayudo al jugador, porque me siento jugador, y los quiero mucho.

28 Pero tampoco puede quedar mal con el que le pide una opinión… Llegado el caso les marco algún detalle: “Tiene esto y esto pero se puede arreglar” o “hay que cuidarlo físicamente”. Hay jugadores que son mañosos para entrenarse, y ese es un problema que se puede arreglar.

29 ¿A qué se refiere con “mañosos”? Mirá: es fundamental caminar después de los entrenamientos. Y los jugadores de hoy no caminan: salen del club y tienen 50 metros hasta el estacionamiento, se meten en sus departamentos con el auto, bajan a comer a la esquina y al otro día hacen la inversa. En la época en que era el nexo entre vestuario y dirigencia, en la presidencia de Mauricio, controlaba de todo y hubo varios grandes jugadores de Boca que caminaban 100 metros por día. ¡Nada!

Convirtiéndole un gol a Independiente en Avellaneda.
 

30 ¿En su época era distinto? Yo tenía auto cuando jugaba en Boca, pero en mi época los autos se descomponían, no son como los de ahora, entonces tenía que salir de mi casa, ir a la estación de Lanús, tomaba el ómnibus hasta Brandsen y Montes de Oca y de ahí caminaba 10 cuadras hasta la Bombonera. Lo lindo era que en el ómnibus la gente era amable, una barbaridad. Tenía que hablar con todos, ¡eh! Y no todos eran de Boca, así que alguno también me decía algo.

31 ¿Hay muchos ex jugadores que le piden ayuda en la Mutual? Los que dependen de Boca están todos bien. Los dirigentes protegen mucho, Boca es un club que protege, hace poco le mandamos dinero a Perú a Meléndez, así con varios.

32 ¿Sigue jugando a las bochas? No, lo hacía con los paisanos cuando tenía mi casa en Mar del Sud. A los del pueblo les ganaba a todos. En realidad, el jugador de fútbol juega bien a casi todo, porque es competitivo y porque en la concentración siempre terminabas jugando a algo: al tenis, al ping pong, al golf, hoy viven con la Play.

33 ¿Se ve con sus ex compañeros? Voy a la Bombonera con Marzolini, Rattín y Novellito, soy el que vive más cerca de la cancha así que me levantan último a mí y después me dejan primero. Y lo vemos en el palco presidencial, también vienen Omar Larrosa, Madurga y otros muchachos…

34 ¿Es de enojarse e insultar a los jugadores? Comentamos fuerte entre nosotros, pero insultar, no. Sí me hago mala sangre, porque además hay jugadas que uno, como ex jugador, las ve claritas desde arriba, más ahora que uno es viejo, aunque sé muy bien que ahí abajo no es sencillo. Pero putear, no. Es muy difícil ser jugador.

35 ¿A qué se refiere? El jugador depende de su físico y por ahí te cuidaste toda la semana y el sábado a la noche comiste una pavada que te cayó mal y te mató, o por ahí no fuiste de cuerpo, y al otro día tenés que estar 10 puntos físicamente, y no podés. O te llamó un familiar y te dijo que estaba enferma tu mamá y entonces ya dormiste mal a la noche y te arruinó toda la semana de trabajo. Por eso, uno hablando podía aconsejar, sin desmerecer al dirigente, que por ahí tiene mucha voluntad, pero no sabe los secretos del fútbol.

36 Además, el jugador no le confía al dirigente. Exacto, porque es su jefe y el que terminará decidiendo su futuro. El vestuario lo tiene que manejar un ex jugador.

37 ¿Sigue manejando el vestuario ahora? No, por ahí paso a saludar al Vasco en las prácticas, porque lo conozco desde hace años, pero no piso más al vestuario. Voy mucho al interior a visitar las peñas. Me piden que viaje a contar cómo está el club, la institución, las inferiores. Por supuesto que no faltan los recuerdos. Siempre me invitan a comer asados, pero lo que menos uno hace en esos casos es comer, porque uno te pregunta por aquel gol a River, o por ese otro campeonato, y termino comiendo en el hotel, cuando vuelvo. No podés contestar y comer al mismo tiempo…

38 ¿Por qué Argentina fue un desastre en el Mundial del 58? Lo perdimos tácticamente. Teníamos grandes jugadores, pero en Europa se jugaba 4-2-4 y nosotros fuimos con un 2-3-5 inocente, nos entraban por todos lados, era imposible. Mirá, ni siquiera conocíamos la camiseta de los rivales. Yo pensaba que la camiseta alemana era como su bandera: negra, roja y amarilla. Y era blanca, nada que ver…

39 ¿Por qué jugaron con camiseta amarilla en el debut de ese Mundial? Justamente por eso: porque no teníamos ni idea de la camiseta de Alemania. Y estábamos los dos con ropa parecida, entonces el árbitro hizo un sorteo y perdimos nosotros. No existían camisetas alternativas así que le tuvimos que pedir al utilero del club donde jugamos, el Malmö, que nos prestara un juego de camisetas. Todo esto un rato antes de empezar el partido, eh. Argentina ese día jugó con camiseta amarilla.

Haciendo jueguito en La Candela en construcción. En Boca se recibió de goleador implacable. Es el máximo goleador del superclásico en torneos internacionales: le metió 5 a River por Libertadores.

40 Difícil de creer que eso pase hoy… Pará, y encima en ese Mundial empezaban los números en la camiseta, yo era el 10, y no había camiseta 10, no sé por qué, la cuestión es que agarramos la 11 y con Ramos Delgado le metimos un redondel de cinta adhesiva y armamos el 10. Fioravanti relataba desde unos tablones de la tribuna, no tenía cabina, así era antes…

41 Fue el único partido que jugó de ese Mundial. Sí, pero gracias a ese partido me vendieron al Atlético de Madrid. Sepp Herberger, el técnico alemán, declaró después del partido que yo había sido el jugador más peligroso y gracias a eso me compró el Atlético. Ese día metí dos tiros en los palos, realmente había andado bien.

42 ¿Se fue directo de Suecia a España? Me fui para España a hacer la revisación médica y me salvé del gran recibimiento con monedazos en Ezeiza (risas), pero después volví y Lanús me tuvo que hacer el contrato, porque era amateur y así no me podían vender. Un dirigente llamado Bellottini me llevó a su ferretería y me tuvo varias horas hasta que firmé. Para colmo yo estaba bajo bandera, en el servicio militar, me habían dado el permiso para ir al Mundial pero tenía que completar la colimba en aeronáutica. Y lo tuve que hacer.

43 ¿Viajó a España con sus padres? Con mi mamá fuimos a comprar una valija, de esas de madera, y un pulóver, porque allá hacía frío, todo a crédito, lo descontaban de la boleta de sueldo del ferrocarril de mi padre. Después, mi mamá averiguó con el verdulero de la esquina cómo ir a Ezeiza: nos tomamos el 223 hasta el puente 12 y de ahí el 414, uno que venía de Liniers a Ezeiza, y ahí me fui con la valija y con mis padres. No sé todavía si ellos llegaron de regreso a su casa…

44 ¿Se quedó con ganas de jugar en el Mundial 66? Y… la verdad que sí, no pude entrar ni un minuto, pero Lorenzo eligió al Pinino Mas para que jugara por afuera y a Artime, que era un goleador sensacional. Igual, algún partido debí haber jugado, yo venía de hacerle un gol a Inglaterra en el Maracaná, a Banks. Los ingleses me ponían en sus diarios como scorer, recordaban aquel partido, pero ni siquiera entré un minuto. Artime le metió dos goles a España que yo no hubiera hecho… como también le podría haber hecho yo un gol a Inglaterra que ellos no le metieron. Nunca se sabrá.

45 ¿Cómo se llevaba con Lorenzo? Nunca lo entendí, era un hombre que no te terminaba las frases.

46 ¿Ese partido contra Inglaterra se perdió porque Lorenzo les hizo mucho el bocho con que nos iban a bombear? Y… sí, Lorenzo tenía sus historias, era un tipo vivo, astuto, pero te hablaba de la importancia del viento en un partido y esas cosas que el jugador no le da bolilla. Fuimos pensando que nos iban a cagar. Hubiera sido mejor meterles un gol y punto.

47 ¿Usted era amigo de Bobby Charlton? Nos enfrentamos varias veces y una vez coincidimos en una comida en Madrid, nos comunicamos a través de un intérprete porque no sabía hablar inglés, pero el intérprete era frío. Me dio mucha bronca. Mi sueño era aprender a hablar inglés y ser un buen pianista, pero no pude, por eso siempre les insistí a mis hijos y a mis nietos para que aprendieran inglés.

48 ¿Cómo le fue en el Atlético de Madrid? No pude jugar partidos oficiales, sólo algún amistoso, porque a mí me compraron después del partido con Alemania, pero al terminar el Mundial también sumaron a Vavá, de Brasil, y a Mendonca, un portugués, y sólo podía haber dos extranjeros, así que me cedieron al Celta de Vigo, donde jugué un año, y luego pasé al Betis, donde realicé mi mejor campaña en Europa.

49 ¿El clásico de Sevilla es muy picante? Es lindo, porque se enfrenta la gente de la clase alta, que es del Sevilla, con los gitanos, gente más del pueblo, que somos los del Betis. El andaluz, igual, es más vago, de bulerías, de bailar flamenco. El clásico gallego es más duro, más pesado, más de tomar vino en bota, más de paella, muy bueno también. Tuve la suerte de participar en los dos.

Masajeándose en el vestuario con Pipo Rossi. Con la Selección ganó la Copa de las Naciones de 1964 y fue a dos Mundiales, el de 1958 y el de 1966, aunque jugó sólo un partido.

50 También jugó el clásico platense, el uruguayo, el chileno, ¿alguno se compara con el River-Boca? Nada, ni siquiera el Real Madrid-Atlético, porque todos son clásicos de ciudad. El River-Boca es de un país, los hinchas andan por todos lados. Además, nosotros somos una mezcla de fanatismo del italiano con el español, somos cargadores, somos bravos, y después hay unas canchas que lo hacen difícil: La Bombonera, por dar un ejemplo.

51 ¿Por qué? Es especial, muy difícil, te altera el sistema nervioso. Siempre digo que la Bombonera y la camiseta de Boca son dos materias que no existen en ningún otro lado. En la cancha de Boca no se ve el cielo, salvo que te pongas a mirar para arriba de tu cabeza, entonces te caés y perdés noción de dónde estás, te mareás, la cancha te da vueltas, no es joda, eh, tardaste unos segundos en ubicarte y cagaste. Hay tipos que fueron grandísimos jugadores y no se adaptaron nunca a jugar en la Bombonera y fueron un fracaso.

52 ¿Por qué le fue mal en River? No era un jugador para River. Al menos en esa época, cuando el 9 de River arrancaba desde atrás, al estilo Pedernera o Walter Gómez. Yo era un 9 de área y River usaba 9 de atrás. Después, con el tiempo eso cambió.

53 ¿En su paso por Gimnasia se adueñaron de un apodo? Sí, el Lobo. Es curioso pero participé en dos equipos que no fueron grandes y pasamos a la historia con enormes campañas y generando un apodo: los Globetrotters de Lanús del 56 y el Lobo de Gimnasia en el 62. Antes, a Gimnasia se lo llamaba el “menssana” o el “Expreso”, por un famoso equipo del 33 pero a partir de nuestra campaña pasamos a ser el Lobo, porque nos comíamos a todos los rivales en El Bosque, en nuestra casa.

54 ¿Lobo también afuera de la cancha? ¡Otra vez con lo mismo! ¡Vos querés llegar ahí, pero ahí no llegués porque tengo nietos, tengo todo!

55 ¿Pedernera lo llevó de Gimnasia a Boca? Exacto. En Boca debían encontrar un reemplazante de Paulo Valentim, que ya estaba con problemas de salud y era un ídolo. Y en el primer partido en la Bombonera Dios me iluminó, metí un gol de penal y luego otro, a Marrapodi de Ferro, y de ahí en adelante la gente empezó a quererme y pude reemplazar a Valentim, que terminó muriendo por esa enfermedad que tenía del hígado.

56 ¿En qué lo ayudó Pedernera? El fútbol no se enseña, uno lo trae, pero sí te pueden avivar y Adolfo, a mí, me avivó mucho, me enseñó a pararme en la cancha.

57 ¿Cómo lo avivó? Yo jugaba muy de punta y tenía poco espacio para darme vuelta. El me hizo la comparación con un colectivo lleno, donde no podía respirar ni moverme, entonces me aconsejó: “Usted salga del área, tírese 10 metros atrás, y no lo marcarán a presión, entonces va a recibir, devuelve la pelota enseguida y va de frente a buscarla al área; si no, va a recibirla siempre de espaldas y con gente encima”. Claro, no quería saber nada con salir del área, quería ser el primero en estar ahí para meterla, pero tenía razón Adolfo, porque yo me ahogaba ahí en el área.

58 “El humorista Rojas se pone serio” título de El Gráfico en 1965. ¿Era un tipo muy bromista? Sí, siempre, de buen carácter. Era de contar historias, la chispa que me salía en el momento.

59 ¿Se hacían jodas en la concentración en su época? Sí, claro, si estabas concentrado una semana en La Candela, algo había que hacer. Marzolini, por ejemplo, no podía ver ni un bichito cerca, entonces le poníamos un sapo o una araña al lado de su cama, esas cosas o asustar a alguno que la pasaba mal a la noche.

Cotejo ante Alemania (1958). En el campo con la camiseta amarilla que usó la Selección.

60 ¿Quién fue el mejor jugador que vio en una cancha? Hay tres jugadores que están por encima del resto, que fueron distintos a todos: Di Stéfano, Maradona y Pelé.

61 ¿Messi está a esa altura? Sí, a nivel juego, lo pongo en ese nivel. Creo que Messi no tiene los marcadores que tenían los otros antes, a Pelé lo seguían por toda la cancha, pero es distinto como los otros. A Alfredo muchos no lo vieron, pero tenía un plus: era cabeceador, shoteador con las dos piernas, gambeteador, jugador de toda la cancha y ganó todos los campeonatos que jugó en España.

62 ¿Quién es el máximo goleador del superclásico en torneos internacionales? Ja, ja, ja, creo que fui yo, ¿no? A River le metí 5 goles en la Libertadores. Mi ego pide que alguien lo recuerde (risas). Es una satisfacción enorme, un gran orgullo. Es el clásico del que habla todo el mundo, y con la cantidad de enormes jugadores que defendieron ambas camisetas, ¡imaginate!

63 ¿Usted era un jugador mediocre? Yo fui un jugador 5 o 6 puntos que con esfuerzo llegué a 7 u 8. Tuve un mérito: ser muy dedicado. Así me convertí en un especialista, en un gran cabeceador. En Gimnasia tenía el tren de la 1.10 y el de la 1.40, entonces me quedaba esa media hora dándole y dándole con la cabeza, le pedía a algún pibe de inferiores que se quedara a tirarme centros y así fui agarrando el tiempo y la distancia, que es lo más importante. Por eso siempre les dije a los pibes de inferiores que se quedaran.

64 ¿Era parecido a qué delantero actual? Me comparo con Palermo, de ese estilo. La diferencia es que yo cabeceaba parado, y Martín lo hacía en velocidad, entrando al área. Después, Martín le pegaba muy fuerte a la pelota, pero la mordía bastante, yo a lo mejor tocaba un poco más que él, éramos zurdos los dos.

65 ¿Quién era mejor: Rojas o Rojitas? Eramos distintos: Angel, un gran habilidoso y mis virtudes eran la inteligencia y el cabezazo. La gente se divertía con Rojitas, que no tenía obligación de hacer goles, yo sí tenía esa obligación.

66 ¿Los confundían por el apellido? No, porque físicamente éramos muy distintos. Sí muchos creían que éramos hermanos. Y nada que ver.

67 ¿Qué son los códigos del fútbol? Saber guardarse los secretos de un vestuario, no contar intimidades. Lamentablemente, eso se ha perdido un poco.

68 ¿Qué recuerda de su paso por Peñarol? Que tuve la suerte de integrar una delantera espectacular, la de Abadie, Rocha, Spencer y Joya. Allí me di el gusto de jugar con Tito Goncalvez, con Mazurkiewicz, con Ermindo Onega, un verdadero crack. Y de ahí me fui a la Universidad Católica de Chile, donde tuve la suerte de meter goles y finalmente retirarme.

69 ¿Le costó tomar la decisión de retirarse? No, la verdad que me lo tomé con calma. No te olvides de que empecé a los 17 y terminé a los 37, nunca me lastimé, y dejé de grande. Cuando llegó el día, me despedí de mis compañeros de la Católica en la Plaza Italia de Santiago, tomamos unos tragos, nos despedimos, lloramos un poco porque me querían mucho los chilenos, me puse un buzo de Boca, me subí a mi Torino, puse mis zapatos (botines) en el asiento del acompañante y me vine manejando hasta Buenos Aires.

Autógrafos en Inglaterra.
 

70 El rito de la despedida… Algo así. Ya no me interesaba cuándo llegaba ni a dónde iba. Crucé la Cordillera en el Torino mientras recordaba los goles con Boca, el gol a Inglaterra en el Maracaná, los Mundiales, la vida, se me caían las lágrimas… Paré en Mendoza a dormir y al otro día salí con la misma vestimenta para Buenos Aires, siempre con mis botines en el asiento de al lado. Yo solito con mis zapatos. Reí, lloré, recordé, fue un modo de cerrar mi carrera de 20 años. Se terminó.

71 ¿Y sufrió después? Sí, porque paré y no hice más nada. Lo que más extrañaba era la cancha, me quería levantar e ir a entrenar. Después empecé a visitar amigos por el mundo y me dediqué a asesorar a clubes.

72 ¿Por qué no le interesó ser entrenador? Soy técnico recibido, pero no quise porque me satisfice mucho como jugador, metí goles en todos lados, y me pareció difícil superar esa campaña, porque el técnico no depende de él, depende del jugador.

73 ¿Cuál es la clave para estar tan bien a los 78 años? Creo que me ayudó mucho el deporte. No soy fumador, no tomo alcohol, no trasnocho y cuidar tan bien el cuerpo en la juventud, esos 20 años de deportista, creo que fue muy importante. Me gusta mucho hablar con gente joven, trato de no hacerlo solo con la gente de mi edad, porque si no, estaría hablando todo el tiempo de enfermedades y no está bueno.

74 ¿Tiene algún achaque? Tengo un menisco que me rompió el tucumano Albrecht. Después, nada.

75 Cuando Macri ganó las elecciones, ¿imaginó que llegarían tantos títulos? Y… la verdad que no. Lo primero que dijimos al ganar fue: hay que traer al mejor técnico. Y buscamos a Bilardo.

76 No arrancaron muy bien que digamos. Bilardo hizo un buen trabajo, pero en Boca si no sos campeón, no sirve. “Traé al Bambino, que es ganador”, le sugerí después a Mauricio. Y el Bambino hizo la mejor campaña y no fue campeón de casualidad, quedamos a un punto de River, y también se tuvo que ir. Y después vino Carlitos y salió campeón de todo.

77 ¿También fue su idea traer a Bianchi? Mauricio lo tenía en la cabeza y me preguntó qué me parecía. “Andá a buscarlo”, le contesté. Recuerdo que estábamos en presidencia a las 6 de la tarde, las 11 de la noche de Europa. Quedaron en encontrarse a los dos días en Madrid. Carlos voló desde París, Mauricio sacó el pasaje al toque, voló al otro día y ahí abrocharon todo.

78 ¿Cuál fue la clave para tantos éxitos? Los jugadores los teníamos, había que unirlos tácticamente. Recuerdo que el profe Santella empezó a trabajar con el grupo en Tandil y viajamos con Carlos y Mauricio unos días después, porque Carlos estaba comentando el Mundial de Francia. Viajamos en el avión de Mauricio con Carlos, de Aeroparque a Tandil.

79 ¿De qué hablaban en el avión? De jugadores, de fútbol, de todo. Recuerdo muy bien que después de la primera práctica, Carlos me llamó y me dijo: “Tanque, con esto me arreglo, sólo quiero a Basualdo, que es táctico”. Claro, él ya tenía los informes de Santella y los había visto en una práctica. Con eso le alcanzó. Fui y le dije a Mauricio: “Mirá que no me pidió jugadores, eh, sólo a Basualdo”. Mauricio se sorprendió.

Con Rattin fueron compañeros y son amigos: reflotaron la Mutual de ex jugadores bajo la presidencia de Macri y van juntos a la Bombonera todos los domingos.

80 ¿Santella era una columna clave de Bianchi? Sin dudas, muy importante. Ese Boca físicamente era un avión. Santella fue clave en los éxitos conseguidos.

81 ¿Cómo hacía para congeniar dos personalidades, como las de Macri y Bianchi, que no se toleraban demasiado? Fueron disputas pequeñas de amor propio, nada más, nada importante. Eso también quería decir que ambos tenían temperamento y es bueno también que haya un poco de guerra. En Boca no sirve cuando está todo bien, no podés estar tranquilo en Boca. Igual, eran pavadas. A la larga, Mauricio y Carlitos se van a adorar porque hicieron la mejor campaña en la historia de Boca.

82 ¿Usted le sugería los nombres de los refuerzos a Macri? Recuerdo que una vez estaba con Mauricio en el Club de Amigos en una comida y entraron Bossio, el arquero, y Palermo, los dos representando a Estudiantes, dos tipos grandotes. “Me ofrecieron a este muchacho”, me dijo por Martín. “Traelo, que es buen cabeceador y le mete goles a River”, le contesté. Y ahí vino Palermo. Y se salvó la vida. Y fue un beneficio grandísimo para Boca.

83 ¿Que sea el máximo goleador en la historia de Boca es un milagro? No, no, Martín era un jugador para Boca, porque Boca tira 10 centros por partido y es difícil que un buen cabeceador cada dos fechas no te emboque un gol.

84 ¿A Guillermo también lo sugirió usted? Salió el nombre y, como tengo conocidos en La Plata, dije: “Sirve, es ligerito y quilombero”. El tema es que él quería venir con el hermano, se ve que hay una conexión importante entre ellos. Y después de alguna ida y vuelta, al final vinieron los dos. Me quieren mucho los Mellizos, también Martín, Ibarra, Schiavi, Abbondanzieri, todos…

85 ¿Usted se daba cuenta de que Palermo y Riquelme no se bancaban? Sí, ¡cómo no me iba a dar cuenta! Se daba cuenta todo el mundo, pero lo importante es que respetaron mucho el vestuario y fueron grandes profesionales.

86 ¿Cómo intervenía en esos casos para que no explotara todo? Mantener la calma. Ahí, igual, el que podía pelear era Palermo porque Palermo era de pelear; Riquelme no, era más de hablar; Guillermo lo mismo. El problema era cuidar que no hubiera piñas, pero se supo guardar, que no hubiera conflicto.

87 ¿Con Boca también viajaba en las Libertadores? Sí, sí, y cada vez que íbamos a Brasil se querían morir. Carlitos les ganó siempre a los brasileños, contra ese Boca no podían.

88 Usted que lo conoce bien, ¿qué cree que le pasó a Bianchi en esta última etapa? Para mí tuvo un problema fundamental, que fue el físico. Con Santella, Boca ganaba muchas veces en el segundo tiempo.

89 ¿Lo sorprendió que Arruabarrena sea técnico? Al Vasco lo vi nacer en Boca, es un chico buenísimo, caballero, tácticamente no sé cómo trabajará. Es calladito, pícaro, un chico muy educado.

Entre Carlos Bianchi y Macri, en sus tiempos de nexo entre plantel y dirigencia, en la era dorada del club.

90 ¿Cree que es el punto de partida para que otros ex jugadores de la generación dorada sean entrenadores de Boca? Si Dios quiere y le va bien, espero que sí, que el Vasco marque un camino. Está haciendo las cosas bien…

91 ¿Con qué técnico se llevó mejor siendo nexo con los dirigentes? Carlitos (Bianchi) es un caballero, también me llevaba bien con el Coco Basile. No hablábamos del equipo, sino más bien de nuestras épocas de jugadores. La pasábamos muy bien.

92 ¿Cómo se podía vigilar a los jugadores sin ser vigilante? A Mauricio se lo dejé en claro de entrada: yo soy jugador. Es decir, en un momento de definición estoy con el jugador. Tiene que ser así, si no, no podía entrar al vestuario.

93 ¿Al verlo caminar usted ya se daba cuenta de si el jugador había tenido una noche agitada o no? Sí, eso se ve enseguida. El técnico también lo sabe. Entonces, si veía algo que no iba, unos días después del partido me acercaba a hablarle: “¿Viste la otra vez? Bueno, cambiá el horario”. Y siempre la misma frase: “El lunes de local, el miércoles de visitante”. Ojo, siempre que no haya partido de Copa entre semana, ¡eh!

94 ¿Y qué hacía cuando un jugador metía chicas en la concentración? No, eso no pasa. Y menos ahora, con toda la exposición que existe, con celulares que sacan fotos de cualquier lugar. En mi época era más fácil que ahora y se daba un poco más, sobre todo en las giras.

95 ¿Existían las botineras en su época? Antes, los futbolistas teníamos más fama de torpes, no nos buscaban tanto, aparte porque no ganábamos la plata ni teníamos la trascendencia que tienen hoy los jugadores de fútbol.

96 ¿Le gusta la gestión de Angelici en Boca? La institución está muy bien financieramente, que es muy importante. Falta ganar un campeonato, con eso ya sería otra cosa. Y vamos por buen camino.

En el bar El Socorro, en Juncal y Suipacha, desayuna todos los días a las 7 de la mañana.

97 ¿Ve puntos de contacto entre D’Onofrio-Gallardo y Macri-Bianchi? D’Onofrio me parece un hombre muy inteligente y capaz, es algo que le faltaba a River. Con Gallardo veremos si tiene suerte de ganar más cosas…

98 ¿Qué es lo mejor y lo peor de Macri? Lo mejor es la personalidad y defectos no le encuentro porque lo quiero mucho.

99 ¿Lo ve a Macri presidente de la Argentina? Me gustaría que llegue, es muy capaz.

100 Y si Macri llega a ser presidente, ¿qué cargo va a ocupar usted? No quiero cargo, nene, yo soy muy inteligente: tengo 78 años, y más de 90 no vive casi nadie, dejame vivir en paz, que para mí 10 mil pesos o 100 mil dólares son lo mismo. Mirá cómo vivo yo ahora: agarro el auto y me voy a cualquier lado a visitar a un amigo, me voy a comer con otro, me voy a dar una vuelta por Boca a la tarde. Aparte, si tuviera un millón de dólares a los 80 años, ¿en qué lo voy a gastar? No querido mío, no quiero, gracias, dejame así que estoy bárbaro.
 

 

Por Diego Borinsky (2015).

Fotos: Emiliano Lasalvia y Archivo El Gráfico.


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