Mundial Qatar 2022

Qatar 2022: la trama de corrupción detrás de la elección de la sede

El 2 de diciembre de 2010 Joseph Blatter, el ex presidente de la FIFA, anunciaba a Qatar como anfitrión para 2022, el resultado de un extenso entramado de corrupción. "Qatar fue un error", asumiría el suizo años después.

Por Pablo Amalfitano ·

02 de diciembre de 2022

LA COPA DEL MUNDO constituye el acontecimiento más importante del deporte, y de muchas otras cosas que exceden al deporte, a lo largo y a lo ancho del planeta. Se juega desde hace casi cien años pero apenas habrá habido, por el momento, 22 ediciones, por lo que se erige como un evento selectivo codiciado, cuyo peso propio tiene injerencia directa con la historia.

La elección de la sede para el Mundial de 2022 tuvo una particularidad: decantó en lo que se convirtiera en el primero de todos los tiempos que tendría lugar en Medio Oriente, una zona del planeta con escasa tradición futbolera pero con un potente poderío económico en torno a la geopolítica. Qatar llegó a ser sede de una Copa del Mundo casi de manera inesperada, con la sorpresa de la totalidad del ecosistema del fútbol, más allá de las piezas más relevantes de la dirigencia internacional.

El Mundial en Qatar, el primero de la historia que tuvo sólo una ciudad sede -Doha-, llegó en 2022 pero resulta necesario remontarse doce años atrás, hacia 2010, para comprender el entramado que lo hizo realidad pese a tener nula historia futbolística, escasa amplitud territorial y unas temperaturas tan agobiantes que obligaron a correr el certamen de junio-julio a noviembre-diciembre.

La génesis del recorrido que convirtió a Qatar en sede de una Copa del Mundo surge a partir de la supremacía económica patrocinada por "Qatar Sport Investments", la organización de negocios dueña de sus acciones y fundada por el Emir Tamim bin Hamad Al Thani. El foco está en 2010, año en que se construyó el entramado de Al Thani, por entonces príncipe de Qatar.

El epicentro se ubica nada menos que en el Palacio del Elíseo, la sede de la Presidencia de la República de Francia. El 23 de noviembre de 2010, apenas nueve días antes de la votación en la que el Emirato se quedó con la sede de la Copa del Mundo de 2022, el legendario Michel Platini, en ese momento presidente de la UEFA, mantuvo una reunión secreta en la residencia oficial de Nicolas Sarkozy, presidente francés entre 2007 y 2012.

 

Imagen Al Thani, en abril, en el sorteo de la Copa del Mundo.
Al Thani, en abril, en el sorteo de la Copa del Mundo.
 

Aquel cónclave sería un almuerzo del triángulo que arrojó una enorme operación en las sombras: Platini, Sarkozy y Al Thani, el príncipe heredero de Qatar. El encuentro estuvo sustentado también por Sophie Dion, la ex secretaria de deportes de Sarkozy, y Claude Gueant, su jefe de gabinete. El Triunvirato de las Sombras fue un tráfico de favores y de influencias entre las partes, denunciado de manera pública durante 2013 por la prestigiosa revista France Football. El origen de todo, claro, tenía una gran pata vinculada al fútbol.

El punto de contacto entre los tres vértices era el club Paris Saint Germain, una institución también sin historia que hoy acumula un poder económico que excede el análisis racional -no por nada pudo contratar a Lionel Messi, además de otras tantas figuras-. Tanto Sarkozy como sus hijos Jean y Pierre son hinchas del equipo parisino, que atravesaba una gran crisis inmersa dentro del momento delicado del fútbol francés en general.

Canal Plus, dueña de los derechos de aquel entonces, abonaba 670 millones de euros por año y ese contrato corría peligro ya que su principal competidor, Orange, renunciaba a la disputa por esos derechos. En pocas palabras: Canal Plus pagaría menos por no tener competencia real en el negocio.

A partir de esa crisis surgiría el enroque de favores: a través de sus influencias Platini se aseguraría de conseguir los votos para otorgarle la sede del Mundial 2022 al príncipe, hoy Emir encargado de la organización general de la gran cita futbolística. La retribución para Sarkozy, Platini y el fútbol francés en general sería nada menos que la adquisición del PSG por parte del Emir

En efecto la promesa del Emir se cumplió: cuando su unidad de negocios "Qatar Sport Investments" se quedó con las acciones del club, en junio de 2011, algunos meses después del trato, se comprometió a convertirlo en una maravilla europea llena de figuras que lucharan en el ámbito continental.

 

Imagen El ex presidente francés Nicolas Sarkozy y Michel Platini, ex titular de la UEFA.
El ex presidente francés Nicolas Sarkozy y Michel Platini, ex titular de la UEFA.
 

Desde entonces trajo jugadores de la talla de Zlatan Ibrahimovic, David Beckham, Lucas Moura, Edinson Cavani, Ángel Di María, Neymar, Kylian Mbappé, Gianluigi Buffon, Keylor Navas y el propio Messi, entre otros; dominó el fútbol doméstico casi sin atenuantes; y alcanzó la final de la Champions League en la edición 2019/2020 (cayó 1-0 ante Bayern Múnich).

El actual Emir colocó a Nasser Al Khelaifi, otro de los hombres fuertes del Emirato y uno de sus contactos más cercanos, como presidente de PSG ni bien se quedó con su propiedad, más una década atrás. De ese modo cumplió la promesa con Sarkozy y su gente: quemó millones y millones de euros para traer a los mejores refuerzos del mundo y convertir al club francés en una joya competitiva a nivel internacional.

El entramado de sobornos y la presunta votación corrupta de la sede del Mundial derivó en 2019 en la detención de Platini, quien ya había dejado de ser presidente de la UEFA en 2015. Y en ese desenlace tuvo mucho que ver Al Thani, que estaba designado como heredero mientras edificaba su poder en el mundo deportivo a tracción de petrodólares, influencias varias y sobornos.

Toda la historia fue posible, claro, ante la presunta aprobación del suizo Joseph Blatter, por entonces presidente de la FIFA, quien mostró el papel con la leyenda "Qatar" en el congreso de la FIFA de 2010. El dirigente demoró doce años para admitir su mirada sobre el Mundial 2022. Días antes de que la pelota comenzara a rodar disparó: "Qatar fue un error. La elección fue mala. Es un país demasiado pequeño; el fútbol y la Copa del Mundo son demasiado grandes para eso".

Y profundizó al respecto: "En ese momento, en realidad, acordamos en el comité ejecutivo que Rusia tendría la Copa del Mundo de 2018 y Estados Unidos organizaría la de 2022. Habría sido un gesto de paz si estos dos opositores políticos hubieran hecho el Mundial uno tras otro".

Blatter, además, eligió señalar un responsable directo por el "error" de la elección de Qatar como sede del Mundial, en una suerte de confesión tardía: "Gracias a los cuatro votos de Platini y su equipo (UFEA) la Copa del Mundo fue para Qatar en lugar de Estados Unidos. Esa es la verdad".

Messi jamás habría siquiera analizado una oferta de PSG, por caso, si esta historia no hubiera sido real. El mundo del fútbol cambió por completo en los últimos diez años. Y lo hizo de manera tan profunda que la Copa del Mundo, el acontecimiento más valioso del planeta entero, llegó a un sitio que nadie tenía en el radar escasos años atrás.