Las Crónicas de El Gráfico

1935. Los cañoneros

Se concluye que en todos los tiempos ha habido grandes shoteadores: los artilleros de la época de oro, Bernabé y su escuela, y wingers goleadores de poderosos disparos. Por Félix Frascara.

Por Redacción EG ·

27 de marzo de 2020

Los defensores del fútbol de antes aducen a menudo —entre sus más sólidos argumentos — que ya no se ven aquellos goals hechos desde media cancha con furibundos shots que hacían estremecer las redes. Creo que están en un error, porque lo cierto es que cada época, aun la del juego clásico, ha tenido formidables shoteadores. No puede negarse, desde luego, que en la llamada "época de oro" existieran ya famosos artilleros, hombres de extraordinaria potencia en el tiro, cuyos remates desde larga distancia dejaban parados a los goalkeepers.

 

Imagen Tomás Beristain fue delantero de Platense y San Lorenzo.
Tomás Beristain fue delantero de Platense y San Lorenzo.
 

En el glorioso Alumni, dos de los Brown descollaron por sus condiciones de ametralladores: Ernesto, el half que muchas veces señaló goals desde lejos y que fue, en varias oportunidades, peligrosísimo delantero. Su tiro iba siempre a ras del suelo y con una fuerza tal que los guardavallas llegaban tarde en su intento de anularlo, porque era casi simultáneo el choque de la pelota en el pie de Ernesto y en la red. Pero quizá más espectáculo había en los shots de Eliseo Brown, porque tenían la particularidad de mantenerse durante toda su trayectoria a media altura. No hablaré de la potencia del shot de Juan Brown, porque él se distinguía especialmente en los tiros libres, pero en cambio hubo en el Alumni otro hombre que pasó a la historia más por su calidad de juego que por la potencia de sus remates, a pesar de lo cual se le vio señalar goals desde bastante más allá del área peligrosa. Uno de esos tantos de Watson Hutton, que es el gran futboler a quien me refiero, fue sensacional y se ha hecho inolvidable: en la cancha de Racing jugaban argentinos y uruguayos un match que terminó empatado en tres goals. Cuando iban perdiendo los nuestros dos a cero, Watson Hutton recibió un pase encontrándose a cuarenta metros del arco y de espaldas a él; rápidamente, giró sobre sí mismo y de volea envió al goal tan furibundo shot que Saporiti, el goalkeeper uruguayo, no pudo moverse siquiera.

 

Imagen Raimundo Orsi, notable delantero que brillara en Independiente y Juvetus de Italia principalmente.
Raimundo Orsi, notable delantero que brillara en Independiente y Juvetus de Italia principalmente.
 

Cañoneros de antes, unánimemente reconocidos, fueron Maximiliano Susán, que junto con Cherro es el único que ostenta la hazaña de haber señalado cuatro goals en un match contra los uruguayos, y Mario Hiller, el popular alemán a quien se le atribuye el honor de haber roto la red con uno de sus formidables balazos. Y hubo otro forward, Pena, uruguayo, que actuó entre nosotros, dueño de una extraordinaria potencia en el tiro, también sostenido siempre a una media altura de tal manera que parecía ir perforando las defensas adversarias hasta colarse en la red.

UN POCO MÁS ACÁ

Sé que hay más cañoneros en la época de oro, pero prefiero nombrar solamente a los que se citan con preferencia. Recordemos, sin embargo, que a Eliseo Brown, por ejemplo, le habría resultado muy difícil emplear su famoso tiro en la actualidad, porque hacía picar la pelota varias veces para tomarla de sobrepique, maniobra para la cual no le darían tiempo las veloces defensas de ahora.

 

Imagen Maximiliano Susán, temible atacante de Estudiantes de Buenos Aires. Jugó desde 1905 hasta 1915.
Maximiliano Susán, temible atacante de Estudiantes de Buenos Aires. Jugó desde 1905 hasta 1915.
 

Y para probar que cañoneros hubo en todos los tiempos, recordemos que también los tuvimos cuando se jugó entre nosotros el fútbol clásicamente rioplatense, el de mejor calidad. Nos encontramos, así, con dos punteros izquierdos que descollaron por el temor que sembraban en las defensas cuando se les veía solos con la pelota. Me refiero a Raimundo Orsi y a Enrique Guaita. Ambos formaban en líneas técnicas, de alta escuela, y complementaban admirablemente el juego de sus compañeros. De Orsi yo recuerdo un partido de Independiente contra Sportivo Barracas, en aquella célebre temporada de 1926, en cuyo match el popular "Mumo" señaló dos goals que fueron sendos estampidos impresionantes cuyo eco repercutió en la ovación de las tribunas. En las dos ocasiones, Orsi dejó completamente inmóvil a toda la defensa barraqueña.

En cuanto a Guaita, nadie más indicado para hablar de él que el simpático "Pibona", Eduardo Alterio.

—Te aseguro — me decía cierto día, en La Plata — que cuando el indio agarra la pelota, tiemblo. ¡Manda cada balín! ¿Lo viste hace un rato, en el primer tiempo? Yo lo vi que recibía un pase de Nolo como a veinte metros del arco y de pronto, casi al mismo tiempo, ¡pum!, se estremeció todo el arco. El "bárbaro" había pateado al travesaño...

 

Imagen Herminio Masantonio, notable centrodelantero que se destacó en Huracán y la Selección Argentina.
Herminio Masantonio, notable centrodelantero que se destacó en Huracán y la Selección Argentina.
 

Es interesante seguir anotando las peculiaridades que estos cañoneros imprimían a sus shots: los de Orsi, casi siempre bajos y precedidos de una característica contorsión de todo el cuerpo; los de Guaita, en cambio, más cerca del travesaño que del suelo, por lo general sacudían la red en la parte superior, y los mandaba a la carrera, permaneciendo erguido. ¿Quién no se acuerda de aquella famosa línea de Colegiales que apareció como un cuco en el campeonato de primera? En ella formaban Paduano, Granara Costa, Giúdice, Demaría y Toscano. Este era el hombre del taponazo impresionante, famoso por la extraordinaria potencia de su tiro bajo, contra el cual no valían obstáculos porque doblaba las manos de los arqueros.

OTROS CAÑONEROS

Hagamos una ligera referencia a Pedro Petrone, el cañonero máximo de los conjuntos uruguayos, y recordemos a otra figura que no alcanzó gran popularidad, pese a lo cual merece citarse entre los grandes shoteadores. Me refiero a José Cruz, puntero izquierdo de Sportivo Barracas que tuvo su cuarto de hora. Cruz poseía la virtud de su violencia en el remate y, al mismo tiempo, el defecto del misterio que había en el destino de sus tiros. Cuando recibía la pelota más o menos bien colocado, en la tribuna se hacían chistes apresurados:

—¿Cinco mangos que lo erra!

—¡Tomo, que es goal!

Si iba al arco, por bueno que fuera el goalkeeper, no había remedio: el tiro descansaría en la red. Pero se parecía mucho, en ese aspecto, a otro gran shoteador de la actualidad: Tomás Beristain, poseedor de uno de los tiros más respetabilísimos.

 

Imagen Harry Hayes y José Viale, El Maestro y Pinoto, figuras de Rosario Central de principios de siglo XX
Harry Hayes y José Viale, El Maestro y Pinoto, figuras de Rosario Central de principios de siglo XX
 

Si Beristain acierta el arco con uno de esos balines que envía tomando la pelota en el aire, no evitarán el goal ni tres goalkeepers juntos, pero nunca debe descartarse la posibilidad de que el impacto lo haga en las tribunas. Un goleador de probadas condiciones técnicas que, sin embargo, no parece aliado de la fortuna, sobre todo en los campos porteños, es Hugo Lamanna, el que se destacara en Talleres tan exitosamente que su condición de scorer le valió ser contratado por Independiente, en cuyo equipo no logró repetir aquellas performances, pese a haberse iniciado auspiciosamente con un goal memorable que le señaló a Bosio en el field de River Plate. El shot de Lamanna, preferentemente bajo, no sólo lleva violencia, sino también dirección, pero la frialdad de su juego en media cancha le hizo perder el rango que había alcanzado.

BERNABÉ Y LOS OTROS

Si los "muchachos de antes" se enorgullecen de haber poseído a los más grandes shoteadores, los de ahora pueden discutirles ventaja en ese duelo de artillería. Lo lamentable — como ya se ha dicho anterior-mente — es que el advenimiento, o el resurgimiento de los cañoneros, le ha quitado bondad al espectáculo del fútbol, trocándola por la emoción. No olvidemos, sin embargo, que en una era de buen juego tuvimos a un shoteador tan extraordinario como Domingo Tarascone, scorer olímpico.

 

Imagen Enrique Guaita, el italoargentino que jugó en Estudiantes, Racing y la Roma de Italia.
Enrique Guaita, el italoargentino que jugó en Estudiantes, Racing y la Roma de Italia.
 

Se ha dicho que el culpable de la decadencia técnica es Bernabé Ferreyra, pero creo que hay mucho de injusticia en esa acusación. En todo caso, la culpa sería de quienes se dedicaron a buscar shoteadores desde que el de Rufino apareció en el escenario futbolístico. Grandes figuras de otros tiempos me han dado esa opinión:

—Bernabé es un jugador de personalidad y muy respetable dentro de su estilo. El error está en buscarle imitadores.

Lo cierto es que la consagración de Bernabé Ferreyra en aquel inolvidable partido de Tigre contra San Lorenzo y sus éxitos de 1932 en River Plate constituyeron verdaderos acontecimientos que llegaron a tomar jerarquía de revolución en el fútbol nuestro.

Después de los grandes cañoneros de la historia, es indudable que la de Ferreyra es la figura más grande en ese aspecto, tanto que marca una época en el fútbol argentino. Sus golazos del 32, matemáticos a tal punto que llegó a ser un honor para los arqueros no ser vencidos por la Fiera trajeron como consecuencia la multiplicación de shoteadores. Entre todos ellos ha sido Barrera, de Racing, el que apareció como su más temible competidor, pero luego se advirtió que contra la potencia indiscutida de su remate el cordobés ostentaba muchas fallas técnicas y se transformó, así, en uno de los valores más discutidos, a tal punto que todavía no se ha cerrado el debate... Detrás de Ferreyra y Barrera mareharían, en la tabla de shoteadores, Masantonio y Cosso, con, la diferencia de que tanto el de Huracán como el de Vélez Sársfield son, además, gambeteadores y, en general, se les reconoce mejor dotados que los dos cañoneros por excelencia. Masantonio y Cosso, capaces para señalar goals desde largas distancias, se caracterizan igualmente por la potencia de sus tiros bajos, pero de pronto sorprenden con tantos de clase, tal como el que últimamente le señaló a Bosio el centre forward del Fortín: con su gambeta lenta eludió a varios defensores millonarios y luego, serenamente, se aproximó al arco y tiró despacio a un rincón.

 

Imagen Francisco Varallo bromea con Carlos Spadaro en 1931
Francisco Varallo bromea con Carlos Spadaro en 1931
 

Aunque se le denomine "Carioncito" y se le incorpore a la lista de los artilleros contemporáneos de Bernabé, creo que Varallo había acreditado ya sus condiciones de shoteador antes de que apareciera el centro forward de River Plate. Recuérdese que ya cuando actuaba en Gimnasia y Esgrima, Panchito se había convertido en ídolo de los platenses precisamente por la contundencia con que resolvía las situaciones señalando goals desde fuera del área con su característico tiro "a media agua", con los cuales hizo zambullir inútilmente a muchos arqueros. Por la pujanza, por el tesón que ponen en la lucha, pueden colocarse en una misma línea a Varallo y Bernabé Ferreyra, mientras que, siendo igualmente grandes shoteadores, Cosso y Masantonio resultan esencialmente distintos por la relativa lentitud de su juego.

WINGERS DE SHOT

Al hacer memoria para componer esta nota he advertido que los más fuertes artilleros, en términos generales, son los centre forwards y los punteros. La lista de insiders shoteadores no ofrece tantos nombres. Recuerdo, en una de las líneas más célebres de Platense, a Craceo, notable por su fortísimo shot, en cuyo aspecto se destacaba también su compañero Pardal. Sin embargo, como corresponde a su puesto, los insiders trabajaron para los centre forwards y los punteros, aunque hubo grandes goleadores como Manuel Seoane, pero recuérdese que casi siempre el "Negro" venció a los goalkeepers desde pocos metros. Aparte de Guaita y de Orsi, que ya he nombrado, cabe mencionar a otros hombres que, con la pelota en movimiento, ametrallaron o ametrallan a los goalkeepers.

 

Imagen Bernabé Ferreyra, "El Mortero de Rufino", brillante jugador y de temible pegada en sus inicios.
Bernabé Ferreyra, "El Mortero de Rufino", brillante jugador y de temible pegada en sus inicios.
 

En el viejo tiempo encontramos al famoso crack rosarino Viale, que obtuvo numerosos goals con su tiro alto y cruzado de extraordinaria potencia, en una forma semejante a la que emplea el puntero derecho de Estudiantes de La Plata, Miguel Ángel Lauri.

La puntería y la fuerza de los tiros de "Flecha de Oro" han definido muchos encuentros a favor de los Pinchas. Sin irnos de La Plata, en el rival tradicional, Gimnasia y Esgrima, hay un hombre que ostenta una larga lista de arqueros fusilados... He nombrado al vasco Etchevarrieta, poseedor de tal potencia en el shot que, mantiene la pelota, a todo lo largo de su, trayecto, a escasa distancia del suelo y sabe encontrar con rara habilidad los rincones. El año pasado, Gimnasia jugaba con_ Racing en Avellaneda. Se produjo una infracción en contra de la Academia a treinta metros del arco, junto al out ball, y la hizo efectiva el vasco. Scarcella, sobre cuya fortaleza física es obvio hablar, pretendió interceptarla y lo consiguió, pero en el acto se le vio caer al suelo como fulminado.

El mismo Racing tuvo, hasta hace poco, un wing malo de buen shot en "Perinola" Conidares que en un partido contra Independiente, por la copa Beccar Varela, cumplió la hazaña de señalar cuatro goals. Y los rojos, por su parte, han dado el puesto a su viejo crack Raimundo Orsi desplazando del team a otro peligrosísimo cañonero, Valentini, el Capitán Orejas, de físico tan escaso que resulta difícil explicarse de dónde saca tal potencia en el shot.

* * *

ya se ve, pues, cómo ha habido cantineros en todos los tiempos y de las más opuestas características, así entre los hombres de calidad como entre los de técnica negativa. No es justo quitarles el mérito que le corresponde a estos últimos: reconozcamos que, a cambio de la belleza en el espectáculo, nos han brindado la emoción que hay en cada uno de esos golazos capaces de sacudir, en un segundo, el estadio entero.