Las Crónicas de El Gráfico

1984. Español pegó tres tiros y dio la vuelta

Una campaña maravillosa realizó Deportivo Español en la segunda categoría del fútbol argentino la cual derivó en su segundo ascenso a Primera. La diferencia con su perseguidor fue de 16 puntos.

Por Redacción EG ·

10 de marzo de 2020

Tenía que ser y fue. Estaba escrito. Tres tiros y listo. "Ahora sí", diría Oscar López en los vestuarios. "Ahora sí podemos decir que somos los campeones".

Fue, dirá la historia, el 12 de octubre de 1984 en la cancha de Atlanta. Curiosa... mente, el mismo día en que veintiocho años atrás, después de alargar noches entre sueños y cantimpalo, entre ilusiones y jamón serrano en el subsuelo del bar "La Mezquita" —Libertad 83, Buenos Aires, un grupo de españoles se citó en el Centro Betanzos —México 1660 — para oficializar la fundación del "Dipurtivu", como todavía puede escucharse de labios de algún plateísta, de esos que no se resignan a cambiar la boina negra del terruño por el gorro rojiblanco de la pasión futbolera. Fue, dirá la historia, veintiocho años después de su fundación que el Deportivo Español ganó con justicia y por segunda vez —la anterior fue en 1966 — el ascenso a la Primera División "A" del fútbol argentino.

Imagen El plantel de Deportivo Español que consiguió el ascenso a Primera.
El plantel de Deportivo Español que consiguió el ascenso a Primera.

En aquella ocasión —1966— hubo que dejar en el camino de un octogonal a San Telmo, Temperley y Nueva Chicago (el campeón había sido Unión de Santa Fe). Esta vez fue mucho más fácil. El título llegó cinco fechas antes de que terminara el torneo, ganando el 81,08 % de los puntos en juego (60 sobre 74), con la mayor cantidad de goles a favor (64) y la menor en contra (24). Pudo haber sido campeón quince días atrás, en Junín. O la semana anterior, cuando enfrentó como local a Banfield. Pero estaba escrito que tenía que ser el Día de la Raza y en la cancha de Atlanta, allí donde cinco años atrás habían dado otra vuelta olímpica cuando un gol de Jorge Rivero a Poliserpi, arquero de Lanús, los devolvió a la "B", categoría que ganaron en 1960 y perdieron en el '72.

Era cuestión de estar, De ver y escuchar después que Fernando Donaires clavó el primer tiro en el ángulo izquierdo del arco de José Luis Rodríguez, mientras la popular gozaba con "El goleador, mamá, el goleador patea un tiro librery la mete en un rincón"...

El Deportivo Español es hijo del matrimonio del arraigo con la melancolía. Y por eso, el presente de campeón que adelantaba el gol de Donaires se mezclaba con las primeras hazañas, cuando en tres años fue dos veces campeón: de Tercera (Aficionados) en 1958, de Segunda (Primera "C") en 1960. Eran los tiempos de Abraham y Bagnera, de Ricardo Fernández —el capitán— y Chavero, de Onzari y Roberto Marcos Saporiti. Del Vasco Angel Zubieta como director técnico.

 

Imagen Lorea festeja su gol frente a Defensores.
Lorea festeja su gol frente a Defensores.
 

Había que ver y escuchar. Herido por el tiro de Donaires. Defensores de Belgrano —el rival de la tarde y del año — se adelantó en busca del empate. Otro estampido lo devolvió a la realidad. Moreno metió un pelotazo en profundidad para Lorea y el hombre que entró en reemplazo de Ibarra para definir de cabeza acertó un disparo con su botín derecho como si fuera con el gatillo de una pistola cuarenta y cinco. El tiro del final lo dio Norberto Horacio D'Angelo. Hubo un descuento pero no contó. Español era el campeón. Legítimo. Un campeón a su manera.

—Nos habían repetido tanto que ya éramos campeones, en los días previos al partido contra Banfield, que terminamos pensando más en los festejos que en el rival. Y por eso salimos a jugarlo como si estuviéramos en pijama. No quisimos que eso volviera a suceder. Nos pusimos de vuelta el overol y salimos a trabajar el partido. Dicen que el equipo es frío, que es especulativo. Yo digo que el espectáculo lo damos con el funcionamiento, poniendo en el terreno el ataque más goleador, la defensa menos vencida. Eso, en fútbol, se llama equilibrio. Eso es el Español.

Lo dijo Oscar López. Los números le dan la razón.

Hubo vuelta olímpica en hombros de algunos hinchas después que otros, más salvajes, despojaron a los jugadores. Los dejaron en slip. Les robaron todo; camiseta, pantaloncitos, medias botines.

Imagen El reconocimiento de la hinchada para un hombre clave en el ascenso, Donaires.
El reconocimiento de la hinchada para un hombre clave en el ascenso, Donaires.

Hubo abrazos en los vestuarios. Periodistas, fotógrafos, cámaras de televisión. El show del fútbol en edición especial.

Hubo recuerdos para la otra vez, aquella del '67, cuando Español jugó su única temporada en la "A". La primera victoria en la novena fecha: el 2-1 al San Lorenzo de Buttice, de Rendo, de Fischer y Doval, con goles de Valledor y Rudzki en el desaparecido Gasómetro de la avenida La Plata. El 3-1 a River en Núñez, cuando Catania, Veglio y Valledor sometieron tres veces al grande de Amadeo Carrizo. Y los otros triunfos sobre Ferro, Unión y Gimnasia que no alcanzaron para mantener al equipo en la categoría, pero sí a cimentar el futuro del club porque Pazos y Valledor fueron transferidos a España, Rudzki a Estudiantes de La Plata, Veglio a San Lorenzo.

Alguien dice que, por ahí, vio a Luis Soler Caminos, un santanderino de 64 años que es el socio número uno y fue el primer presidente del club. Y aparecen otros nombres que algo hicieron por el Español. El de Carlos Salvador Bilardo, goleador —sí, goleador— en el '62, Cerdeyra, el petiso Mallo, Gonzalo, Anglese, Sciancalépore, Cassarino, el Canario Pérez... y técnicos como Ernesto Duchini, Guillermo Stábile, Roberto Iturrieta, Carmelo Faraone...

 

Imagen El Gallego está de fiesta.
El Gallego está de fiesta.
 

Es el ayer en el festejo de hoy. Mañana habrá que pensar en el año que viene. Ya lo está haciendo Luis Rodolfo Moreno: "Yo sólo espero que podamos quedar todos en el plantel para jugar en la `A'." Lo sabe y lo dice Oscar López: "Vamos a tener que ponernos una piedra sobre el corazón para pensar fríamente en los recambios". Las frases aparecen como descolgadas en ese ambiente de "colmao" que es el vestuario vencedor del Español. Afuera se organiza la caravana de la victoria. Un camión descubierto al frente, autos y una larga hilera de colectivos de la línea 119. Arrancan por Corrientes en busca del Centro. Van a gritarle su alegría a la ciudad. "¡Soy gallego!", cantan. Desde las veredas, los porteños los ven pasar con simpatía. Muchos de ellos, cuántos de ellos, son el fruto de aquellas semillas que viajaron de la vieja España para caer y echar raíces en esta tierra fértil, fecunda, abrazadora.

"¡Soy gallego!", dicen, los hijos del arraigo y la melancolía.

Estaba escrito. Tenía que ser y fue, el Día de la Raza de 1984.

 

 

Por EDUARDO RAFAEL (1984).

Notas: VICTOR HUGO CANDI, JORGE BARRAZA. HUGO SUERTE, ADRIAIU MALADESKY y GABRIELA GARCIA.

Fotos: RICARDO ALFIERI (padre), EDUARDO GIMENEZ y GERARDO HOROVITZ.