El reencuentro de Perico Pérez con su historia

 

 

“¿De acá sacan todo? Esto es la central de inteligencia…Es la AFI”. 

Es la primera reacción de Hugo “Perico” Pérez al abrirse la puerta del archivo de El Gráfico. El marco es imponente y él no se deja intimidar ante tantos ficheros, sobres, carpetas y cajas. Su nombre, como el de las grandes figuras del fútbol, tiene un lugar reservado en la historia de la revista. 

 

 

“De la memoria ando bárbaro… creo que sí”, afirma ante la pregunta de rigor. “Tengo los olvidos normales que dicen que vienen a los 50, pero bien”, agrega. 

Sin preámbulos ni aclaraciones, Perico repasa su carrera y se mete de lleno en la dinámica. “Ya veo un momento hermoso”, dice, de movida, ante la presentación del primer tomo. Es la edición del Racing campeón de la Supercopa 1988, en donde figuran Ubaldo Fillol con el trofeo en sus manos, acompañado de Omar Catalán, otro emblema de aquel equipo. “Uno nos salvaba el arco y el otro nos definió. Fue una de las alegrías más lindas que tuve en mi vida”, resume.

 

 

La invitación a hojear la revista le presenta en la primera página el abrazo de dos protagonistas importantes, con los que Perico tiene sensaciones encontradas: “Uhhh, qué división de opinión que tengo que dar acá. Mi padre futbolístico, el Coco Basile, y una persona que no me ha dejado nada más que tristezas, que es Juan Distéfano. El Coco supera todo lo malo que pueda aparecer en esta foto”. Ya habrá tiempo para profundizar su vínculo con el entonces presidente de Racing y el motivo de su enojo. 

A continuación, los héroes que hicieron historia en el Mineirao con la primera vuelta olímpica de un club argentino en territorio brasileño. Perico está en una punta en cuero, con la alegría a flor de piel. Como si se tratara de una coreografía armada, los referentes Fillol y Gustavo Costas se encuentran en el medio, secundados por el resto de sus compañeros. “Es toda gente que me hizo conocer la gloria, que nos enseñó. Esto es para que aprendan los chicos de ahora. Estos te formaban como persona”, dice en señal de agradecimiento con sus compañeros. 

LA DURA LESIÓN, LA POSIBILIDAD EN ALEMANIA Y LA ESCALA EN FERRO

La crónica de un partido contra Instituto de 1988 aparece en escena. La imagen de un campo pasado por agua y una cancha en pésimo estado son el presagio de lo que vendrá. Fue el día que Perico sufrió una dura lesión, la más difícil de su carrera. 

“Cozzoni me pegó de la mitad del cuerpo y me hizo girar. No logré levantarla, me quedó en el piso. Yo sentía que algo andaba mal. Se me habían roto los ligamentos laterales”, cuenta el mal trago.  “Después de esa lesión, cuando volví, había un hombre rubio en la platea. Me llamó el Panadero Díaz y me dijo: ‘Te está siguiendo alguien del Bayer Leverkusen que quiere llevarte a Alemania. Para que sepas, quedate tranquilo”.

-¿Y por qué no se concretó ese pase?

-Había arreglado todo con Bayer Leverkusen con el permiso de Racing. Ya había jugado en la Selección, las Olimpiadas, había sido campeón, era el más chico, vino el Bayer Leverkusen. Hoy cualquier club le hace contrato y lo ata. En ese momento yo jugaba por el 20%. Había arreglado todo, pero cuando fueron a arreglar con los dirigentes, porque Racing acá no tiene nada que ver, les pidieron como si yo estuviera en Barcelona. Pedían como si fuera una Ferrari, pero pagaban como un Fitito. 

-Y de ahí te fuiste a Ferro… 

-El año en Ferro fue espectacular. Con la gente tengo un feeling. Fue la única vez en mi vida que firmé un contrato dándome la mano con Santiago Leyden y Ricardo Etcheverry. Se olvidaron de algo en el contrato, lo pusieron y me dieron la mano. La gente de Ferro… chapeau para mí. 

 

 

LA TAPA DE EL GRÁFICO

Su controvertido paso a Independiente en 1993 coincidió con su única aparición en la tapa de El Gráfico. La imagen lo muestra abrazado a Luis Islas bajo el título “Al Diablo”. El desafío de la memoria consiste en que adivine el partido en cuestión.

“Si no recuerdo mal puede ser un partido contra Ferro. Un gol de tiro libre… aclaro que esto no está preparado. Me lo pusieron, pero me acuerdo bien”, aclara entre risas Perico. Su foto se ganó el lugar en la ficha de aquella edición del 2 de marzo de 1993. Cumplió con la ley del ex y con su gol a Ferro adelantó lo que vendría después. 

-¿Era importante estar en la tapa de El Gráfico?

-Sí, era importante estar en la tapa y no en la tapa de “Dialoguitos”, esa que no firmaba nadie así que aguantense las notas pero también las críticas. 

DALE CAMPEÓN

El 1994 fue uno de sus mejores años en lo futbolístico. En Independiente se consagró campeón del Torneo Clausura y de la Supercopa, la misma que había ganado con Racing 6 años antes. De yapa, estuvo entre los convocados por Alfio Basile para jugar el Mundial en Estados Unidos. 

 

 

“Esto coronó lo que la gente venía hablando. Se decía que Huracán venía primero, pero que Independiente jugaba mejor. Nosotros lo hablábamos íntimamente y sabíamos que si llegábamos al último partido con ese punto de diferencia éramos campeones”, cuenta sobre la histórica final con goleada 4-0 en la Doble Visera. 

Hubo un hecho que fue trascendente según Perico en la recta final: “Miguel Brindisi hizo una reunión en un momento y dijo: ‘Cirujía, vamos a decirnos todo lo que tengamos que decirnos. Qué pensás, qué pensas que hay que cubrir, qué le dirías a él, qué se dirían’… esa charla fue fundamental”.

Los rumores de la época decían que el entonces volante central se llevaba mal con Brindisi. Años después, Perico se encarga de aclarar la situación: “Fue una posición del jugador y nunca me puse en el lugar de técnico. Yo entendía que cuando volvía del Mundial tenía que jugar y se lo expresé. Él me dijo que no hacía fútbol hace mucho. Yo le dije que entendía la posición pero que no la compartía. Fue una discusión desde la altura. Nunca eso fue impedimento ni se mezcló con el objetivo que era salir campeón. Había rumores de que yo estaba peleado con Miguel, para nada. Yo discutía en la altura”. 

En la fecha 16 de ese torneo, Independiente goleó 4-0 a Banfield y uno de los tantos los marcó Perico, que después de reclamar la titularidad se ganó un lugar en la consideración de Brindisi. En el festejo fue en dirección al banco de suplentes a darle un apretón de manos al técnico.

-¿Qué significó eso?

-Lo de la mano fue un ‘voy a transmitir que con el técnico no tengo ningún problema’.Lo que yo dijera en una radio me iban a decir que me ponía el casete. Me pareció la mejor forma. Por ahí a alguno no le gustó, pero yo entendí que era la mejor forma.

 

  

EJEMPLO DE PROFESIONALISMO

Un gol suyo de penal a Racing, el club que lo vio nacer y del cual siempre se reconoció hincha, sirvió para que Independiente cortara la racha de 11 años sin ganar el clásico de Avellaneda. 

 

 

-¿Fue uno de los momentos más difíciles de tu carrera?

-No. Iba más convencido que nunca. Era profesional, sabía qué bandera me iban a poner y quién la iba a mandar a poner, pero no. Fue el momento que tuve la prueba más grande como profesional. Si yo pateaba el penal y lo erraba iban a decir que lo erré porque era de Racing. Y si lo hacía los de Racing iban a putear porque lo hice. Esto es para algunos que hablan: a veces recibo en algún tweet que grité este gol. Le juego reformar y hacer a nuevo el predio Tita a todos los bocones que dicen que grité ese gol. Si yo lo grité, lo hago a nuevo. Si no, lo hace el que miente. 

Las acusaciones molestan a Perico Pérez, que de todas formas se ocupa de aclarar: “Racing es la institución de la cual soy hincha. Podría hablar mal de un dirigente o de algunos que dejaron ir a un patrimonio del club y después te exigen a dónde tenés que ir. No es bronca eh, fui a Independiente porque me surgió esa posibilidad. De Racing me fui a Ferro porque creí que me iba a formar bien, con uno de los mejores técnicos que tuve en mi vida que fue Carlos Timoteo Griguol, que no fue un técnico sino un profesor de vida”, dice.

La reconstrucción del penal de la discordia se da a partir de las imágenes de El Gráfico.  “Cuando voy a patear el penal, acomodo la pelota y el Turco García empieza: ‘Perico sos de Racing, salíamos juntos’. Yo le dije ‘¿y qué querés?. Me mira Nacho González y me hace ‘vos sos de Racing’ (se hace los bastones de la camiseta en el pecho). Yo delante de la hinchada de Independiente le digo que sí, pero después pateé e hice el gol. Era mi tarea. Imaginate que Brindisi termina la charla, como en todos los partidos, y dice primero en patear Perico, segundo Serrizuela. Llega el penal y le doy la pelota a Tiburcio. ¿Cómo quedo en el grupo? Vamos al partido siguiente y le pido el penal a Tiburcio. Yo no puedo, hay códigos en el fútbol, hay códigos en el vestuario. No puedo hacer eso, yo tengo que patear. Y si no lo hago va a tener que ser una virtud del arquero que me lo saca, pero en mi vida vendí humo y me banco las decisiones que tomo. Vivo en Avellaneda y tengo a mi hijo jugando en Racing", explica.

 

HO VISTO MARADONA

El nombre de Diego Armando Maradona aparece en diferentes momentos de su carrera. Lo enfrentó en Napoli en una gira con Racing, lo marcó, ya como jugador de Independiente, el día que el 10 hizo su estreno en Newell’s, reaparecieron juntos en la Selección para el angustiante repechaje contra Australia y vivió de cerca la sanción el día que le cortaron las piernas en el Mundial 1994. Perico reconstruye los hechos con lujo y detalle y por momentos su tono de voz se emparenta con el mismísimo Maradona. 

  

 

 

“Uhhh mamá…”, dice y suspira con el ejemplar del amistoso de 1988 entre el Racing campeón de la Supercopa y el Napoli de Maradona. En un duelo sin equivalencias, el conjunto napolitano goleó 4-1. Perico compartió la mitad de cancha junto a Jorge “Camote” Acuña con la difícil tarea de frenar a un Diego en su apogeo. “Este tipo de futbolistas y de dioses no podés agarrarlos nunca. Tienen ojos en la nuca. Él sabía cómo jugar antes de que les llegues”, recuerda. 

“Íbamos 3-0 a los 20 minutos. Hubo un foul a Alemao en el medio del campo. Vino el Pato Fillol y dijo: 'Diego paramos acá porque van todos al hospital'. Los otros 65 minutos se jugaron en la mitad de cancha. Son esas cosas que te dejan el fútbol que son hermosas”, cuenta entre risas.

-¿Es verdad que cambiaste la camiseta que usó en 1993 en Newell’s?

-Sí, y me la robaron. Entraron a mi casa. me robaron esa, una de Racing, de Independiente y de Ferro. En las Fiscalías están atentos a las páginas que revenden porque tenía algunos signos particulares. 

-¿No es la que Messi usó para homenajearlo?

-Creo que se la dio el juez Fernández, que era coleccionista. Tengo la foto cuando me la da, tengo la foto cuando le doy mi camiseta, tengo la foto de él, tengo la foto del periódico que dice “Perico se llevó el premio mayor”. Tengo todo para demostrar que la camiseta es mía, pero bueno. Prefiero vivir tranquilo...

-¿Y qué pasó en el Mundial 94? ¿Vos también creés que sin el doping de Maradona estaban para ser campeones?

-Cuando en la República Argentina se hizo una encuesta, el 96% estaba de acuerdo con el plantel. Decían que era el plantel con mayor aceptación en el público de casi todos los mundiales. No amerita decir que porque a Diego le pasó eso quedamos afuera. Fue un problema nuestro: de motivación, de moral, del golpe que no supimos superar o no sé qué, pero no es para echarle la culpa a Maradona. 

 

 

-¿Cómo se vivió internamente?

-Había materia prima para levantar eso, pero no fue culpa de Diego. Fue un problema nuestro que no supimos levantarnos moralmente y ese partido nos mató.

La imagen del banco de suplentes en los instantes finales del partido de la eliminación contra Rumania se suma al repaso. La reacción de Perico con un suspiro prolongado lo dice todo. 

“Son caras de preocupación. Me acuerdo que no lo podíamos entender. Mirá el banco los jugadores que hay y los que estaban adentro. Ese plantel tendría que haber sobrellavado lo de Diego. Son las caras que se tienen que tener cuando a alguien le duele algo.  Todo el mundo sigue diciendo que esa Selección habría sido campeona del mundo y te preguntan si a Diego le hicieron una cama. Siempre.  Yo no creo que eso fuese así. Te voy a decir algo, del mundo del fútbol y del mundo del vestuario: no me importa lo que pasó, no me importa lo que se diga, yo siempre voy a querer al jugador de fútbol. Y listo”. 

-¿Y listo?

-Nunca me voy a olvidar de las lágrimas. Yo siempre voy a querer al jugador de fútbol. podrán decir todo lo que digan de Diego… está hablando alguien que se peleó cuando dijo lo de café veloz, creo que hizo mal en decirlo y se lo dije. Ahora hay que ponerse la mochila de Maradona en la espalda 10 minutos. Punto y aparte.

LA NOSTALGIA DEL FINAL

A los pocos meses del Mundial 94, Argentina le ganó 1-0 a Rumania en un amistoso con olor a revancha. Perico Pérez, con un típico zapatazo suyo, fue el autor del gol de la victoria de la renovada Selección de Daniel Passarella. 

El recuerdo de la nota que le dio a El Gráfico en la casa de sus padres es la última estación de una charla que tuvo de todo. “Acá están mis viejos, que ya nos los tengo más”, dice y cambia drásticamente el tono de voz. “Mi papá se fue a los 67, muy joven. Mi vieja se fue a los 87, le agarró dos veces Covid y sin ningún tipo de problemas se me fue de tristeza. Y nada, pero cómo no me voy a acordar de mi viejo y mi vieja”.

 

 

En 1998 le puso fin a su carrera en Estudiantes. En su recuerdo, la conversación vuelve al mismo lugar: sus padres. “Yo sabía a la hora que tenía que salir de mi casa a entrenar. Era una hora; sin tráfico, 45 minutos. En ese año sentí cosas y había algo que me molestaba. Me lo hizo entender la pava del mate.  Antes de irme yo le decía a mi mujer: ‘poneme los últimos dos lavados’. Pasó un tiempo largo y le dije ‘cambiame la yerba y dame los últimos dos con espuma’. Hasta que pasó un tiempo y le dije ‘poneme la pava de vuelta’. Cuando se lo dije, me levanté de mi casa, agarré el auto, fui a la casa de mis viejos y les dije: “papá, mamá no juego más”. Ellos fueron los que sufrieron cuando tuve una lesión, los que me cuidaban, los que le daban de comer a mis hermanos, los que compraron las zapatillas para no resbalar… Mi viejo trabajaba hasta las 12 de la noche para darme lo que quería o lo que necesitaba. Y bueno nada… Y ahí dejé. Pero… ellos son toda mi vida y ahí dejé". 

 

 

 

 

Las lágrimas se apoderan de Perico Pérez. Cuesta seguir el hilo de la conversación después de semejante confesión. Sin embargo, la pregunta obligada: 

-¿A quién nominás para que viva esta misma experiencia?

- Tigre Gareca, Pato Fillol, Miguel Colombatti… y Miguel Brindisi, es un tipo con el cual no te podés enojar. Y si no estuviera ninguno de esos te diría el Mariscal Perfumo pero no está. 

DISEÑO DE PORTADA Y EDICIÓN DE FOTOGRAFÍA: MATÍAS DI JULIO

ARCHIVO: JULIÁN MARCEL