100 años de El Gráfico

Borocotó, Frascara, ¿Qué opinan ustedes de este periodismo?

En el día del periodista compartimos un artículo de Dante Panzeri donde pregunta a dos pilares de la historia de El Gráfico su posición sobre el periodismo de antes y el de ahora. Para reflexionar.

Por Redacción EG ·

07 de junio de 2019

Ante el periodismo "iracundo" o de "nueva ola"; ante El Gráfico que deja de ser "el de antes"; ante la llamada nueva orientación de la crítica deportiva... Félix Daniel Frascara y Ricardo Lorenzo responden a la requisitoria que como hombres-pilares de "El Gráfico de antes" les formula "El Gráfico de ahora".

Borocotó, Frascara y el ¨nuevo ritmo¨

 

DICE FÉLIX D. FRASCARA

Frente al periodismo deportivo de hoy, estoy más seguro que nunca de que no se puede hablar de periodismo, sino de periodistas. La personalidad juega un papel preponderante en toda actividad de orden intelectual. Tengo en cuenta, además, lo que es el individuo puesto a juzgar un espectáculo, un cuadro o cualquier manifestación del orden intelectual, aunque su profesión no sea la de periodista. Mil albañiles colocarán una baldosa de idéntica manera, o mil obreros construirán mil gabinetes para televisores exactamente iguales entre sí, pero cada uno de ellos tendra su opinión personal sobre un partido de fútbol, un concierto o una representación teatral. Mozart hubo uno solo y su música es única, lo que no significa en modo alguno desconocer que cada director interpreta a Mozart a "su" manera, y que aun cada uno de los millones de devotos de Mozart lo siente en forma personal, en comunicación directa. A un crítico musical inteligente no se le podría ocurrir la idea de imponer "un" Mozart, pero sí puede expresar su preferencia por un determinado modo de interpretarlo. Si nos ponemos a repasar con detenimiento el proceso del periodismo deportivo observaremos que se ha ido produciendo una evolución general, que el nivel medio del conglomerado ha ido en ascenso, o sea que en cuanto respecta a la preparación y dedicación se ha progresado —en proporción con la misma evolución observada en el orden nacional, tanto en la sociedad como en el importante sector de ella que es el periodismo—, pero esa elevación del conjunto no ha podido impedir que sobre el valor del cuerpo que es el periodismo en sí (por arriba o a los costados) se destaquen expresiones individuales. Y esas expresiones individuales, las de más fuerte personalidad, son las que gravitan hasta el punto de infundirle al conjunto una fisonomía, un carácter, una voz. En determinados casos podrá tratarse de coincidencia, de afinidades, de simple simpatía, y entonces surge lo que se ha dado en llamar "escuela", "línea", "ola", etc. Pero sólo en determinados casos. Siempre, según mi pensar, claro está, lo que en una estimación general ha de reconocerse es que la voz, el carácter o la fisonomía de los de más personalidad se imponen hasta el punto de dominar el escenario, de impresionar al auditorio, de modo tal que llega un momento en que, aun sin proponérselo lo sin habérselo propuesto) se encuentran erigidos en dirigentes, en líderes. Los que están mentalmente, espiritualmente dotados, nutridos no sólo de conocimientos y de erudición sino también de sensibilidad, de clara conciencia respecto de su alta responsabilidad, realizan una obra de bien, una labor fructífera. Los que carecen del equilibrio necesario, en cambio, crean la confusión. Este es el gran peligro, porque en tal caso se desorienta a la opinión pública, por una parte, y se cae en el error de enrolar o fichar a los periodistas, sin discriminación, añadiéndoles a esa ya muy importante condición de periodista (que no necesita de aditamentos) una presunta identificación con tal o cual tendencia. Nadie entre nosotros ignora que el periodista de más fuerte personalidad que ha surgido de diez años a esta parte es Dante Panzeri. Su voz, su carácter; su fisonomía, trascendieron en mucho los límites de la crónica deportiva. Está en la señalada situación del dirigente, del líder. De él habla "la calle". Existe un "panzerismo". Los colegas lo discuten. Con la seriedad que hace al tema, considero que es innegable la influencia de Panzeri en el periodismo deportivo. Influencia innegable e importante, puesto que alcanza a los más vastos sectores de público, a las más distintas clases sociales, y parte del órgano periodístico de mayor prestigio en la especialidad.

 

Imagen Año 1937. Concentración paraguaya al Sudamericano de fútbol. Frascara toma mate con ellos. Las infusiones eran su pretexto para la amistad.
Año 1937. Concentración paraguaya al Sudamericano de fútbol. Frascara toma mate con ellos. Las infusiones eran su pretexto para la amistad.
 

Personalmente, no coincido con el tono, ni con el carácter, ni con la postura, es decir, en suma, con el estilo periodístico de Panzeri, pero creo en su sinceridad y sé que, cuando se incorporó al periodismo traía ya el mismo tono y las mismas inquietudes. Lo importante, con todo, es considerar las consecuencias que pueda tener el "panzerismo" para nuestro deporte en general, y para la prensa deportiva en particular. Es aquí donde echo mano del pasado, que ha de servirnos, creo, para intentar una conclusión. (Aunque, por otra parte, me parece estar oyendo a quien me pregunta: "¿Por qué, precisamente, Panzeri, y por qué solamente Panzeri?" Repito, entonces, que es por considerarlo un hombre de gravitación y cuyas características encontramos reflejadas, si no copiadas, en un núcleo de fácil clasificación. Y solamente Panzeri por esto: ciertas personalidades que presentan rasgos atrayentes, cuya palabra interesa y provoca los más diversos comentarios, como por ejemplo Pepe Peña, no son esencialmente periodistas, a mi juicio, y otras figuras de relieve, que podrían ser, entre otros, Bernardo Neustadt y Justo Piernes, ofrecen cierta semejanza con Panzeri a los efectos de enfocar el tema "periodismo deportivo", puesto que las diferencias de opiniones y de caracteres no es óbice para que los juntemos cuando hablamos de la influencia que ejercen los principales exponentes del periodismo sobre la formación de la opinión pública.)

 

Imagen "Frascarita", "Contragolpe", "Sobrepique", "Don Félix". En todo caso: Félix Daniel Frascara.
"Frascarita", "Contragolpe", "Sobrepique", "Don Félix". En todo caso: Félix Daniel Frascara.
 

El pasado, al que me dirigía cuando abrí el paréntesis, nos ratifica en la impresión de que pesan más determinadas personalidades que el conjunto de un cuerpo, en este caso un "poder" como es el periodismo. Muchos jóvenes se sorprenderán si se les dice que el periodismo deportivo de otras épocas era más escandaloso que el de ahora. Lo era —lo que aún pueden atestiguar muchos de los que actuaron—, pero naturalmente que ofreciendo, respecto del actual, tantas diferencias como podrían encontrarse en todos los órdenes de la vida de entonces en comparación con la de ahora. Los dirigentes fueron el blanco de las críticas en todos los tiempos. Se llamaban Rouquette, Larrandart, Uhart, Tellechea, etc., los que ahora se llaman Colombo, Armando, Liberti, Piscicelli... Eran "los faraones". Todos los días partían arcabuzazos contra ellos desde las columnas de "La Argentina", de "La Montaña", de "Ultima Hora", etc. Periodistas con actuación e influencia en las esferas directivas fueron Miguel Angel Dos Reis, Hugo Marini, Jorge Muñoz, Antonio Palacio Zino, en los órganos más populares y batalladores, por decirlo así, o Luis Carlini, Angel Bohigas, Alfredo Rossi, Salustiano González, Ernesto Escobar Bavio, etc., en los diarios de mayor importancia social.

Si la obra de los más conocidos y prestigiosos periodistas deportivos del pasado tuvo la virtud de influir beneficiosamente, o si todos ellos pasaron sin dejar huella, podemos decirlo nosotros mejor que nadie. En el recuerdo quedan nombres, anécdotas, episodios, "campañas". Quizá la obra de decantamiento se ha operado, y esto de hoy es, en efecto, una consecuencia de aquello. En tal caso, yo me permito asegurar que no lo noto.

Es aquí, pues, cuando llego a una conclusión: el periodismo deportivo actual se ha liberado de influencias y sólo quedan expresiones aisladas de un estilo que tiende a desaparecer. Pero buenos periodistas habrá siempre, en cualquier modalidad. El periodismo deportivo actual, llámese "panzerismo" o como quiera llamársele, vive al ritmo de la época, con su agitación, su apresuramiento y su confusión. Hoy el hecho tiene más importancia que la forma. Los "líderes" de la juventud desechan lo emotivo, lo tierno, lo espiritual, y mucho más lo literario. Se cultiva la cabriola lingüística. El espectáculo deportivo se analiza desde el punto de vista técnico, en algunos casos científicos, para iniciados. Se han destruido muchos prejuicios, lo que me parece muy bien, pero entre ellos el de la modestia, el del "segundo plano"; a los jóvenes periodistas deportivos les agrada ser actores y hasta protagonistas, convirtiendo en escenario la butaca del crítico. Prevalece el acento trascendental, sensacionalista y dramático. Se habla de lo transitorio y circunstancial como si fuera definitivo.

 

Imagen  Aquí están reunidos, un 27 de diciembre de 1955, Aníbal Vigil, que trajo a Lorenzo de Montevideo allá por 1927; Ricardo Lorenzo, que se marchaba de El Gráfico para jubilarse; Félix Frascara, que quedaría a cargo de El Gráfico hasta su jubilación, cuatro años después.
Aquí están reunidos, un 27 de diciembre de 1955, Aníbal Vigil, que trajo a Lorenzo de Montevideo allá por 1927; Ricardo Lorenzo, que se marchaba de El Gráfico para jubilarse; Félix Frascara, que quedaría a cargo de El Gráfico hasta su jubilación, cuatro años después.
 

Como se comprenderá fácilmente, a mí me desagrada ese tono y esa forma, tanto como me agrada, en el mismo periodismo deportivo de la actualidad, la liberación de lo pasado, la defensa de la honestidad y la general inquietud por saber más y por orientar mejor. Más que de épocas, prefiero hablar de escuelas, pues de esto se trata en realidad. (Y conste que yo me considero "del" presente, porque soy del presente, puesto que estoy en actividad, y en igual plano ubico a mis coetáneos.) Pertenezco a la escuela según la cual el periodismo es un medio de información, de orientación, de educación, sin dejar de ser un ejercicio para escritores. Escritores que tuvo y tiene el periodismo deportivo. Hombres que jerarquizaron la crónica deportiva: Last Reason, Dinty Moore, Chantecler, Borocotó. Es posible que ya no atraiga a los buenos escritores el tema del deporte... Pero siempre, en cualquier época, hace falta una escuela para ser periodista. Por eso entiendo que asume una actitud indebida quien a sí mismo se denomina periodista por el hecho de que escribe crónicas o exhibe un carnet. El periodista no se improvisa y. en los casos de autenticidad, la condición de periodista excluye la petulancia y la soberbia e incluye el respeto y la moderación en cuanto se refiere a la actuación personal.

Soy, pues, ferviente partidario del periodismo bien escrito y bien dicho. En otro orden de cosas, dando un vistazo al periodismo deportivo de la actualidad, encuentro que se ha ido convirtiendo, acaso sin querer, en un periodismo exclusivamente "futbolístico". Muy pocas veces encuentro, sobre todo en los diarios, informaciones, notas o comentarios que hagan a la función social del periodismo deportivo. Pero esto es una digresión que no hace a la cuestión fundamental.

La necesidad de ajustarse a una medida, en el espacio del editor y en el tiempo del lector, me obliga a poner ya punto final.

Síntesis de todo esto: en apariencia, el moderno periodismo se siente joven y fuerte, por lo que quiere desligarse de ataduras que lo molestan; el periodismo del pasado conserva arrestos de juventud y no quiere sentirse viejo. Pero en definitiva, repito, estoy más seguro que nunca de que no se puede hablar de periodismo, sino de periodistas.

Félix Daniel Frascara 20-9-1961.

 

DICE RICARDO LORENZO (Borocotó):

 

Imagen Lorenzo ha seguido en el periodismo. "Pero en la cómoda", como él dice, "haciendo lo que no obliga a levantarse temprano ni a romperse la cabeza con una revista importante". Es decir, radio, TV, notitas que se escriben "charlando con la patrona y los chicos"
Lorenzo ha seguido en el periodismo. "Pero en la cómoda", como él dice, "haciendo lo que no obliga a levantarse temprano ni a romperse la cabeza con una revista importante". Es decir, radio, TV, notitas que se escriben "charlando con la patrona y los chicos"
 

Al solicitarme usted mi opinión acerca de ese tipo de periodismo deportivo denominado de "la nueva ola", pensé en complacerlo porque el pedido provenía de usted y era para El Gráfico, pero luego pensé en que de eso apenas si sé algo por mentas, porque verdad es que no leo ni escucho ni veo a los que pueden ser las figuras representativas de ese "movimiento". De todos ellos solamente leo y sigo a usted, al que hizo punta. A los que "se pusieron a rueda", no los conozco. Quiero decir, que no estoy enterado directamente por medio de las tres ramas del periodismo: escrito, oral y televisado. Oigo opiniones, incluso en casa y por intermedio de mis hijos, pero nada más. Es que no me interesa, como tampoco interesaría yo a los de la "nueva ola" en el caso de haber seguido la intensa actividad que cumplí durante los treinta años de mi actuación en El Gráfico.

Es natural, es humano, querido Panzeri. Pertenezco a la otra "ola", aunque no se haya llamado así. Soy de otra generación que vivió otro mundo, diferente del actual, y que se me ocurre fue más sereno, menos convulsionado que el que le toca vivir a mis hijos, es decir, a la generación actual. Además, si a los de mi época nos ha costado entender a nuestros padres y ahora tenemos similar dificultad para entendernos con nuestros hijos, de hecho queda establecido que acepto la existencia de un cambio de cosas, aunque no me guste.

Se han ido acumulando imágenes y recuerdos a los que uno se remite con cierta melancolía porque equivale desandar el tiempo en procura, siquiera en la evocación, de una edad feliz porque fue de juventud. Los valores que uno admiró en esos largos días se han grabado en placas que se endurecieron y se niegan a admitir nuevas imágenes, aunque ellas correspondan a. valores superiores. Si me tocó ver a Adelio Marques y Gerardo Bönnhoff en la tarde de los 10"3/10, ahora, aunque viera marcar los 10 segundos del record, siempre el recuerdo de aquella carrera emergería pretendiendo una superioridad de los 10"3 contra los 10". Si eso sucede en aquellos eventos que pueden medirse con reloj, imagine lo que ha de ocurrir cuando se trata de valorar figuras por la simple apreciación personal.

 

Imagen Gerardo Bönnhoff supo conseguir, en 1945, el record Sudamericano de los 100 mts con un registro de 10
Gerardo Bönnhoff supo conseguir, en 1945, el record Sudamericano de los 100 mts con un registro de 10
 

Mi primer ídolo del fútbol argentino fue Alberto Ohaco. En ese puesto de interior derecho jugó, a los años, un José Manuel Moreno, de quien me atreví a decir que fue "el fútbol de todos los tiempos". Impresas las dos márgenes en una placa virgen, al colocarlas en mi cubeta con el revelador de mi sentimiento, estése seguro que la de Alberto Ohaco aparecerá más nítida, más vigorosa que la de Moreno. Entonces, si me exigen una elección, diré: "No se pueden ni se deben comparar épocas".

Se me ocurre que iguales palabras debo expresarlas ahora acerca de este cambio en el periodismo. Es posible que los de mi generación hayan realizado, en su momento, también el aporte de algo nuevo y provocado, quizás, cierta resistencia en los que eran ya "de antes". Podría quitarle ese "quizás" porque debí luchar contra esas resistencias, cosa que a usted le he comentado en algunas de las amables charlas que hemos sostenido en la redacción. No me quiero colocar ahora yo en ese tipo de resistencia para que no me traten de viejo. ..

Al retirarme de El Gráfico para pasar a la categoría de jubilado, usted me dijo filialmente: "Lorenzo: deje el recuerdo..." Entendía que me retiraba a tiempo. Si luego volví a escribir algún articulito, fueron dirigidos a la infancia o a cosas de ayer; es decir, recordaciones, aunque se hayan deslizado las inevitables comparaciones asignándole al pasado, acaso, mayor valor. Es humano. Lo harán los de la "nueva ola" actual cuando, al tiempo, también les salga al cruce una cosa nueva. ¿No le ocurrirá también a usted, estimado Dante?

 

Imagen Ricardo Lorenzo (Borocotó), el día de su despedida.
Ricardo Lorenzo (Borocotó), el día de su despedida.
 

En días en que teníamos nada más que caminos de tierra, escribíamos reclamando los pavimentos. Poco a poco fueron llegando y, extrañábamos la tierra. Por entonces el Moto Club Argentino poseía un "camping" en Vagues. Íbamos por la tierra. Nos construyeron la ruta firme a Luján, la podíamos utilizar y así salvar muchos kilómetros de polvareda, pero..., seguimos por la tierra. Los de la "nueva ola" exclamarán: "¡Qué tarados!" Nosotros íbamos recordando...

¿Se acuerda aquella anécdota tan graciosa de nuestro inolvidable fotógrafo Garabito? Se la voy a refrescar: seguíamos a un pelotón de ciclistas por una ruta pavimentada. Garabito cebaba mate y escuchaba la radio. Íbamos limpitos, hasta elegantes. De pronto me dijo:

—Lorenzo: ¡en ciclismo tomando mate y escuchando la radio!... ¡Los caminos se degeneraron!..

Evocaba los días de overol y antiparras, aquellos en los que, cuando estábamos bien sucios de tierra, hacíamos el siguiente chiste: "Escupí para arriba y que caiga donde quiera".

No se me va a ocurrir defender los caminos de tierra contra los pavimentados, pero habíamos andado añares por los primeros y fueron los de nuestra juventud.

 

Imagen Año 1939. Ricardo Lorenzo ("Borocotó"), con su inseparable fotógrafo "Garabito", detrás de los ciclistas y en medio de las polvaredas de aquellos caminos que ya se hacían "pitucos" vistiéndose de asfalto.
Año 1939. Ricardo Lorenzo ("Borocotó"), con su inseparable fotógrafo "Garabito", detrás de los ciclistas y en medio de las polvaredas de aquellos caminos que ya se hacían "pitucos" vistiéndose de asfalto.
 

Me consta que todo cambia en el andar del tiempo, que se suceden las mutaciones, que los ciclos se cumplen, pero usted comprenderá que la tal "nueva ola" no me interesa, y es por ello que me es imposible responder a su pedido. Si en alguna ocasión comento o escribo algo defendiendo el pasado y su contrario a algunos de la "nueva ola", también ellos, a su debido tiempo, serán considerados como me pueden estar considerando a mí actualmente. Es cosa que se viene repitiendo y que se habrá de repetir hasta el infinito. Lo dijo muy bien José Enrique Rodó en su "Despedida de Gorgias", condenado a morir, y que ha elegido, como Sócrates, beber cicuta, cosa que hará al atardecer. Se encuentra, pues, rodeado de sus discípulos y, ya terminado el día, uno de ellos propone que el brindis postrero sea para jurarle al maestro ser fieles a su doctrina, cosa que el maestre, reprueba con la narración de una anécdota, para finalizar así:

"Yo fui maestro de amor: yo he procurado claros el amor de la verdad; no la verdad, que es infinita. Seguid buscándola y renovándola vosotros, como el pescador que tiende uno y otro día su red, sin mira de agotar al mar su tesoro. Mi filosofía ha sido madre para vuestra conciencia, madre para vuestra razón. Ella no cierra el círculo de vuestro pensamiento. La verdad que os haya dado con ella no os cuesta esfuerzo, comparación, elección: sometimiento libre y responsable del juicio, como os costará lo que por vosotros mismos adquiráis, desde el punto en que comencéis realmente a vivir. Así, el amor de la madre no lo ganamos con los méritos propios: él es gracia que nos hace la naturaleza. Pero luego otro amor sobreviene, según el orden natural de la vida; y el amor de la novia, ese sí, hemos de conquistarlo nosotros. Buscad nuevo amor, nueva verdad. No se os importe si ella os conduce a ser infieles ron algo que hayáis oído de mis labios. Quedad fieles a mí, amad mi recuerdo en cuanto sea una evocación de mí mismo, viva y real, emanación de mi persona, perfume de mi alma en el afecto que os tuve; pero mi doctrina no la améis sino mientras no se haya inventado para la verdad fanal más diáfano. Las ideas llegan a ser cárcel también, como la letra. Ellas vuelan sobre las leyes y las fórmulas; pero hay algo que vuela aún más que las ideas, y es el espíritu de la vida que sopla en dirección de la Verdad.

"Luego, tras breve pausa, añadió: "

—Tú, Leucipo, el más empapado en el espíritu de mi enseñanza: ¿Qué piensas tú de todo esto? Y ya que la hora se aproxima, porque la luz se va y el ruido del mundo se adormece: ¿por quién será nuestra postrera libación? ¿Por quién este destello de ámbar que queda en el fondo de las copas?...

¨—Será, pues —dijo Leucipo—, por quien, desde el primer sol que no has de ver nos dé la verdad, la luz, el camino: por quien desvanezca las dudas que dejas en la sombra; por quien ponga el pie delante de tu última huella, y la frente aún más en el claro y espacioso que tú; por tus discípulos, si alcanzamos a tanto, o a alguno de nosotros, o un ajeno mentor que nos seduzca con libro, plática o ejemplo. Y si, mostrarnos el error que hayas mezclado a la verdad, si hacer sonar en falso una palabra tuya, si ver donde no viste, hemos de entender que sea vencerte, Maestro, ¡por quién te venza, con honor, en nosotros!

"— ¡Por ése! —dijo Gorgias: y mantenida en alto la copa, sintiendo ya el verdugo que venía, mientras una claridad augusta amanecía en su semblante, repitió: —¡Por quien me venza con honor en vosotros!"

Si así se refiere Rodó, tomando en base para su parábola a un Sócrates, imagine la distancia que hay con el periodismo deportivo.

No sé si con esto satisfago su pedido, pero he procurado cumplir con usted y con El Gráfico. Y para terminar, le diría con El Viejo Pancho:

 

¨Dejen al viejo en sus taperas,

viendo pasar por las colinas verdes

las alegres visiones con que aún sueña...¨

 

Ricardo Lorenzo 11/IX/1961.

 

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