Las Crónicas de El Gráfico

Más que mil palabras [sobre fútbol en Gibraltar]: la roca

Un término muy usado para hablar de equipos con fortaleza defensiva, pero que, en el caso del país del peñón, significa algo más.

Por Martín Mazur ·

01 de enero de 2015
Imagen
EL PROBLEMA de jugar al fútbol en Gibraltar no sólo es conseguir cancha, sino ver quién va a buscar la pelota cuando se va por la línea de fondo.

La pequeña colonia británica, cuyo territorio es reclamado por España desde hace 300 años, presenta una de las geografías más singulares de toda Europa con el Peñón como fondo de un escenario capaz de distraer a los futbolistas más concentrados.

Con poco más de 28.000 habitantes y apenas 6,8 km2 de superficie (10 veces menos que San Marino), gran parte de la vida de Gibraltar se desarrolla en los 52 kilómetros de túneles que van por debajo del Peñón, que en la Antigüedad era conocido como una de las columnas de Hércules, el límite del mundo conocido según los griegos. Algo de ese halo de misterio aún se mantiene.

Por este islote, unido al territorio continental por un istmo de arena, pasan 7 millones de turistas al año. Y a partir de 2015, serán más aún: los turistas futboleros.

Es que Gibraltar ya no sólo es un Peñón, sino también, una selección de fútbol. Aunque aún no está homologada por la FIFA, ahora sí forma parte de la UEFA, y desde esta temporada, que largó luego del Mundial, compite en las eliminatorias para la Eurocopa.

La Gibraltar Football Association fue fundada en 1895, mucho antes que la mayoría de las otras asociaciones europeas, pero debió esperar nada menos que 119 años para jugar su primer partido oficial. Paciencia, le sobra. El veto de España y de Bielorrusia no bastó para que se le negara el reconocimiento y se transformara en la última selección admitida en territorio europeo.

Ahora, lo que busca es el reconocimiento de la FIFA, para ser como otros territorios similares que sí tienen la posibilidad de competir en el Mundial, como Islas Feroe, Montserrat o Bermuda.




EL DEBUT de local fue una fiesta, a pesar del resultado: 0-7 contra Polonia. Como el Victoria Stadium, única cancha del territorio gibralteño, no está aprobado para partidos internacionales (apenas tiene una capacidad de 5000 personas), Gibraltar hace de local en Faro, Portugal. Mientras tanto, ya construye el Europa Point Stadium, cuyo atractivo será que estará ubicado en el extremo mismo del territorio europeo, allí donde Africa se acerca a Europa como nunca (hay sólo 14 kilómetros de distancia para el cruce) y convergen el Océano Atlántico y el Mediterráneo. Por ahora, es un estadio a los pies de un inmenso trozo de roca, donde es un milagro llegar al banderín del córner sin que se parta la cancha. Para practicar mientras otros están jugando, mejor usar el Peñón como frontón.

Una sola ruta es la que conecta el territorio de Gibraltar con el de España. Y para recorrerla, hace falta atrevesar la pista de aterrizaje del aeropuerto. Sí, es el único lugar en el mundo que tiene un semáforo para frenar el tránsito y permitir que los aviones aterricen, antes de volver a dar el verde y habilitar la circulación vehicular. Pero si mezclar tránsito de autos y aviones es uno de los milagros de Gibraltar, ¿qué se puede decir del fútbol?

De la primera formación oficial de la historia, sólo dos jugadores eran semiprofesionales. El resto es un rosario de profesiones, con mucha experiencia... pero detrás de los escritorios. Hay empleados públicos, empleados de correo y de aduana.

Dos de los tres hermanos Casciaro que integran la selección son policías. Brian Perez es electricista, Rafael Bado es volante de contención y canillita. Una auténtica metáfora es la del arquero, Jordan Perez, que en su vida cotidiana hace de bombero. Y en la cancha... también.

La única ventaja de Gibraltar es que tiene un técnico en cancha: y no hablamos de Allen Bula, el entrenador oficial, sino de David Artell, el central izquierdo de 33 años, que trabaja en las inferiores del Crewe Alexandra de Inglaterra.

Al 7-0 del debut le siguió otro resultado idéntico, pero en Dublín. En octubre, la situación mejoró con un 0-3 de local ante Georgia. Y a mediados del mes pasado, se coronó con el resultado más resonante hasta ahora: 0-4 contra el campeón mundial, Alemania, de visitante en Nürnberg, y con récord histórico de imbatibilidad incluido: 12 minutos 0-0 hasta que llegó el gol de Müller. Hasta ahora, no habían logrado aguantar más de 9 minutos sin ir en desventaja.

Así y todo, las perspectivas de Gibraltar son mucho mejores que las de otras Cenicientas europeas. Antes del inicio de las eliminatorias para la Euro 2016, ya logró su primera victoria, 1-0 contra Malta, un sueño por ahora imposible para San Marino.




LA BUSQUEDA de jugadores admisibles no fue fácil, pero sí original, e incluyó, entre otros medios, convocatorias por twitter.

La liga local se hará más fuerte desde el nacimiento de la selección. Partidos como el de la foto deberán jugarse más seguido. Al contrario de otros casos (equipos galeses que juegan en Inglaterra, o de Andorra que juegan en España), Gibraltar tiene bien claro que España es tierra enemiga y todo lo que logre desarrollar su fútbol, será puertas adentro.

Tras varios años de guerra, en 1713, España cedió el territorio de Gibraltar a Inglaterra de forma perpetua. Por entonces, los xeneizes estaban allí: casi un 30% de la población era genovesa, cosa que le terminó dando forma a la arquitectura de la ciudad (leáse también país, o barrio), lejana del clásico estilo andaluz y también del inglés. Por allí pasaron soldados británicos que elaboraron un plan para derrotar a los nazis en los túneles, en el caso de que hubiera una invasión durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora la estrategia no llega a tanto: lo importante será perder por menos de tres goles. Por si acaso, el arquero bombero ya está listo para apagar el fuego.

Desde las alturas de ese gigantesco frontón, monos salvajes observan, atentos, los movimientos de los turistas. Otra de las atracciones de Gibraltar son sus primates, especialistas en el robo a los turistas. Ahora, los robos en Gibraltar serán casi siempre futbolísticos. Pero si esperaron más de un siglo para jugar su primer partido, la sola idea de una victoria oficial puede esperar. La Roca defensiva se está formando. Y el promedio de gol en contra viene en franco descenso: del 7 inicial, ya está en 5,25. Y contando.
1051

CANTIDAD DE PALABRAS



Por Martín Mazur
@martinmazur en Twitter



 

 

Nota publicada en la edición de diciembre de 2014 de El Gráfico