Las Crónicas de El Gráfico

Juegos de poder

El comienzo de la gestión Tapia deparó sensaciones de montaña rusa para la AFA. La inesperada renuncia de Marcelo Tinelli pateó un tablero que parecía sellado y disparó un nuevo reordenamiento de piezas. Las prioridades y los tropiezos de la nueva etapa.

Por Elías Perugino ·

12 de junio de 2017
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A tono con el auge de las series a nivel global, la AFA estrenó su nueva temporada con secuencias extremas que aseguran una trama impregnada de intrigas, traiciones y finales inciertos para los capítulos que se avecinan. Todo parecía encaminado hacia un segmento de paz consensuada luego de que las elecciones y la supuesta integración de la cúpula de la Superliga repartieran los cargos y las cargas entre los principales aspirantes al poder. Unos caminando por una vereda, otros transitando por la de enfrente y una ancha avenida para tejer acuerdos de conveniencia mutua. Pinturita salomónica.

Pero la renuncia sorpresiva de Marcelo Tinelli [1]–el chico bueno, capaz y divertido que amagaba con ser la locomotora de la resurrección– desencajó a sus propias tropas y le inyectó un viento huracanado a las velas de sus adversarios, que ahora advierten un resquicio para avanzar y ejercer su impronta sobre todo: AFA, Selección y Superliga.

Con Tinelli out, crecerá la influencia de Daniel Angelici. El presidente de Boca enhebró las alianzas que encumbraron a Claudio Tapia a la presidencia de la AFA y, desde la vicepresidencia del órgano, barniza cada gestión con su tenaz visión empresarial y administrativa. A regañadientes, pero entendiendo el sentido político del gesto, aceptó delegar la Superliga en las huestes de Tinelli, aunque en su concepción de la nueva relación de fuerzas jamás figuraba la opción de dejarles las manos liberadas para que obraran sin su imprescindible monitoreo. Con la deserción del conductor televisivo, sus deseos son archivar el monitoreo e insertarse en una estructura que, al cierre de esta edición, estaba en suspenso.

En teoría, Tinelli iba a conducir a la Superliga con Rodolfo D’Onofrio, el presidente de River, como vicepresidente y mano derecha, más el respaldo de los clubes cercanos a sus convicciones que quedaron fuera del Comité Ejecutivo de AFA, como Banfield, Talleres, Atlético Tucumán y Newell’s. Pero la lógica sucesoria que aplicaría cualquiera no es del agrado de Angelici. Pasándolo en limpio: la Superliga que imagina Angelici no tiene ni a D’Onofrio ni a ningún otro dirigente como cabeza del proyecto. “Desde el principio dije que Tinelli era el único dirigente con capacidad para ese cargo. Sin Marcelo, ese lugar debe ser para un profesional, para un CEO”, sostiene el empresario del juego. Por debajo de ese cargo ejecutivo asomaría un concejo o una mesa directiva conformada por representantes de los clubes. Claro que en ese espacio, inicialmente reservado para los “tinellistas”, intentarán insertarse algunos de la otra vertiente. Mínimamente, un delfín de Angelici. Más allá del distanciamiento entre el Tano y D’Onofrio[2], la resistencia sería encarnada por Eduardo Spinosa y Mario Leito, presidentes de Banfield y Atlético Tucumán. Pero la eficacia de ambos está por verse, sobre todo tras marchitarse el liderazgo carismático de Tinelli.

La Selección también pagará un alto peaje con la deserción de Tinelli. Era el hombre indicado para restaurar la resquebrajada relación entre los dirigentes y los jugadores. El cambio de humor quedó demostrado en su breve gestión, pese a enchastrarse con el inadmisible manoseo que definió la salida del Patón Bauza. Acaso el tornillo que terminó por desajustarle la salud e inducirlo al paso al costado. Al fin de cuentas, la aventura de MT entre los tiburones del fútbol argentino no le dio más que disgustos. Se sintió ganador cuando logró modificar el famoso artículo 50 para presentarse en las elecciones, pero el 38-38, sus escasas apariciones por los pasillos de Viamonte 1366, el tortuoso avance de las alianzas y ciertas concesiones de las semanas finales terminaron por asfixiarlo. Acostumbrado a hacer y deshacer al ritmo de su indudable capacidad en el mundo televisivo, el fútbol le facturó ser sapo de otro pozo. Ni siquiera pudo quebrarle el liderazgo a Luis Segura, el voluble sucesor de Grondona durante la transición. El aporte sustancial de Tinelli –reconocido por todo el arco dirigencial– se evidenció en el acuerdo por los derechos televisivos. Su impronta fue determinante para que AFA redondeara un contrato ventajoso. Sin dudas.

Claudio Tapia [3]–que así se llama Chiqui– no hizo gala de una motricidad fina en sus primeros quehaceres como presidente. Le faltó calle o coaching para zurcir el acto final del affaire Bauza. Y parece embriagado por la misma endeblez en el aparente acuerdo con Jorge Sampaoli, aunque al entrenador también le cabe una complicidad generosa [4] en la ronda de desatinos. La AFA aspiracional, la AFA que dé vuelta la página y nos sumerja en un camino de mayor idoneidad y absoluta transparencia, necesita discreción, ser y parecer, conductas intachables a nivel personal e institucional, palabras justas dichas en el momento indicado y menos off the records revelados sugestivamente como al pasar.

Convencido y envalentonado como está, Angelici se animó a trazar plazos para vislumbrar cambios profundos en la AFA. Quizás inspirado en su mentor Mauricio Macri [5], que invitó a advertir supuestos éxitos de su gestión gubernamental en el “segundo semestre”, el presidente de Boca vaticinó que la nueva AFA debería encarrilarse “en seis meses”. Angelici, se sabe, suele poner la lupa en las cuestiones económico-financieras, uno de los cimientos de imperiosa reconstrucción de la AFA. Pero la gestión reclama atacar otros flancos sensibles, como la reestructuración de la Selección Mayor, la política de selecciones juveniles y la violencia en los estadios.

Los seis meses subrayados por Angelici signarán la gestión Tapia. El ítem Selección arrancó a los tropiezos. Por el rugoso método empleado para seducir y reclutar a Sampaoli y por la lanza que rompió Tinelli. Nada menos que el preámbulo para que Argentina se juegue la participación en Rusia 2018. En el horizonte, dicen, se recorta la coordinación general de Juan Sebastián Verón –un hombre con pergaminos reconocibles y visión hiperprofesional– y la inserción de los hermanos Milito en juveniles. En paralelo, el equipo de un ¿futuro cesanteado? Claudio Ubeda defenderá los trapos en el Mundial Sub 20 [6]. Otra mancha más del tigre.

Hasta aquí, la pulseada contra los violentos la perdieron todos, tuvieran o no la voluntad de encararlo con los cojones del caso. Antes de que pudiera acomodarse, la gestión Tapia afrontó su primer muerto. El episodio del estadio Kempes [7]–foto descarnada de una sociedad enferma– tuvo un efecto devastador en el ánimo popular y direccionó la problemática hacia el pecho del hombre de Barracas Central. Solo él sabe si apretará las clavijas o será un ladrillo más en la pared de quienes avalan la impunidad.

 

Por Elías Perugino

 

Notas al pie

1- Alegando cuestiones de salud, MT renunció a sus cargos en la Selección y en la Superliga, además de pedir 18 meses de licencia como vicepresidente de San Lorenzo.

2- La gota que colmó el vaso de Angelici fue la celeridad con la que River fue a la Conmebol a reclamar los puntos de la Libertadores 2015 tras el incidente del gas pimienta. Desde entonces, la relación es fría y distante.

3- Claudio Fabián Tapia nació el 22 de septiembre de 1967 en Concepción, San Juan. Tuvo una breve carrera futbolística con las camisetas de Barracas Central y Dock Sud. También se dio el gusto de dirigir técnicamente a Barracas.

4- Tapia se reunió con su abogado, la cláusula de rescisión está al alcance de la mano, se filtran nombres que el entrenador estaría barajando para su primera convocatoria, declaraciones ambiguas en las conferencias de prensa del Sevilla… En fin.

5- Cuando no tenía trayectoria ni un nombre pesado dentro del fútbol, Angelici fue “bendecido” por el actual presidente de la Nación y eso significó un gran impulso para que ganara las elecciones en Boca.

6- El Mundial Sub 20 se disputará entre el 20 de mayo y el 11 de junio en Corea del Sur. Argentina integrará el Grupo A con el local, Inglaterra y Guinea.

7- Emanuel Balbo murió a raíz de las heridas recibidas tras ser arrojado al vacío desde la tribuna popular de Belgrano, en el marco del clásico contra Talleres.

Nota publicada en la edición de Mayo de 2017 de El Gráfico