Nota publicada en la edición de octubre de 2013 de El Gráfico

Misión cumplida. Nuestro básquetbol abrió necesariamente un proceso de reconstrucción de su Selección Nacional en el reciente Premundial de Caracas. El objetivo era, además, lograr una de las cuatro plazas del pasaporte al 17º Campeonato Mundial de España 2014. Entró en semifinales, subió al podio y logró el bronce con 6 triunfos y 4 derrotas. El mérito es que se alcanzó lo buscado con un equipo nuevo atravesando la situación límite de estar obligado a ganar sí o sí los últimos dos partidos de la clasificación. Además, jugó por primera vez una instancia de este tipo. Fue el torneo más parejo en los 33 años de historia de la competencia. “Podemos ganar o perder con cualquiera”, había anticipado a propósito de esta equivalencia Luis Alberto Scola, el gran capitán argentino, el hombre que siempre está.

Luifa (33 años) es el buque insignia con su aureola de NBA en este tiempo de recambio. Volvió a ser el máximo goleador de un torneo (18,8 de promedio). “Nos ayuda, nos apoya, nos da confianza…”, lo elogió Selem Safar (26), uno de los que se destacaron en el equipo.

La conjunción de Scola con el base Facundo Campazzo (22) obró de pedestal del logro. Ambos fueron elegidos en el equipo ideal. Facu terminó como el líder en asistencias del certamen (6,2 por encuentro) por explosivo, desconcertante, encarador y jugar con corazón. Los dos conforman los cimientos para construir el nuevo edificio.

“Yo creo que Delía, Bortolín y los bases (Campazzo, Laprovíttola, Juan Manuel Fernández) van a jugar el Mundial de 2019, no sólo el del año que viene. Entonces, que hayan comenzado con esto positivo y optimista, que se los pueda desarrollar así, es muy bueno para la Selección Nacional. También, obviamente, fue poder aprovechar a jugadores intermedios como Boccia, Juan Gutiérrez, Mainoldi, Mata, Espinoza y Safar, que al conjunto le hacen bien. Lo más importante fue que nos clasificamos por haber sido un equipo que estuvo recontra rotado. Y por el sentimiento y el deseo que tenemos por la Selección”, individualizó hacia el futuro el entrenador Julio César Lamas.

  DOCE AÑOS EN LA ELITE
Se estaba jugando el último minuto por la medalla de bronce en Londres 2012. A falta de 43s2 Manu Ginóbili pone al frente a Argentina por 77-76, y la Generación Dorada acariciaba su tercera presea olímpica. En la réplica, sin esperar mucho, siete segundos después, Alexey Shved clavó el triple mortal. El partido terminó finalmente así: Rusia 81–Argentina 77.

En tres Juegos Olímpicos sucesivos (2004, 2008 y 2012) nuestra Selección Nacional había llegado por tercera vez a las semifinales. Fantástico. La anécdota nos refresca la extensa y gloriosa vigencia de la Generación Dorada en el más alto nivel internacional: exactamente desde el Premundial de Neuquén 2001 conquistado de manera invicta. Doce temporadas siempre arriba, infaltable protagonista de los campeonatos trascendentes. De fábula.

Pero hay una insalvable razón biológica del ser humano que nos advierte que nada es eterno. Y si de deportes se trata, inexorablemente se debe pensar en el recambio generacional para oxigenar y tener posibilidades de perdurar más. Es inevitable.

Desde la medalla de oro de Atenas 2004 hasta hoy, a los 12 campeones olímpicos se fueron agregando 51 jugadores en nuestra Selección Nacional.

Frente a la 9ª Copa Stankovic, competencia oficial de la FIBA que se disputó en China con dos torneos (27 de junio/ 9 de julio de 2013), Lamas puso una marca en el almanaque: "Es el primer paso del recambio”. Cuando volvió, completó: “Fue una competencia muy oportuna para este momento que nos toca. Este torneo sirvió para que algunos jóvenes empiecen a jugar internacionalmente con los mayores. Fue una buena ocasión. Nos sirvió mucho, porque nos tenemos que seguir conociendo entre todos, no jugamos nunca juntos. Uno de los objetivos fue ese. Tampoco es fácil conseguir partidos internacionales donde intervengan equipos de distintos lugares y diferentes tipos de juego…”.

Todos los países que participaron utilizaron esta competencia para foguear, probar y desarrollar jugadores. El plantel argentino promedió 26 años de edad. Viajaron olímpicos (Juan Gutiérrez y Facundo Campazzo), campeones sudamericanos en Resistencia 2012 (a los dos nombrados se agregaron Marcos Delía, Nicolás Laprovíttola, Selem Safar y Federico Van Lacke), panamericanistas (Leonardo Mainoldi en Río de Janeiro 2007 y Pablo Espinoza en Guadalajara 2011) e integrantes de la gira a Angola de 2012 (Nicolás Richotti y Juan Manuel Torres).

Los debutantes absolutos en el equipo principal fueron Adrián Héctor Boccia (rosarino, 30 años) y Matías Bortolín (cordobes, 20 años). El primero fue medalla de bronce en el Mundial de Hombres Jóvenes de Saitama 2001 con Luis Scola, Carlos Delfino y Federico Kammerichs, y jugó diez temporadas (2001/2010) en España, aunque nunca lo hizo en la ACB. Con Lanús acaba de llegar a la última final de nuestra Liga Nacional, tras gran temporada (ganó el premio al Jugador de Mayor Progreso).

El segundo comenzó en Instituto de Córdoba, pasó por Los Tigres (un club cordobés barrial de Villa Retiro) y llegó a Atenas, con el que jugó en nuestra Liga Nacional en la temporada 2010/11 con exiguo registro: 4 partidos, 24 minutos, 4 puntos en total, 3 rebotes y ninguna asistencia.

El 2 de diciembre de 2010 Atenas lo transfirió al Crabs Rimini de Italia en 90.000 euros, donde jugó a nivel formativo. El club italiano, por problemas económicos, había sido bajado a la DNB (Divisione Nazionale B), la ex B-2. En abril del año anterior Bortolín fue campeón y MVP del 20º Torneo Internacional Junior “Ciudad de Lissone”. Tuvo períodos de pruebas en el Acea Virtus Roma (Italia) y en el Partizán de Belgrado (Serbia), para recalar en un destino extraño para nosotros: el Arkadia Lions, de Traiskirchen (Austria). En la Admiral Basketball League (OBL) de Austria, en la temporada 2012/13, su actuación general (serie regular más playoffs) en 26 partidos promedió 12,5 puntos, 6,1 rebotes y 1,9 asistencias.

También en un primer momento se postuló para el último draft de la NBA entre 31 jugadores internacionales, pero luego desistió sabiendo que en 2015 será, por edad, su draft lógico.
El balance de la Copa Stankovic fue muy provechoso porque se consiguió altamente la prueba buscada para el grupo, con participación de los doce jugadores con muchos minutos en cancha, y, además, Argentina se adjudicó el segundo torneo y recibió 30.000 dólares como premio. En total fueron 9 partidos, con 8 triunfos y una sola derrota (contra Australia en el debut de Lanzhou tras un viaje interminable). Para resaltar: la producción defensiva.

“Seguimos teniendo el estilo de juego que quiere Argentina, que es conseguir siempre un pase más, ser solidarios en ofensiva y defender muy duro. Siempre, partido tras partido, fuimos progresando en nuestro juego y terminamos de la mejor manera, ganando el torneo de Guangzhou. Fuimos un equipo que siempre buscó mejorar la parte colectiva por sobre lo individual y eso es Argentina como conjunto. También nos sirvió para conocernos porque es un grupo que no había jugado nunca junto...”, fue la síntesis exacta del tirador marplatense Selem Safar.

Desde Brasil, Rubén Magano, el entrenador argentino campeón olímpico, dio su visión: “El recambio ha llegado y de muy buena manera porque los observé jugar muy bien al básquetbol, con una personalidad que no les ha pesado en absoluto al tener que tomar las riendas de la situación, con una manera de jugar muy solidaria. Esto no garantiza nada, pero da la seguridad de un estilo de juego que acerca para lograr los objetivos que se desea alcanzar. Aparte es un momento que iba a llegar, y es interesante”.

Nueve hombres de la Copa Stankovic estuvieron en el Campeonato FIBA Américas de Caracas. Se agregaron Luis Scola (por Torres), Marcos Mata (por Van Lacke) y Juan Manuel Fernández (por Richotti).

  ILUSION: DOS PIBES ALTOS JUNTOS
Marcos Nicolás Delía, bonaerense de Saladillo, y Matías Bortolín, cordobés de la ciudad capital. Son el símbolo de este tiempo de reconstrucción. Delía (21 años) mide 2,08 m y Bortolín (20) está en 2,07 m. Son alturas muy importantes para el básquetbol y dos esperanzas para cubrir nuestra carencia inveterada en este aspecto. La primera vez que coincidieron en un equipo argentino formativo fue en mayo de 2009 en el Campeonato Sudamericano U-17 realizado en Trinidad (Uruguay). Con la dirección técnica de Eduardo Miguel “Chiche” Jápez, Argentina ganó sus cinco partidos y se consagró campeona invicta. Bortolín promedió 9,8 puntos convertidos y Delía, 5,0. Jápez evoca así aquella primera vez:

“Fue realmente muy prometedor y auspicioso. Aparecían dos chicos altos, con talento y determinación para el juego interior. Obviamente, con mucho por aprender. Por supuesto, jugaron mucho en ese Sudamericano y marcaron diferencias a la hora de llegarles la pelota a su poder. Uno se proyectaba a futuro y se ilusionaba con verlos formando la pareja del cuatro (Bortolín) y cinco (Delía), como empieza a ocurrir.
Además, eran muy aplicados, callados y con muchas ganas de aprender, lo que –por suerte– no perdieron para el objetivo hacia adonde apuntan”.

Generó entusiasmo verlos juntos otra vez desde el partido contra Nigeria en Lanzhou en la Copa Stankovic y comprobar que el entrenador los mantenía en cancha porque respondían con acierto. Siguieron juntos hasta ser designados entre los 12 jugadores para el Premundial de Caracas.

“Siempre es esperanzador. A todos nos gusta que aparezca un pibe que juegue bien. O dos, o tres. Siempre serán bienvenidos. Es lo que nos pasa a todos. Yo, que soy el entrenador del equipo, tengo la misma sensación, pero con la responsabilidad de ayudarlos. Confiar en ellos. Tengo que tratar de estar un paso adelante con relación a lo que puedan necesitar para dar el salto. Solucionaron cosas que necesitábamos y se quedaron en la cancha porque lo hicieron bien”, fue el comentario inicial de Lamas.
El recorrido de Delía en la Liga Nacional, tras empezar en el club Ciudad de Saladillo, fue muy superior al de Bortolín. Siempre lo hizo en Boca Juniors. Suma 3 temporadas con 104 partidos y 1069 minutos. Sus promedios históricos todavía son mínimos, pero sus minutos en cancha apenas redondean un cuarto por partido: 2,56 tantos, 2,40 rebotes y 0,36 asistencias.

En Caracas, pese a su escasa experiencia, produjo un gran Premundial, tanto que estuvo en la formación inicial en 9 de los 10 encuentros disputados. “Delía ha sido un hallazgo para los próximos diez años de la Selección”, deslizó Lamas.

  LAS CAPAS INFERIORES
Las divisiones formativas, obviamente, son el paso de tránsito de los jugadores para llegar arriba. Es bueno, entonces, echar un vistazo a lo que pasó en las últimas cinco competencias ecuménicas donde participamos, todas ellas campeonatos mundiales.

Año 2009. U-19 en Auckland (Nueva Zelanda). Posición final: quinto puesto con 5 partidos ganados y 4 perdidos.

Año 2011. U-19 en Riga, Liepaja y Valmiera (Letonia). Posición final: semifinalista y cuarto puesto con 5 encuentros ganados y 4 perdidos.

Año 2013. U-19 en Praga (República Checa). Posición final: duodécimo con una sola victoria y 7 derrotas.

Año 2010. U-17 en Hamburgo (Alemania). Posición final: noveno puesto con 3 cotejos ganados y 4 perdidos.

Año 2012. U-17 en Kaunas (Lituania). Posición final: sexto puesto con 4 juegos ganados y 4 perdidos.
La única camada que alcanzó las semifinales fue la que participó en el Campeonato Mundial U-19 de Letonia 2011. Sus integrantes fueron los siguientes: Emliano Basabe, Nicolás Copello, Marcos Delía, Lucas Díaz, Tayavek Gallizzi, Patricio Garino, Juan José Giaveno, Franco Giorgetti, Luciano Massarelli, Carlos Paredes. Pablo Pérez y Fernando Podestá. Los dirigió Enrique Tolcachier.

Garino va a disputar su segundo año en la George Washington University de la capital de los Estados Unidos, que está en la división I de la NCAA, en Atlantic 10 Conference. Giorgetti fue doble campeón (2011 y 2012) de nuestra Liga Nacional con Peñarol de Mar del Plata.

Medio plantel ahora va a jugar en equipos de nuestra elite: Basabe, Delía, Gallizzi, Giorgetti, Pablo Pérez y Fernando Podestá. Cinco lo harán en el TNA, el segundo nivel: Copello, Lucas Díaz, Giaveno, Massarelli y Paredes.

La reciente actuación del U-19 en Praga fue la peor en diez ediciones con la duodécima posición. Sin embargo, esta llegó después de tres sucesivos Mundiales donde se habían alcanzado meritorios rendimientos y no se bajó del sexto puesto. Una explicación la dio el cordobés Juan Pablo Vaulet, el chico nominado en un principio para la Preselección Nacional Mayor y que después tuvo superposición con el Sudamericano U-17: “El físico hizo la diferencia. Nos tomaron muchísimos rebotes y nos costó marcar a jugadores más altos y mejor físicamente que nosotros. Pero esto no depende de un torneo aislado, debe mejorarse en el trabajo de cada día…”.

De todas maneras, la historia completa de las divisiones formativas argentinas es muy destacada. Comprende el período 1955/2013 y se tienen en cuenta las competencias oficiales de todas las categorías en todos los niveles (sudamericano, panamericano y mundial). Una documentación única computada por El Gráfico revela lo siguiente: sobre 90 participaciones, en 68 se alcanzó el podio (esto es en el 75,55 %). Se lograron 35 primeros puestos, 25 segundos y 8 terceros (3 fueron en campeonatos mundiales).

El cordobés Enrique Elías Tolcachier es el director deportivo de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB). Nos entregó este testimonio sobre el proyecto de la institución al respecto:

“La Confederación Argentina está trabajando hace 7 años con un programa de Selecciones Nacionales y plan altura a los fines de lograr el recambio en nuestra Selección Mayor. Por suerte, varios talentos ya están ingresando al equipo superior y otros más se incorporarán en corto plazo.

La idea ahora es que tomen experiencia con competencia internacional trascendente todos los años en la Selección Mayor.

Hay un grupo importante de talentos que representaron al país en los Campeonatos Mundiales U-19 y U-17 que ingresarán a la elite para lograr el recambio generacional. Argentina está cuarta en el mundo en el ranking junior de la FIBA, detrás de Estados Unidos, Serbia y Lituania.

Repito un concepto ya publicado en El Gráfico: para mantener nuestra figuración mundial nos hace falta mejorar el trabajo corporal de nuestros jugadores”.

REFLEXIONES
Consignas para respetar religiosamente en esta transición de reconstrucción:
Tener paciencia y saber esperar. Esto no es soplar y hacer botella.
Mantener la calma y no caer en la desesperación.
Olvidarse de la ansiedad, una mala costumbre bien argentina.
Desterrar exabruptos rabiosos como “¡este no puede jugar!”. No demonizar a nadie.
Ojo con el derrotismo y la mala onda.
Saber que necesariamente se apunta al futuro.
Fundamental: prohibido comparar.

Por O.R.O. Fotos: Maxi Didari