Las Crónicas de El Gráfico

Disparador: Bocanadas de frescura

Tiempos muy difíciles para el vapuleado fútbol argentino. Los coletazos de la violencia son tan reiterados que cuesta encontrar razones para disfrutar o ilusionarse. Calma. Todavía aparecen algunas sogas para rescatarnos del hastío y pensar que no todo está perdido.

Por Elías Perugino ·

28 de abril de 2012
 Nota publicada en la edición de abril 2012 de El Gráfico 

Imagen UNA ESCENA FAMOSA. ¿Será Messi?
UNA ESCENA FAMOSA. ¿Será Messi?
Esta vez, no. Esta vez, nada de pálidas, cero mala sangre, fush a las conductas indeseables, aunque sobren razones en cada fin de semana. Aunque Chacarita-Atlanta nos hayan expuesto a bajezas profundas e irresponsabilidades repugnantes. Aunque la desesperada e inconsistente dirigencia de San Lorenzo nos cite a conferencia de prensa para comunicarnos que al fuego de la violencia generada por un error arbitral se lo combate con nafta. Aunque cada semana repiquetee la información de un nuevo barrabrava herido en una refriega por el poder que les concedieron los dirigentes que ahora no pueden desactivarlos. Aunque la policía mire para otro lado cuando se desata una “guerra de trapitos” en las afueras de la Bombonera. Aunque se anuncien sistemáticos aumentos de cachet en el Fútbol para Todos; y la AFA, sin embargo, pida otro crédito bancario [1] porque la diarrea financiera de los clubes es incontenible.

Esta vez, no. Esta vez, el alma pide un respiro, clama por un remanso, exige una bocanada de frescura que compense la asfixia que provocan los conflictos recurrentes. Esta vez, aunque sea esta sola vez, pongamos el acento –o el tilde, para que no se enoje la Real Academia- en los episodios que nos barnizan de placer, en señales alentadoras, en evidencias de buena vibra.

Obvio: el tope de las gratificaciones le corresponde a Messi, el extraterrestre que regala un asombro en cada partido. Puede ser una caricia inédita para definir desde un ángulo imposible, un estiletazo-pase-gol que gozará un compañero, otra corrida con la pelota adherida al botín por un invisible cordón umbilical o un gol oportuno para desvirgar algún récord de efectividad... [2] Leo se subió al escalón de Los Cuatro Fantásticos –Maradona, Pelé, Di Stéfano y Cruyff-, con su inclusión se transformaron en Los Cinco Grandes y ahora él tiene una década por delante para convertirse en El Unico. Pero entre tantas palmadas tibias, para la Pulga está asomando una reivindicación muy esperada, una restauración necesaria: la aceptación incondicional del hincha argentino. Que de a poco se ha permitido disfrutar del genio de Leo. Que con ardua e incompresible lentitud se ha desembarazado de una estigmatización injusta –“Se juega todo con el Barça y no pasa nada en la Selección”- para saborearlo con orgullo, sea cual sea la camiseta que luzca cada semana. Que ya le testimonia ese cariño tras condenarlo a un par de años de indiferencia. Matemática pura: de los cinco jugadores más grandes de la historia, tres son argentinos. Digan si no es para inflar el pecho…

Más vibra interesante: al fin se movió el avispero –disculpen el arcaísmo- en las almidonadas entrañas de la AFA. Nicolás Russo presentó un proyecto para reformular los torneos. Un proyecto que encontró no poca oposición en diferentes capas del ambiente futbolero y que, a la vez, detonó la motivación para que florezca un contraproyecto [3]. No interesa tanto si la idea del dirigente de Lanús será finalmente la que se imponga en la consideración general. Importa que, por primera vez en tantos años de adormecimiento inducido, la AFA asumió que el sistema actual está agotado. Que atenta contra la sanidad del fútbol. Que propicia dislates como que el puntero pueda, al mismo tiempo, estar chapaleando en la zona de descenso directo [4]. Nada ha cambiado aún, pero algo cambiará. Se siente, es inminente. Y esa voluntad de mutación es un paso adelante. Un argumento para la esperanza.

Aun con reparos insoslayables, la Copa Argentina es una apuesta muy interesante. Un formato que mixtura a los equipos de las diferentes categorías y aporta su granito de arena al concepto de federalizar el fútbol. Que enciende especialmente la motivación de los hinchas de clubes más modestos en recursos y en historia. Que permite cruces futboleros [5] muy tentadores, incluso desde la disparidad potencial. Que posibilita el fogueo de árbitros de diferentes regiones del país. ¿Aspectos para corregir? Ufff, como para llenar un container: el sistema de localías [6], una televisación más intensa y prolija, que los clubes de Primera y de la B Nacional participen desde las fases iniciales, que esos protagonistas estelares compitan sin apelar sostenidamente a formaciones alternativas, que algunos entrenadores no ninguneen el certamen dirigiendo por teléfono [7], a miles de kilómetros de la sede del encuentro… Se sabe que la Copa Argentina nació de la desesperación política del grondonismo cuando intuyó que el frente encabezado por Daniel Vila podía significarle un grano en las sentaderas. Probablemente ese apuro explique las grietas de esta versión inicial. Con serenidad y sin los nubarrones de un escenario electoral, se podrá aplicar la cosmética necesaria para embellecerla y potenciarla. Pero la Copa Argentina es un aporte interesante, un modelo a pulir y profundizar.

Otra buena: volvió Tevez. Se había equivocado feo, Carlitos. Había dinamitado su propia carrera con actitudes injustificables. Especuló con una venta que jamás se concretó y su única alternativa fue retornar al City calladito y con la cola entre las piernas. Tuvo fortuna porque Roberto Mancini es un entrenador desprovisto de rencores. Por mucho menos, otro DT con el orgullo más enroscado lo hubiera freezado hasta el último de los días en su cargo. Pero Carlitos, que tiene estrella hasta cuando no lo merece, se topó con un personaje particular, se reincorporó al plantel y regresó con pinceladas de su sello. Gran noticia para él y para la Selección.

Y a propósito de la Selección: qué bueno es ver al entrenador activo en épocas de nula competencia. Ahí anduvo Alejandro Sabella, primero por Europa, de visita y de charla con los jugadores, presenciando grandes partidos in situ, concretando entrevistas con entrenadores[8] de varios equipos europeos. Ahí anda Alejandro Sabella, ya en casa, viendo fútbol hasta de la B Nacional, abierto a un diálogo permanente con la prensa, nutriéndose de las críticas y ejerciendo la autocrítica, emitiendo un mensaje claro y despojado de egocentrismo. Dando señales de saber muy bien dónde estamos parados y hacia dónde vamos.

Está escrito en la primera línea. Esta vez, no. Esta vez, oídos sordos a la negatividad, bloqueo monolítico a los indeseables de siempre. Esta vez, todas las fichas van para esa bocanadas de frescura que nos vitaminizan el orgullo y la resistencia. Como las hazañas de Leo, el torneo que se aproxima, la amplitud de la Copa Argentina, la vuelta de Carlitos y las inquietudes permanentes de Sabella. Son las sogas que nos tira el fútbol para que la desidia no nos asfixie el disfrute.

Por Elías Perugino

TEXTOS AL PIE

[1] En marzo, el Banco Nación le otorgó un crédito de 230 millones de pesos a la AFA. Dato insoslayable: el Gobierno le giró a la AFA 3.042 millones desde 2009, por el programa Fútbol para Todos. ¿Qu{e hacen los clubes con la plata?

[2] En marzo superó a César (232) para ser el máximo goleador histórico del Barcelona. La pulga llevaba 235 al cierre de la edición, habiendo señalado 45 dobletes, 14 hat-tricks, 2 pokers y 1 quinteto a lo largo de ese camino. Un verdadero ET.

[3] Si bien todavíaa no lo presentó, Grondona impulsaría uno que conservaría los promedios para el descenso y contemplaría un leve aumento en la cantidad de equipos en Primera, que pasaría de 20 a 22 o 24.

[4] Al cabo de la sexta fecha del actual Clausura, Tigre era el líder (14 puntos) y también se estaba yendo al descenso en forma directa. Ridículo.

[5] Esta Copa Argentina ya tuvo enfrentamientos como San Lorenzo-Villa Dálmine, Racing-El Porvenir, Boca-Santamarina, Independiente-Colegiales o River-Sportivo Belgrano.

[6] En vez de jugar en cancha neutral y a varios kilómetros de las sedes naturales de los equipos, varios países europeos juegan las fases iniciales en la cancha del club que pertenece a una categoría inferior.

[7]Coco Basile no viajó para dirigir a Racing en el triunfo por 3-1 ante Patronato, en Salta. En el banco estuvo Claudio Ubeda, su ayudante. Dirigió por celular. Mal hecho.

[8] En su útlimo tour europeo, Sabella departió con Pep Guardiola, Luis Enrique, Mauricio Pochettino y Diego Simeone, además de visitar a varios futbolistas.