Las Crónicas de El Gráfico

La primera entrevista de El Gráfico a Pelé: "La fama no alteró mi manera de ser"

- ¿Conhece El Gráfico? - Conheco… Así comienza una nota histórica de 1961 a O'Rei que a los 20 años ya era considerado uno de los mejores del planeta. Una diálogo sincero, antes del tiempo que los protagonistas se pusieran el cassette.

Por Redacción EG ·

29 de diciembre de 2022
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Así, como al azar, encontramos al motivo de nuestra búsqueda, en un día de entretenimiento. Fuimos decididamente a su encuentro y lo interrogamos de buenas a primeras.

- ¿Voce conhece a revista El Gráfico?

- Conheco.

- ¿Tería entao conveniente em fazer una entrevista conosco?

- Absolutamente, estou as suas ordens; em cualquer momento, quando voce quizer.

- ¿Onde?

- No campo ou em casa, e a mesma coisa.

- Entao, ate la e obrigado.

Nos recibe días después, en su residencia; la casa de doña Georgina, en Santos, donde también se hospedan su heramano apodado Zoca, y el famoso crack Coutinho. Le ofrezco su cigarrillo, que no acepta, y sin más preámbulos, a quemarropa, le pregunto:

- ¿Le gusta jugar al fútbol?

- Me gusta, y mucho; siento placer al jugar –sus palabras salen espontáneamente, como un rayo-, pero me gustaría hacerlo menos seguido; el exceso de matches es causa de que uno pierda por lo menos un poco del interés primitivo.

- ¿Quiere decir, entonces, que usted no siente el fútbol como lo sentía en sus comienzos allá por 1957?

- Exactamente. Uno vibra cuando hace un gol y más cuando gana un partido; pero cuando se juega, como lo hacemos en el Santos, durante el año entero, los partidos pierden una cierta dosis de interés, por su sucesión interminable. No es chiste tener que jugar los domingos y los miércoles o jueves. Además, cuando el club tiene alguna fecha libre, se hacen amistosos en lugares distantes. Así, de esa forma, uno siente menos los partidos pero no por eso dejamos de esforzarnos, pues la profesión obliga.

- ¿Sueña entonces con un descanso, unas vacaciones?

- Sí, puesto que en cuatro años de actuación desde mi ascenso a primera división no paré sino en dos oportunidades, tal vez tres, y siempre por unos pocos días.

- ¿Por qué causas?

- La primera por lesión antes de ir a Suecia (fue asimismo lesionado); la segunda durante el Río-Sao Paulo de este año, para someterme a un tratamiento; y alguna que otra vez que estuve castigado por el Tribunal de Penas; pero nunca fueron vacaciones propiamente dichas. El Santos jugó 100 partidos durante 1959.

- ¿En cuántos intervino usted?

- No sé exactamente, pero creo que en más de 90, y eso por los motivos ya expuestos, porque si no hubiera jugado todos.

- ¿Por qué ha sido sancionado algunas veces?

- Mis casos con el Tribunal de Penas son consecuencia de la falta de autoridad en los árbitros. Cuando recibo un foul violento, lo dejo pasar, y el juez también; la segunda vez, si se trata del mismo jugador, me quedo pensando si la infracción fue o no accidental. En la tercera, si el árbitro no toma medidas, trato de defenderme; es humano que así lo haga, en resguardo de mi integridad física. Es entonces cuando el referee me amonesta por jugar reciamente. De allí salen las suspensiones. Los jueves solamente ven lo que yo hago; lo que me hacen no, y así no es posible jugar.

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- Usted es un jugador difícil de marcar, y por eso generalmente se le juega con violencia. ¿Conoce algún modo de eliminarla? (Al hacerle esta pregunta Pelé se echa a reír, pensando seguramente en las creaciones dictadas por su cerebro y ejecutadas por sus piernas).

- La violencia en la marca depende pura y exclusivamente de los encargados de tal misión. Algunos son violentos de naturaleza, otros no lo son tanto, pero recurren a ella por su falta de conocimientos técnicos. Lo que yo podría aconsejarles es que me marquen duramente pero sin mala intención, como generalmente lo hacen. Me gusta tener un buen adversario por delante pero no me gusta ser cazado en la cancha como si fuera una fiera salvaje. Tal vez marcándome limpiamente tengan mejor éxito.

- ¿A qué atribuye el suceso de su carrera y su meteórica consagración, dejando de lado sus virtudes natas de futbolista?

- En primer lugar, considero una cuestión de honor hacer resaltar el nombre de Waldemar do Brito, a quien debo todo el comienzo de mi carrera. Él me ayudó mucho, y sus consejos fueron y son de incalculable valor para mí. En segundo lugar atribuiría mi suceso al Santos, cuyos dirigentes confiaron en mí; y por último, a mi técnico, por haber tenido el coraje de promoverme al primer equipo en un partido amistoso contra el A.I.K. de Suecia, cuando contaba yo apenas 16 años.

- ¿Cómo se siente al ser considerado uno de los astros del fútbol mundial, y quizá el más famoso actualmente?

- La fama no alteró mi forma de ser. Soy popular pero continúo siendo como fui siempre. Tengo muchas obligaciones para los aficionados; por eso los atiendo lo mejor que puedo cada vez que tomo contacto con ellos. Ni aun cuando tengo problemas personales varío mi conducta, porque al público le interesa Pelé y no sus problemas.

- ¿Qué le pareció el fútbol que se practicó durante el Mundial de Suecia?

- Me gustó mucho la selección de Francia, especialmente su ataque, muy veloz y con gran sentido ofensivo.

- Al año siguiente, 1959, el Santos excursionó por Europa y América del Sur. ¿Cuáles son sus impresiones acerca de lo que vio?

- En Europa me gustó mucho el Real Madrid. Lamentablemente lo enfrentamos casi al final de la gira con todo nuestro equipo cansado. No es una disculpa, pero nosotros ya no podíamos correr en aquellos momentos los noventa minutos, y perdimos 3-5. Me gustaría una revancha en igualdad de condiciones; porque la defensa del Real es flojísima, y no tendríamos dificultad de ganarle, aun en el mismo Madrid. Ellos nos harían goles, como nos los hicieron, pero los nuestros serían más. En América del Sur no vi nada digno de mención, excepto la reciedumbre con que allí se juega (se refiere a Perú, Venezuela, Colombia).

- ¿Qué vio de bueno durante la excursión de este año con respecto a equipos y hombres?

- El Eintracht, campeón de Alemania, a quien derrotamos 4-2 en Francfort; y el Stade de Reims. A este equipo le ganamos en dos oportunidades: en París 5-2 y en Marsella 3-1. Fueron los que más me gustaron. En valores individuales encontré algunos, pero ninguno como Piantoni, de la selección francesa, que eclipsa técnicamente al mismo Kopa. En el Roma vi un insider sueco, Lindskog, de extraordinaria capacidad (ahora en el Internazionale).

- ¿Con quién le gusta más jugar, a usted, que ha tenido como compañeros a Jair (el mismo que actuó en Buenos Aires en 1946, y que juega todavía en el Santos), Didí (en el mundial de 1958 y el sudamericano de 1959) y Chinezinho (en las últimas selecciones)?

- Con los tres me sentí siempre bien, pero debo aclarar que con Didí se hace un tipo de juego, con Chinezinho otro y con Jair otro. Con Didí nuestro juego se resumía en pases largos a las puntas para el posterior centro cruzado a toda velocidad, y mi entrada, o la de Vavá, por el centro. Teníamos pocas oportunidades de hacer paredes, porque Didí raramente acompaña a otro jugador dentro del área adversaria, ya que utiliza mucho más los pases largos. Con Jair, en nuestro club, juego un poco más tranquilo, porque o él intuye dónde me colocaré para recibir la pelota, o yo presiento el lugar adonde irá el pase. Los pases de Jair son medidos, al centímetro; atraviesan toda una defensa, por alto o por bajo, hechos de 10, 20, 30 o más metros, de primera intención, y casi sin mirar; además acompaña adelante mucho más que Didí, especialmente en la pared con los wingers, aunando a todo eso la excepcional virtud de permitir el avance de nuestro volante con su retroceso para cubrir rebotes. Con Jair no hay problema de centro forward, porque jugando Coutinho, bajo yo un poco, y si juega Pagao, éste es quien lo hace. Quiero aclarar que todo esto es también instintivo, sobreentendido; con cara centro delantero se hace un tipo distinto de juego. Con Chinezinho se puede jugar más sencillamente, por el hecho de no tener casi necesidad de bajar, buscar la pelota, pues él sube y baja con una facilidad extraordinaria; corre los 90 minutos a todo vapor y hace paredes conmigo como si fuera un jugador de área. Estando él, cualquier hombre que sepa colocarse puede jugar de centro delantero.

- ¿Qué le pareció la selección argentina que jugó en Río por la Copa Roca? ¿La encontró parecida a la brasileña?

- De ninguna manera, juegan diferente, hay mucha lentitud, exceso de pases laterales, y no tienen profundidad.

- Analizando hombre por hombre, ¿encontró alguno que lo haya impresionado favorablemente?

- Sí, hay entre ellos algunos cracks consumados. Belén, el puntero izquierdo, es muy bueno; gran jugador es también el N°6, Varacka; pero el mejor de todos es Oscar Rossi, un veradero astro, que domina la pelota, pasa bien y cubre mejor. Aunque no tiene velocidad, está en todas.

Imagen Sudamericano 1959. Pelé en el partido frente a Uruguay jugado en River. Los charrúas ganaban pero Brasil lo dio vuelta con 3 goles de Paulo Valentim. Pelé fue elegido el mejor del torneo, que ganó Argentina.
Sudamericano 1959. Pelé en el partido frente a Uruguay jugado en River. Los charrúas ganaban pero Brasil lo dio vuelta con 3 goles de Paulo Valentim. Pelé fue elegido el mejor del torneo, que ganó Argentina.


En esos momentos pasa Coutinho, quien se detiene unos instantes. Aprovechamos para preguntarle por la marcha de su lesión (le extirparon los meniscos de la rodilla derecha) y quién había sido su causante, ya que ella se produjo en el match de Río de frente a los argentinos. “Creo que podré volver a jugar dentro de unos pocos días, después de casi tres meses de inactividad. No sé quién me lesionó, puesto que yo estaba de espaldas”. (Le mostramos El Gráfico en su edición correspondiente a ese partido, y nos señala al N°2). Luego de satisfacer nuestra curiosidad, Coutinho prosigue su marcha, circunstancia que aprovecha Pelé para decirnos del extraordinario progreso experimentado últimamente por este muchachito de escasos 17 años.

Volvemos a nuestra conversación.

- Tácticamente, el hombre que debía custodiar a usted era el N°5 de Giudi. ¿Encontró dificultades para superarlo?

- El centro medio argentino es técnicamente un buen jugador, pero lo que puede hacer en un partido contra brasileños es muy limitado, dado que si bien domina la pelota es demasiado lento y, lo que es peor, no marca a nadie. Juega en el medio del campo, pero sin una función definida. Recibiendo yo una pelota mal pasada, puedo acomodarla sin temor a que me la saque, por su excesiva lentitud. En líneas generales todo el equipo argentino es lento.

- ¿Qué le pareció el trío final?

- El arquero es bueno (Pelé ha jugado de arquero oficialmente en una oportunidad reemplazando a su guardavalla lesionado; es asimismo el arquero de reserva en las selecciones), pero los zagueros no tienen conocimientos y son muy bruscos.

- ¿Cree usted que de jugar los argentinos todo el partido en igualdad de condiciones les hubiese resultado a ustedes tan fácil el triunfo?

- No le quepa la menor duda. Considerando la lentitud y la falta de profundidad del equipo argentino, con la agravante de su mal estado anímico, el resultado no podía ser otro; especialmente si tenemos en cuenta el “callejón” que quedó a nuestra disposición por el medio de la cancha.

- ¿Qué le pareció el estado físico de ambos equipos?

- El nuestro: bueno, aunque no de los mejores. El de los argentinos: malo. Yo jugué solamente en el primer tiempo y ya noté señales de cansancio en algunos hombres. De ningún modo podrían aguantar los noventa minutos a toda velocidad en un partido reñido. ¿Usted los imagina en un terreno pesado? Serían un desastre.

- ¿Encontró muchos errores tácticos en la selección argentina?

- Uitlizar un centro medio lento y de juego lateral es ya de por sí un error táctico, y mucho más cuando se le encarga la marcación de un hombre veloz. Ese fue el error más evidente, lo que no quita que haya habido otros.

Y llegamos así al fin de nuestro cuestionario. Dejamos la casa donde se hospeda Pelé, mientras él, en su auto, que el club le entregó por fuerza de contrato (de 5 años de duración), se aleja en compañía de Antonio Wilson Honorio (Coutinho). Creo que ha sido para nosotros una tarde bien aprovechada.

Por David Benseñor (1961)

Imagen Pelé dejo mudo al mundo con sólo 18 años siendo una de las figuras de la selección de Brasil camepona en el Mundial de Suecia 1958.
Pelé dejo mudo al mundo con sólo 18 años siendo una de las figuras de la selección de Brasil camepona en el Mundial de Suecia 1958.