LAS ENTREVISTAS DE EL GRÁFICO

Jorge Griffa, en primera persona

Por Redacción EG · 15 de febrero de 2011

Nació en Casilda hace 75 años. Jugó de defensor en Newel{s, Atlético de Madrid y Español de Barcelona. Luego se dedicó a la docencia futbolera. Y sin esconder ningún secreto, se confiesa en El Gráfico.


RECUERDO imborrable. A pesar de todo lo vivido, el Maestro evoca con amor aquella camiseta con la que jugó en los Campeonatos Evita.
EL INSTINTO PEGA MAS FUERTE que la sabiduría. Cuando uno es joven, el instinto lo lleva a estar siempre listo en los momentos duros y difíciles. Así me pasó a mí en mi época de jugador; luego y con el tiempo, uno va capitalizando conocimiento que expresa relativamente.

UNA BICICLETA, UNA HISTORIA. De pibe yo trabajaba en una tienda de mi padrino, era cadete de La Unión de Casilda. Y llevaba los pedidos en una bici: era muy autoexigente y competía conmigo mismo para entregar las cosas en el menor tiempo posible. Sin saberlo, me fui moldeando en una gran preparación física. Yo andaba por los 13, 14 años...

TRES COSAS EN LA VIDA que son necesarias: capacidad, oportunidad y suerte. Cada cual que mezcle los elementos como quiera, pero los tres son fundamentales.

PERDER ES UN MAZAZO en la cabeza, nunca supe aceptar las derrotas, he sido un mal perdedor. La primera fue cuando jugamos un campeonato Evita los del colegio comercial Carballo. La final fue contra los de San José de la Esquina, que hicieron una selección del pueblo, mientras que nosotros éramos solamente los del colegio. Perdimos y nos quedamos sin un viaje a Santa Fe. Todavía guardo aquella camiseta.

EL FUTBOL NO ERA LO UNICO cuando yo era pibe y estudiaba el secretariado comercial. Practiqué básquet y boxeo: mi entrenador, don Ricardo Martínez Carbonell, un día me dijo: “Con esas manos que tenés, si te va mal en el fútbol te podés hacer boxeador”. Pero en el fútbol me fue bien.

MI PAPA ERA UN OBSESIVO del fútbol. Había jugado en Central Córdoba con Gabino Sosa, pero al segundo partido se rompió la tibia y el peroné y no pudo seguir más. El influyó mucho en mí, pero jamás se metió decididamente. Su frase era: “No aflojes nunca, quiero que hagas lo que te gusta”.

A LOS 17 AÑOS me fui a Newell’s. Fue un cambio enorme, a los 18 ya empecé en Primera y tuve que enfrentar a los mismos que yo coleccionaba en figuritas: Tucho Méndez, Moreno, Boyé... ¡No lo podía creer!

EL PRIMER PARTIDO me marcó en muchas cosas. Mi entrenador me dijo: “Vos sos marcador central, pero necesito un lateral por izquierda”. Me tocó jugar contra el Independiente de Micheli, Cecconato, Bonelli, Grillo y Cruz... ¡Eran todos de la Selección, unos cracks! Esa tarde, Micheli metió tres goles y me tiraron en un rincón. Entonces me dije a mí mismo: “Me voy a preparar, esto no me puede pasar nunca más”

UN AÑO SIN JUGAR es mucho tiempo. A mí me pasó después de esa derrota. Y cuando volví, ya no era el mismo: estaba preparado física y mentalmente. Ya dije que soy mal perdedor, la derrota para mí nunca fue lógica ni normal. Entonces trabajé para volver con todo y lo logré.

VIVIR CORTANDO CLAVOS no sirve. Acepto que por haber sido tan exigente conmigo mismo, tan perfeccionista, viví sin vivir, me olvidé de vivir. Eso lo sufrió también mi familia, aunque nadie lo dijo. Y hoy siento que los años se pasaron muy rápidamente.

EL PELADO ERA UN MONSTRUO. Así lo llamaba a Di Stéfano, El Pelado. Jugué dos finales contra él por la Copa del Generalísimo, y les ganamos las dos, la de los años 60 y 61. “Están listos, Pelado, ya les ganamos”, lo cargaba.

LA TAPA de El Gráfico, la número 5 con su nombre. Sin embargo, el maestro no vive de recuerdos. Además de trabajar en su propio club, comenzó a hacerlo nuevamente en Boca.
HACE 35 AÑOS que estoy haciendo un libro, que saldrá en marzo. Es que siempre fui agregando cosas, experiencia a experiencia, y creo que va a ser un elemento de cabecera. Luego de 35 años con el fútbol juvenil, explico todo lo que aprendí, especialmente con referencia al crecimiento y al desarrollo, lo que debe hacer el chico para llegar al éxito.

LAS PRISAS NO AYUDAN para nada y, justamente, en el mundo de hoy las exigencias malogran a los pibes. Yo les digo a los entrenadores que no se pasen de revoluciones, ellos son educadores, son docentes, no solo directores técnicos. Y si queremos que el juvenil accione sobre el tiempo para llegar al éxito, estamos equivocando el camino.

MI GRAN CONTRADICCION ha sido, por un lado, no querer perder en nada. Y, por el otro, como docente, pregonar la paciencia. Bueno, los años dan una experiencia que no se compra ni se vende, y hoy tengo el equilibrio para manejar esos valores.

SENTI QUE SALIA DE LA CARCEL cuando dejé la dirección técnica de Newell’s. Cuando volví de Europa, en 1972, creí que por haber jugado al fútbol (en el Atlético de Madrid estuve entre el 59 y el 69; en el Español de Barcelona del 69 al 71) estaba ya capacitado. Fue un error. Entonces sentí que debía arreglar las cosas que le faltaban a Newell’s, sin quitarle nada.

LA TECNICA NECESITA OTRAS COSAS. Velocidad, más carácter, fuerza, temperamento. Hablo de fuerza física y mental como para desarrollar un juego que exigía el roce que manifiesta el fútbol. Entonces, estoy hablado de 1973, el jugador argentino comenzó a cambiar de mentalidad.

CUANDO EN BUENOS AIRES se dieron cuenta, ya Newell’s se había sentado a la mesa de los grandes, producto de ese trabajo. Empecé con una captación de chicos con una mentalidad distinta. El primero en demostrarlo como técnico fue José Yudica: se ganaron varios campeonatos con jugadores promovidos de sus Inferiores. Más atrás en el tiempo había sido Montes, en el 74. Luego vino Bielsa...

TODAVIA ME RIO cuando me acuerdo de la primera vez que lo vi, con una camisa blanca, un pibe que andaría por los 16, 17 años. “¿Usted es Griffa?”, me preguntó. “Me dijeron que anduvo mucho en Europa... ¿Y se viene a dirigir aquí? ¡Usted está loco!”, me dijo y me largué a reír... ¡Aquel pibe era Bielsa!

NO COMETAS LOS ERRORES que cometí yo, le dije a Bielsa cuando vino a pedirme trabajo. El venía de hacer un curso de preparador físico y quería dirigir en Primera. Cuando yo lo hice, no estaba preparado. Ni el medio estaba preparado para mí. Entonces, lo mandé a por toda la Argentina para que fuera buscando jugadores. Así aparecieron los Batistuta, los Balbo, los Gamboa, los Porchettino, los Berisso.

LOS GRANDES EQUIPOS SE CAEN naturalmente, por el paso del tiempo. Lo que había armado Yudica sufrió lo mismo. Yo le di a Bielsa los chicos de 15 años para arriba con los que había estado trabajando, y los resultados fueron muy grandes.

BATISTUTA, UN CASO ESPECIAL. Yo lo había visto en un campeonato en Rosario, en la Copa de Oro. Era un tipo grandote, pero no tenía forma de jugador, tenía una cintura de foca y un trasero bárbaro, pero era fortísimo, valiente, cabeceaba fuerte... No hacía nada bien, pero tenía un montón de posibilidades y por ese instinto que uno tiene, lo elegí.

HAY COSAS QUE SON PARA UN CIRCO. Jugar con la pelota es cuestión de habilidad, sí, pero a veces se confunden los tantos. Cuando veíamos a uno que la dominaba muy bien decíamos, “Es un jugadorazo”, pero también se decía: “Que corran los que no saben”. La cosa es tener habilidad aplicada a la técnica para el desarrollo del juego. Lo básico es habilidad, técnica, velocidad y temperamento fuerte, física y mentalmente.

JUNTO A Mouriño, con la camiseta de la Selección. Decía El Gráfico: "Despliega una energía que inspira respeto a los rivales". Y tenía 18 años...
EL JUGADOR IDEAL NECESITA MAS: técnica y temperamento, fuerza y coordinación, tiene que ser inteligente y psicológicamente equilibrado para defender una divisa. Estas dos últimas características se van viendo y desarrollando con el tiempo. Estamos hablando del jugador ideal, si no tiene lo último –esto del equilibrio psicológico para defender una divisa- no le alcanza.

MARADONA, DI STEFANO, PELE, fueron jugadores ideales. El Pelado poseía una cualidad que quizás Pelé o Diego no tuvieron, tenía la supremacía de la entrega total, el esfuerzo permanente de área a área; en el caso de los otros dos, su entrega ha sido más reducida.

ME PREGUNTAN POR MESSI y yo digo que está en el camino de ser un jugador ideal, pero él hoy está en la etapa de formación, en la que dice: “Soy yo, mírenme”. Carece de prepotencia aunque sí tiene carácter para jugar. Posee un talento magnífico, gran habilidad y técnica. Ojalá que termine de desarrollarse al máximo, porque estamos en presencia de un jugador distinto, especial. Luego veremos si llega a ser el jugador ideal.

MESSI ESTA EN FORMACION y yo he estudiado mucho el caso, he vivido para eso: el jugador se termina de desarrollar después de los 24 años. Muchos no han analizado que entre los 20 y los 24, el jugador empieza a decir “Este soy yo, mirá que soy bueno”. De los 20 a los 30 está el desarrollo posterior y se llega al momento cumbre. De los 30 en adelante el jugador –más allá de lesiones que puedan condicionarlo, se entiende-, está en su mejor momento. Lo técnico no se pierde.

NO INVENTE NADA, todo me lo enseñó el fútbol. Las prisas hoy son mayores y hasta confusas y pueden malograr a un jugador. Un pibe entra al fútbol infantil a los 14 y le soltamos la mano a los 20.

EL JUGADOR TIENE DOS CAMINOS. El del éxito posible o el del fracaso seguro. Tenemos que ofrecerle el primero, lleno de espinas e inconvenientes. El segundo no exige esfuerzos, es el más cómodo y el más corto. Y la comodidad no es buena para nada, ni en el fútbol ni en la vida.

NO DEMOS MAS VUELTAS. En el fútbol está el pase, la recepción, conducción, cabeceo y tiro al arco. No hay más. Pero, a través de un pensamiento y una enseñanza para el desarrollo, están la ejecución, la corrección y las repeticiones. No se pueden hacer las cosas porque sí, por eso pasamos al movimiento colectivo, el movimiento táctico a través del repliegue, el marcaje y la técnica defensiva u ofensiva.

EN BOCA FUI MUY CLARO. Ya no estoy para ir a las 8 de la mañana y volver a las nueve de la noche; no lo puedo hacer, tengo sentido común y tengo una familia. Pero sí puedo ofrecer toda mi experiencia, dar cursos técnicos, elección de juveniles que han venido del Interior... Hay muchísimo por hacer.

CON MIS HIJOS armamos la Asociación Atlética Jorge Griffa, que antes se llamó Club Atlético Jorge Griffa. Ahora estamos en el predio deportivo “San José”, en Ovidio Lagos al 6600, en Rosario. Competimos en La Rosarina en todas las categorías y divisiones. Antes teníamos un convenio con Boca y ahora, que vuelvo a Boca por dos años, seguro se renovará. Hoy hay pibes que salieron de nuestras filas en Gimnasia y Esgrima de La Plata, como Oliver Benítez o Yair Bonnin... O Martín Comachi, en la Primera de Colón, o Daniel Salvatierra, en la Primera de Newell’s. Dos ya viajaron a Europa: Montoya y Palacios; los llevó Gabriel Heinze al Olympique.

LA FAMILIA ES TODO. Y lo digo yo, que siempre estuve metido hasta el fondo en el trabajo. Mi esposa, María del Rosario, es de Casilda; llevamos 45 años de casados y sin ella, no hubiera podido hacer nada. Una compañera bárbara. Están mis hijos: Jorge, que es papá de Rosario, David –que me dio dos nietas, Sofía y Rocío- y Diego que me dio dos nietas, mellizas, Renata y Catalina.

CARLITOS. Un día, me llama Ramón Maddoni y me dice: “Hay un pibe que se parece a Maradona”. Bueno, como soy amigo de Ramón, fui a ver al chico. Al otro día lo vi y le dije: “No, no se parece a Maradona, ¡Es Maradona!”. Estoy hablando de Carlitos Tevez, claro.

MACRI Y BATTAGLIA. A Battaglia lo traje antes de ingresar a la primera etapa mía en Boca. Fue así: cuando Mauricio (Macri) me llamó, me dijo que si ganaba las elecciones me podía poner a trabajar. Le dije que no, que empezaba antes. Llego a Santa Fe y me dicen que hay un pibe que estaba por irse a San Lorenzo. Lo fui a ver. Así que como me gustó mucho, lo hice ingresar a Boca y le dije a Macri: “Tengo una carpeta ya armada, si no ganás las elecciones, te la doy para que hagas lo que quieras”. Y Battaglia ya estaba incluido...

DE FRENTE. Cuando lo vi a Gago, jugaba de enganche y les comenté a mis colaboradores: es lento de físico, pero rápido de mente. Tiene que tener el arco de frente, así que lo puse de número 5 y dio todo su potencial.

VIVI LOS MEJORES MOMENTOS de Boca. Cuando Macri me llamó, sentí la provocación de la circunstancia y me vine a Buenos Aires. Son momentos que jamás podré olvidar. Y hoy, estar de nuevo en Boca es un gran desafío para mí. Siento que tengo muchas cosas para transmitir y para hacer, que la aparición del libro va a ser un gran complemento de esta nueva etapa y por eso, ante todo, agradezco a quienes lo posibilitan, porque es la mejor manera de estar vivo

Por Carlos Irusta / Fotos: Jorge Dominelli y Archivo El Gráfico

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