1952. Así es "Cucusa" Bruno

 

 

RASGOS DEL GRAN PEGADOR A TRAVÉS DE UNA CHARLA BREVE Y SUSTANCIOSA

Lo había visto pelear varias veces, pero cuando en la oficina del Luna Park me dijeron: "Este es Cucusa", no lo quise creer. ¡Tan chiquito, tan bajito!... Pero era. Después lo volví a ver en el ring y de nuevo me pareció grande. Y poderoso. Completé el conocimiento aquí, en la redacción de El Gráfico. Era interesante y necesario charlar con este muchacho de veinte años que, a fuerza de piñas, ha conquistado extraordinaria popularidad. Y responde a ella con una conducta intachable, con una disciplina y obediencia ejemplares, según lo atestigua su manager, Vicente Gullo, que algo sabe de todo esto porque hace más de veinte años que trata con boxeadores...

No hablamos mucho. Cucusa es de pocas palabras. Pero su actitud, su expresión, su misma sobriedad en la conversación, descubren al pibe inteligente formado en la calle.

—Me gustaba jugar al fóbal –dice-  ¡Pero era malo! Como no podía pensar en ser un crack, me conformé con ir a verlos. Adonde jugara River ahí estaba yo. Colado, claro. Y no sé como era, pero siempre aparecía adentro de la cancha. No me perdía ninguna foto con los cuadros. Salí publicado en El Gráfico muchas veces, y no como boxeador...

 

 

 

 

 Lo de "Cucusa" le viene desde muy chico, porque la madre acostumbraba a hacerlo pelar y la cabeza parecía un zapallo. O sea "cucuzza" en napolitano. Los amigos castellanizaron el apodo. Pero a una de las hermanitas no le gustaba. Cada vez que alguien llamaba a la puerta y preguntaba por "Cucuse", ella, disgustada, respondía: "Aquí no hay nadie de ese nombre! Aquí vive la familia Bruno".  Él, en cambio, estaba tan acostumbrado que una vez firmó así la libreta de le escuela: "Cucusa Bruno".

Lo del boxeo también le viene desde chico.

 —Yo no provocaba. Si me buscaban, me encontraban. Y todos los días había alguien que me buscaba. Siempre había sangre.

Su campaña de pugilista la empezó en el Club Parque Chas, con Marcos Sosa. Era mosca. Llegó a pelear con Pascualito Pérez, ya campeón olímpico, y le dió un buen susto.

—Todavía no tenía tanta pegada. Bah... No pegaba tan justo. Ese es el asunto. Gullo me fué enseñando, yo fuí aprendiendo, y...

 

 

Resumen: 73 peleas de aficionado, 4 perdidas, una empatada y todas las otras ganadas. 18 peleas de profesional, sin derrotas ni empates. Una ganada por puntos y las otras 17 por knock out o abandono

Son seis hermanos, tres varones y tres mujeres. Uno de ellos, Juan, boxeó durante un tiempo y no sería difícil que volviera.

—Sería una macana — comenta Cucusa. - Mejor que no pelee. Es un pibe lindo.

Así es el pluma pegador que ve camino de convertirse en ídolo del público argentino: sobrio, expresivo, terminante.

 

Contragolpe (Félix Daniel Frascara)