“Desde anoche nos acompaña la pregunta por el por qué”, lamentó el presidente de la Federación Alemana de Fútbol, Theo Zwanziger. Aparentemente, la gente del Hannover 96 había notado una conducta “inestable” del jugador Robert Enke en las últimas semanas, pero nunca pensaron que su depresión era tan profunda.
 
Según el diario Bild, Enke sufría de depresiones clínicas desde 2003, que se agudizaron con el fallecimiento en 2006 de su pequeña hija Lara, de dos años de edad, por un problema cardíaco congénito.

Sus allegados aseguran que Enke había podido sobrellevar ese duro golpe y que había recuperado la felicidad con la llegada de Leila, la bebé que adoptaron en mayo de 2009, que actualmente tiene 8 meses de vida.
 
Hoy su médico personal, Valentin Makser, y su viuda, Teresa Enke, revelaron que el futbolista de 32 años padecía constantes períodos depresivos. Anoche, en un acto desesperado decidió quitarse la vida al lanzarse contra un tren de cercanías en un barrio de Hannover.
   
En 2003, Enke había estado por primera vez en tratamiento, tras su paso por el Barcelona y el Fenerbahce, porque padecía un miedo patológico al fracaso. En su primer partido con el equipo, los hinchas lo abuchearon y le tiraron todo tipo de objetos. Eso lo marcó negativamente.

“Luego, hace seis meses, Robert volvió a mi consultorio. Estaba sufriendo otra vez fases depresivas que incluso llegaron a apartarlo de algunos entrenamientos”, contó Makser a la prensa alemana, al tiempo que asegura que, durante estas últimas semanas le pareció que Enke había avanzado en su proceso de recuperación, porque estaba entrenando normalmente y fue titular en los últimos dos partidos del Hannover 96 por la Bundesliga, después de haber superado una infección bacterial.
  
El médico aseguró que su paciente había rechazado totalmente la posibilidad de internarse para someterse a un tratamiento más intenso, porque quería ocultar sus inconvenientes psicológicos por miedo a complicar su carrera profesional y también por temor a que le quitaran la custodia de su hija adoptiva.
    
Makser confirmó que el arquero alemán dejó una carta de despedida, en la que les pedía disculpas a su familia y a quienes habían tratado su enfermedad por haberles ocultado su cuadro depresivo para poder concretar su plan de suicidio. “Incluso el día de su suicidio me llamó y me aseguró que estaba mejor”, dijo Makser.
   
Por su parte, Teresa Enke explicó que durante todos estos años acompañó a su marido en su lucha contra sus fases depresivas e intentó mostrarle que había perspectivas y que todos los problemas podían tener solución.

“Las fases depresivas eran difíciles, pero ya habíamos pasado por fases muy difíciles en Barcelona y Estambul y habíamos logrado salir de ellas con ayuda del doctor Makser”, confesó.
 
“Nos teníamos a nosotros, él tenía el fútbol y teníamos a Leila (…) Traté de estar a su lado, al final iba con él a los entrenamientos. Creía que con amor podíamos superarlo todo”, agregó la viuda del futbolista.

Lo cierto es su médico personal, su esposa y el presidente del Hannover, Martin Kind, afirman que su decisión no tuvo nada que ver con el fútbol, ya que había vuelto a jugar con su equipo y había sido designado como el primer arquero de la Selección de Alemania para el próximo Mundial de Sudáfrica.

Esta mañana la ciudad de Hannover amaneció cubierta de velas, flores y fotos para homenajear al futbolista fallecido.

Hoy, Oliver Bierhoff, el manager del seleccionado alemán ofreció una conferencia de prensa donde se anunció la cancelación del amistoso contra Chile y no pudo contener las lágrimas por el triste suceso.  Además, participó del oficio religioso escoltado por el entrenador de Alemania, Joachim Löw; su capitán, Michael Ballack, otros futbolistas y miles de fanáticos.

Luego de la emotiva despedida en la Iglesia de ciudad, se realizó una marcha espontánea por las calles de Hannover hasta el estadio.