Al igual que la final de la Copa Sudamericana (el 23 de enero en el estadio Kempes de Córdoba), la Final de la Copa Libertadores también se jugará sin público. Ambas por el mismo motivo: evitar un contagio masivo de COVID-19.
La decisión en conjunto la tomaron el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez y el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Rogério Caboclo.
Será la segunda Final Única de Copa Libertadores tras el duelo en Lima, a fines de 2019, entre Flamengo y River, que terminó con la consagración del conjunto carioca por 2 a 1.