La gala de premiación en la que recibió su segundo Balón de Oro consecutivo había quedado atrás. Ya subido a un avión privado en el que emprendió el regreso de Zurich a Barcelona junto con otros futbolistas del Barça y familiares, Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, no quiso esperar a aterrizar en tierra firme para brindar por su consagración y, principalmente, por sus compañeros de equipo que también compitieron por el premio otorgado por la FIFA.
"Quiero brindar por Xavi e Iniesta, porque a pesar de que he ganado el premio yo, ellos se lo merecían tanto o más. Así que va dedicado a ellos", fueron las palabras de Messi, copa de champagne en mano, con la humildad y la simpleza que lo caracteriza, pero con una alegría imposible de ocultar.
Luego, en pleno vuelo, los tres finalistas del Balón de Oro realizaron el brindis para la foto a pura sonrisa y alegría, alejando así los rumores de supuestos enojos y desunión entre los futbolistas del Barça, instalados por algunos medios españoles –madridistas, especialmente-, tras la coronación de Messi como el mejor del planeta.
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