Diego Eterno

“En sus días de cumpleaños era Diego porque la pasaba con su familia”

El preparador de futbolistas Fernando Signorini recordó a Maradona en el día de su cumpleaños número 62, a casi dos años de su fallecimiento.

Por Redacción EG ·

30 de octubre de 2022

Fernando Signorini, histórico preparador de futbolistas, colaborador y amigo de Diego Maradona, quien hoy hubiera cumplido 62 años, remarcó que cada 30 de octubre significaba para el 10 eterno volver “a ser Diego porque la pasaba con su familia, con sus íntimos”.

“En esos momentos él era Diego, porque estaba con su familia, con sus íntimos y sus más cercanos. Ahora cuando organizaban algún tipo de evento importante con invitados ilustres, entonces, era diferente, porque era frívolo”, evocó el preparador físico, de 70 años y oriundo de la ciudad de Lincoln.

Signorini estuvo como invitado en la Expo Deportes 2022 que se llevó a cabo este fin de semana en la ciudad de Comodoro Rivadavia y allí aprovechó la ocasión para referirse a la “persona más importante de mi vida, a la que me llenó de colores” para graficar las vivencias que protagonizó con el capitán del seleccionado argentino.

“Siempre hablo de Diego y no de Maradona. Porque él era un chico muy curioso, que le encantaba saber y conocer de todo. Él quería saber de política, música, arte, de todos los deportes posibles”, expresó.

“De conversaciones que tenían que ver con el hecho del nacer y de morir, tenía una especie de imposibilidad de aceptar que todo lo que nace, muere y como tal, vamos a ir por el mismo camino y como que lo rechazaba. Sobre todo, imaginar que podría perder a sus seres queridos, sobre todo a sus padres”, describió Signorini en una charla con Télam.

Signorini, quien trabajó junto al Diego DT en el seleccionado argentino que jugó el Mundial Sudáfrica 2010, resaltó que el astro bonaerense, fallecido en noviembre de 2020, “no podía permitirse ninguna debilidad, porque era un superhombre”.

“Pero eso era una especie de disfraz o de personaje que se tuvo que inventar para exigirse a todo lo que él se exigía y muchos de esos que lo hacían exigir eran los mismos que cuando él estaba en Fiorito lo despreciaban, lo marginaban y lo ignoraban”, reflejó el preparador de futbolistas.

“Ningún presidente fue a golpearle las manos a ‘Tota’ y ‘Chitoro’ (NdR: sus padres). Digo golpearle las manos porque no tenía ni luz. Tampoco fue ningún Papa a invitarlo a que vaya al Vaticano”, enumeró.

Signorini reveló que Maradona le contó en alguna oportunidad como pasaba sus cumpleaños en Villa Fiorito, cuando era chico y vivía con padres y hermanos en una pequeña casita, con muy pocas comodidades.

“Recuerdo que alguna vez contó de un cumpleaños que había pasado en Fiorito y que era increíble, porque todavía es un hábito que sucede en las villas. Es como que toda la gente se acerca, hay mucha solidaridad y en cambio después cuando fue tan famoso, esa gente ya no estaba y era otra”, sostuvo. Signorini también reveló cómo un regalo hecho al 10 le permitió al propio Maradona atesorar el presente “en su mesa de luz, en Nápoles”.

“Yo había regresado a Buenos Aires después de terminado un torneo en Italia. Y caminando por Lavalle había una casa de fotografías con figuras de personajes conocidos y cuando paso por la vidriera estaba Diego, el Papa y (Juan Domingo) Perón”, evocó.

“Estaban muy bien hechos y le dije al vendedor que quería una foto de Diego con el Papa, otra de Diego, el Papa y Perón y otra de Diego y Perón, en la cual parecía que estos dos últimos se abrazaban”, amplió.

Signorini no recuerda cuando saludó al 10 por última vez en un cumpleaños, pero sí cuando lo abrazó como si fuese una despedida. “Fue cuando murió su papá, porque yo estuve en su casa. Pero respecto a su cumpleaños me acuerdo que en uno en Sevilla en el que había mucha gente, estaba con sus compañeros de equipo con música, alegría”, dijo.

“Diego contagiaba por carisma especial y era cariño de todo el mundo para con él y eso es raro encontrar con una persona. Cuando estaba triste, uno no podía estar contento y cuando él estaba contento, no podía estar triste”, reflexionó.