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Francisco Cerúndolo: "Hoy me siento parte de la elite"

El actual 25º del mundo atraviesa el mejor momento de su carrera y reflexiona sobre lo que vivió los últimos meses. "Wimbledon me cambió la cabeza", sostiene.

Por Redacción EG ·

03 de agosto de 2022

FRANCISCO CERÚNDOLO atraviesa, sin lugar a dudas, el mejor pasaje de su carrera como tenista profesional. Las últimas dos semanas en el circuito, con su primer título de nivel ATP en Bastad y las semifinales del torneo de Hamburgo, lo depositaron por primera vez entre los 25 mejores del mundo.

El argentino de 23 años, número dos del ranking ATP entre sus compatriotas -detrás de Diego Schwartzman, que hoy es 15º-, reflexionó respecto del crecimiento de su imagen desde que alcanzara, en marzo pasado, las semifinales del Masters 1000 de Miami: "Después de ese momento venía a Buenos Aires, salía a la calle, iba a cualquier lado y me conocían. No pasaba inadvertido en ningún lugar. Al principio me daba un poco de vergüenza pero después me acostumbré. Wimbledon y el partido contra (Rafael) Nadal (NdR: perdió en la primera ronda en cuatro sets y recibió ovaciones) hicieron que eso creciera. El reconocimiento está buenísimo pero también perdí privacidad”.

Cerúndolo, cerca de cumplir 24 años, estuvo algunos días en Buenos Aires y ahora ya apunta al Masters 1000 de Montreal, para luego encarar el torneo de Cincinnati y el US Open, desde la semana del 29 de agosto. Septiembre podría traer su primera convocatoria al equipo argentino de Copa Davis para jugar, del 14 al 18, la fase de grupos de las Finales en la ciudad de Bologna.

"Hoy ya me siento parte de la elite. Después de Wimbledon creo que cambié la cabeza, Me di cuenta de que estaba en un nivel muy alto. Estaba en una gran gira y ya todos me empezaron a mirar de otra manera. Siento que me convertí en una amenaza para el resto", sostuvo el jugador representado por Torneos en diálogo con La Nación.

El partido contra Nadal en la central de Wimbledon marcó su devenir en el circuito. La historia le quedó grabada. "Fue todo muy loco. Sentí que estaba destinado a jugar ese partido. Llegué a Wimbledon y hay dos vestuarios: uno para el Top 35 y otro para el resto. Yo fui a este último y, al entrar, me dijeron: ‘No, vos tenés lugar en el otro vestuario, en el de los preclasificados’. No tenía ni idea. Era mi primera vez ahí. Por la baja de los rusos había quedado 34 o 35; no salí sembrado por poco. Ya eso me chocó: estar con los mejores fue tremendo", rememoró.

Y prosigió con su revivir en Londres: "El primer día le dije al del vestuario: ‘¿Hay alguna posibilidad de que me lleves a ver la cancha central?’. El flaco, re copado, me hizo un tour. Fuimos a la cancha, el tipo me contaba todo y en un momento le dije: ‘En esta cancha voy a jugar’. Se moría de risa. Al día siguiente se estaba por sortear el cuadro, vimos que no se bajaba nadie por lo que yo no entraba entre los 32 sembrados. Y dije: 'Ojalá me toque Nadal o Djokovic'. Era un torneo lindo, no había puntos. Empezamos a entrar en calor y en un momento agarré el celular, entré en Twitter y vi Cerúndolo-Nadal. Dije: ‘Bueno, me tocó Rafa’. En esos días, desde el sorteo del viernes hasta el partido del martes, estuve ansioso por entrar en la cancha y jugar. Media hora antes del partido me empecé a sentir nervioso".

La ovación y el respeto de Nadal le quedaron grabados para siempre: "Cuando me fui de la cancha estaba re caliente: no había podido ganar el cuarto set y tenía muchas ganas de ir al quinto, porque sentía que lo había dominado durante dos sets enteros a Nadal, pero cuando empecé a sentir la ovación de la gente y de él mismo, a quien vi ahí parado aplaudiéndome, me puse contento y orgulloso. Sentí que había hecho un partidazo, que había cumplido. Y ese partido me cambió la cabeza: me autoconvenció de que podía estar a ese nivel, que le podía jugar a cualquiera de igual a igual".