Las Entrevistas de El Gráfico

1934. Arturo Scarcella

Por Borocotó. Una entrevista amena con “Pepe El Herrero”, el defensor rudo y aguerrido de Racing Club que, luego de Paternoster, llegó a tener gran miramiento por la eficacia de su juego.

Por Redacción EG ·

02 de diciembre de 2019

Duraba aún el apogeo de Paternoster cuando Scarcella era de segunda. No se pensaba en que éste pudiera suplantar a aquél. Sin embargo, ya Paternoster había advertido los valores de Pepe el Herrero y fue él quien me manifestó en una oportunidad:

—Racing tiene, conmigo, cuatro backs de primera: Delta Torre, González y Scarcella. A este último habrá que brindarle la oportunidad de consagrarse. No hay más remedio.

Me lo decía con ese tono tan suyo, el que utilizaba en las censuras y en los elogios. Sincero en sus apreciaciones y compañero de sus colegas, si sentía la tristeza de saberse reemplazado algún día no muy lejano, no bastaba ella para hacerle negar los valores que había hallado en Scarcella. Una falta de reconocimiento de su parte equivalía a un engaño, y Paternoster no se engañaba ni pretendía hacerlo con nadie. Entendía que era honesto elogiar a Scarcella y lo hacía aun a costa de un desplazamiento suyo. Esa conducta lo llevó a proporcionarle a su sustituto la oportunidad que éste anhelaba y motivó de parte de Scarcella un recuerdo amable hacia el brillante back.

 

Imagen Arturo Scarcella, el popular back de Racing, a quien llaman "Pepe el Herrero", aparece aquí acompañado de algunos de sus familiares.
Arturo Scarcella, el popular back de Racing, a quien llaman "Pepe el Herrero", aparece aquí acompañado de algunos de sus familiares.
 

—Yo hubiera querido saber jugar como Paternoster, pero eso es difícil. Tengo un temperamento distinto. Hay cosas que no se pueden imitar. Cada uno tiene que mejorarse dentro de su modalidad. Yo nunca seré ni un Paternoster ni un Bidoglio. Seré una cosa diferente, y si consigo llegar a mucho habrá de ser por otro camino. Pero no me equivocaré. Siempre sabré que esos hombres han sido muy buenos. Para mí, Paternoster fue bueno en dos aspectos: en el de jugador y en el de colega. A él le debo que estando yo en segunda me haya permitido demostrar que podía ser de primera. El tipo de jugador que Scarcella hubiera querido ser, tomó por otro camino. Sin embargo, como las aspiraciones son las mismas, las rutas pueden converger. Recio, dinámico, voluntarioso, a Pepe el Herrero no puede exigírsele esa tranquilidad, esa clase evidenciada por Paternoster y Bidoglio; pero sí, está llegando a un mismo plano de efectividad. Está llegando, digo, porque ha ido puliendo su juego, adquiriendo confianza en sí mismo, dejando de ser el que fue. Si ha merecido muchas censuras por sus brusquedades, preciso es confesar que ya no son tan frecuentes esas actitudes. Va operándose en él la transformación favorable. Y honesto es para quien lo ha criticado en más de una oportunidad por sus golpes impregnados de mala intención, reconocer que ha ido cambiando hasta merecer el distingo que quiero hacerle. Colocado en terreno imparcial y obligado a transmitirle al lector las impresiones más serenas y libres de toda influencia, el cronista critica agriamente a los malos y elogia calurosamente a los buenos. Es más simpática esta última posición. Me consta que al censurar a un jugador por sus deficientes performances o por sus acciones ilícitas me vuelco en contra muchas enemistades. Hay quienes encuentran en los juicios propósitos que no albergo. De ahí que me sea más simpático el elogio y que al observar en una de mis "víctimas" un cambio favorable, exprese sincera satisfacción.

 

Imagen Le dieron tantos cafés por sus frecuentes lustradas, que ahora el tipo tiene el berretín de quererles dar café a todos. Los daría sin azúcar.
Le dieron tantos cafés por sus frecuentes lustradas, que ahora el tipo tiene el berretín de quererles dar café a todos. Los daría sin azúcar.
 

Tal es el caso Scarcella. Lo he visto aplicar golpes, errar el camino por donde se llega al éxito. Sin ninguna animosidad hacia el hombre he tenido que decir lo que pensaba del jugador. Así salieron párrafos plenos de protesta. Pero el tiempo proporcionó un cambio favorable y es el momento en que hay que emitir otros conceptos sin que borren a los anteriores. Ya no es Scarcella aquel hombre que olvidaba la pelota en su afán de detener el contrario. Tiene temperamento de luchador, es dinámico, enérgico; sigue siendo algo de lo que fue, pero muy mejorado, suavizado.

 

Imagen En el triángulo defensivo de Racing, que es una asamblea de feos, Scarcella no tiene la pinta polaca de Bottaso, ni la cara de vieja de González. Así sentado, posee una pinta que, con vidrios ahumados, pasa.
En el triángulo defensivo de Racing, que es una asamblea de feos, Scarcella no tiene la pinta polaca de Bottaso, ni la cara de vieja de González. Así sentado, posee una pinta que, con vidrios ahumados, pasa.
 

Por eso es más. Si en el triángulo defensivo de Racing, que gozó fama del más impenetrable, fue Scarcella el punto flojo, en la temporada actual es el más alto, sin que su ascensión implique desmedro para sus compañeros. Posee la enorme ventaja de no fracasar nunca. Aflojadas, sí; pero fracasos rotundos, nunca. Siempre hace su match y, a lo largo de los partidos que lleva efectuados en el correr de la presente temporada, acusó el standard más alto. Esa condición tan estimable ha merecido la confianza de sus compañeros y parciales. No obstante, aún se sigue repitiendo una frase hecha que sirvió para el análisis del triángulo enunciado:

"Bottaso, bien; González superó netamente a su compañero Scarcella".

Tantas veces leyó eso mismo Pepe el Herrero que ahora repite el estribillo a manera de broma. Durante las concentraciones se le oye:

— ¿Quieren que diga la crónica de mañana? Ahí va: "Bottaso, bien; González superó netamente a su compañero Scarcella". Y lo dice en un tono muy jocoso, haciendo silbar las eses, característica ésta que es una influencia del idioma italiano que tanto se habla en el Dock Sur. Y lo curioso del caso es que aun suele aparecer la frase en algunas crónicas. Se creó una costumbre y se continúa con ella. El clisé está hecho y hay que utilizarlo.

 

Imagen Scarella muestra otro temperamento fuera del campo, carismático y bien predispuesto a la broma.
Scarella muestra otro temperamento fuera del campo, carismático y bien predispuesto a la broma.
 

Los hinchas que siguen domingo a domingo a su club favorito suelen disentir con los cronistas en las apreciaciones acerca de los distintos valores que componen el team. Al verlos actuar con más frecuencia, poseen elementos de juicio que los comentaristas no contamos. Pese a la situación de inferioridad en que me hallo, tengo la certeza de que en el juicio emitido acerca de Scarcella me han de acompañar los parciales de Racing. Al asegurar que en la actual temporada, por su regularidad, por el pulimento acusado, es Pepe el Herrero el punto más alto del triángulo racinguista, pretendo modestamente coincidir con los consecuentes parciales del popular club ya mencionado.

 

Imagen 1934. 5 de mayo. Ilustración por Roberto Quiroz de Arturo Scarcella
1934. 5 de mayo. Ilustración por Roberto Quiroz de Arturo Scarcella
 

UNA CORTADA

Ya vengo hablando en serio desde hace rato y me voy aburriendo. Permítaseme una cortada. ¿Le vieron bien la cara a Scarcella? En esa asamblea de feos que es el triángulo de Racing, Pepe el Herrero no es ni peor ni mejor que sus compañeros. No tiene la cara de vieja de González ni la pinta polaca de Bottaso. Con la nariz medio tipo Riganti, pecoso, de rasgos duros y enérgicos, ¡hay que verlo fuera de la cancha! Es el número, el plato, el acabóse. Háganse este cálculo: Con esa facha, sin otra pilcha que una toalla anudada a la cintura, pasa por los vestuarios haciéndose el heliotropo. ¿Lo imaginan? Piénsenlo bien. Constrúyanse la figura en la pensadora y a ese andar de loca que utiliza Scarcella para sus varietés, le agregan una manera de hablar muy de pollerita. Que eso lo hiciera la Niña Bonita de Bugueyro o el Pibe Juanete, vaya y pase, pero que sea tan luego el de cara más cabrera... Cierta vez, en su afán de ridiculizar a los afeminados, apareció con una muy vaporosa combinación de seda, se puso rouge, se pintó un lunar… y pasó cantando:

Yo no soy buena moza,

yo no soy buena moza,

ni lo quiero ser,

ni lo quiero ser...

Nadie sabe quién apagó la luz. Lo cierto es que cuando se prendió, los botines estaban por arriba de las camas y Scarcella abajo de una de ellas. Esa noche se le rompieron los breteles.

 

Imagen 1935. 5 de enero. Scarcella en Racing
1935. 5 de enero. Scarcella en Racing
 

Con la energía privilegiada que posee, bien podría prodigarse un poco. No lo hace. Es sumamente juicioso. A las diez de la noche comienza a bostezar y a las once se duerme parado como los vigilantes del Dock Sur, contra quienes "los muchachos" juegan al tiro al blanco. Solamente en un lugar de Avellaneda no pestañea. Allí tiene los mirones bien abiertos y el oído alerta. Está Ella. ¿Saben ustedes quién es? Pregúntenselo a Scarcella, que todas las noches, poniendo cara de carnero degollado, musita: "Te quiero...".

Y es cierto. No lo oculta. Por algo los lunes va al banco y en los atardeceres de la Avenida Mitre se queda mirando las vidrieras de las mueblerías en las que cartelitos como éste: "Dormitorios, Siete piezas, Elástico reforzado".

Es serio, trabajador, ahorrativo, afectuoso. Es todo lo que no puede sospechar viéndolo en la cancha vestido de corto con la calabresada en el altillo. Me consta que esto cuesta creerlo. Por cualquier duda al respecto, pregúntenselo a Ella, que de tan enamorada que está le suele decir en tono romanticón: "¡Lindo!"...

 

SU CARRERA

Nació en el Dock Sur, el 17 de abril de 1907. Sus padres son calabreses. A espaldas de su casa encontró la mejor diversión: el río. Y allí practicó el deporte que más le agrada después del fútbol: la natación. Tuvo un team cuando chico: el Reconquista. En aquel barrio de casitas de madera y en donde es preciso ser poliglota para entenderse con los vecinos, el Reconquista fue un team que dejó su huella en los húmedos potreros que se convertían en lagos durante sus periódicas inundaciones. A la vez dejó recuerdos en los vidrios de las vecinas que unas veces protestaban en genovés, otras en yugoeslavo, otras en polaco y rara vez en criollo. Los muchachos, sin saber de idiomas, entendían bien las protestas.

Pasó ese team a formar la cuarta de Argentinos del Sur y allí comienza la actuación oficial de Arturo Scarcella. Era half izquierdo, pero quería ser back. De inmediato se enroló en Dock Sur, su cuadro. Sigue siendo del "doque", como dicen por allí. Cuando no juega Racing va a ver al suyo y hasta suele hacer de delegado voluntario llevando jugadores. En Dock Sur salió campeón de cuarta y fue el único del Reconquista que llegó arriba. Al ascender a primera se encontró con compañeros de la talla del negro de los Santos, los hermanos Power, Blanco, el back Sande y otros buenos. Estando en esas filas mereció el primer elogio. En "La Razón" salió publicada su fotografía. Esa noche compró todos los ejemplares de ese diario que encontró a mano.

—Nadie me podía discutir nada. Yo era quien tenía "La Razón" — dice.

En las visitas a otros fields el team iba en camiones. Dejaba allí la ropa porque, generalmente, se les hacía tarde y no les daban tiempo a vestirse... En el "doque" Tan' daban ellos; afuera, "retribuían" los rivales. Y con Nueva Chicago tenían un trato muy recíproco. La vez en que este team salió campeón, Dock Sur fue visitante. Si ganaba el de Scarcella, obtenía el primer puesto; empate, ya perdía esa posibilidad. La barra fue en camiones. Los dejaron en un lugar estratégico. Vestidos de corto llegaron hasta la puerta de la cancha. Allí mostraron los respectivos carnets.

— ¿De Dock Sur? ... Pasen..., pasen… Ustedes la entrada la tienen gratis. Pagan a la salida...

Entraron, perdieron y salieron a cascotazos. Los proyectiles corrían más que camiones.

—Habrá sido aquella una retribución en consonancia con los "agasajos" que ustedes les hacían a los de Mataderos cuando iban al "doque".

Pepe el Herrero sonríe. Le cuesta declarar en contra del club de sus mejores recuerdos. Por lo bajo me dice:

—Nosotros hicimos unas cuantas buenas, peso no lo digás… ¿sabés?... Hacelo por los muchachos.

Y no se lo dije a nadie.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Contame del golpe que te ocasionó arrepentimiento. Arruga el entrecejo. Yo estoy pronto para el esquive. Poco a poco se va suavizando y cuando habla lo hace con calma:

—Mirá: te voy a decir algunas cosas para que vos como cronista las digas en letras bien grandes. El pobre Pietracupa no puede jugar más al fútbol. Los referees se ensañan con él. No pone un pie sin que le cobren foul. Es una vergüenza y hay otras cosas: si en un partido de River alguien hace una mulería, le echan la culpa a Lago aunque no juegue. La fama trae esas consecuencias. Como yo tuve mi buena época de encerador, ahora me cobran foul cada vez que alguien choca contra mí. Y cuando me las dan, bien que me callo.

—No te escapés... Contame del arrepentimiento.

—Una vez le di un golpe a Zozaya. Creo que fue fuerte. De eso le pediría disculpas, pero tengo la idea de que me hizo un poco de espamento. Si lo ves, preguntale. Que te diga la verdad. Si el golpe le dolió mucho, que me perdone; si él se revolcó un poco por cuenta propia, no hay disculpas.

— ¿Qué half te gusta más?

—Como compañero, de Mare. Es muy bueno; lástima que como amigo sea un sinvergüenza. No te deja quieto. Toda la preocupación de él consiste en inventar un lío. Te cita para un café haciendo ver que es otro el que cita; va a casa de la familia y dice que estoy lastimado y no voy a poder ir. En fin: es un careta. Un día me va a agarrar con los calabreses bien en la azotea y le voy a hacer una imitación de apellido. Lo voy a separar: la cabeza a un lado y el cuerpo a otro. Decilo..., decilo... Es un buen jugador. La reacción de él me ha beneficiado. Lo reconozco, pero que nadie le crea. Es un mentiroso. Parece portero de una casa de departamentos.

—Tenés razón: es más chismoso que un cronista. Y ahora, aparte, decime: ¿cuál es el forward más difícil para vos?

—Son muchos. Hacer una lista es imposible. Creo que debe ser muy complicado el jugar contra Del Giudice. Por suerte lo tengo de compañero. ¡Lástima que Sastre no sea de Racing! Me habría evitado unos cuantos dolores de cabeza...

— ¿El golpe más fuerte que te dieron?

—Una vez fui sacado de la cancha: el año pasado contra Atlanta-Argentinos Juniors salté en compañía del forward Moyano. Chocamos con las cabezas. A mí me retiraron del field. Mi rival siguió jugando, pero después tuvieron que operarlo. No sé bien lo que le ocurrió; me dijeron de que el pobre tuvo que ir al médico y lo cortaron. Ese fue el golpe más fuerte que recibí, y no me lo dieron.

— ¿Una victoria muy linda?

—La obtenida frente a Atlanta-Argentinos por uno a cero después de seis derrotas seguidas. En otra ocasión esa habría sido una pésima performance.

— ¿Y la más triste derrota?

—Los cuatro goles frente a River en nuestra cancha.

Antes de despedirnos, me formuló este pedido:

—Quiero que digas que yo nunca declaré que los de Boca eran nuestros hijos. Esas declaraciones que aparecieron como mías serán de quien las escribió.

 

Imagen Arturo Scarella. Defensor de Racing y la Selección Nacional.
Arturo Scarella. Defensor de Racing y la Selección Nacional.
 

PEPE EL HERRERO

Ahora ustedes saben un poquito más de Arturo Scarcella. Por si ignoran el origen de su apodo con el cual se bautizó a un famoso herrador de caballos de carrera, sepan que viene de su condición de ayudante de herrero, trabajo que desempeña en los talleres del Ferro Carril Sud. Antes fue foguista; después pasó a la herrería. Puede hacer esta reflexión: Primero se fogueó bien y luego metió fierro.