Las Crónicas de El Gráfico

1978. Rosario fue una fiesta

El camino de Argentina a la final pasaba por Rosario. La Selección de Menotti se fortalece en cada partido para ganar el grupo. La crónica y las fotos de los partidos con Polonia, Brasil y Perú.

Por Redacción EG ·

23 de mayo de 2018
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1978.Los partidos de segunda fase de Argentina en el Mundial.


Rosario fue una cuna de oro para la Selección. La recibió con la máxima calidez y pareció potenciar la respuesta de los jugadores a favor de un escenario más caliente como el de Central, donde no hay espacios entre el terreno y el fervor popular. La ecuación era sencilla: para llegar a la final había que sumar más puntos que Polonia, Brasil y Perú, los tres rivales del Grupo A.

Imagen El segundo del Matador frente a Polonia.
El segundo del Matador frente a Polonia.


Como si regresar a un estadio tan querido le encendiera el alma, Mario Alberto Kempes, que no había adquirido gran relieve en la fase inicial, empezó a dejar su huella. Abrió la cuenta ante los polacos con un anticipo de cabeza. Voló como el mejor arquero para evitar el empate, cosa que también hizo Fillol al atajarle un penal determinante a Deyna. Y remachó la victoria por 2-0 luego de una excelente acción de Ardiles.

Imagen El anticipo de Kempes ya duerme en la red polaca. Es el 1 a 0 y, a la vez, el primer gol del Matador en el Mundial.
El anticipo de Kempes ya duerme en la red polaca. Es el 1 a 0 y, a la vez, el primer gol del Matador en el Mundial.


El segundo paso fue una igualdad en cero con un Brasil excesivamente belicoso. “Me preocupó que no hayamos respondido con fútbol a esa violencia”, dijo Menotti, que ya recitaba de memoria el equipo base: Fillol; Olguín, Luis Galván, Passarella, Tarantini; Ardiles, Gallego, Valencia; Bertoni, Luque y Kempes.

Imagen Argentina ganaba 1 a 0. Penal para Polonia. Lo ejecutó Deyna, un especialista, y lo contuvo el legendario Pato Fillol.
Argentina ganaba 1 a 0. Penal para Polonia. Lo ejecutó Deyna, un especialista, y lo contuvo el legendario Pato Fillol.


De acuerdo con los resultados registrados, el 21 de junio Argentina salió a la cancha sabiendo que necesitaba vencer a Perú por cuatro goles de diferencia para ser finalista. Caso contrario, pasaba Brasil. “Si en Lima ya les ganamos un amistoso por tres goles, bien podemos hacerlo acá por cuatro”, se decían los muchachos argentinos en la concentración de Granadero Baigorria. Y la respuesta futbolística fue apabullante: 6-0 con goles de Kempes (2), Luque (2), Tarantini y Houseman. Sobre aquella victoria se tejieron conjeturas sombrías jamás comprobadas. “Arreglo” fue la palabra elegida para salpicar una conquista legítima, que incluso estuvo amenazada por un disparo de Muñante en el poste, con el marcador todavía en blanco. Se invocaron cuestiones políticas y hasta se dudó de la honorabilidad de Quiroga, arquero argentino nacionalizado peruano. Tiempo después, habló la máxima figura del equipo incaico, Teófilo Cubillas: “Es lamentable que se haya deformado lo ocurrido en aquel partido. La realidad es que llegamos con demasiados problemas: Chumpitaz afiebrado, Díaz y Navarro afuera por lesión, Muñante y yo golpeados… Nosotros anduvimos mal, pero aquella noche Argentina le ganaba a cualquiera. Jugó un fútbol excepcional.”

Imagen Alonso frente a Brasil. Fue 0 a 0 en un partido cerrado, trabado, muy luchado.
Alonso frente a Brasil. Fue 0 a 0 en un partido cerrado, trabado, muy luchado.