Las Entrevistas de El Gráfico

Pablo Migliore, 100x100: "Cuanto más me putean, más atajo; me encanta que me puteen“

El arquero de San Lorenzo habla de todo: desde sus humildes inicios en el barrio, donde aprendió la vida en la calle, hasta su feliz presente con su señora y sus hijos. Una vida a los golpes.

Por Diego Borinsky ·

07 de octubre de 2012
Nota publicada en la edición de octubre de 2012 de El Gráfico 

 
Imagen SANTINO, de cuatro año, colabora en la producción mojando a su papá. La veta tierna de Pablo, que tiene dos hijos más.
SANTINO, de cuatro año, colabora en la producción mojando a su papá. La veta tierna de Pablo, que tiene dos hijos más.
1 ¿Te acordás de tu primer 100 x 100? Sí, pero esa vez acompañé a Giunta. Le hicieron la nota para El Gráfico y me escuché las dos horas de charla. A Blas lo conozco desde que tengo 4 años, vive a unas cuadras de casa, era amigo de mi viejo, y me llevaba para todos lados. No me daba cuenta del monstruo que tenía al lado, recién tomaba consciencia cuando iba a la Bombonera y la cancha se venía abajo. Blas me dio muchos consejos, fue uno de los que más me ayudó en mi carrera. Es una persona muy humilde, me veo reflejado en él en varias cosas, por ejemplo en tener la posibilidad de irse a vivir a cualquier lado y quedarse en el barrio, Ramos Mejía. A mí me pasa lo mismo. Es una fiera, una fiera de persona.

2 Y te salvó de morir en el accidente de auto. Sí, para mí, sí. Me regaló una cadenita con la imagen de Jesús un par de días antes del accidente que tuve. Estoy seguro de que fue él, que no quiso que me pasara nada porque un auto que se da vuelta y se arrastra cien metros boca abajo con el techo roto en el medio de la Ricchieri, realmente es un milagro que no haya dejado heridos graves.

3 ¿Cómo fue el accidente? Veníamos del entrenamiento de Boca con Josué Ayala por la Ricchieri. Al mediodía, tranquilos, no muy rápido. Se cruzó un coche para pasar a un camión, no nos vio del otro lado y antes de que nos chocara, volanteé para la derecha, metí la rueda en un badén, volantazo a la izquierda, clavé los frenos, pegué contra el guardarrail, se dio vuelta el auto y fuimos 100 metros boca abajo con el techo reventado, raspándome la cabeza, el brazo y la espalda.

4 ¿Llegaste a pensar algo en esos segundos? Sí, porque me di cuenta de que había pegado contra el guardarrail, rebotado, con todos los coches que pasaban rapidísimo. Sentía el olor a caucho quemado y como que alguien me rascaba la cabeza, pero no me rascaba nadie en realidad, estaba dando la cabeza contra el asfalto. Veía chispas, chispas y chispas, el auto era un trineo boca abajo. Lo único que no quería era escuchar la frenada y el golpazo, porque interiormente estaba esperando eso, era consciente de todo.

5 Nunca se produjo el golpe. No. Apenas se frenó el auto, lo primero que hice fue mirar al costado a ver si lo tenía a Josué. No estaba y me asusté mucho, se había ido para atrás. Enseguida empezó a entrar nafta adentro del auto, así que sólo pensaba en salir porque pensé que en cualquier momento se prendía fuego. La ventana estaba llena de vidrios y deformada, pero no me importó: metí la cabeza y el cuerpo por el vidrio, salí, después metí el cuerpo por la ventana de atrás y lo saqué a Josué. Ahí me tiré en el pasto y me tranquilicé. Ni me di cuenta de que mi remera, que hoy tiene mi vieja, estaba toda quemada en la espalda por haberme raspado contra el asfalto. Yo no sentía nada. Esa cadenita que me regaló Blas no quiso que me pasara nada.

6 Si mañana pasás a buscar a Josué por la casa, seguro te dice: “Dejá, Pablo, me tomo el bondi...” Todo bien con Josué, seguimos hablando, pero los accidentes son así: te pasan cuando vos menos los esperás. Un tiempo después, el seguro me mandó a ver el auto, le dieron destrucción total. El volante era un ocho. Me impresionó, se ve que en la desesperación por no soltarme, porque si yo me soltaba quizás me chupaba y quedaba entre el auto y el piso y no la contaba más; me aferré tan fuerte al volante que lo doblé todo. Parecía una empanada.

7 ¿Te hizo replantearte cosas el accidente? Estuve un solo día en el hospital, pero me acuerdo de que acostado en la camilla, se abrió una puerta (risas) y apareció la que hoy es mi señora; al ratito se abrió de nuevo y se asomó una ex; y unos minutos después, se abrió de nuevo y veo la cara de otra ex. “Doctor, por favor, cierre la puerta, tápeme y sáqueme de acá urgente”, le dije al médico, ja, ja. Se me acercó un montón de gente que jamás imaginé, eso estuvo muy bueno, me hizo bien. El accidente me llevó a hacer terapia con la psicóloga de Boca, también me hizo muy bien.

8 Te hizo bárbaro, se nota. En serio, lo que pasa es que había asumido todas las responsabilidades de mi familia, la presión de ser el sostén de mis viejos y mis cinco hermanos, que se habían quedado sin laburo; no era sencillo. El accidente me dio un sacudón, entonces traté de aprender a disfrutar del fútbol, no que fuese una obligación tener que ayudar, sino una consecuencia de una actividad que me gusta.

9 ¿Alguna vez tuviste que salir a robar para comer? No (piensa, duda si contar o no), para comer no (ya se decidió)... Se dio por la junta, por las companías, nada más.

10 ¿Con armas? Una sola vez, pero era un arma de juguete, bah, no sé si era de juguete, porque yo no la llevaba. A mí me pusieron afuera, de campana. Era una remisería, igual en la causa quedaba pegado si caíamos. Salimos en un auto que después chocó, y cada uno se fue corriendo para un lado distinto. La plata la repartieron a la noche.

11 ¿Qué te dijo tu viejo? Nada. El jamás se enteró de todas las cagadas que me mandé en mi vida, nunca llevé un problema a mi casa. Todo eso me hizo también más frío y más fuerte en algunos aspectos.

12 ¿Vos viviste en un club? Sí, casi toda mi vida, en la Sociedad de Fomento Villa Don Bosco, porque mi viejo es el casero del club. De hecho, mi viejo sigue viviendo ahí, tiene su casita adentro del club. Yo me despertaba y tenía la cancha de once como patio de mi casa, también hay tres canchitas de baby.

13 Estabas todo el día con la pelota... Sí, claro, también iba a una placita del barrio con mis dos hermanos mayores. Uno me lleva 4 años y el otro, 8; entonces no me dejaban jugar, porque los otros chicos eran todos más grandes. ¿Qué hacían, entonces? Me usaban para que fuera a buscar la pelota cada vez que se iba lejos. O, también, como mi hermano conocía al de la calesita, me dejaban ahí adentro. Ellos se pasaban horas jugando a la pelota, y yo girando en el caballito.

14 Pero te vengaste, al final: fuiste el único que llegó a Primera. ¡Y qué querés, si mis hermanos tienen los pies redondos los dos!

15 ¿Pasaste hambre, de pibe? Eramos humildes, no sobraba nada: seis hermanos, tres varones y tres mujeres. Y encima mis viejos se separaron cuando tenía 4 años, yo me quedé con mi viejo. Se comía lo que había. Lo más cercano al pollo que conocí fueron los menudos; y lo más cercano al asado, la falda. Esas cosas te hacen valorar más que nada el lugar que hoy tenés, y es lo que trato de enseñarles a mis hijos.

16 ¿Qué era lo que más te jodía no tener? A mis viejos juntos. Yo iba a casas de compañeros a hacer la tarea, veía ese marco de la familia unida y yo, viste, no lo tenía, o también de ir al cumpleaños de un tío o de una prima, y en casa no existía, porque mi viejo volvía de laburar a las seis de la tarde fusilado, mirá si iba a tener ganas de ir a algún lado.

17 ¿Vos laburaste? Sí, hice de todo: corté pasto, podé árboles, repartí pizzas, junté plomo, diarios, botellas... Una vez, una señora tenía un terreno enorme con yuyos altísimos, se lo limpiamos todo y en el fondo encontramos una rueda gigante de cables. Le propusimos que nos pagara con eso en vez de con plata y ahí descubrimos el negocio del cobre (risas)... estuvimos toda la noche quemando cables para rescatar el cobre y nos pagaron muy bien. También juntaba diarios por las casas y se los vendía al chatarrero por kilo: los metíamos en una de esas bolsas grandes de papa que usaba mi viejo y los mangueréabamos, los dejábamos secar, y pesaban mucho más. También le metíamos arena, piedra, de todo...

18 Así que tenías un hermano goleador en Don Bosco. Ja, ja, ja, ahí me pasó lo que dice el dicho: se me cruzaron las novias en el mismo lugar. Como en el hospital. Resulta que yo atajaba en Boca por el campeonato de la AFA, en Prenovena, y a la vez estaba fichado en el campeonato paralelo en el equipo de mi barrio, Don Bosco. Ahí jugaba de nueve y metía muchos goles, entonces aparecí en la tabla de goleadores, una vez se enfrentaron Boca y Don Bosco en la liga paralela y me cambiaron el nombre para que no me deschavaran, pusieron Fernando Alejandro Pablo Migliore. Pero se dieron cuenta y me obligaron a elegir uno de los dos clubes. Ahí murió el delantero.

19 ¿Por qué no jugabas en Boca como delantero? Porque a mi viejo le gustaba que yo atajara. El veía que no le tenía miedo a la pelota, que me gustaba revolcarme, que terminaba todo raspado y no me importaba.

Imagen FESTEJANDO la Recopa en Brasil con su amigo Palermo en andas. Se hizo un tatuaje del goleador.
FESTEJANDO la Recopa en Brasil con su amigo Palermo en andas. Se hizo un tatuaje del goleador.
20 ¿Cómo llegaste a probarte en Boca? Me acuerdo de todos los detalles. Era un martes que tenía fiebre, me sentía mal y me había escapado a la vuelta de casa a jugar a los fichines. Un amigo me dijo “Te busca tu papá” y pensé que se pudría todo, que en cuanto me arrimara, me arrancaba la oreja. “¿Vos querés jugar a la pelota?”, me preguntó. Claro, cómo no iba a querer. “Te voy a llevar a un lado”, me dijo, y me subió al auto de un amigo. Yo tenía 10 años y aparecimos en La Candela. “Esto es Boca”, me anunció. ¿Cómo Boca? Yo buscaba la cancha. Y me explicó que ahí se entrenaban las Inferiores. No quería saber nada, me sentía mal, aparte no tenía botines ni guantes ni nada. “Dale, no pasa nada”; me convenció mi viejo, que conocía a un delegado de Boca, y por él me consiguió botines y guantes prestados para la prueba.

21 ¿Cómo te fue en la prueba? Muy muy bien, a pesar de la fiebre: atajé un penal, tapé unos mano a mano, hasta salí jugando con la pelota. Terminó la práctica, nos separaron a un par y nos mandaron a hablar con Marzolini. “Mire –le explicó a mi viejo–, la verdad que es una pena, el chico tiene unas condiciones bárbaras pero mañana cierran los fichajes y la categoría 80 ya está completa, ¿por qué no lo trae en seis meses?”. Ahí yo comenté en voz alta: “¡Pero yo no soy 80, soy 82!”, y me acuerdo de la cara de Mané Ponce, uno de los técnicos. “¡¿Cómo sos 82?! Pará, vamos a ficharlo ahora mismo”. Claro, ellos me habían puesto a jugar con chicos dos años mayores, todos grandotes. La cuestión es que esa misma noche me hicieron análisis de sangre, al otro día fui a la AFA y a las dos horas ya estaba fichado por Boca.

22 ¿Hasta dónde hubieras llegado como 9? No sé, no sé, viste, ¡hay cada nueve jugando, que me quiero morir! El problema es que a mí me jugaba en contra ser tan impulsivo. Nunca me banqué que me pegaran. O sea: me daban una patada y se terminaba el partido, porque me agarraba a trompadas al toque. No es que me levantaba, me sacudía, le hablaba al rival y seguía jugando. No: me pegaban y se pudría todo. Como arquero, eso no me pasaba, había mucho menos roce.

23 ¿Por qué te dejaron libre de Boca? Era una edad complicada para mí, entre los 14 y los 16 fue bravo, una edad en la que no sabía bien lo que quería, una edad en la que después de todos los sacrificios que hacés no llegás a ver los frutos y entonces te confundís. Nos llevaron a un gimnasio y nos dijeron a varios que no íbamos a seguir. Era la Novena y quedamos libres con el Tanque Pavone, entre otros.

24 ¿Qué hiciste? No sabía cómo decírselo a mí viejo, eso era lo más duro, a mí me ponía mal la desilusión que iba a sufrir mi viejo, que siempre fue fana de Boca. Me acuerdo de que le dije: “Papi, quedate tranquilo, que en algún momento yo voy a volver y voy a jugar en la Primera de Boca”.

25 Cumpliste. Sí, pero en el medio no fue fácil. De hecho, si no fuera por mi viejo, mi vida hubiera ido por otro lado, no sé dónde estaría hoy, porque de Boca fui a Vélez y en Vélez me dejaron libre al año otra vez, entonces me agarró mi viejo. “Mirá –me dijo–, yo hombreo bolsas de 50 kilos de papas y cebollas desde las 4 de la mañana hasta las 6 de la tarde y gano 40 pesos por día. ¿Vos quéres hacer lo mismo en el futuro o preferís jugar a la pelota?”. Ahí hice un click, entonces dejé de acostarme a cualquier hora, de ir a bailar, de estar con las malas juntas, y cambié. “Papi, lo que yo quiero es que vos dejes de laburar”, le contesté. Y me lo puse en la cabeza. Cuando firmé el primer contrato, en Huracán, fui y le di todo el dinero en la mano. Desde 2005 no labura más.

26 ¿Me recordás la bienvenida que te dio Abbondanzieri en Boca? Ja, ja, sí, fue en Tandil, en la pretemporada. Andaba por el hotel y no encontraba a nadie, entonces me metí en mi pieza. “¡Pablo, soy Abbondanzieri, vení a la pieza del Chelo, por favor!”, me llamó por teléfono. Fui y estaban todos, el Pato leía un diario. “¿Así que tu ídolo es Navarro Montoya? –arrancó, muy serio–. ¿Vos sabés que quiere venir a jugar acá y sacarme el puesto? ¿Vos sabés que yo tengo una familia a la que mantener?”. Y yo le contesté: “¿Y qué querés que haga, si yo a vos no te conozco?”. Y ahí empezaron todos a reirse. “Vení a tomarte unos mates que está todo bien”, terminó.

27¿Por qué no pudiste afianzarte en Boca? Si atajás una vez cada seis meses, ¿cómo hacés? Pensá hace cuánto Boca no saca un arquero. O si lo saca, se tiene que ir.

28 ¿Te “limpió” Riquelme? Nooo..., bah, no lo sé, pero no creo.

29 ¿Por qué te tuviste que ir, entonces? No sé, tuve una discusión en su momento con Pedro Pompilio, el presidente, porque me había venido a buscar Nacional y no quise ir. Se ve que no les gustó y me dijeron que no me iban a considerar, a pesar de que tenía contrato. Al toque me pidió Racing y fui sin dudarlo.

30¿Cómo es jugar en Rawson por el Argentino B? Terrible. Estuve 5 meses en Germinal, habré jugado 3 o 4 partidos oficiales pero allá es tremendo el día a día en los entrenamientos. A la mañana había que tirar la monedita para ver quién abría la puerta. Escuchame: la manija de la puerta se congelaba del lado de adentro... Yo me ponía medias en las manos para ir a correr. Aparte, la cancha auxiliar de Germinal era toda de ripio. La tenés que ver para entender, es como una calle a la que le pasa un tractor por arriba y la rompe toda. En esa cancha nos entrenábamos todos los días.

31 Si volabas en una práctica... Noooooo (interrumpe), para tirarte lo tenías que pensar mínimo tres veces. La pelota tenía un gajo de cada color... Todo eso me ayudó a valorar muchas cosas que por ahí uno no se daba cuenta. Yo venía de Huracán y me quejaba porque no había agua caliente o porque había solo 12 camperas de invierno en un plantel de 28 chicos. Ahí me hice puntual: llegaba siempre temprano para agarrar una campera, si no me cagaba de frío. Pero en el sur era duro de verdad.

32 ¿Qué tienen en común el fútbol y el boxeo? Que es muy noble la gimnasia. Entrenándose, uno abre mucho la cabeza y te ayuda a abstraerte de la locura cotidiana. Este es un país en el que discutís de fútbol y te podés llegar a pelear con la persona que más querés. Hoy estoy más tranquilo pero antes, cuando me decían algo en la calle, me peleaba.

@foto@33 ¿Cuál fue el click? El nacimiento de Santino, mi segundo hijo, que hoy tiene 4 años. Yo tuve el accidente, la mamá estaba embarazada, se juntaron un montón de cosas y ahí me calmé bastante.

34 Si te dan a elegir entre guantes de arquero y de boxeo... De arquero, sí, es la vida que me tocó y la que volvería a elegir.

35 ¿En el boxeo te hubiera ido mejor que en el fútbol? Tal vez sí, aunque el arquero es muy parecido al boxeador, en los dos casos tenés que defenderte solito. En el ring está todo el mundo, muy lindo todo, pero suena la campana, te sacan el banquito y te quedás solo. Como en el arco.

36 El gol se lo meten a todo el equipo, pero en el fondo queda expuesto el arquero. Olvidate, es así. A mí me pasó en Boca-Fluminense por la Libertadores 2008, nos comimos veinte goles pero yo me mandé una cagada en el 2-2 y quedé marcado; de los goles que nos perdimos nadie se acuerda.

37 Es ingrato el puesto en ese sentido. Es ingrato por la mentalidad de los demás; a mí, después de 200 goles, no me mueve la aguja. Me costó al principio, tenés que asimilar que es un trabajo que envuelve pasión y responsabilidad y que uno puede no ser lo que aparenta. De mí todos deben pensar que soy un loco por lo que ven en la cancha, pero en mi casa soy la persona más tranquila del mundo.

38 ¿Qué te da el entrenamiento de boxeo? A mí me gusta mucho hacer soga y focos. Focos es cuando el profesor se pone con las dos manoplas y te canta los movimientos que tenés que hacer, rápido, al toque. Me sirve para los reflejos, porque él me grita algo y debo responder. También trabajo mucho punta de pie y me sirve porque después estoy en el arco y es todo reflejo y reacción. La soga me mantiene la elasticidad, acostumbrás a tus piernas a estar ágil, no pesado, después en la cancha yo pico y salgo, pico y salgo, pico y salgo...

39 ¿Cuando y por qué pusiste este gimnasio? Hace dos años, porque me gustaba mucho cómo enseñaba el profesor del gimnasio al que iba, entonces le propuse poner uno yo y que él lo manejara. Es un negocio y me gusta estar con la gente de mi barrio, Ramos, acá adentro conozco a todo el mundo. Y también me sirve para entrenarme.

40 Apodo de pibe. Loco, siempre Loco fue mi apodo, me lo puso un profe cuando jugaba en Don Bosco, por salir una vez hasta la mitad de la cancha con la pelota. Como hacía Gatti.

41 Supongo que te sentís identificado con el apodo: usás la 22, en la camiseta dice Loco, llevás la cadenita con el 22. Y... ya está, no me lo saco más. Es una marca registrada.

42 ¿Está bien puesto? Dentro de la cancha, sí, pero en el buen sentido: no me gusta perder a nada, soy muy temperamental y por ahí mi reacción no es igual a la de otro. Después, afuera, soy muy tranquilo, familiero, me la paso jugando todo el tiempo con mis hijos, soy muy jodón, escucho cumbia todo el día, colombiano, cuarteto, me gusta comer muchos asados, tranqui.

43 Pero te hacés un poquito también. Depende el contrato: con locura es un precio; y si no, vengo, atajo, y la paso bien.

44 ¿Por qué nombrás tanto a tu viejo y no a tu vieja? Es que me quedé viviendo con él y me llevó siempre al fútbol. A mi vieja la veía menos, pero todo bien. Y te doy un dato muy curioso: Nano, mi viejo, jugó de nueve en las Inferiores de River hasta que Dominichi le rompió el tobillo. Tenía un escudito de Boca pegado en el auto, un Chevrolet 400, con el que iba a entrenarse a River.

45 ¿Y no tuvo problemas? No. Y si alguien tenía problemas, no creo que se fuera a meter con él porque medía dos metros.

46 ¿Vos irías a River? No. Mi destino fue marcado por los clubes en los que yo quería jugar en la Argentina. Nunca me vi con la camiseta de River, no tengo piel.

47 ¿Y cómo fue el encuentro con tu tío? Roberto Migliore, gran goleador de Almirante Brown. Según cuenta la leyenda, cuando San Lorenzo vendió a Sanfilippo lo fue a comprar a mi tío para reemplazarlo pero Almirante pidió un dineral. Se fue a Colombia, después a Venezuela, se radicó ahí y nunca lo vi hasta que fui a jugar una vez con Boca a Venezuela y lo conocí. Fue muy raro.

48 ¿Cuánto había de lesión y cuánto de teatro la última vez en el Monumental? Mirá la cicatriz acá (muestra un hematoma): en la primera pelota me di con mis tapones de un pie en el tobillo del otro y después tengo un problema en la rodilla que vengo arrastrando desde hace tiempo. Al médico no le gusta que lo molesten, así que no lo voy a hacer entrar al pedo. El tema es que todo lo que hago yo se magnifica; si lo hace otro, no pasa nada. Lo que no sé todavía es cómo hacer para transformar todo eso en plata. Pero soy auténtico cien por cien, que quede claro.

49 ¿Qué te genera la frase de Maradona: “Qué querés... si es arquero?”? Está bien, pienso lo mismo. Yo no soy arquero, eh, yo juego al arco, que es distinto. Yo no me siento arquero. Es una raza parecida a la de los centrales, que son todos brutos.

50 ¿Hay que estar un poco loco para ir al arco? Gatti, Burgos, Higuita, todos con apodo Loco... Para ir al arco no le tenés que tener miedo a la pelota, miedo a nada, en realidad, más cuando sos chiquito. Y yo no le tengo miedo a nada. Después, tenés que ir asimilando la cuestión a medida que llegan los goles, uno no sabe hasta dónde va a soportar. Tu cabeza tiene que funcionar muy bien, pensar en positivo, recuperarte enseguida. Cuando me comí el gol con Fluminense, yo salí del vestuario y dije: “Muchachos, para mí esto ya se hizo cáscara”.

51 Esa es una frase de Burgos. Tenés cosas de Burgos, ¿no? Sí, puede ser, me gusta ponerle la cara a la pelota, por ejemplo, como decía él. Que te rompan la cara de una pelotazo, total, lindo no soy así (risas). Después voy al cirujano y aprovecho, que me arreglen todo.

52 ¿Qué es lo que te gusta de que te den un pelotazo en la cara? Que soy yo, que no me podés pasar, porque estoy ahí parado y vas a chocar conmigo.

53 ¿Qué cosas te molesta no hacer que hacen tus compañeros? A mí me gustaría definir, los trabajos que hacen de definición me encantan. Siempre le pido al técnico que me deje participar un poco, para mí está muy bueno para entender cómo piensa el delantero, para entrar en su cabeza, así después me sirve para contrarrestar del otro lado, me doy cuenta dónde me conviene pararme.

54 ¿Cuáles son los principales atributos de un buen arquero? El físico, para tener presencia en el área; saber manejar la ansiedad; tener ubicación; tener coraje; aprender rápido de los errores y sentirse único, que no hay otro mejor que uno.

55 Salir lejos en los centros es complicado y vos salís mucho, ¿no te da miedo chocar con tus compañeros? Soy medio lanzado en ese sentido, lo importante es que mis compañeros me dan seguridad, lo trabajamos en la semana: ellos mueren con su marca. Pueden no cabecear, pero su marca tampoco. Yo voy a buscar la pelota y correte, no me importa nada.

56 El mejor arquero que viste en tu vida. Navarro Montoya: con él se rompió el molde, nunca más vi a un arquero así. De los actuales me gusta Andújar y, en el mundo, Iker (Casillas).

57 El mejor técnico que tuviste. Mohamed me marcó. Yo era un pibe y me dijo: “Vas a atajar 5 partidos seguidos, así te hagan 200 goles, y después de esos 5 te voy a dar mi veredicto”. Mi suplente era Pozo. Al final atajé 17 partidos y en 16 salí figura.

58 ¿Y el peor? Y, los peores para uno son los que te sacan. ¿Te puedo dar dos?... Llop y Madelón.

59 ¿Cuál fue el problema con Madelón? Me dijo una cosa y después hizo otra. Palabras textuales: que me quedara tranquilo, que el titular era yo. Venía de la operación, hice la pretemporada a la par del resto, aunque todavía no estaba para hacerla, pero me exigí el doble, entonces cuando no me puso fue un golpe anímico complicado. Después, es mentira que me negué a ir al banco. Cuando me lo propuso, yo le aclaré: “Voy al banco, pero mirá que no me gusta”. El me contestó: “No quiero que estés mal”. Pero bueno, yo puedo ser loco, todo lo que vos quieras, pero nunca te voy a ir por atrás, siempre te voy a decir las cosas de frente, por eso choco muchas veces.

60 ¿Te ilusionás con la Seleccón o ya fue? Ya fue, si no me citaron cuando terminé en Racing, que fue uno de mis mejores campeonatos, ya está, no me citan más.

61 ¿No fue una traición ir a San Lorenzo habiéndote formado en Huracán? Noooo, si no iba a San Lorenzo le fallaba a mi familia. Primero está mi familia y mi trabajo, ¿sabés por qué? Porque yo no voy después adonde está sentado cada hincha de Huracán a molestarlo: “Eh, dale, eh, dale, dame trabajo”. Este es mi laburo. Que envuelve pasiones, sí, está todo bien, pero es un problema de los demás, yo lo defiendo como tal. Cuando pasé de Huracán a Boca, un señor me preguntó: “¿Qué preferís, ser cabeza de ratón o cola de león?”. Y le contesté: “Lo que prefiero es que mi familia coma todos los días”. Aparte, yo soy hincha de Almirante Brown; hubiera sido distinto si me buscaba Laferrere.

62 ¡¿No sos hincha de Boca?! Yo soy hincha de Almirante Brown, mirá mi espalda (muestra un tatuaje gigante de una fragata), mirá los colores del gimnasio (señala el negro y amarillo de las paredes). Toda mi vida, desde chiquitito fui de Brown, porque mi familia jugó ahí, mi viejo me llevó ahí de chiquitito, todos mis amigos son hinchas de Brown. Mi viejo, aparte, es hincha de Boca, me insistía para que sea de Boca.

63 No me jodas, si ibas a la Doce, algún sentimiento por Boca tenías... Pero iba a la Doce porque no tenía plata para ir a una platea, porque si me das a elegir prefiero estar sentado en un asiento comiendo un choripán. Obvio que grité por Boca, como hoy también me sé todas las canciones de San Lorenzo y lloro por San Lorenzo. Lo que pasa es que uno trabaja en el fútbol y nunca va a sentir como el hincha común, que tiene una sola camiseta desde chiquito, esa es la diferencia.

64 ¿Qué significa para vos Huracán, entonces? El club que me formó y del que tengo un montón de amigos: utileros, gente que trabaja en el club, excompañeros como Milano, Andújar, Monsalvo, Sánchez Prette. Una de mis hermanas es fanática de Huracán, yo quiero que le vaya bien.

Imagen LA FAMILIA Migliore. Junto a Santino, el pequeño Vito y su mujer, Natalia.
LA FAMILIA Migliore. Junto a Santino, el pequeño Vito y su mujer, Natalia.
65 ¿Cómo te convenció Simeone para ir a San Lorenzo? Hay que tener huevos para bancársela después de haber jugado en Huracán y Boca... Me habló el Cholo, también mi representante. Me decían: “Venite que no pasa nada”. Arreglamos todo y la noche anterior a firmar, los llamé y les dije que no iba. Se había armado un quilombo infernal en los foros, en las radios partidarias. “Nunca tengo paz”, pensaba, porque antes de ir a Racing me habían colgado una bandera los mismos hinchas de Racing que decía “Migliore, vos corriste en la ruta 2”. ¿De qué ruta 2 me hablás? No había jugado ni un partido y ya me estaban puteando. Al final me convenció mi familia. “Si confiás en tus condiciones, tenés que ir”, me dijo mi viejo. Y fui. Por suerte.

66 Cuando un hincha te putea todo un tiempo desde atrás del arco, ¿te das vuelta para contestar o te quedás calladito? No, no le doy bola, se va a tener que tomar una aspirina porque le va a doler la cabeza. Igual es cómico: me putearon acá, allá, en todos lados, pero después voy por la calle y no me cruzo con ninguno. Entonces digo: ¿dónde están los que me putean? No conozco a uno. Igual, les advierto que es un arma de doble filo: cuanto más me puteás, más voy a atajar, me encanta que me puteen.

67 ¿Sentís que te ganaste a la gente de San Lorenzo, que ya olvidó tu pasado? Hay que preguntárselo a ellos. Yo siento que la gente de San Lorenzo me quiere mucho y yo quiero mucho a la gente. Ito, de la barra, un fenómeno. El día que llegué me habló: “Lo único que nos interesa a nosotros es que vos dejes todo adentro de la cancha. Si jugaste en Boca o en Huracán, no nos importa nada”.

68 ¿Te apretó feo alguna vez la barra? Sí, la barra de Huracán, después de perder con Chicago. Vinieron a apretar mal, mostraron los revólveres. Me les planté, porque si estás nervioso y querés hablar, todo bien, pero si me mostrás la pistola es otra cosa. “Los fierros y las puntas usalos contra otra barra, no con tus jugadores, yo acá vengo a laburar”, les dije. Fue la apretada más jodida, en otros clubes nos vinieron a hablar, pero bien, para apoyar.

69 ¿Fuiste barrabrava de Boca? No, para nada, ¿o todos los que van a la segunda bandeja son de la barra? Nunca me llevé un peso de ahí ni me peleé contra otra barra. Me gustaba ubicarme detrás de los bombos, me encanta el tema de la percusión, las trompetas....

70 ¿A tu hermano Fernando no le aconsejaste que dejara de ir a la Doce después del balazo que recibió? Sí, pero uno no maneja la vida de los demás, tiene 34 años y sabe lo que hace. El día del balazo me contó que estaba en un puesto de choripán con dos amigos en la esquina y cuando se dio vuelta empezaron a los tiros y le dieron en el pie, me explicó que él no tuvo nada que ver.

71 ¿Tenés algún asesor de peluquería? No, me hago las cagadas solito: un día sale para acá, otro para allá, un día con gorra... no, perdón, con visera, gorra usan los ortibas...

72 ¿Qué te dijo Tinelli cuando llegó a San Lorenzo? Que tenía un lugar donde sacaban los tatuajes (risas). En joda, claro. Yo le contesté que respondía adentro de la cancha.

73 ¿Te trajo algún rédito el Machobus que hiciste en el programa de Nico Repetto? No, puro quilombo me trajo: quilombo en el club porque andábamos mal, en mi casa porque no había dicho que tanto yo como las chicas estábamos totalmente en pelotas, sin nada arriba. Y se enteraron al verlo. Fuimos todos muy profesionales, pero por suerte el agua estaba un poco fría, así se bajaba todo.

74 ¿Te considerás un líder en este vestuario? Lo tienen que decir los demás. Si hay algún inconveniente, mis compañeros vienen a hablar conmigo y yo lo hago con el presidente.

75 ¿Qué es un líder negativo? El que piensa en él antes que en el grupo, el que acusa una dolencia antes de un partido decisivo y se borra. “Dale, loco, jugá igual”, uno piensa, pero está en cómo siente cada uno. Y no te voy a dar nombres, es parte de los códigos.

76 ¿La cinta genera celos en un grupo? Te pregunto por lo que pasó con Botinelli... No, para nada, porque soy un referente de San Lorenzo sin necesidad de llevar la cinta.

77 ¿Tuviste miedo de irte al descenso con San Lorenzo? El día que quedamos en Promoción, fuimos a buscar el auto al predio de AFA, volvía de ahí y veía todo todo negativo, esa semana fue terrible. El día más feliz de mi carrera fue el domingo siguiente contra Instituto, cuando nos salvamos.

78 ¿Tu primo Lucas Migliore sigue preso? Creo que no, sé que lo detuvieron por un episodio de piratas del asfalto, pero nunca tuve relación con él, así que menos la voy a tener ahora.

79 ¿Qué te dejó Ramón Díaz como técnico? Me enseñó a manejar los partidos. El decía que yo le tenía que sacar entre 13 y 15 minutos al partido, entonces me mandaba un tipo detrás del arco con un cronómetro que me controlaba cada vez que me llegaba la pelota, y después sumaba los segundos.

80 ¿Caruso vende humo? Caruso vende de todo, ¡qué no va a vender! Caruso es auténtico, no se pone el casete. Acá, el que dice lo que piensa, es loco o vendehumo. No es así. Te puedo asegurar que todos los jugadores de fútbol, cuando vos les prendés una cámara o un grabador, te hablan de una manera, y cuando cortan ¿sabés qué?... dicen todo lo contrario, no les importa nada. Ahora me podría poner el casete y decirte: “Me siento muy contento, estamos haciendo lo mejor”, y todas las frases de ocasión, y así el fútbol está lleno de caretas, llenísimo. Yo no soy así. A mí me dijeron una vez: “No sos un arquero serio para ir a la Selección”. ¿Y qué? ¿Voy a salir a jugar de traje y corbata para que me citen? Si lo que importa acá es lo que yo rindo en el arco, no lo que parezca.

81 Sos como Caruso: decís lo que sentís. Sí. Es que termina el fútbol y vos tenés una vida. ¿Y qué? ¿Vas a caretearla con los que te conocen? ¿Para qué? Si yo así duermo tranquilo, ¿por qué voy a esconder lo que pienso?

82 ¿Qué es lo mejor y lo peor de Caruso? Lo mejor es que conoce todo de todos los jugadores. Te dice si aquel tuvo fiebre en la semana, si aquel otro no durmió, si el 4 cierra mal para la derecha o si hay que encararlo porque no tiene zurda. No sé cómo hace, pero sabe todo. Y es un gran motivador, esas cosas de él, viste. ¿Lo malo? Quizás tiene mucha exposición mediática.

Imagen SE JUEGA la vida en la salida, aquí frente a Galmarini, de Tigre. Fue clave para evitar el descenso.
SE JUEGA la vida en la salida, aquí frente a Galmarini, de Tigre. Fue clave para evitar el descenso.
83 Vos un poquito de humo vendés, ¿o no? Me acuerdo del día que te pusiste a vomitar en Racing-Banfield. ¿Vos me estás cargando? Había estado internado dos días antes por un virus, dormí en el hospital con suero y Caruso mandó al médico de Racing a buscarme al hospital y me llevó a la concentración. Tenía 40 de fiebre, pero antes de salir a jugar, el doctor me dio una pastilla para mejorar. Al final estaba medio mareado, y justo la hinchada de Racing prendió bengalas y con el humo me empecé a marear y me puse a vomitar en el área, de verdad. No vendía humo, me lo había tragado todo (risas). Le pedí el cambio a Caruso, pero ya estaban hechos los tres y me dijo que siguiera. Terminé pálido, era un papel.

84 ¿No es demasiado chupamedias hacerse el tatuaje de un compañero? Me lo hice, primero y principal, porque Martín (Palermo) es mi amigo. Yo no soy muy demostrativo con las palabras, por eso tengo 19 tatuajes con los nombres de mis hijos, mis viejos y otros. Además, hay miles que tienen a Martín en la piel, esuchame, no me hice un tatuaje de... (piensa)... de Prósperi, me hice uno de Palermo.

85 ¿Cuánto hay de personaje y cuánto de auténtico en el Migliore que vemos en la cancha gesticulando? Cuando se me sale la cadena, se me sale, te lo puedo asegurar. Yo hago mi partido y no jodo a nadie, entonces si me venís a chocar, o en un off side sabés que ya pararon la jugada, te quedás con la pelota y cuando me acerco la tocás a otro lado despacito, bueno, ahí se me puede salir la cadena. Sé que tengo que aprender a manejarlo.

86 ¿Cuánto se te salió por última vez? A ver... contra el Chuco Sosa, que me hizo la del offside y me llevé todo puesto. Y una vez contra Tigre, que Lázzaro me metió un codazo. Cuando me levanté, le dije al árbitro: “Echame porque lo mato a trompadas ahora, me importa todo tres carajos, echame por favor”. Ya me estaba sacando los guantes. El árbitro no entendía nada. Al final, me calmó.

87 ¿Llevás un bate de béisbol en el auto, como hacía Chilavert? No, no llevo nada, con mis manos me alcanza, de frente march.

88 ¿Te sentís un poco el Chilavert de esta era? Ojalá fuera el 10% de lo que fue Chilavert, tal vez parezco por ser el malo de la película, en eso sí.

89 ¿Cuántas veces te peleaste mano a mano en tu vida? Nunca, siempre me peleé contra 2 o 3 para defender a algún amigo. Yo soy muy leal, mantengo mis amigos del barrio y de la infancia; y si me tocás a un amigo, para mí es un desastre y salto. Una vez, incluso, se armó el despelote en un boliche, me metí y cuando salí me di cuenta de que tenía toda la remera pegada por la sangre, alguien me había pegado un puntazo y no me había dado cuenta.

90 Te cambio: ¿cuantas veces te agarraste a piñas? Un montón. De chico me peleaba por cualquier cosa, era muy camorrero, ahora estoy más tranquilo. Nunca me tocó cobrar, siempre me planté. Yo digo que el que se la aguanta no es el que gana, el que se la aguanta es el que se pelea, gane o pierda.

91 ¿Te agarraste alguna vez a piñas con un compañero? No, pero sí me frenaron varias veces. Estuve cerca, no te puedo decir con quién, son los códigos que debo mantener.

92 ¿Por qué te fuiste a las piñas con el uruguayo de la barra de Boca, en 2008? Eso lo inventaron, y después tenés que explicar y ponerte el casete. No pasó nada, ellos estaban comiendo un asado y yo pasé recontento porque había arreglado contrato con Boca y me iba a Miami de pretemporada.

93 ¿A Riquelme lo agarraste del cogote después de Boca-Flu? Nooooo, también otra de las cosas que inventaron. Mirá que yo no tengo término medio: si me enojo, me enojo y te vas a dar cuenta, olvidate.

94 ¿Riquelme es jodido como compañero? No creo, todo depende de qué esperás del otro. Si yo voy y hago mi trabajo y lo único que me importa es lo que hago, ¿por qué voy a ser jodido?

95 El rival con el que más barbaridades te dijiste en una cancha. Uhhhh, con el Bichi Fuertes... Hoy es un amigo.

96 La frase más original que te dijeron desde una tribuna. “Te entrego a mi señora, que es un desastre como vos en el arco”.

97 Tus mejores amigos del fútbol. Martín (Palermo) y Pochi (Chávez).

98 ¿Y enemigos, gente que no te banca? No tengo enemigos. Y el que no me banca, que saque número y se ponga en la fila (risas).

99 La última pelea... Hará dos años. Estaba con mi hermano en la calle, pasaron en un camión, nos gritaron algo, mi hermano les respondió, nos hicieron señas y ahí me calenté. Nos subimos al auto y se lo crucé. Ellos eran 4; nosotros, 2.

100 ¿Y? Nada... ganamos l

Por Diego Borinsky. Fotos: Hernán Pepe y Archivo El Gráfico