Las Crónicas de El Gráfico

1988. Para recordar toda la vida: Boca 1 – San Martín (T) 6

San Martín jugó un partido inteligente, mostró sus cualidades como equipo y se llevó una victoria inolvidable de la Bombonera. Un resultado también histórico, seis goles a uno. Para siempre... FOTOS INÉDITAS

Por Redacción EG ·

03 de enero de 2020

PARA RECORDAR TODA LA VIDA

Se fueron juntando en el medio de la cancha, dibujando abrazos. Todos. Yelpo, Jiménez, Moreno, Juárez, Unali, Torres, Roldán, Troitiño, Campos, que recién había entrado, López. Y desde el banco llegó Nelson Chabay, y los suplentes, Ibáñez, Monteros, Noriega, Rutar y el mismo Vidal González, con el dolor de un golpe en la pierna derecha pero con toda la felicidad del mundo en su rostro por sus tres goles en el camino a la victoria.

 

Imagen El primero de la serie. Navarro Montoya está mirando el fondo del arco. La pelota pegó en la red y va saliendo. El hombre de San Martín que pateó el penal, López, ya está festejando. Hrabina tiene que asumir la realidad. Después llegaría una resonante goleada, dura para Boca.
El primero de la serie. Navarro Montoya está mirando el fondo del arco. La pelota pegó en la red y va saliendo. El hombre de San Martín que pateó el penal, López, ya está festejando. Hrabina tiene que asumir la realidad. Después llegaría una resonante goleada, dura para Boca.
 

Y se quedaron en la cancha, para que la fiesta fuera interminable, para que ese momento histórico de San Martín no terminara nunca. Después, siempre juntos, todos, levantaron los brazos y se acercaron a la tribuna popular, donde un puñado de tucumanos estaban tocando el cielo con las manos. Seis goles, a Boca, en la Bombonera, para que sea imborrable, por siempre. Emocionante para ellos y para los que miraban. Pero todavía faltaba un premio más. La tormenta de primavera convirtió la tarde en noche, los jugadores de San Martín, siempre juntos, borrachos de abrazos, empezaron a desandar el camino, buscando el túnel, entonces escucharon un aplauso grande, sin fronteras en las tribunas. La hinchada de Boca reconocía la justicia del resultado, asumía la goleada, y despedía a los tucumanos con el telón sonoro que le corresponde a los ganadores. Inolvidable para San Martín, para todos. Ahora es tiempo de preguntas, de acercarse a los goles, al fútbol.

 

Imagen humor por Maicas
humor por Maicas
 

¿Es justa la goleada?

Para que no queden dudas: fueron seis, pero todavía pudo ser un marcador mucho mayor, una catástrofe (¿y seis goles no lo son?). A medida que llegaban los tantos de San Martín crecía la desesperación de Boca. Entonces cada contraataque encontraba espacios vacíos, un defensor contra un atacante, dos contra dos, y apenas producido el desequilibrio el arco de Navarro Montoya quedaba a la vista para la definición. El arquero salvó algunas, otras se fueron por centímetros, o por un par de metros. Hay que repetir la idea: fueron seis, pudieron ser varios más.

 

Imagen AQUÍ CAMBIÓ EL PARTIDO (1) Este no es el verdadero Simón. Pero cualquiera puede equivocarse. Una pelota larga que quiere ganar con las dos piernas adelante y arriba.
AQUÍ CAMBIÓ EL PARTIDO (1) Este no es el verdadero Simón. Pero cualquiera puede equivocarse. Una pelota larga que quiere ganar con las dos piernas adelante y arriba.
  
Imagen AQUÍ CAMBIÓ EL PARTIDO (2) Llegó tarde y el impacto contra Troitiño es incontenible. El gesto de dolor del jugador no es teatro. Simón, expulsado.
AQUÍ CAMBIÓ EL PARTIDO (2) Llegó tarde y el impacto contra Troitiño es incontenible. El gesto de dolor del jugador no es teatro. Simón, expulsado.
 

¿Jugó bien San Martín?

Sí. Es un cuadro prolijo, ya se sabe. Pero esta goleada no existía en los planes de nadie, ni siquiera en el sueño del más fanático de los tucumanos. Chabay preparó el partido que juegan casi todos en la cancha de Boca: esto es ceder la iniciativa, achicar espacios, pelear la pelota cuando el equipo de Pastoriza intenta acelerar la jugada. A veces sale, a veces Boca desborda. A San Martín le fue bien, pero también agregó lo suyo: personalidad para estar en la Bombonera, mucha frialdad para actuar, y de su lado (obviamente) producciones individuales de alto nivel. El arquero Yelpo no se equivocó nunca en la lluvia de centros que lanzó Boca en su desesperación. Juárez es un zaguero llamativo, siempre sale con la pelota dominada, la cabeza levantada. Unali apareció dos veces frente a Navarro Montoya, las dos fueron gol. Troitiño anduvo por toda la cancha, haciendo la pausa, metiendo pelotazos profundos, jugando siempre la justa. Y el verdugo de Boca, el misione-ro Vidal González, tres goles, otros tan-tos perdidos, un surco en cada arranque y la sensación de que este domingo era imparable, ni aun ante los golpes de Tavares, Carrizo, Cuciuffo o Hrabina.

 

Imagen El último de la tarde. Véase con qué facilidad llega Unali al encuentro de Navarro Montoya. El remate se metió por el palo que cubría el arquero. A lo lejos, su defensa.
El último de la tarde. Véase con qué facilidad llega Unali al encuentro de Navarro Montoya. El remate se metió por el palo que cubría el arquero. A lo lejos, su defensa.
 

Un hecho decisivo

El partido no tenía dueño. Una buena jugada de Perazzo en el arranque, enseguida la defensa de Boca juega mal al offside y Vidal González que remata sin la convicción que habría de mostrar después. La intención ofensiva era de Boca, pero ya fue dicho que San Martín no era timorato, no quería defender el empate bajo sus palos, trataba de dar lucha cerca de la mitad de la cancha. Y de pronto cambia el destino. Un rato antes Simón se había enojado con Juárez porque entendió que el tucumano le había tirado un pelotazo a pegar mientras estaba en el piso. Se quedó con esa idea y en una nueva jugada de ataque (minuto 24) quiso establecer revancha con el primer contrario que le quedó a mano; perdió la pelota y la quiso recuperar yendo a destiempo y con las dos piernas hacia adelante sobre la humanidad de Troitiño. Fue un foul grosero, Simón se arrepintió en ese mismo instante, pero ya era tarde. El juez lo expulsó. Y también vio la roja Musladini, que ya tenía amarilla. ¿Por eso o para que Boca no quedara disminuido numéricamente? Eso sólo lo sabe Luis Pasturenzi, 38 años, seis partidos en Primera División "A", debutante en la Bombonera. Un minuto después, en la siguiente jugada de ataque de San Martín, quedó probado que Boca había perdido más con las expulsiones: Simón hasta ese momento era su mejor jugador, Musladini apenas transitaba la media cancha de San Martín. Por ese carril que antes defendía Simón se mandó Vidal González, lo desbordó a Tavares y éste lo tuvo que parar con un penal. Ahí empezó el calvario del equipo de Pastoriza.

 

Imagen FOTO INÉDITA. Antonio González, protagonista en la goleada de San Martín de Tucumán en la Bombonera.
FOTO INÉDITA. Antonio González, protagonista en la goleada de San Martín de Tucumán en la Bombonera.
 

¿Qué falló en Boca?

Primero, no hubo una buena respuesta colectiva ante la salida de Simón. Tavares pasó como dos, Carrizo de seis, y Marangoni se quedó muy solo en la mitad de la cancha, sin ayuda de Hoyos cuando había que recuperar la pelota. Ya nada fue igual. Y segundo, algo más grave si se trata de un cuadro con pretensiones de pelear los primeros puestos. Casi todos sus hombres, a excepción de Navarro Montoya y Perazzo, perdieron la tranquilidad. Los últimos diez minutos del primer tiempo tuvieron un cariz dramático porque Carrizo, Tavares, Hrabina y Cuciuffo creyeron que podían equilibrar el partido con la caza del adversario. El juez Pasturenzi, que estuvo generalmente bien en los fallos técnicos, quizá amedrentado por los gritos hostiles de la tribuna, fue apenas un espectador más de algunos foules realmente bochornosos, cometidos delante de sus narices por los jugadores de Boca. A Boca le puede quedar una gran lección de este partido, negando el juego quedó a seis goles de diferencia de San Martín. Quizá es momento de recordar que le fue bien cuando le puso fútbol a lo que naturalmente es patrimonio de Boca, el corazón, la garra, el fervor. Y esto ocurrió hace pocas fechas, apenas ayer. .

 

Imagen INÉDITA. Antonio Gonzalez festeja. Locura en la mitad de Tucumán.
INÉDITA. Antonio Gonzalez festeja. Locura en la mitad de Tucumán.
 

La goleada histórica

San Martín devolvió algunos golpes, pero primero se preocupó por el partido, por hacer lo que más le convenía. Hizo dos goles muy afortunados, de esos que valen dobles por la circunstancia: el segundo cuando faltaba un minuto para terminar el primer tiempo, y el tercero apenas empezó a rodar de nuevo la pelota. Fue como un golpe de gracia. Boca siguió desesperado, tirando centros, atacando como podía, casi una ofrenda a una tribuna que lo alentó hasta el minuto, con ese nobleza que tiene la hinchada de Boca (toda, de populares a platea y viceversa) cuando cree realmente en su equipo, pero San Martín ya manejaba los tiempos y el dominio del partido. Le era muy fácil llegar has-a Navarro Montoya, por inteligencia para salir en cada contraataque que manejaba Troitiño e iba a definir Vidal González, y por algunos defensores de Boca, caso Cuciuffo y Hrabina, que ayudaban cometiendo errores casi insólitos. Así llegó el histórico 6-1, un marcador para todos los tiempos, para que San Martín lo reviva siempre, para que Boca lo guarde como una mancha.

 

Imagen INÉDITA. San Martín de Tucumán hizo historia, le ganó por 6 a 1 a Boca como visitante.
INÉDITA. San Martín de Tucumán hizo historia, le ganó por 6 a 1 a Boca como visitante.
  
Imagen INDÉDITA. 22-11-1988 es una fecha inolvidable para San Martín de Tucumán. Los jugadores saludan luego del encuentro histórico.
INDÉDITA. 22-11-1988 es una fecha inolvidable para San Martín de Tucumán. Los jugadores saludan luego del encuentro histórico.
 

La fiesta tucumana

Se fueron juntando en la mitad de la cancha. . . todos. Los abrazos interminables, las lágrimas que brotaban incontenibles, las sonrisas iluminando rostros cansados. Una enorme alegría empezó a cubrir a los jugadores, al cuerpo técnico que desde la Bombonera parecía llegar a Tucumán. Inolvidable para San Martín, inolvidable…

NATALIO GORIN

Fotos: FORTE, ABACA, LEGARRETA y ALFANO

Humor: MAICAS