Las Crónicas de El Gráfico

Trending topic

Boca es tendencia desde hace más de un siglo, pero con la irrupción de las redes sociales, esa resonancia se amplificó ilimitadamente. Sin entender dónde están y qué representan, algunos futbolistas desbarrancan sin remedio y desnudan el tenue liderazgo de sus referentes.

Por Elías Perugino ·

02 de diciembre de 2016
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Según las encuestas históricas, Boca es el club más popular de la Argentina. El que más hinchas tiene. Mucho antes del imperio del marketing, el ingenio del mítico presidente Alberto J. Armando lo bautizó como “La mitad más uno”. Estuvo rápido el Puma: echó mano a una descripción verosímil, aunque incomprobable. En el peor de los casos, hay un ínfimo margen de error: si no es el más popular, será el segundo. Y no menos.

La simplificación “el Mundo Boca” germinó a partir del 2000, abrazada a los éxitos del ciclo Bianchi y a la explosión incontenible de las redes sociales. En tiempos de globalidad instantánea, la exposición del club no sabe de fronteras ni de diques. Cada chispa que genera el Mundo Boca se esparce a la velocidad de la luz [1], siempre barnizada de exageración, así para lo bueno como para lo malo. Un empate de local es una tragedia griega [2]. Y cualquier partido redondo en el juego y en el resultado habilita comparaciones con equipos galácticos en cualquiera de los programas de debate del mediodía.

Todo Boca es trending topic [3] las 24 horas de los 365 días del año. Lo saben hasta los nenes de tres años que se abalanzan sobre las góndolas de los supermercados para manotear yogures de “Calitos Tevez”. Paradójicamente, quienes parecen desconocerlo son varios de los privilegiados que se han puesto la camiseta del escudo estrellado en los últimos años. Sus comportamientos privados, expuestos en público a través de la impunidad de las redes o revelados total o parcialmente por el periodismo, los empujaron hacia un barranco del que es difícil zafar sin magulladuras.

Durante los últimos cuatro años, los actores principales del Mundo Boca fueron embestidos de frente por ese tren impiadoso que es la exposición pública de los escándalos privados. Hubo partícipes necesarios intermediando entre la privacidad y la exposición, pero fueron ellos quienes gatillaron la bala del suicidio mediático con sus conductas inapropiadas. Hasta lo que se sabe, el abanico de deslices abarca trompadas entre compañeros, degustación de tabaco en los vestuarios, visitas femeninas en la concentración, inadmisibles consultorías con la barra brava, salidas nocturnas e incidentes viales en incierto estado de sobriedad y chats varios, que revelaron exhibiciones de atributos viriles, supuestas infidelidades y cruces de amenazas con presumibles parejas estables.

Algunos episodios se resolvieron con instantaneidad. La última jugada de Daniel Osvaldo fue fumarse un cigarrillo [4] en el vestuario visitante de la cancha de Nacional. Acto seguido, Guillermo exigió que se lo separara del plantel y el presidente Angelici, defraudado tras haberle dado una segunda oportunidad en el club, sentenció la rescisión. Osvaldo, que ya venía salpicado por los corcoveos de su vida amorosa, quebró su destino para siempre: se retiró del fútbol y ahora intenta abrirse paso en la música, actividad en la que los excesos a deshora tienen mejor prensa.

Otros incidentes se finiquitaron debajo de un manto de pretendida discreción. Aquella exhibición pugilística de vestuario entre Pablo Ledesma y Agustín Orion, separados por el amor-odio a Riquelme, se licuó con la veloz salida del volante y la tardía partida del arquero, marcado para siempre en la interna desde ese enfrentamiento. Al delantero acusado de haber ingresado una señorita a la concentración se lo negoció en el siguiente mercado de pases. Y casi en paralelo fue eyectado el integrante de la segunda línea del cuerpo técnico que le habría facilitado la gestión. Bien en silencio.

La escalada de las últimas semanas no solo puso en la parrilla a los involucrados, sino que desnudó la endeblez de los referentes del club. Arrancó con el incidente Centurión –salida tras regresar de un amistoso en Jujuy, choque y huida del lugar sin auxiliar a los heridos– y le siguió el rumor de otra “caravana” de más futbolistas, que detonaron la visita de la barra brava [5]–aceptada y concretada– para hablar con gran parte del plantel y bajarles lineamientos de conducta (¡justo ellos!). Un cónclave desarrollado en las entrañas del club un rato antes de que en las redes sociales estallaran revelaciones de alcoba de dos juveniles con presunto futuro europeo y las fotos obscenas de un reincidente.

Ante semejante hemorragia de escándalos, el liderazgo ofreció demasiadas fisuras. Tevez se cortó solo, al menos públicamente. Quizás se sintió huérfano luego de un episodio anterior y ahora pasó la factura. “Cuando me reuní con la barra, lo blanqueé y me mataron por todos lados. Ahora que se hagan cargo los que tienen que hacerse cargo. Algunos estuvieron, otros no. Yo no le tengo que dar explicaciones a nadie, hago las cosas bien adentro y afuera de la cancha”, descerrajó el Apache, y después echó más tierra: “Uno puede aconsejar a los compañeros, pero ellos son grandes y deciden por sí solos. Si salís cuando ganás, está todo bien, pero cuando no se dan los resultados, no hay que exponerse. Si te querés poner en pedo, que sea entre las cuatro paredes de tu casa”.

Profesional intachable en sus tiempos de puntero derecho, Guillermo está harto y sorprendido por los incidentes que debe surfear como cabeza de grupo. Para galvanizar su autoridad no le alcanzó con la roja a Osvaldo ni con su declaración de principios tras el affaire Centurión: “Hay que ser jugador de Boca las 24 horas”. Agobiado –y sacudido por la reunión de sus jugadores y la barra–, apenas atinó a circunscribir su incidencia: “Me hago responsable por lo que pasa en el club y en cada viaje, pero no por la vida privada. Me fijo en lo que hacen cuando están con el escudo de Boca. Lo que hacen después, no lo sé. Pero si no se cuidan afuera, a la larga o a la corta bajan su rendimiento”.

Angelici, en cambio, prefirió un gag de dudoso gusto para abrir una charla con Estudio Fútbol: “Estaba viendo si encontraba alguna foto en bolas para mandar”, dijo mientras escudriñaba su celular. Como las elecciones están lejos y en su futuro no cabe la re-reelección [6], se permite bromear. Con inaugurar el predio de Ezeiza [7] y sumar algún título más se dará por hecho. El dilema Bombonera o cancha nueva que lo decida su sucesor. Y si tiene que indicarle la puerta a algún jugador –“No me gusta salir en los diarios por esto”, masculló–, no le temblará el pulso: ya lo hizo con Bianchi y con Riquelme… Su asignatura pendiente es la omnipresencia de la barra. Pese a logros parciales [8], los violentos reinan in your face. Y cada tanto se lo recuerdan marcando la cancha.

Aunque intentan eludirlas, a Angelici, Guillermo y Tevez también les caben responsabilidades. Cada uno en su rol, son cabezas de un grupo salpicado por integrantes que aún no metabolizaron la dimensión de la oportunidad que disponen. Bromear, deslindarse o ignorar situaciones no es la manera de tirarles una soga a los que confundieron el rumbo, salvo que prefieran que el Mundo Boca siga siendo trending topic únicamente por sus pecados.

Por Elías Perugino

Notas al pie

1- De acuerdo al parámetro universal, la velocidad de la luz en el vacío se estima en 299.792.458 metros por segundo. Si fuésemos de la Tierra a la Luna a esa velocidad, tardaríamos 1,28 segundos.

2- Género teatral originado en la Antigua Grecia, cuyo nudo se centra en la caída de un personaje importante o prestigioso.

3- Terminología surgida en Twitter para clasificar a los temas que son tendencia del momento entre los usuarios de la red.

4- Fastidiado con el DT por haber jugado solamente los últimos 5 minutos de ese partido por la Libertadores 2016, Osvaldo se encerró en el baño del vestuario para fumar, inconducta que el cuerpo técnico no dejó pasar.

5- Encabezados por Rafael Di Zeo y Mauro Martín, un grupo de barras apretó al plantel el sábado 15 de octubre, “preocupados” por los episodios extrafutbolísticos que rozaban a varios jugadores.

6- El mandato de Angelici finaliza en diciembre de 2019 y, de acuerdo a los estatutos del club, no puede postularse para un tercer período presidencial.

7- En febrero de 2017, Boca inaugurará su nuevo Centro Deportivo, emplazado en un predio de 60 hectáreas. En la primera etapa, se mudarán las inferiores. Y luego se construirán las canchas y el hotel para el plantel profesional.

8- Textual de Angelici: “Cuando llegué al club, el quincho estaba tomado, pero ya no. Estaban todo el día en la confitería, pero ya no. No se los ve más pasear como antes, ni en la pileta, ni en ningún lado”. Es un paso, pero falta el fundamental.

Nota publicada en la edición de noviembre de 2016 de El Gráfico