100 años de El Gráfico

1950. El vuelco fatal. Por Alfieri

Ricardo Alfieri nos cuenta la historia de una de las fotos más famosas de El Gráfico: el auto de los hermanos Marchesich vuelca en la Vuelta de Santa Fe y pierde la vida Victorio.

Por Redacción EG ·

27 de mayo de 2019

"Fuimos con Alberto Salotto a cubrir la Vuelta de Santa Fe, que se corría en dos días, sábado 25 y domingo 26 de febrero de 1950. Lo primero que traté de averiguar fue dónde empezaba la tierra, porque no quería hacer las fotos comunes de los tipos en el asfalto. En el club Jorge Newbery, organizador de la prueba, averigüé y le pregunté a mil personas hasta que finalmente conseguí un auxilio que salía a las 3 de la mañana y que me podía dejar a las 6 en Casilda, donde empezaba la tierra. Cuando llegué al lugar y desaparecieron los faros de mi vista, me pregunté si estaba loco y ¿qué estoy haciendo acá? Empecé a caminar en dirección de la carrera, internándome en la tierra hasta que me crucé con un paisano a caballo.

Imagen Emblemática foto tomada por Ricardo Alfieri del auto en posición vertical.
Emblemática foto tomada por Ricardo Alfieri del auto en posición vertical.

 

Le pregunté dónde había una curva y me explicó que curva no pero que había un lomo de burro un poco más allá. Seguí caminando un kilómetro más hasta que lo encontré. Eran dos en realidad. En ese lugar ya se habían ubicado como 80 ó 100 personas. Hacían asado y tomaban mate esperando la carrera. Uno se había subido a unos cajones, en el techo de una camioneta y desde ahí hacía de vigía, porque como era campo abierto podía dominar bien el panorama. La gente estaba ubicada peligrosamente cubriendo una franja de 50 metros de cada lado a medio metro de la ruta. Yo llevaba 11 placas y cuando había hecho 8 fotos, a los 8 primeros autos (seguramente entre ellos iba a estar el ganador de la prueba, decidí parar. Como tenía frío me senté dentro de un camión de uno de los espectadores y tomé una tacita de mate cocido, esperando hacer las fotos que faltaban. Pasaron varios coches más (a cada minuto uno, más o menos, porque largaban con esa diferencia de tiempo), pero no les saqué. El destino quiso que me zambullera al suelo para sacarle al auto N° 37, el de Víctor Marchesich. Fue justo en el momento en que el auto entró en el lomo de burro —venía muy fuerte—, volcara dando varias vueltas en el aire, permitiéndome gatillar. La segunda foto la saqué en el momento en que todos los espectadores luchaban para acomodar el auto. La tercera fue dentro del auto, al conductor, quien después murió. Cuando llegó la ambulancia luego de media hora, o un poco más, ya no tenía más placas. "

 

Imagen El coche de los Marchesich siguió dando tumbos de frente, sin salir del camino, hasta quedar aplastado en tal forma que capot y techo formaban una sola línea.
El coche de los Marchesich siguió dando tumbos de frente, sin salir del camino, hasta quedar aplastado en tal forma que capot y techo formaban una sola línea.
 

Conseguí que en una chatita me llevaran a encontrarme con Alberto Salotto. El viaje duró como 7 horas. Cuando llegué, Salotto me preguntó del accidente y se quedó muy sorprendido cuando le conté lo que había pasado. La carrera terminó al otro día y volvimos a Buenos Aires.

Yo no tenía obligación de ir a la Editorial porque debía entregar las fotos al día siguiente. Igual me fui. Sólo estaba el sereno, Molinari. Me metí en el laboratorio, empecé a revelar y cuando vi el negativo, me quería volver loco. Quería compartir con alguien mi alegría, no sabía cómo hacer, y lo llamé a Molinari. Cuando entró en el laboratorio me contó que era la primera vez que veía un negativo. Le mostré todo entusiasmado y me contestó:

— ¡Qué linda, pibe! Lástima que te salió un poco oscura...

Imprimí la copia y la llevé a mi casa. A la mañana siguiente, muy temprano, me llamaron de la Editorial para felicitarme. Durante mucho tiempo me trabajó la cabeza por la muerte de ese muchacho y yo me sentía culpable. Pensaba que se había dado demasiada casualidad y me cuestionaba que yo le había traído la mala suerte.

 

Imagen Ricardo Alfieri.
Ricardo Alfieri.
 

 

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