Las Entrevistas de El Gráfico

1996. Transmite calidad

Juan Pablo Sorín se entrevistó con El Gráfico y le contó de su faceta como conductor de un programa radial, su paso en falso por la Juventus y lo que era su presente en River donde dejó una huella.

Por Redacción EG ·

05 de mayo de 2023

El estudio es pequeño, muy pequeño, no llega a los seis metros cuadrados. Sobre la "mesa de trabajo", unos cuantos papeles desordenados cumplen la función de "machete", mientras dos micrófonos esperan la hora señalada. Son casi las nueve de la noche del lunes y la tensión lógica por esa luz roja que está a punto de encenderse se palpa en la radio La Tribu (FM 88.7), en el barrio del Parque Centenario. No se trata de una de esas radios "grandes", como lo certifica un cartel donde la Asociación Mundial de Radios Comunitarias aprueba a La Tribu como una de sus emisoras. Aquí, todo se hace a pulmón. Apenas un par de personas cenan en una sala contigua, mientras un gato pone a prueba la comodidad de algunos almohadones. Juan Pablo Sorín mira a través del vidrio que separa al estudio de la zona de producción y espera la señal de largada de su amigo Martín Correa, que anunciará, como lo viene haciendo desde el 5 de agosto de este año, el comienzo de un nuevo "Tubo de Ensayo", el espacio donde según la propia definición del personaje principal de esta obra "se mezclan la política, la literatura y la música".

Algo de especial tiene este pibe de 20 años, que en apenas 25 meses de Primera División construyó lo que a cualquier jugador más o menos normal podría llegar a demandarle toda una vida, con viento a favor.

Alguien desde arriba habrá tocado a este pibe para que en menos de dos años conquistara -como capitán- un Campeonato Mundial Sub-20; para que concitara -desde el modesto puesto de marcador lateral- el interés de la Juventus; para que consiguiera en un mismo año -y en un hecho sin precedentes- la Champions League y la Copa Libertadores de América; para que convirtiera un gol en la Selección Mayor en su primer encuentro por las Eliminatorias del Mundial de Francia 98 y 'asta se diera el lujo de festejar un gol propio en La Bombonera en su primer superclásico con la camiseta de River. Y se repite: todo desde un rinconcinto de la defensa.

Imagen Sorin llegó a River luego de haber jugado en Argentinos Juniors, luego viajó a Italia para sumarse a la Juventus, pero rápidamente volvió a Argentina, estuvo en River entre 1996 y 1999.
Sorin llegó a River luego de haber jugado en Argentinos Juniors, luego viajó a Italia para sumarse a la Juventus, pero rápidamente volvió a Argentina, estuvo en River entre 1996 y 1999.

El Juampi Sorín tiene 20 años, pero sus inquietudes —muchas de ellas expuestas desde su programa radial— no parecen propias de un muchacho de esa edad. Por lo menos en estos tiempos de superficialidad extrema y reflexión escasa...

—La idea del programa surge de un deseo compartido con Martín, mi mejor amigo. Fuimos juntos al Nicolás Avellaneda, pero en tercer año yo tuve que cambiarme a un colegio nocturno por el fútbol. Después empezamos a estudiar periodismo en la escuela TEA y volví a abandonarlo por el fútbol. Entonces quedó algo pendiente que se concretó ahora...

—¿Cómo definirías a "Tubo de Ensayo"?

—Como un sitio de encuentro donde se tocan tenías que nos atrapan y preocupan, como por ejemplo la poca importancia que le da el Gobierno a la educación y a la salud, el problema de los jubilados, el tema de la flexibilización laboral que es un retroceso muy grave que puede llevar a la esclavitud, la falta de creencia de la gente... Y también, claro, está el espacio de la música y de la literatura.

—Tu caso no es muy común. ¿Vos pensabas estudiar y tenías al fútbol como una alternativa o esto lo hacés como un complemento?

—Desde siempre tuve como objetivo el fútbol. El primer amor de vida fue, es y será la pelota. Yo arranqué a los 6 años jugando en el Club Parque y, cuando llegó el momento de empezar la secundaria, se dio la situación de que mi viejo y mi hermana habían ido al Nacional Buenos Aires, "el Colegio", como lo llaman ellos. Había una especie de presión familiar para seguir sus pasos. Ahí le dije a mis viejos que no quería ir al Buenos Aires, porque soñaba con ser alguien en el fútbol. Tenía 12 años, pero nunca dudé entre el fútbol y cualquier otra actividad. Después quise seguir estudiando porque para mí la vida no termina en una pelota. Por eso intenté estudiar Letras, pero como no me daban los horarios, me inscribí en TEA para aprender periodismo, una actividad que tiene algunos puntos de contacto.

—¿Te gusta el periodismo actual?

—Eh... no me gustan el periodismo ni el vocabulario fácil, creo que las cosas superficiales no desembocan en ningún lado. Me parecen muy buenos algunos artículos que escribe Osvaldo Soriano en la contratapa de "Página 12", las investigaciones que hace Telenoche... Ese tipo de trabajos son los que más aportan. Igual, tengo más referentes en la literatura que en el periodismo

—¿Te animás a hacer un ranking de escritores y de músicos?

—Es difícil hacer un ranking, se trata de distintos géneros. Entre las novelas, primero elijo a García Márquez y después a Oscar Wilde; en cuentos, Julio Cortázar y Juan Rulfo; en poesías, Juan Gelman y Mario Benedetti. En la música, a ver... bueno, dentro del rock están Los Redonditos de Ricota primero, seguido por Memphis, los Rolling Stones y The Doors. En el género melódico elijo a Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez y Joan Manuel Serrat, en ese orden.

—¿Te sentís marginado por ser una especie de "bicho raro" en el fútbol?

—No, para nada me siento un "bicho raro", cada uno tiene sus inquietudes: a alguno le gusta leer, a otro escuchar música, otros prefieren poner un bar con sus amigos, otros estudian educación física... La gente tiene un concepto erróneo cuando piensa que los futbolistas sólo somos tipos que sabemos patear bien una pelota.

 

Imagen Enfrentando a San Lorenzo en 1996.
Enfrentando a San Lorenzo en 1996.
 

Stop. Pausa necesaria. Juampi le da un buen mordiscón a un tostado mixto y bebe un sorbo de licuado de banana. Aunque por su exitosa trayectoria y también por la forma de hablar el muchachín parece por momentos un hombre, algunas señas —el licuado de banana, las bermudas que suelen acompañarlo a la salida de los entrenamientos, las piernas flacuchas y sobre todo su cara de pibe inconfundible— lo devuelven a su realidad de 20 años...

—¿Es casualidad esta nueva faceta goleadora?

—Y, no sé... a mí siempre me gustó llegar hasta el fondo. Cuando estaba en las inferiores de Argentinos, yo me entendía muy bien con el volante por la izquierda y atacaba todo el tiempo. En ese entonces, yo sentía temor de no poder hacer algún día en la primera lo que hacía todos los sábados en las inferiores. Tenía miedo de no sentirme como me sentía después de ju-gar una tarde en Boyacá. Y en estos días, últimamente, me está pasando eso de sentirme igual que cuando era un pibe, de irme muy conforme de la cancha. Siempre que ganemos, claro...

 

Imagen Conduce
Conduce
 

—¿Perdiste un año por irte a Italia y prácticamente no jugar nunca?

—No, para nada, porque crecí muchísimo como persona. Al poco tiempo de volver del Campeonato Mundial en Qatar, me enteré de la oferta de la Juventus. Lo pensé, lo analicé, lo charlé mucho con mis viejos y con Florencia, mi novia, y me decidí. Sabía que era el momento para despegar: no era habitual que un club como la Juventus se fijara en un jugador tan joven. Y me la jugué. No fue fácil: allá vivía solo, en otro país, con otro idioma. Y encima estaba sin jugar, que fue lo más duro. Cuando volvía a casa, a la noche, era el peor momento...

—¿Por qué no te fue bien?

—Es que no tuve ni siquiera la oportunidad. No jugué cinco partidos seguidos para poder decir: "No me fue bien, jugué mal, me tengo que volver". El otro día hice la cuenta: en total jugué, por partidos oficiales, 150 minutos en 6 meses.

Imagen Festeja el Apertura 1997 junto a Burgos, Berizzo, Gallardo y Solari.
Festeja el Apertura 1997 junto a Burgos, Berizzo, Gallardo y Solari.

—¿Para qué te compraron, entonces?

—No sé. Incluso cuando me quisieron dar a préstamo a otro equipo de Italia, el técnico —Marcello Lippi— pidió que no me cedieran. Después la cantidad de extranjeros lo limitó para que no pudiera jugar. Cuando surgió la oferta de River, tenía dos alternativas: quedarme y arriesgar seis meses sin jugar o empezar de vuelta en la Argentina. Creo que no me equivoqué.

—Pero en la Copa Libertadores no vio al verdadero Sorín. Estaba claro q esa no era tu posición...

—Eso lo hablé con Ramón Díaz en su momento. Él sabía dónde yo me sentía más cómodo, pero me pidió, por una cuestión táctica que jugara como volante por la izquierda, él dio sus razones y yo, obviamente, como que jugar, lo acepté. Todo suma, fue una experiencia y no me arrepiento para nada.

—¿Cambió la relación con Ramo Díaz?

—La relación creció a medida que nos fuimos conociendo. Es simple, hay dos extremos están los técnicos que son muy amigos de los jugadores y los que prácticamente no hablan se comunican por el ayudante de campo. Ramón Díaz estaría en el medio. Pero la relación nunca fue mala, que quede claro.

—¿Por qué este River es tan distinto campeón de América?

—Quizás porque salimos más a presionar, a buscar el partido, a comernos a los rivales. También es cierto que, más allá de que los que se fueron son grandes jugadores, los que llegaron aportaron muchísimo. Igual habría que tener en cuenta que aquel River fue campeón de América y éste recién está peleando por un campeonato. Todavía falta mucho...

 

Imagen Juampi desborda por izquierda, ya está listo para tirar el centro.
Juampi desborda por izquierda, ya está listo para tirar el centro.
 

Hace aproximadamente un mes después de disputarse la primera fecha de este Torneo Apertura, el Juampi Sorín deambulaba por los pasillos del Monumental esperando su turno para completar los estudios médicos de rutina. River venía de empatar 0-0 con Gimnasia y Esgrima La Plata, pero él no había dado el presente en ese partido por una lesión en su pierna izquierda. A partir de ese momento, a Sorín se le abriría, por fin, la puerta para poder jugar en el puesto que soñaba —en el Clausura no estaba anotado y la Copa terminó moviéndose como volante—. Entonces escuchó la pregunta de GRAFICO...

—¿Ahora, Juan Pablo, qué va a pasar?

—Y, ahora, habrá que pelear el puesto con Ricky (por Altamirano).

Juampi es así: ganador, seguro, pero también un lindo caso de pibe respetuoso. Que este ángel no lo abandone nunca.

 

 

Por DIEGO BORINSKY (1996).

Fotos: JORGE DOMINELLI.