David Nalbandian: "En mi mejor nivel pocos podían ganarme"

DAVID NALBANDIAN pasó esta semana por Madrid en compañía de su jugador, el serbio Miomir Kecmanovic, y resultó inevitable que repasara sus grandes logros en el circuito y, sobre todo, aquella incomparable gesta de Madrid 2007, cuando se consagró en la carpeta bajo techo del pabellón Madrid Arena tras derrotar de manera sucesiva a Rafael Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer, los tres primeros del ranking ATP.

"Ganar acá en su momento fue algo increíble; con el apoyo de la gente me sentí muy a gusto. Fue algo distinto a cualquier otro torneo porque nadie lo pudo hacer: es único. Ya nadie lo podrá hacer porque, aunque les gane a estos tres, ellos ya no estarán con ese ranking. Aquello fue épico. Quizá por eso es lo que más resalta", rememoró el cordobés, desde España, en diálogo con Punto de Break.

La faceta de entrenador de Nalbandian resultaba inimaginable cuando se retiró, a fines de 2013, pero su visión explica por qué hoy decidió trabajar con Kecmanovic, a quien entrena desde el Córdoba Open de 2021: "Ningún jugador tiene en mente ser entrenador cuando se retira. Lo que más nos cuesta a nosotros es volver a viajar, nos cansa mucho estar lejos de casa. A los sudamericanos nos afecta mucho más porque venimos de más lejos. De golpe hubo varios jugadores que me ofrecieron entrenarlos, pero todos pedían full time, algo que no podía darles por mi familia y mis otros trabajos. No tenía el tiempo. Con Miomir llegamos a un acuerdo de hacer 12 o 14 semanas y le pareció bien. Más tiempo no podría".

"Cuando me llamó confieso que no lo conocía pero vi un par de vídeos para ver cómo jugaba y me gustó lo que vi. Le propuse que viniera a la gira de Sudamérica para conocernos y evaluar una posible relación. Hoy le veo con mucho potencial: tiene grandes tiros pero con margen para mejorar. Me entusiasmó este proyecto", amplió respecto de su vínculo con Kecmanovic.

Nalbandian derrotó nada menos que ocho veces a Roger Federer. Uno de esos triunfos fue en la final de aquel Masters Series de Madrid, por 1-6, 6-3 y 6-3. Los duelos con el suizo, a quien el cordobés enfrentó desde su etapa de junior, resultaban partidazos: "Eran partidos muy tácticos. Nos enfrentamos muchas veces desde que éramos juniors, así que nos conocíamos perfectamente. Ni él hacia mí ni yo hacía él teníamos ese respeto que ahora tienen los jugadores más jóvenes cuando tienen delante a Federer o cualquier otro miembro del Big 3. Cuando entrás a la cancha sin ese respeto excesivo ya tenés una chance más. El tipo de juego que tenía yo en esos momentos a Roger no le gustaba y por eso le gané tantas veces".

El cordobés, número tres del mundo en marzo de 2006, llegó a todas las semifinales de los Grand Slams pero jamás pudo levantar un trofeo del máximo calibre. "Hay muchísimos jugadores que nunca lograron ganar un Grand Slam. Lo que pasa es que en esa época era casi imposible con estos tres. Y también estaba Murray, que no era fácil. Pero yo no era especialista en ninguna de las superficies. Salvo en Australia, quizá. Les pude ganar a todos pero no es fácil estar así. En mi mejor nivel pocos podían ganarme. Físicamente perfecto, mentalmente perfecto, de confianza perfecto. Esto no te pasa muchas semanas al año. A mí en toda mi vida sólo me pasó tres semanas. No es fácil, fueron casi 20 años jugando al tenis".