Las Entrevistas de El Gráfico

1995. La historia blanca del negro Tchamí

Alphonse Tchami llegaba a Boca y revolucionaba al fútbol argentino, no era habitual que jugadores africanos lleguen a nuestro país. En el Xeneize estuvo tres años donde disputó 50 partidos y marcó 11 goles.

Por Redacción EG ·

12 de agosto de 2019

Imágenes de una noche de viernes en las cercanías de la ciudad de Buenos Aires. Calurosa, querida e invocada noche de fútbol. Salida hacia el Sur. Autos que se amontonan y pelean para llegar a destino. Calles rotas que alteran hasta al más calmo. Decenas de banderas azules y amarillas empiezan a asomarse con frecuencia sobre esos vehículos cargados de caras sonrientes y esperanzadas. Corridas de último momento para conseguir esa entrada que no sabe de penurias económicas ni de última semana del mes. Cancha de Banfield, casi repleta, fervorosa hasta el punto de conmover al habitual asistente de un partido de fútbol en la República Argentina. Boca Juniors ha vuelto con todo. Sus hinchas también. Están ansiosos, ilusionados. Gritan como siempre, pero también lo esperan a él, al chiche nuevo de esta causa modelo '95...

Imagen Tchamí se presta para la producción fotográfica de El Gráfico en uno de los barrios más porteños, San Telmo.
Tchamí se presta para la producción fotográfica de El Gráfico en uno de los barrios más porteños, San Telmo.

Alphonse Tchami aguarda su chance. No tiene miedo. Sabe, y lo intuye por los gritos que le llegan desde la tribuna, que se acerca algo diferente a lo vivido en el Unisport Bafang de su Camerún natal y también a sus experiencias en el Odense de Dinamarca.

El aliento lo conmueve, aunque algo se imagina sobre lo que ocurre allá afuera. El Colorado Mac Allister, su compañero de habitación en la concentración del Hindú Club, ya se encargó de ponerlo al tanto. Los videos de "Boca campeón '91", que anduvo mirando como entrenamiento previo, hicieron el resto.

Seguramente le dijeron que saludara y por eso, a las 21:07 del viernes 24 de febrero de 1995, cuando todas las miradas se posaron en su atlética figura, pocos comprendieron por qué ese hombre salía impulsado de la manga con sus brazos en alto, como si acabara de triunfar en los 100 metros de una competencia olímpica.

Fue la primera pista que dejó en la cancha. Esa que, además de despertar la sonrisa, llevó al pensamiento: "Este Negro tiene chispa". No fue el único indicio, por supuesto. Esa misma noche -y la historia se encargará de confirmarlo- Alphonse Tchami comenzó a mostrar por qué Boca Juniors gastó 1.666.000 dólares para traerlo: mostró voluntad, arrancó con potencia, tocó con claridad, le sirvió el segundo gol a Martínez con un pase magistral, cruzó, un zurdazo que se fue dándole besos al palo izquierdo del arco defendido por Comizzo, recibió los primeros insultos en castellano propinados por el mismo arquero y estuvo a centímetros de una conquista histórica.

 

Imagen Alphonse sale a la Bombonera, el sueño de muchos jugadores.
Alphonse sale a la Bombonera, el sueño de muchos jugadores.
 

A los 28 minutos del primer tiempo, se escurrió entre Lorenzo y Turdó, arrolló con su impactante tranco, enfrentó a Comizzo, y su tiro, finalmente, fue despejado en la línea por el propio Turdó, aunque la televisión luego mostraría que la pelota ingreso al arco. Fueron seis o siete segundos en los que la popular se llamó a silencio, y los plateístas se pararon asombrados. La ovación con el original "¡Negrooooo! ¡Negrooooo! coronó la acción, y se repitió cada vez que Tchami se acercó a una pelota. Ni qué hablar cuando, a los 81 minutos, se fue reemplazado por Sergio Sánchez...

-¿Cuál de todos los cantos entendiste?

-Only one... "iNegrooooo! i Negrooooo!"

Alphonse Tchami se ríe con ganas. Balancea la cabeza, sigue mostrando sus enormes dientes blancos y vuelve sobre sus dichos: "Yes... iNegroooo! iNegroooo!", repite. Ya es sábado por la mañana en la ciudad de Buenos Aires. El sol invita a pasear por el centro, el caótico tránsito semanal ha dejado paso a los turistas con sus shorts y las infaltables cámaras fotográficas.

Son casi las 10:00 y Alphonse ya bajó de la suite 701 del hotel Nogaró para cumplir con nuestro compromiso periodístico, que implica una vuelta por la Plaza de Mayo y por San Telmo. Y, claro, también está listo para responder en inglés, con alguna que otra palabrita en castellano, unas preguntas...

-El resto de los cantos no los comprendiste...

-No. Es que no pude prestar mucha atención a los cantos porque es difícil pensar en eso y al mismo tiempo jugar.

-¿Y qué sentiste cuando la gente te alentó?

-Fue una gran motivación, y algo muy bueno para mí. Es una prueba de que los "fans" gustan del equipo.

-Vos no estabas muy acostumbrado a este tipo de cosas, ¿no?

-Puede ser... Los "fans" estaban felices porque entraba en la cancha y era el primer contacto real con ellos. Yo me preparé mucho para esto...

-Encima, casi hacés un golazo...

-Sí, no tuve suerte. Les pido perdón a todos y espero que en el próximo partido pueda convertir uno.

Imagen Superclásico en el Monumental. Boca ganó 4 a 2 y Tchamí marcó un gol.
Superclásico en el Monumental. Boca ganó 4 a 2 y Tchamí marcó un gol.

Alphonse Tchami (pronuncie con acento en la "a", según su propia explicación) recibe ruegos y saludos, casi en la misma proporción. "¡Hay que hacer goles, Negro!", le grita el mozo de un bar cuando lo ve con la pelota en la mano. "Hay que transpirarla ésa, ¿eh?", le exclama otro cuando se calza la azul y oro.

El levanta su brazo izquierdo y sonríe, algo de castellano entiende este camerunés nacido en Bafano el 14 de febrero de 1971, que proviene de una familia sin problemas de dinero, que completó la escuela secundaria y comenzó con Ciencias Economicas y que desde el lunes 20 de febrero se entrena con Boca Juniors. El preparador físico del plantel, Daniel Melendi, ya empieza a conocerlo: "Es un tipo con inquietudes, que no se queda esperando las cosas, sino que sale a enfrentarlas. Muchas ve-ces, cuando les damos una indicación a los jugadores y nos acercamos para explicarle qué debe hacer, él nos para con la .mano, como expresando 'Ya está, ya entendí'. O si no, simplemente, mira lo que hacen sus compañeros".

Por el mismo andarivel anda la opinión de su compañero de habitación, Carlos Javier Mac Allister. "Le estuve contando cosas del fútbol argentino -arranca el Colorado-, cómo son los defensores, la hinchada, que se cuide de no reaccionar contra los defensores. Creo que va a andar bien, es un hombre muy despierto. El otro día, por ejemplo, terminó leyéndome frases del libro 'Sueños de fútbol', de Jorge Valdano".

Concluye el paseo matinal. Tchami regresa al hotel para alimentar su fibroso cuerpo. Un par de panes con manteca, una taza de leche caliente y una ensalada de fruta desaparecen de la mesa en cuestión de minutos. Le pega una leída a los diarios, se fija en los puntajes, se detiene en el "8" de Fabbri: "¿Quién es Fabbri? ¿El capitán?".

 

Imagen En pleno centro porteño.
En pleno centro porteño.
 

Claro, el hombre todavía no reconoce a todos sus compañeros por el apellido. A su lado, Ricardo Alberto Fuica, el empresario correntino radicado en Europa que lo acercó a Boca, comienza a dibujar el equipo en una servilleta, para ubicarlo. Y enseguida, confirma una noticia: "Y acá no termina la cosa, en marzo va a llegar uno de los hermanos de Alphonse. Se llama Bertrand, tiene 17 años y juega en la Selección Sub-21 de Camerún. Viene a probarse a Boca y, si gusta, puede jugar en el próximo torneo. ¿Se imaginan la dupla Tchami-Tchami?".

Alphonse levanta la vista como preguntando: "¿Eso se podía decir?", y a continuación habla de su hermano: "Juega en el Unisport Bafang y es delantero".

No es el único pariente en la familia Tchami. Alphonse tiene cuatro hermanos más y... una novia, de la que prefiere no dar su nombre...

-Está en París, trabajando para recibirse de abogada, sólo le falta hacer unas prácticas para concluir. Después vendrá a Buenos Aires por un par de semanas.

-¿Es de Camerún también?

-Sí, pero allí no tiene sentido estudiar abogacía: las leyes no existen. ¿Me comprendés?

 

Imagen Entra Tchamí.
Entra Tchamí.
 

Aquí está Alphonse Tchami. El que todavía no lee los diarios, pero los mira con ganas. El que el último viernes, después del triunfo contra Banfield, rechazó la cena con Carlos Heller, quizá para no ser tomado como un niño mimado de los dirigentes. El que se enamoró -como no podía ser de otra manera- de los bifes de chorizo y las mujeres argentinas. El que se tiene una gran confianza y ya amenaza: "En tres meses voy a hablar castellano". El que, un viernes de reencuentro con el triunfo y las sonrisas, arrancó de los hinchas boquenses una ovación inolvidable. Alphonse Tchami, para los hinchas de Boca, simplemente el "Negro"...

 

 

Por DIEGO BORINSKY

Fotos: GERARDO HOROVITZ, ALEJANDRO DEL BOSCO, ALEJANDRO PAGNI, OSVALDO MARCARIAN, RICARDO BALLESTE, DANIEL GONZALEZ y MARCOS ADANDIA.

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