(SIN CATEGORÍA)

Marcelo Roffé

Por Redacción EG · 30 de julio de 2008

El psicólogo deportólogo que trabajó en las selecciones juveniles de fútbol (2000-2006) nos da su visión sobre la importancia del trabajo mental en la alta competencia.


1) ¿Por qué es necesario incluir a la psicología en el deporte?
Porque la competición deportiva es cada vez más exigente y demanda una mayor preparación. El entrenamiento mental complementa al entrenamiento táctico, técnico y físico y deben trabajarse de manera integrada, ya que la capacidad cognitiva y el control emocional tienen efecto sobre las otras áreas y esta ayuda se centra en la optimización del rendimiento en las variables toma de decisiones, concentración, motivación, control de miedos y presiones. Sumando cohesión grupal en deportes de equipo. Hay que trabajar para el éxito, y eso incluye a esta ciencia del deporte para reducir el margen de error.
2) ¿Qué lo llevó a elegir esta especialización?
El amor por la psicología y el amor por el deporte. Son dos pasiones, la búsqueda de ayudar al otro, y ayudarlo a modificar conductas para que se sienta mejor, disfrute más y rinda más. También lo atractivo del mundo del deporte y sus deportistas, quienes encuentran en su mente, sus metas y sus limitaciones. Es un campo donde hay mucho por hacer e investigar.
3) ¿Cómo logró ser responsable del área de psicología del deporte de las Selecciones Juveniles de AFA?
Había realizado un trabajo de cinco años en el Fútbol Amateur de Ferro Carril Oeste, desde 1995 hasta el año 2000, y se me ocurrió volcar esa experiencia y esa metodología utilizada en un libro que terminó siendo el primero sobre el tema en América Latina. Yo busqué que un entrenador diferente leyera este libro, se identificara con la forma de trabajar y con mi propuesta, y me sumara a su equipo de trabajo interdisciplinario. Y ese entrenador fue ni más ni menos que José Néstor Pekerman, una mosca blanca en el fútbol, quien me llamó sin conocerme para sumarme a su equipo y a su planificación un año antes del mundial sub 20 del año 2001 realizado en Argentina, donde nuestro país era local y favorito. Y enfocamos en la concentración bajo presión.
4) ¿Qué significó para Ud. esa experiencia?
Fue una experiencia única que me marcó en lo personal, en lo humano y en lo profesional. Trabajar 6 años y medio con el cuerpo técnico al que admiraba por su cohesión grupal, su proyecto, sus valores y la identidad del fútbol que transmitían y educaban fue impresionante. Fue un crecimiento y un aprendizaje constante junto a José, Hugo, Miguel, Pancho, el Pato, Eduardo, Gerardo, Daniel, etc. Y fue la posibilidad de trabajar con enormes futbolistas a edades juveniles, que hoy triunfan en Europa y el mundo. La selección es un lugar en el que uno desearía permanecer siempre. Yo lo pude disfrutar cada día que trabajé allí y por eso siempre le estaré agradecido a José. Creo que en la vida hay que ser agradecido.
5) ¿Qué diferencias hay entre la práctica con jugadores de divisiones juveniles y con profesionales de Primera?
Los profesionales ya llegaron, ya tienen un entorno cerrado, ya tienen éxito, ya tienen dinero, ya saben que aquel que se les acerca es para sacarles algo, léase camiseta, foto, cena, autógrafo, una noche de hotel, etc . y por eso van anestesiando sus emociones para sobrevivir y rendir. Es difícil cambiar en ellos algunas conductas o actitudes y más difícil si no piden ayuda o si la rechazan. No es imposible, pero es más difícil. Con el Pato Abbondanzieri pudimos trabajar muy bien y lo puedo decir porque él siempre lo dijo públicamente. Había ganado ya 14 torneos con Boca y nunca lo había necesitado, pero antes del Mundial lo necesitó con sugerencia del entrenador incluida, y lo tomó.
Con juveniles es diferente, esas cabecitas están aun abiertas, más vírgenes para trabajar, menos contaminadas, con ganas de cambiar, con hambre de superación de metas, con anhelo de llegar a la cima, de ser mejores futbolistas pero sobre todo, mejores personas. Son más agradecidos y más receptivos, y las herramientas psicológicas que adquieran, les servirán hasta que se retiren. Igual no se puede generalizar, hay que ver caso por caso y equipo por equipo.
6) ¿Qué debe hacer un profesional cuando detecta que un jugador es presionado por sus padres?
Conversar con ellos en forma urgente. Y si no lo escuchan pedir ayuda profesional. Escribimos un libro con los licenciados Fenili y Giscafré que se llama ¨Mi hijo el campeón, las presiones de los padres y el entorno¨. Ahí planteamos nuestra posición en contra del modelo del campeonismo, y describimos 8 tipos de padres, donde además de los equilibrados que acompañan, y son el 10 por ciento, el resto presionan y son agentes estresores de aquellos hijos que dicen amar tanto. Muchos talentosos en cualquier deporte se malogran por los adultos que equivocan las metas, o por la falta de autodisciplina del deportista. Hay padres exitistas, hipercríticos, agresivos, entrenadores en la banda, etc. Que son muy nocivos. Y en países pobres como los nuestros cada vez se acentúa más la tendencia, porque el deporte puede ser la tabla de salvación.

7) ¿Qué tipos de ejercicios recomienda para los equipos que recién incorporan a un profesional al cuerpo técnico?
No hay una receta general. Primero hay que realizar un diagnóstico, un estudio situacional. Luego hay que ver que precisa ese equipo en particular. Siempre realizamos un perfil psicológico aplicado al rendimiento de cada futbolista y le hacemos una devolución a él y si él nos autoriza, al entrenador. Luego realizamos sociogramas, que son estudios psicológicos grupales. Y luego enseñamos ejercicios de sustitución de pensamientos negativos, de control emocional, de visualización, de respiración, de relajación, de manejo de miedos y presiones, de planteamiento de metas, etc.
8) ¿Cuáles son las claves para ser un buen líder?
Este es un punto clave. Sobran jefes y faltan líderes. No cualquiera es líder. Líder se nace y luego se pule, se hace. Para ser líder hay que tener seguidores, saber escuchar, saber trabajar en equipo, tener responsabilidad, elegir bien los jugadores, hacerlos rendir en donde más rinden, pero sobre todo enseñarles a jugar en equipo. Un buen líder es aquel que tiene motivados a los que no juegan, a los suplentes. Un buen líder valora e involucra a todos en su proyecto. Posee una visión y transmite con claridad y sin ruidos en la comunicación, la misión de cada uno de sus dirigidos. Por eso muchos ex futbolistas que no fueron grandes jugadores son mejores entrenadores que otros que triunfaron. Porque por experiencia, saben en qué fallaron y que les faltó.
9) ¿Qué tipo de terapia es más efectiva: la individual o la grupal?
Acá hay que hacer una aclaración. El psicólogo deportivo no hace terapia. Eso lo realiza el psicólogo clínico. Trabaja si en la parte mental, y su optimización y si hace falta en la contención, porque primero es un ser humano. Si no incide en el rendimiento, se lo deriva a un psicólogo clínico.
Luego de esta aclaración, primero se trabaja individualmente y se puede trabajar puntualmente en algún taller, o trabajo de entrenamiento mental grupal. Pero con profesionales el trabajo grupal puede empastar. Hay que ver cada grupo. También se puede trabajar en pequeños grupos. En el fútbol profesional el trabajo psicológico no es obligatorio, lo toma el que quiere.
10) ¿Cómo incide en el caso de los jugadores de Selección mayor la presión del exitismo de los argentinos?
El exitismo de los argentinos es para escribir un libro. Como dice el maestro Fontanarrosa: “En algún lugar de la Biblia debe decir y los argentinos jamás perderán al fútbol, porque nos produce sorpresa, vergüenza, perplejidad cuando pierde el seleccionado”… porque no nos han enseñado a perder. Grandes entrenadores no han llevado a sus dirigidos a recibir la medalla de segundos. ¿Cuál es el mensaje? Salimos quintos en fútbol en el último Mundial, invictos y perdiendo por penales con el local y favorito (penales que es mitad trabajo y mitad azar), pero obviamente nos dejó con un sabor amargo, porque creemos que el equipo estaba para más. Pero en rugby salimos terceros y en los periódicos se tituló “Gloria”. El fútbol es el deporte cultural de los argentinos y el deporte que nos enseñó la ilusión de que pertenecemos al primer mundo en algo. La presión existe, en la Selección hay futbolistas ganadores, pero como decía Cortazar “nada mata más al hombre que representar al país” y venimos de 22 años de sequía. No es fácil reemplazar al más grande en su liderazgo (Diego). Así se vive el fútbol en estas tierras.
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Alejandra Altamirano Halle

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