¡HABLA MEMORIA!

1965. Toco y me quedo

Por Redacción EG · 16 de mayo de 2019

Ardizzone critica, con argumentos, a aquellos que después de pasarla con criterio desde el medio para iniciar el ataque se detienen y piensan, satisfechos con su gestión, "TOMA Y ARREGLATE".


Son los "enemigos" de Pentrelli... Pertenecen a otra secta, que todavía no tienen un jefe definido. Porque nadie quiere enarbolar la bandera y "agarrar" el estandarte, justamente porque nadie quiere reconocer el "me quedo". Hay muchos destacados candidatos a la jefatura máxima, pero nadie se anima a promoverse para el cargo. Son los contemplativos, los que siempre miran el horizonte utilizando la mano como visera. Tienen índole de adolescente romántica que mira el ocaso, oculta entre las cortinas de su ventana...

Son los que siempre permanecer lejanos, irreales, que miran el mundo sin meterse en el mundo. Que miran pasar la gente sin meterse entre la gente. Son los que viven enamorados de la vida campesina, pero que sienten alergia por el pico y la pala... Son los que tienen ideas pero no las saben poner en práctica. Son los "finos" que reconocen el esfuerzo de los más toscos, pero a los que les gusta seguir siendo finos...

Son los "gestores" que inician el trámite para que lo termine el "interesado". Y después se llevan la comisión del éxito.

Alberto Rendo , cuando jugaba en su primera etapa en Huracán, era uno de los que "tocaba" y dudaba entre ir o quedarse..

Bueno... Tome a ese personaje ciudadano y métalo en un campo de fútbol. Y entonces tendrá la imagen total, inconfundible, del afiliado al "toco y me quedo".

Y aunque usted no agudice mucho su óptica lo ve a localizar de inmediato en la media cancha. ¡Ah! ¡Sí!... Esa es la parada habitual. Allí es donde nuestro hombre encuentra la soledad adecuada para sus románticas abstracciones contemplativas... Allí se abastece. Allí se nutre. No necesita nada más que un pequeño solar de 5 x 5. Más o menos 20 metros a la redonda. Y de allí reina. Fino, elegante, delicado. Usted no se puede confundir. Porque generalmente es un tipo de líneas armónicas. De gran habilidad personal. Que nunca maltratará la pelota. Que siempre la adormecerá. Que siempre la amansará con el empeine. La rozará afectuosamente con la punta de su amable botín. Y cuando está "dormida", cuando la pelota perdió todo movimiento, observará cómo el cuerpo se acordeona para iniciar el arranque. Pero es mentira. Porque no hay arranque. Sólo el amague. Más o menos la intención de partir y la resolución de quedarse. A veces parte, pero por un viaje muy breve. Dos, tres, a lo sumo cinco metros. Con la pelota bien pegada al pie. Totalmenté dominada. Hasta dominada con arte. Después la cabeza arriba. Una inspección ocular en las inmediaciones y la decisión final. El toque final. Que es el TOCO. Y después la segunda parte de su gestión: detenerse. Que es el ME QUEDO.

Siga usted su investigación ocular. Olvídese de la pelota. Despreocúpese de lo que puede pasar. Y siga mirando a su hombre. Comprobará que está en la misma actitud suya. A partir del "ME QUEDO" ya es un espectador. Se llevará la mano a la frente para mirar más lejos y verificará el resultado de su TOQUE. Si viene el contraataque volverá lentamente a su solar a retomar posiciones. Si allá adelante continúa el espectáculo, seguirá ubicado en la platea...

Luis Maidana, de Racing, practicaba el ME VOY hasta la media cancha. Después llega el ME QUEDO. En la foto, a punto de marcar un gol de la Academia sobre Banfield.

Y si usted no lo pierde de vista, llegará a la conclusión de que su personaje es el protagonista de una misma película que se representa cincuenta, cien veces en la tarde... Abastecimiento. Amague de arranque. EL TOCO Y EL ME QUEDO. Y la visera.

¿Y ESO LO HACE CUALQUIERA?

Sí. Ya está demostrado que lo hace cualquiera. Que esa parcialización del trabajo de media cancha lo hace cualquiera que más o menos domine con alguna habilidad la pelota. La historia nos demuestra que hemos padecido un largo tiempo de ese personaje. Y que lamentablemente llegó a seducirnos con el falso espejismo de su importancia. Recuérdese que todos los N° 8 en nuestro país llegaron a ser famosos. Porque todos, salvo honrosas excepciones, con Moreno y Antonio Sastre a la cabeza, estaban en el TOCO Y ME QUEDO. Fue siempre el puesto de "los chiquitos" hábiles. Algo así como el sueño del pibe. Ser insider derecho, tirado atrás, era la gran ambición. Ser iniciador. Claro que entonces con un sentido más inclinado al dribbling que al toque. Pero siempre con la misma sensualidad por "sentirse" el preparador que tiene una misión bien definida. Que aparece en el primer acto pero que nunca participa del final.

YA SE ACABO

Hoy se está terminando el negocio. Usted también, como nosotros, se sacudió la mentalidad. Usted también se dio cuenta de la mentira del personaje. Y hoy los que se quedan encuentran un eco distinto en la tribuna. Hoy el armador y el definidor son calificaciones que poco a poco van perdiendo vigencia. ¿Qué es un armador? ¿Qué es un definidor? Nada más que simples modas. Encasillamientos inventados. Con los ex puntas de lanza ya abolidos. Son los TOCO Y ME QUEDO que ya nadie digiere, que ya perdieron el antifaz y están identificados.

Cualquier espectador, el menos avisado, tiene ya al hombre individualizado. "¿Y?... No acompaña... ¿Qué quiere? ¡No llega nunca! Toca, sí..., pero ¡se queda!"

Y si pasamos revista a esta actualidad, mala, mediocre o menos mala, encontraremos muchos "TOCO Y ME QUEDO" que se han visto obligados a cambiar o, lo peor, a emigrar. Nadie quiere ya en su equipo al señorito que trabaja de iniciador, que trabaja en el solar de 20 metros cuadrados, por más que sepa dormir la pelota en el empeine. O que la roce apenas con la punta del botín. "Ese pibe que hace bien la media cancha" es una frase que va perdiendo cada vez más actualidad. "Que me haga la media cancha pero que acompañe". Que sea ascensorista. Que suba y que baje. Que no se tome para sí la "enorme" responsabilidad de iniciar y la enorme comodidad de quedarse...

Cualquier delantero de los de antes y de los de ahora le van a decir siempre. "YO NO QUIERO VIVOS. QUIERO QUE ARRANQUEN PERO TAMBIEN QUIERO QUE ACOMPAÑEN". Porque en el TOCO Y ME QUEDO se define una personalidad. Hay algo de egoísmo. Una gran cuota de mezquindad. En el aspecto social el "TOMA Y ARREGLATE".

Futbolísticamente es la muerte del claro, la falta de sentido de equipo, la ausencia de solidaridad. Porque seguramente ese señorito dirá después, del partido que "el no perdió una sola pelota". ¡Claro!

Porque en los noventa minutos no hizo nada más que sacarse la responsabilidad de encima con la entrega cortita que muchas veces o generalmente no sirve para nada. Es nada más que empezar una tarea, una empresa, y no concluirla nunca. No poner el hombro para redondearla. Para inaugurarla terminada.

La imagen fue capturada por H. Speranza en octubre de 1964, lo muestra a Alberto Rendo con la camiseta de Huracán.

Pienso que "EL TOCO Y ME QUEDO" NO ES UNA CONDICION TECNICA. ES UNA MENTALIDAD, UNA INDOLE, UNA IDIOSINCRASIA. Es lo muelle, lo leve, lo blando, el aporte delicado a una obra que necesita esfuerzo físico, colaboración hasta el último segundo. A ese último segundo que URGE, que tiraniza, que exige.

Estamos cansados de oír todos los días a los "modernos" hablar del fútbol asociado, expresado además elegantemente en "english"... Y ¿qué es el TOCO y ME QUEDO? Es justamente la negación del fútbol asociado. Porque nadie puede hoy jugar, residiendo cómodamente en el solar de 5 metros de fondo por 5 de frente. Así como terminó el centro de Perinetti y la gambeta de Zito porque ya "no se puede usar" ni nunca se debió usar, tampoco puede existir el ME QUEDO.

Y aquí la aclaración para los mal intencionados, dicho así amistosamente. Cuidado que esta crítica al TOCO Y ME QUEDO no patrocina a los viajeros incorregibles que abandonan sus obligaciones PARA AFILIARSE A LA COFRADIA DE PENTRELLI CON EL "TOCO Y ME VOY" COMO ESTANDARTE. Eso es otra cosa. Ya bien definida. Son los que antes partían y no regresaban. Y que muchos de ellos terminaron por refugiarse en la dulce paz de la cueva...

Aquí nos referimos a un personaje bien delimitado. Y bien conocido. Que afortunadamente ya no prospera. El pequeño solar cada vez toma más dimensiones. Y tendrá que llegar paulatinamente a la medida reglamentaria: a los 105 x 70.

Y eso va ocurriendo gracias a los ilustres "viejos" que tienen que pelear desesperadamente con los rollos del abdomen para no QUEDARSE. Gracias a la ocurrencia de Pentrelli de ponerse el N° 8 y correr toda la cancha y llegar para el pelotazo al gol. Gracias a su festivo bautismo que tiene la verdad de todos los tiempos aunque ahora llega con un lenguaje más complicado.

Yo prefiero el "TOCO Y ME VOY" de Pentrelli.

Además, creo que "EL TOCO Y ME QUEDO" ya está casi derrotado.

 

1 ALBERTO RENDO

Otro gran dotado. Compendio de habilidad y estrategia. Pieza fundamental en el partido con Inglaterra en la Copa de las Naciones. Dueño de UN GRAN TOQUE. Pero aún sin definirse entre el ME VOY o el ME QUEDO

Alberto Rendo jugando para Huracán en un clásico frente a San Lorenzo.

2 LUIS MAIDANA

También rico en manejo y sentido táctico. Que sabe ver bien la cancha. Pero que practica el ME VOY hasta la media cancha. Después llega el ME QUEDO. Y el Nene tiene dos piernas para el remate. Y declara que se siente capaz de llegar al gol. Vamos a ver el año que llega...

 

Luis Maidana en la previa de un Racing - San Lorenzo.
 

3 ENRIQUE FERNANDEZ

Un hombre dotado. Que tiene todos los atributos para llegar a volante integral. Aunque todavía le queda un resabio del TOCO Y ME QUEDO.

Enrique Fernández jugando para River, en esta oportunidad en un Superclásico frente a Boca.

Por Osvaldo Ardizzone (1965)


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