Las Crónicas de El Gráfico

1959. Señor ministro Alsogaray ¿y esto como se explica?

El maestro Dante Panzeri censura la decisión del ministro de Hacienda Alvaro Alsogaray de pretender usar al deporte como espectáculo, como circo, como opio de multitudes. Otros tiempos, ¿no?

Por Redacción EG ·

15 de enero de 2020

El riesgo de la intromisión del Estado en cualquiera de los recintos no específicamente dóciles a la idoneidad del gobernante, el legislador o el funcionario, en suma, como en nuestro caso puede ser el deporte con sus necesidades y sus problemas, trasciende en estos momentos de la vida argentina a mucho más que un riesgo para ese sector de la ciudadanía, el deportivo. Trasciende al desconcierto del propio país, con mayor razón al desconcierto de quienes en el deporte interpretamos ejercitar una actividad jamás disociada de las obligaciones y derechos de la ciudadanía en general.

Y deja de ser un riesgo para convertirse en una explicación del caos cuando esa intromisión se concreta en decisiones gubernativas que no siendo restrictivas de ninguna cosa para el deporte sino, por el contrario, dadivosas hasta el más irreflexivo de los extremos, ellas pasan a desdecir lo que por cuerda aparte nos señala el propio Estado como obligación a seguir en la función ciudadana de todos nosotros, seamos o no deportistas, se trate o no del deporte.

Una intrascendente noticia de la sección "Provincias" de nuestros periódicos informa que el Ministerio de Hacienda de la Nación acordó al Jockey Club de Córdoba 21.000.000 de pesos para incrementar sus actuales premios en un 50 %.

Una ley nacional con el número 14587, que reglamenta el Decreto N° 10900 del Poder Ejecutivo, autoriza la inversión de hasta 300.000.000 de pesos para actos de homenaje al 150° aniversario de la Revolución de Mayo, de los cuales la Confederación Argentina de Deportes ha sido instruida y, consecuentemente autorizada, a gastar 30.000.000 en manifestaciones atléticas destinadas a la exaltación de aqñella gesta patriótica.

 

Imagen Caricatura de Dante Panzeri. Por Villarruel.
Caricatura de Dante Panzeri. Por Villarruel.
 

Todo esto sucede en momentos en que el deporte argentino no tiene bienes para atender sus necesidades más elementales; no tiene en muchos casos viviendas para sus instituciones básicas; no tiene recursos para satisfacer el común anhelo de participar u organizar justas internacionales; no tiene fondos para estar representado en los próximos Juegos Olímpicos de Roma; no tiene... no tiene...

En estos momentos esas instituciones tratan de responder con un plan de competencias extraordinarias a la imperiosa demanda gubernativa de "HAY QUE GASTAR ESTA PLATA". El Gobierno, el Poder Legislativo y el Ejecutivo, el Estado, no atienden “contraofertas” del deporte más o menos  así formuladas:

—Una competencia internacional no arrojaría ningún resultado provechoso; 1960 es año olímpico y a dos meses de los Juegos de Roma ningún gran atleta del mundo podría venir a Buenos Aires para competir en su plenitud; los que aceptarían hacerlo lo harían en un plan de turismo del que ya tenemos demasiadas amargas experiencias; en lugar de gastarlos en atletas extranjeros... ¿no podríamos gastar dos o tres millones de pesos en instalaciones que no tenemos y que son fundamentales para el desarrollo de nuestro deporte? . .. ¿No podríamos utilizar ese dinero recordando a la Revolución de Mayo como piedra fundamental de obras duraderas en lugar de torneos perecederos?— ¡No! ¡Hay que gastarlos en competencias, en espectáculos! —es la respuesta.

 

Imagen Alvaro Alsogaray, ex militar, cuando era ministro de hacienda en la presidencia de Arturo Frondizi.
Alvaro Alsogaray, ex militar, cuando era ministro de hacienda en la presidencia de Arturo Frondizi.
 

Todo eso sucede a pesar de haber dicho el señor ministro del Interior a los representantes de la Confederación Argentina de Deportes (según la circular de esta entidad que manda "gastar" ese dinero), que el deporte debe estar dotado "con los recursos apropiados para sostenerse y cumplir sus fines; sobre la conveniencia de volcar mucho de nuestro esfuerzo por el interior del país, y sobre todo compartió nuestra inquietud sobre la necesidad de preservar en toda forma al deporte, a fin de evitar que pueda nuevamente ser desviado de sus propósitos legítimos haciéndolo vehículo de proselitismos extraños a su finalidad especifica".

Las pistas, las piscinas, los centenares de elementos e instrumentos básicos para la práctica deportiva de que carece el deporte en razón de no tener dinero el país; todo cuanto es fundamental para la evolución de los deportes; todo eso y mucho más... queda nuevamente postergado porque el Estado necesita USAR al deporte como espectáculo, como circo, como opio de multitudes, como acto de distracción de masas, cuyo costo de 30.000.000 de pesos no cuenta para este caso porque lo que en este caso cuenta no es el deporte, es la necesidad de hacerle "ver" deporte a un pueblo y no la de afianzar la salud física y moral de ese pueblo a través de prácticas deportivas menos "visibles", de instalaciones muy visibles por su ausencia en todo el territorio del país, de fundamentos y pilares; en suma, donde apoyar el presente, que debe ser el futuro de la formación física y mental de nuestra juventud.

Todo esto desconcierta. Desconcierta al deportista y desconcierta al ciudadano. Desconcierta al deportista y al "hombre de traje gris", desconcierta al argentino porque al mismo tiempo a los deportistas y a los argentinos se nos está mencionando y exigiendo austeridad. Desconcierta porque al mismo tiempo que se nos dice que  HAY QUE GASTAR 30.000.000 en espectáculos se nos dice que NO PODEMOS gastar escasos cientos de miles para vestirnos de deportistas (instalaciones, implementos, sedes, etc.).

 ¿Y esto cómo se explica, señor ministro Alsogaray?

DANTE PANZERI (1959)