Mientras promediaba el primer tiempo de Boca-Racing, terminó el partido de Estudiantes. La punta quedaba un poco más cerca y el xeneize, que a esa altura ya ganaba uno a cero por un gol en contra de Emanuel Insúa, jugó como si lo supiera. Pasó por arriba a la Academia, que aparentemente su buen domingo contra Independiente no fue más que un paréntesis de un equipo endeble.

Ya ganando desde la mitad del primer tiempo, Boca no dejó de buscar. Antes de que termine la primera etapa, una excelente combinación por derecha con la proyección de Gino Peruzzi, terminó en gol de Walter Bou. El reemplazante de Benedetto, que se enfrentaba a su hermano, cumplió con creces y anotó por duplicado. En ambas ocasiones definió de primera y en posición de goleador. Pudo anotar uno más, pero lo contuvo Orión. 

Con el tres a cero, el partido pintaba para goleada ante un Racing desorientado. Pero desde el enojo y la jerarquía individual de Lisandro López, la Academia volvió a entrar en partido con dos goles. El primero tras una asistencia de Romero y el segundo tras un rebote largo de Guillermo Sara. Fueron dos baldazos de agua fría en La Boca y cumplieron la consigna de que los goles que no se hacen en un arco, se hacen en el otro. Uno de los más increíbles fue de Carlos Tevez que sin arquero y solo con Vittor en la raya desperdició una chance inmejorable.

Aire sobre el final

A los pocos minutos y para evitar el sufrimiento final, el mismo Apache se hizo responsable de liquidar el partido. Orion le sacó un remate a Pavón y Tevez agarró el rebote y definió cruzado. Fue su segundo gol en el torneo y rompió una pequeña mala racha donde su rol destacado era como asistente. Con este triunfo, llegó a los 25 puntos y quedó a dos de Estudiantes.

Racing no pudo aprovechar el envíon anímico de ganarle a Independiente. Fue superado durante todo el partido y volvió a su mal presente donde no aparece el equipo y lo único que lo salvan son algunas intervenciones individuales.