Las Crónicas de El Gráfico

Tres balas de plata

Varios jugadores top de la Selección, erróneamente calificados como perdedores, están en el umbral de oportunidades inmejorables para convertirse en más grandes de lo que son.

Por Elías Perugino ·

12 de marzo de 2015
Imagen
Pasada la excitación provocada por la participación en el Mundial 2014, y cumplidos los primeros meses de la gestión Martino [1] a la Selección se le recorta en el horizonte un panorama de intensa competencia: la Copa América que se disputará en Chile durante el próximo invierno, la Copa América Centenario [2] pautada para 2016 en Estados Unidos, las Eliminatorias y, si ese camino se desanda con solvencia, el Mundial 2018 en Rusia. Potencialmente, serían tres torneos oficiales en cuatro años.


Son tres balas de plata para un puñado de jugadores que dieron mucho por la Selección, que no merecen otra cosa que no sea reconocimiento y gratitud, pero que cargan con la espina envenenada de no haber conseguido ningún título oficial de mayores envasados en la camiseta celeste y blanca. Y sería una picardía, acaso una manchita inmerecida, que semejantes jugadores no pudieran agregarle ese touch de distinción a sus frondosos historiales de gloria.

Lionel Messi, Angel Di María, Javier Mascherano, Gonzalo Higuain, Sergio Agüero y Carlos Tevez integran ese núcleo vip. Masche y Carlitos tienen 30 años, mientras que los otros cuatros oscilan entre los 26 y los 27. Son cracks globales. Embajadores permanentes del fútbol argentino. Iconos deportivos. En el abanico de las virtudes, los seis ofrecen todo: jerarquía, madurez, experiencia, vigencia al más alto nivel. Lo necesario, y más, para amalgamar un equipo campeón. 
Hasta el propio Tata Martino –sin nombrarlos en particular, pero con esos apellidos flotando en las entrelíneas– admitió que sería un desperdicio que la historia pasara de largo sin que ellos pudieran coronarse: “Este grupo de futbolistas no puede terminar su ciclo sin un título. Esta generación tiene que ganar algo porque cuenta con los futbolistas para hacerlo”.  

Brasil 2014 fue un puente de reconciliación entre el hincha y la Selección. Aquella herida profunda de la Copa América 2011 [3] cuando el equipo no fue capaz de imponer su categoría en casa propia, se cicatrizó con una actuación conmovedora en el patio del rival de siempre. La gente se identificó con la entrega, el compromiso y las pinceladas de fútbol de esa Selección de Sabella. Y valoró en su justa medida al subcampeonato obtenido luego de 24 años de ausencia en una final del mundo.

Así y todo, en el hincha coexiste la errónea idea de que estos jugadores no lograron nada con la Selección. No es poca cosa haber sido Campeón Mundial Sub 20 en Holanda 2005 y Oro Olímpico en Beijing 2008, además de subcampeón del mundo y de América en mayores, como ha sido Messi. Mascherano ostenta el privilegio de ser el único deportista argentino que logró dos medallas doradas en Juegos Olímpicos (Atenas 2004 y Beijing 2008), pero también fue campeón Sudamericano Sub 20 (Uruguay 2003), obtuvo un Preolímpico (Chile 2004) y fue subcampeón mundial y dos veces de América. El Kun ya acumula tres títulos: fue doble campeón mundial Sub 20 (Holanda 2005 y Canadá 2007) y Oro Olímpico (Beijing 2008), además de subcampeón mundial de mayores. Fideo Di María convirtió el gol que valió ese oro que también festejó el Kun [4] con quien antes había dado la vuelta olímpica en Canadá. Tevez fue la gran estrella [5] de la Selección que se colgó el oro en Atenas 2004, previa coronaciones en el Preolímpico de esa temporada y en el Sudamericano Sub 20 del año anterior. El único que cuenta con un historial más light es Pipita, que recién debutó con la Selección en 2009 por cuestiones referidas a su nacionalidad [6], pero que ya tiene dos mundiales sobre el lomo, con el subcampeonato de Brasil como máxima expresión. ¿Les parece escuálida la cosecha de estos seis estandartes, aunque todavía quede una asignatura pendiente? Rotundamente no.

¿Alguien se animaría a denostar a Johan Cruyff [7]? Ni en sueños. Y el crack holandés jamás ganó un título juvenil ni de mayores con su selección. Fue subcampeón mundial en Alemania 74 y tercero en la Eurocopa 76. Y punto. ¿Quién sería capaz de vituperar a fenómenos como Zico, Sócrates, Falcao o Toninho Cerezo? Y esos monstruos no pudieron levantar la copa ni en Argentina 78, ni en España 82, ni en México 86. En Brasil se habló de una “generación perdida”, pero ofrecieron tanto fútbol que el tiempo decantó los resultados y los tapó con la permanente evocación de jugadas y goles memorables.

A los pilares de la Selección aún no se les agotó el tiempo. Les quedan tres balas de plata. Y ese sentimiento impera en la interna. Enciende la motivación grupal y del nuevo cuerpo técnico. Hace dos meses, en una entrevista con el diario Olé, Mascherano confesaba el motivo por el cual decidió seguir, archivar su idea arrebatada de abandonar la Selección después del último Mundial. “A mi lado veo las caras de un grupo con ganas de conseguir algo. Todavía estamos a tiempo de que esta generación logre algo para la Argentina, ganar la Copa América y, por qué no, pelear el próximo Mundial”, se sinceró el subcapitán, además de reconocer que no hay día en que se junte con Messi en Barcelona y no hablen de la final con Alemania: “Todos los días hablamos de ese partido. Vamos a tomar mate y sale el tema…”. Un síntoma inequívoco de que la semilla está, el bichito pica. Y que ellos no necesitan demasiada cuerda para volver a engranar. Les alcanza con renovar esa voracidad ganadora que los ilumina desde su primer día de futbolistas. 

Las tres balas de plata están allí, al alcance de la ambición. Hasta podrían ser cuatro si se gana el torneo continental y se obtiene el pasaporte para la Copa de las Confederaciones 2017. Pero si esa cuarta bala existe, será porque la primera, la de la Copa América 2015, fue certera para que esta generación de fueras de serie de la Selección hayan cumplido con el último casillero que les resta llenar en el formulario.

Si estas líneas se toman como una presión, o como una exigencia, habrá fracasado el columnista. No se trata de eso. Estos jugadores ya están cumplidos de sobra con la historia. Desconocerlo sería una falta de respeto para con todo lo que le han dado a la camiseta nacional. Estas líneas no son una exigencia. Tampoco una demanda. Deberían sonar a un convite para la ilusión. A ustedes seis, que son tan cracks, se les presenta esta triple oportunidad. A ustedes seis, que se salieron del molde del jugador estándar de Selección, el destino les abre otras puertas para que sean más grandes de lo que ya son. Nada más. Nada menos. Si lo concretan, será celestial para ustedes y para el fútbol argentino. Si no sucede, nada para reprocharles, si ya dieron demasiado... Pero las tres balas de plata están ahí. Pueden gatillarlas.

 

NOTAS AL PIE

Por Elías Perugino

 

1- Martino ya dirigió 5 partidos en la Selección: victorias sobre Alemania (4-2), Hong Kong (7-0) y Croacia (2-1), y derrotas frente a Brasil (0-2) y Portugal (0-1). Convocó a 40 futbolistas.

2- Se jugará para conmemorar los 100 años del torneo continental. Participarán las 10 selecciones de la Conmebol, más Estados Unidos, México, Jamaica, Costa Rica y dos equipos más, a definirse en la Copa de Oro 2015 de la Concacaf.

3-Argentina fue eliminada por Uruguay en los cuartos de final. Ese día, Messi se retiró silbado del estadio de Colón

4- Argentina le ganó la final olímpica a Nigeria por 1-0. Di María convirtió el gol a los 12 del ST. El partido se jugó en el estadio Nido de Pájaro, en Beijing, el 23 de agosto de 2008.

5- El Apache fue el goleador del certamen. Convirtió 8 tantos en 6 partidos. Argentina marcó 17, venció en sus 6 compromisos y no recibió goles en contra.

6- Pipita nació en Brest, Francia, cuando su papá Jorge jugaba en el club de la ciudad. Aunque lo tentaron, no quiso jugar para Francia. Tramitó la nacionalidad argentina y debutó en la Selección Mayor en 2009, en el 2-1 sobre Perú por las Eliminatorias. Hizo el primer gol. El otro, recordadísimo, fue el de Palermo bajo un diluvio.

7- El verdadero nombre de la leyenda del fútbol holandés, expresado en el idioma de ese país, es Hendrik Johannes Cruijff. Para el mundo es Johan Cruyff.

 

Nota publicada en la edición de febrero de 2015 de El Gráfico