Las Crónicas de El Gráfico

1988. ¡Mandiyú porá!

Brillante ganador del Nacional ¨B¨, Deportivo Mandiyú asciende a Primera, en el triunfo más grande en la historia del fútbol correntino. Mandiyú encarnó el símbolo de la lucha de su tierra.

Por Redacción EG ·

12 de junio de 2019

¡Mandiyú porá, Corrientes campeón!" Grito fervoroso de un pueblo apasionado, henchido de orgullo, conmovido hasta el límite por la proeza inhabitual y distintiva. Proclama de una provincia entera, desde Corrientes Capital hasta Monte Caseros, desde Goya y Paso de los Libres hasta Mercedes y San Roque, desde Esquina y Bella Vista hasta Santo Tomé y Curuzú Cuatiá, desde Paso de la Patria a Yapeyú, la cuna de San Martín... Identificación total de un equipo con su gente, unidos por la gesta deportiva. Sinónimo y bandera de su pueblo, Mandiyú encarnó el símbolo de la lucha de su tierra. Y logró el éxito deportivo más trascendente de la historia correntina. Y entonces, por un día, una semana o un año, todo es lindo, la vida es porá, los vocablos guaraníes llegan hasta el último rincón de la Argentina. El tereré es un néctar delicioso, el chamamé es ritmo nacional y la Virgen de Itatí parece más santa y milagrosa que ninguna. Gracias a Mandiyú, que a partir de su hazaña obligará al fútbol a ser un poco más argentino todavía. El federalismo no quedará reducido a La Plata, Rosario, Córdoba o Santa Fe. Por la obra de este incuestionable campeón la primera categoría tiene una nueva comarca: Corrientes.

Imagen El equipo que empató 0-0 con Quilmes el sábado. Arriba, desde la izquierda: Barrios, Cáceres, Daniel Rodríguez, Medran, Elio Rodríguez, Martínez. Abajo: Urbina, Cañete, Basualdo, Attadía, Oddine. Un gran campeón, que ganó con holgura, en base a equilibrio, solidez y temperamento.
El equipo que empató 0-0 con Quilmes el sábado. Arriba, desde la izquierda: Barrios, Cáceres, Daniel Rodríguez, Medran, Elio Rodríguez, Martínez. Abajo: Urbina, Cañete, Basualdo, Attadía, Oddine. Un gran campeón, que ganó con holgura, en base a equilibrio, solidez y temperamento.

Mandiyú, en guaraní, significa algodón. Y no es un nombre caprichoso. El 14 de diciembre de 1952, Eduardo Ceferián, propietario de la Algodonera Tipoití, una de las empresas textiles más grandes de Sudamérica, fundó el Club Deportivo Mandiyú. El objetivo fue darle a sus obreros y empleados un lugar donde desarrollar actividades deportivas. El destino lo transformó en algo superior, lo que hoy es: un símbolo de Corrientes que tapó a clubes tradicionales como Huracán, Lipton y Boca Unidos. Aquella idea de Ceferián y Miguel Popescu (aún hoy presidente y vice del club) tomó forma de cuadro en serio cuando en 1974 intervino en el Campeonato Nacional, y adquirió visas profesionales al ganar un lugar en el Nacional "B". 'Ahí me llamó Ceferián y acepté, parecía gente seria", recuerda ahora Juan Manuel Guerra, el director técnico y acaso bastante más: el hombre que llevó a Corrientes la idea de que se podía llegara Primera. 'Hubo que armar todo de cero, desde el equipo hasta una utilería profesional, pasando por el cuerpo técnico Y médico. El primer año tuve que arreglarme con lo que pude, había varios muchachos que eran operarios de la fábrica. Incluso tuve que pedirle al presidente que les respetara el sueldo y los dejara dedicarse exclusivamente al fútbol. En fin, todo bastante amateur. Pero respondieron muy bien y con un cuadrito que parecía una albóndiga entramos sextos el año pasado, más de lo que aspirábamos. Este año, en cambio, sólo tuve que dedicarme a mejorar, llegaron varios refuerzos y se ganó en fútbol. Se hizo un equipo equilibrado, difícil, con toque, marca y sobre todo mucho temperamento. En la última fecha de la primera rueda, contra Cipolletti en Río Negro, me di cuenta de que estábamos para pelear el título".

Imagen La impresionante recepción que le tributó en Quilmes la hinchada correntina a su equipo. "¡Mandiyú porá!" (en guaraní significa lindo) fue el grito predominante. El gran choque produjo 171.000 australes de recaudación.
La impresionante recepción que le tributó en Quilmes la hinchada correntina a su equipo. "¡Mandiyú porá!" (en guaraní significa lindo) fue el grito predominante. El gran choque produjo 171.000 australes de recaudación.

La particular historia de este club-empresa dice que todos los directivos integran también el plantel de funcionarios de Tipoití, que ya hay 4.500 socios y que por el ingreso "al profesionalismo" han debido separar las conducciones. La solidez económica —administrada de todas maneras con gran austeridad— permitió contratar a la máxima figura de la divisional, Adolfino Cañete, quien había sido doble campeón con Ferro y mundialista con Paraguay, y a siete uruguayos, varios de ellos con excelente currículum: Daniel 'Coquito" Rodríguez, campeón de América Y del mundo con Peñarol; Domingo Cáceres, ex internacional uruguayo hasta hace tres años; Pedro Barrios, zaguero de Nacional; Daniel Martínez, aquel tres que vistió la Celeste en el Mundialito del '81, y Horacio Attadía, proveniente de Racing. Las pautas fueron claras: no cobrarían fortunas, pero tendrían seguridad. Y si ganaban seguido, harían buen dinero. Así fue. Hubo primas para los más renombrados, como Cañete, quien percibió 40.000 dólares por ese concepto. Los sueldos fueron iguales para todos: 1.500 australes. Los premios también: 600 australes por triunfo de visitante y 500 de local, con el agregado de otros 100 por marchar punteros. Pero, además, está el aloja-miento y la comida, todo a cargo del club. Algunos como el técnico Guerra, Barrios, Martínez, Pavón y Attadía viven en el Hotel de Turismo, otros en departamentos alquilados por Mandiyú. "Lo importante es que se cobra puntualmente y no se gasta casi nada. Como, además, ganamos seguido, los muchachos ahorran, están contentos. Acá no hay problemas para concentrar en buenos hoteles ni de ninguna índole, se piensa únicamente en jugar", explica Guerra.

Horacio Attadía, quien acumuló su tercer ascenso (los anteriores fueron con Lanús en el '81 y con Racing en el '85), confirma la impresión de Guerra: 'Yo tenía todo arreglado con Español, pero me vine a Mandiyú. Sé que arriesgué, pero gané. Quería continuidad y acá la logré. Además se está cómodo. El presidente es un caballero que soluciona cualquier problema y el trato es excelente. La gente es increíble, nos invita a cenar a sus casas, nos quiere... Y el equipo respondió, fue creciendo de a poco y en la segunda rueda fue una maquinita. No hay secretos, sino jugadores de gran categoría como Cañete, Coquito Rodríguez, Cáceres... Y Oddine: es un fenómeno, como para jugar en River..."

Imagen Emción y orgullo en el rostro de los héroes del fútbol correntino. El sueño de llegar a Primera se hizo realidad.
Emción y orgullo en el rostro de los héroes del fútbol correntino. El sueño de llegar a Primera se hizo realidad.

Ricardo Calabria hizo una verdadera teatralización en el último acto de su arbitraje en Quilmes-Mandiyú. Pero se justificó la pomposa ceremonia de ponerse firme, tocar tres veces su silbato y señalar el centro de la cancha. Con su acción casi militar inauguró oficialmente el carnaval correntino. No el de Ará Berá y Copacabana, sino el de las banderas, las cornetas y los cantos, los abrazos y los llantos, los gritos casi salvajes de emoción y la carrera alocada, el frenesí y la vuelta olímpica, la tribuna delirante y colmada acá en Quilmes, el pueblo entero en las calles allá en Corrientes. Los medios de todo el país informando de la hazaña correntina, tan impactante como su contemporánea de Newell's. Y el pueblo correntino viviéndolo a través de la televisión, que llevó en directo las imágenes de la gloriosa consagración.

El equipo entero fue hasta la tribuna correntina, que amenazaba con derrumbarse por la emoción desbordante, y le ofrendó las camisetas. Y lloraron juntos, en un acto tan puro y conmovedor que humedeció los ojos de todos los que estábamos en la cancha, los mismos que aplaudimos también la tocante y pulcra vuelta olímpica, despojados por un instante de nuestra condición de periodistas, que creemos no haber ofendido por ello, porque nos salió de adentro, como a los hombres de Mandiyú. Adolfino Cañete lo definió muy bien en ese vestuario afiebrado de locura y felicidad: "Yo fui campeón con Sol de América en Paraguay y otras dos veces con Ferro en la Argentina. Jugué un Mundial y estoy acostumbrado a ganar, pero esto es muy especial, por primera vez en mi vida lloré en una cancha. Todos lloramos. Creo que nos mentalizamos para ganar este título por la ilusión de la gente. Tan entusiasmados estaban que por ellos debíamos alcanzar este campeonato. Yo quisiera quedarme acá, estoy muy bien, a menos de tres horas de auto de Asunción y rodeado de gente buena. Si llegamos a un acuerdo económico, pese a que tengo otras ofertas, me quedo..."

Imagen La emotiva y ansiada vuelta olímpica que comparten Daniel Martínez, Oddine, Correa, Basualdo, Cánova, Ramos, Urbina, Marrero, Attadia y Cañete.
La emotiva y ansiada vuelta olímpica que comparten Daniel Martínez, Oddine, Correa, Basualdo, Cánova, Ramos, Urbina, Marrero, Attadia y Cañete.

El vestuario reventaba de alegría sin dejar de lamentar, no obstante, la ausencia de Eduardo Ceferián, el conductor de esta empresa llamada Mandiyú. El presidente tenía obligaciones laborales impostergables y debió quedarse en Corrientes, acaso dando una muestra de la rigidez de sus actos. Ricardo Guillermo Leconte, gobernador de Corrientes, hombre del Pacto Liberal-Autonomista, era uno más entre los que mechaban abrazo con beso, felicitación con apretón de mano. El habló por Ceferian. "Esto es producto de un club organizado, que cuenta con un técnico altamente capaz, además de un caballero, que supo transmitirle sus conocimientos al equipo, de una hinchada respetuosa y fiel y de un pueblo que apoyó siempre y vive este acontecimiento de pie. Ojalá sirva para fomento del deporte y de todas las demás actividades de Corrientes". Luego, anticipó que en los próximos tres meses quedará concretado un proyecto tripartito entre su gobierno y los clubes Mandiyú y Huracán para llevar la capacidad del estadio de este último (donde juega de local el flamante campeón) de 7.500 a 20.000 espectadores, en dos etapas. 'Para que Mandiyú no tenga que salir de la provincia y su pueblo pueda verlo´.

Imagen El esfuerzo de todo un año tuvo su recompensa, Mandiyú es de Primera.
El esfuerzo de todo un año tuvo su recompensa, Mandiyú es de Primera.

Las sombras empezaban a caer sobre Quilmes, pero en el firmamento correntino brillaba una estrella orgullosa y altiva, mientras el sonido hermoso de un chamamé atronaba el litoral...

DEPORTIVO MANDIYU

DE CORRIENTES CAPITAL,

ORGULLO DEL LITORAL

POR SU GARRA Y SU TESON,

LUCE SU BLANCO PENDON

AL TOPE DEL CAMPEONATO

Y HAY MANDIYU PARA RATO

EN MEDIO DEL CORAZON.

 

 

Por JORGE BARRAZM

Notas: ADRIAN MALADESKY

Fotos: GERARDO HOROVITZ y JORGE SALTO.