Las Crónicas de El Gráfico

1940. Adiós a Spyridon Louis

El griego ganador de la maratón de los Juegos Olímpicos en Atenas 1896 murió a los 66 años de edad. El Gráfico le rindió sentido homenaje a su figura y lo que significa para los Juegos modernos.

Por Redacción EG ·

02 de marzo de 2020

La carrera de maratón, por la leyenda que la enaltece y por el esfuerzo extraordinario que exige de quienes la afrontan, figura entre las pruebas más trascendentales de los juegos olímpicos. El que de ella resulta vencedor pasa a figurar en el primer plano de la historia deportiva universal. Solamente los hombres dotados de manera excepcional por la naturaleza pueden acometer la empresa asombrosa de correr cuarenta y dos kilómetros en un despliegue total de su capacidad física y de su vigor moral. Ninguna gloria atlética puede superar a la conquista del triunfo en la maratón olímpica y por eso era en el mundo entero una figura gloriosa la del griego Spyrido Luis, laureado con la simbólica corona por su victoria en el memorable certamen de 1896.

Aunque la fecha sea relativamente cercana, está aureolada por una atmósfera legendaria aquella primera olimpíada de la era moderna. Es que se abrió allí un nuevo ciclo en la cultura integral del mundo, citado desde entonces para que periódicamente se reuniera la juventud, atraída por el repicar de las campanas y por el fulgor de la llama olímpica, a sostener luchas que habrían de constituir verdaderas fiestas de la civilización.

 

Imagen Tiene inestimable valor histórico para el deporte esta reconstrucción del momento más emocionante de los primeros juegos olímpicos de la edad moderna, celebrados en Atenas el año 1896. La escena corresponde al instante en que llega a la meta el griego Spyrido Luis, vencedor de la carrera de maratón. El atleta que así nació a una fama imperdurable acaba de fallecer.
Tiene inestimable valor histórico para el deporte esta reconstrucción del momento más emocionante de los primeros juegos olímpicos de la edad moderna, celebrados en Atenas el año 1896. La escena corresponde al instante en que llega a la meta el griego Spyrido Luis, vencedor de la carrera de maratón. El atleta que así nació a una fama imperdurable acaba de fallecer.
 

Atenas, 1896... Ejerce poderosa influencia en el ánimo la sugestión del nombre de la ciudad histórica. Y la fecha arrastra evocaciones que, para casi todos nosotros, sólo tienen cabida en la imaginación. La visión del estadio poblado de aquellos caballeros y aquellas damas que, sin duda, serían iguales a los de hoy, se nos antoja sin embargo muy distinto y aviva el sentimiento de admiración hacia los vencedores de la época. Uno de ellos, indiscutiblemente el más famoso, se ha ido del mundo. Murió Spyrido Luís el 26 de marzo. Hasta ese día vivió rodeado del cariño y del respeto de todos por haber sido el vencedor en la primera maratón olímpica. Nosotras los argentinos, que conocemos la incomparable sensación de ser compatriotas de un gran maratonista olímpico, estamos especialmente dotados para tributar un homenaje a esa figura extraordinaria, que para adquirir fisonomía de símbolo hasta contaba con la fortuna de haber nacido en Grecia, y en quien siempre seguíamos viendo al apuesto atleta de la historia Y anteponiéndolo al venerable anciano de hoy.

LA GRAN HAZAÑA

Queda un relato de aquella memorable carrera que cobra ahora especial interés:

“A pesar de ser una nación joven deportivamente, no quedó Grecia desairada en aquellos juegos olímpicos de 1896. Konstantinides ganó la carrera ciclista maratón; Karaserda, Orphanidis y Phaangudis obtuvieron tres triunfos en las Pruebas de tiro y, por último, Mitropulos en el ring y Andriakapulos en las pruebas de trepar de manos lograron dos señalados triunfos gimnásticos. Pero ninguna de estas victorias despertó un entusiasmo tan férvido como la del aldeano Spyrido Luis, de Amarussi, en la carrera maratón. Quien tarde del 10 de abril de 1896 fuera testigo la tarde de aquella primera carrera maratón no olvidará jamás el momento de desenfrenado júbilo cuando se vio que el primero que llegaba al estadio tras de una carrera por las accidentadas carreteras que van de Maratón a Atenas, aquel hombre lleno de sudor y de polvo, era un griego. Durante mucho tiempo había llevado la delantera con una gran ventaja el australiano Flack, pero al fin los griegos, más familiarizados con el terreno y con el cálido clima, fueron adelantando poco a poco. Cuando Luis pisó el estadio y, acompañado del heredero de la Corona y del fornido príncipe Jorge, que le esperaban allí, corrió los 200 metros que le separaban de la meta, todo el campo prorrumpió en una ovación atronadora.

 

Imagen Spyridon Louis en 1896
Spyridon Louis en 1896
 

Los espectadores saltaron de sus asientos y arrojaron flores y regalos a la pista y por el espacio surcaban palomas con lazos de los colores griegos. Los cien mil que llenaban el estadio aquel día, el día principal, se encontraban verdaderamente ebrios de alegría, la cual llegó a su colmo cuando el rey se levantó de su sitial y avanzando hacia el corredor de la maratón, que  entretanto había alcanzado la meta, le estrechó emocionado la mano. El coronel von Reineck y el comandante Souzos, ayudante de campo del rey, no pudieron menos de abrazar al corredor agotado y casi incapaz de pronunciar una palabra. 2 horas 55 minutos y 20 segundos había invertido Luis en recorrer el trayecto, lo cual, dadas las dificultades del terreno, supone una hazaña sorprendente. También el que llegó segundo, Basilakos, era griego lo mismo que el tercero, Belokas. Sólo el cuarto fue el representante de otra nación: Hungría. Así, pues, Grecia había triunfado aquí en toda la línea y es perfectamente comprensible el orgullo del pueblo griego ante aquella magnífica proeza."

LOS SUCESORES

Habrán reparado los lectores en la fecha: 10 de abril de 1896. Es decir que en estos días se va a cumplir el 44° aniversario de aquel acontecimiento. No ha podido llegar a celebrarlo su protagonista, pero Grecia y el mundo entero sabrán rendir honores ese día a la memoria de aquel glorioso soldado del deporte.

 

Imagen Cuarenta años después de su inolvidable triunfo, Luis inició en Atenas la antorcha que, llevada en posta, encendió en Berlín el fuego olímpico en el magno certamen de 1936. Este retrato le fue tomado en vísperas de la última olimpíada.
Cuarenta años después de su inolvidable triunfo, Luis inició en Atenas la antorcha que, llevada en posta, encendió en Berlín el fuego olímpico en el magno certamen de 1936. Este retrato le fue tomado en vísperas de la última olimpíada.
 

Creemos oportuno recordar, en esta oportunidad, quiénes fueron los sucesores del aldeano Luis en la conquista de la más impresionante prueba atlética de las jornadas olímpicas:

1900, en París: Teato, francés, en 2 horas 59 minutos.

1904, en San Luis, Estados Unidos: Hicks, estadounidense, en 3 horas 28 min. 53 s.

1906, en Atenas: Sherring, estadounidense, en 2 horas 51 minutos 6/10 de segundo.

1908, en Londres: Hayes, estadounidense, en 2 horas 55 minutos 18 segundos 4110.

1912, en Estocolmo: Me Arthur, sudafricano, en 2 horas 36 minutos 54 seg. 8110.

1920, en Amberes: Kolehmainen, finlandés, en 2 horas 32 minutos 35 seg. 8/10.

1924, en París: Stenroos, finlandés, en 2 horas 41 minutos 22 segundos.

1928, en Amsterdam: El Ouafi, francés, en 2 horas 32 minutos 57 segundos.

1932, en Los Ángeles: Zabala, argentino, en 2 horas 31 minutos 36 segundos.

1936, en Berlín: Son, japonés, en 2 horas 29 minutos 19 segundos 2/10, actual record olímpico.

Los números demuestran que, no obstante el terreno sobre el que debió correr y los métodos de entrenamiento, dirección, etc., necesariamente inferiores a los de la actualidad, el griego Luis marcó un tiempo magnífico que sólo fue superado diez años más tarde.

 

Imagen En esta interesante fotografía, digna de contemplarse detenidamente, el ganador de la primera maratón olímpica aparece luciendo el traje típico de los campesinos griegos y junto a la bandera de su patria, que él hizo flamear victoriosa en el estadio de Atenas. En la actualidad, Luis tenía 72 años de edad y vivía rodeado del cariño la admiración popular, adjudicándosele proporciones de símbolo por el excepcional significado atribuido a la victoria olímpica. Murió en Amarussi, su ciudad natal.
En esta interesante fotografía, digna de contemplarse detenidamente, el ganador de la primera maratón olímpica aparece luciendo el traje típico de los campesinos griegos y junto a la bandera de su patria, que él hizo flamear victoriosa en el estadio de Atenas. En la actualidad, Luis tenía 72 años de edad y vivía rodeado del cariño la admiración popular, adjudicándosele proporciones de símbolo por el excepcional significado atribuido a la victoria olímpica. Murió en Amarussi, su ciudad natal.