Las Entrevistas de El Gráfico

1939. Zubieta, el cachorro más joven

El Gráfico presentaba en sociedad al español de 20 años Ángel Zubieta, llegado a San Lorenzo después de deambular por el mundo con un combinado vasco. Hoy es una leyenda del club de Boedo.

Por Redacción EG ·

10 de mayo de 2019

Contemplen bien esa figura, ese físico tan desarrollado, y atiendan a esto: Ángel Zubieta tiene 20 años. Recién en julio entrará en la tercera decena. Aumentó tan pronto su rendimiento como su talla. Y, en relación, ha aumentado también su responsabilidad. El fútbol argentino lo ha recibido como a un crack consagrado, como a un jugador definitivamente formado, en el que la calidad se equipara con la experiencia. Y así se le juzga.

Si el episodio hubiese ocurrido con un elemento local serían distintos los términos. Nadie olvidaría que se trata de un "pibe", contemplado como un caso de precocidad, con el que no corresponde mostrarse extremadamente severo...

La situación de Zubieta no es la misma. No se formó en nuestras divisiones inferiores. Se rodeó a su figura de una aureola de elogios. El club que lo contrató echaba mano de él para que fuera un colaborador más en el ansiado resurgimiento. Y, con esa pesada carga sobre los hombros, el vasquito ha podido conformar y es uno de los pocos que se salvan de las críticas que los muchachos de la tribuna hacen,  tanto más exigente cuando el cuadro no anda bien...

Imagen Angel Zubieta fue un emblema de San Lorenzo donde jugó entre 1939 y 1952. Fue el capitán en el equipo campeón de 1946. Junto con él surge del túnel Orlando González.
Angel Zubieta fue un emblema de San Lorenzo donde jugó entre 1939 y 1952. Fue el capitán en el equipo campeón de 1946. Junto con él surge del túnel Orlando González.

SEMBLANZA

Tiene una visión clara de las cosas en la cancha. Es parsimonioso, pero siempre llega a tiempo. Sin ser veloz, da la impresión de serlo porque corre a largas zancadas. Viene de un fútbol distinto y todavía no se ha amoldado al nuestro. Frente a un gambeteador se desorienta. Le cuesta, además, eludir a un hombre frente a frente. Practica un fútbol sobrio, abundante en pases largos, que efectúa con gran precisión. Un team de once hombres así puede ser muy bueno. Pero Zubieta está, por el momento, solo con su estilo. Se ha de ir amoldando, sin embargo. Ya en los últimos partidos lo encontramos algo "acriollado". Puede anticiparse, casi con seguridad, que va a dar mucho. Y aún más: nos parece que se podría hacer de él un buen centre half, por su serenidad y sus aptitudes para el apoyo. Su mayor mérito consiste en la rapidez y la inteligencia con que juega la pelota. Y en su acertada colocación.

EN "LA DINAMITA"

Cerca de Bilbao hay un pueblo que se llama Galdácano. Y en Galdácano había, por 1918, una fábrica de explosivos que se denominaba "La dinamita". Allí, dentro de esa fábrica, rodeado de pólvora, nació Angelito Zubieta. En aquel año, el último de la siniestra conflagración europea, España era tierra de paz, pero este muchacho nació en ambiente guerra. Eso sí: jamás congenió con ella. Ni con la guerra ni con la pólvora. Es tan pacifico su carácter como sus ideales.

—Allí, en Galdácano, le apliqué los primeros trompicones la pelota. Porque mis principios fueron de portero. Hasta que me cansé porque me pareció que los otros se divertían más que yo... Entonces me corría hacia la línea línea media, en el extremo de la izquierda. Pero yo siempre he sido derecho.

Lo dice "sin segunda", aunque podría tenerla...

CON LOS "CACHORROS"

Cuando tenía quince años, Zubieta fue a Bilbao y se enroló en el Athletic. Le dieron un puesto en la reserva. Y al año siguiente, poco después de cumplir los 16, formó en el team de primera. Era el célebre conjunto de "los cachorros de Bilbao". A él nos referimos, hace poco menos de dos años, en un reportaje a "Pichi" Garizurieta. Allí jugó Zubieta al lado de grandes figuras: Iraragorri, Urquizu, Muguerza, Chirri, Gorostiza... Algunos de ellos estaban ya próximos al ocaso. El chiquilín que era entonces el actual half de San Lorenzo conoció el halago de ser campeón y ya se vio distinguido como seleccionado para integrar el team representativo español, actuando como internacional en Suiza y en Checoslovaquia.

Imagen Zubieta jugó en el Athletic de Bilbao, en Deportivo Euskadi (México), San Lorenzo y en Deportivo La Coruña.
Zubieta jugó en el Athletic de Bilbao, en Deportivo Euskadi (México), San Lorenzo y en Deportivo La Coruña.

Un momento de emoción grande que recuerda siempre lo vivió en Madrid, el año 1936. Por la Copa de España jugaba su team, el Athletic de Bilbao, con el de Madrid. Era un partido parejo, reñido, nervioso. Las defensas paraban a los ataques. Punto menos que utópico resultaba pensar en hacer goles. En cierto momento cargaron los "cachorros". Forwards y halves entraron en campo enemigo. Se produjo un entrevero y, tras el corto rechazo de un defensor local, Zubieta envió un fortísimo shot cruzado que llegó a la red. Aquello era el triunfo. Los diez compañeros cayeron sobre Zubieta.

—A punto estuve de arrepentirme de lo que había hecho... ¡Qué sacudida me dieron! Pero al domingo siguiente, en Bilbao, les ganamos a los sevillanos y conquistamos la Copa.

EL ÉXODO

En abril de 1937 salió de España un combinado vasco, integrado por futbolistas que formaban la base de la selección española. Entre ellos estaba Angel Zubieta, junto a nombres tan populares como los de Regueiro, Lángara, Iraragorri, Muguerza, etc. En simpática familia, Zubieta era el "benjamín". Recuerdo que cuando los visité, en Adrogué, hace alrededor de un año, el delegado don Baltasar Junco me dijo, luego de referirse a las "estrellas":

—Pero hay otros que sin tanta fama como estos van a dar que hablar (alentaban entonces la esperanza de actuar en Buenos Aires). Este, por ejemplo...

Y nos señaló al "bebe" Zubieta.

Francia, Checoslovaquia, Polonia, Rusia, Noruega, Dinamarca, México y Cuba fueron recorridos por la muchachada vasca en una gira que sirvió para poner de manifiesto el poderío de aquel team que había llegado a jugar con admirable armonía.

EL FUTBOL NUESTRO

En esa oportunidad, el año pasado, San Lorenzo había demostrado su interés por Zubieta, pero sin que el jugador evidenciara deseos de quedarse. Prefería seguir con sus camaradas.

—Jugamos un partido en Chile, siete en La Habana y regresamos a México. De todos los países que conocí en la gira, me quedo con México. Buenísima gente, lindísimo todo. Nos parecía estar en la propia España. Actuamos allí en varios matches y este año se alistó el equipo en el Campeonato oficial, con el nombre de Euzkadi, íbamos segundos cuando yo me vine. Ahora sí me resolví a aceptar la propuesta de San Lorenzo de Almagro, a cuyos dirigentes y parciales les estoy sumamente agradecido por las atenciones que me dispensan y la indulgencia con que me juzgan... En México la situación económica no se resuelve fácilmente. El campeonato concluye pronto y luego cuesta ganarse la vida. Aquí soy un recién llegado, pero estoy seguro que en poco tiempo seré como de la casa. El recibimiento no ha podido ser mejor; mis compañeros son... eso: compañeros. ¡Y hasta tomo mate! Cocido, ¿eh? El de bombilla todavía no me ha conquistado...

Sobre el fútbol nuestro, es lógico que Zubieta no esté dispuesto a emitir una opinión. Son muy pocos los partidos que ha jugado. Le encuentra cierta semejanza con el de los checos, pero con más dominio de la pelota. Sin embargo, lo que más le llama la atención es la extraordinaria velocidad de las acciones.

—Les cuesta, a algunos, desprenderse de la pelota y a todos les gusta el gambeteo, pero juegan, ¡juegan mucho!

 

Por EFE.