(SIN CATEGORÍA)

Adiós, Gordo

Por Carlos Irusta · 16 de mayo de 2011

Murió Miguel Herrera (72) un símbolo del boxeo salteño y nacional. Promotor de raza, llevaba el deporte en la sangre.


Se fue El gordo Herrera. Hacía rato que no estaba bien, y sin embargo, bastaba con visitarlo en su amplia casona de Salta, para que aflorasen los proyectos. Tenía guardadas enormes carpetas llenas de apuntes y estadísticas de boxeo. Tenía a mano –siempre- un buen mate cocido para ofrecer, de la misma manera en que era un consumidor eterno de la coca y el bica, como le dicen en Salta a la combinación de la planta con el bicarbonato, que se mastica luego de cada comida.
El padre de Miguel Herrera fue un prestigioso dirigente del boxeo salteño. Y su hijo, en muchos casos, fue un audaz. Un audaz en el buen sentido de la palabra. No solamente porque acometía cualquier empresa lleno de entusiasmo, sino porque, equivocándose o no, se arremangaba y hacía...
En 1986, logró su marca máxima, cuando presentó en Salta, la pelea por el campeonato mundial entre el mexicano Gilberto Román y el local, Miguel Condorí. Llegó a traer al mismísimo presidente del Consejo Mundial de Boxeo, don José Sulaimán Chagnón y se dio el gusto de montar una atracción en la que, como le pasaba casi siempre, perdió dinero...
Ni hablar de las figuras locales, pues seguramente no hubo boxeador salteño que él no contratara, desde el Puma Arroyo a Héctor Vilte, por dar apenas dos ejemplos. No sólo eso, se dio el lujo de contratar a Carlos Monzón, a Nicolino Locche, al Roña Castro...
Lo llamábamos el Gordo Herrera porque era gordo, aunque con los años, y su salud deteriorada, perdió unos cuantos kilos, pero nunca las mañas. Asistía siempre a las reuniones de boxeo con su chalina en los hombros. Hablaba en tono sentencioso, elegía muy bien las palabras y sus ojos celestes solían llenarse de lágrimas de emoción.
Fue él quien contrató a Pipino Cuevas para enfrentarlo a Lorenzo García; fue él quien trajo a Salta a Wilfredo Benítez, quien se quedó varios años viviendo en la provincia.
Fue él, como en su momento el querido y recordado Andrés Mozota, el referente primordial de Salta: todo lo que pasaba en la provincia pasaba por su conocimiento.
Cuando cerró el Luna Park, fue el primero en volar a Buenos Aires para pedirle una reunión a Tito Lectoure para que reviera la medida. No pudo ser.
Se fue El Gordo Herrera y, con él, se va un pedazo grande de la historia reciente del boxeo argentino...

Ver artículo completo

TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR