Las Entrevistas de El Gráfico

2007. Una Leona para el gol

Noel Barrionuevo fue la gran figura del Champions Trophy de 2007, se consagró goleadora del certamen, en esta nota cuenta sus inicios y presenta a toda su familia, ligada al hockey.

Por Redacción EG ·

10 de mayo de 2019

Es­ta como vi­vien­do un cuen­to fan­tás­ti­co. En rea­li­dad to­da su fa­mi­lia pa­re­ce ex­pe­ri­men­tar la sen­sa­ción de que en la co­ti­dia­ni­dad de esa ca­sa de Mar­tí­nez, se ha­ya co­la­do un ele­men­to ex­traor­di­na­rio. A es­ta si­tua­ción po­dría com­pa­rár­se­la con la de “Bes­tia­rio”, el re­la­to de Ju­lio Cor­tá­zar en el que la pre­sen­cia de un ti­gre se per­ci­be co­mo lo más na­tu­ral del mun­do, in­clu­so aun­que clau­su­re una par­te de la vi­vien­da a sus ha­bi­tan­tes, se­gún el lu­gar por el que se le ocu­rre an­dar. Eso sí, ha­bría que mar­car tres gran­des di­fe­ren­cias: la pri­me­ra es que en un ca­so, se tra­ta de li­te­ra­tu­ra; la se­gun­da, es que el fe­li­no, en es­te ca­so una Leo­na, es una in­te­gran­te de la fa­mi­lia; y la ter­ce­ra, es que es­te ex­tra­ño acon­te­ci­mien­to sí cam­bia por com­ple­to la ru­ti­na fa­mi­liar, y con ello es­qui­va la de­fi­ni­ción de cuen­to fan­tás­ti­co.

Imagen Los Barrionuevo, una familia feliz por el crecimiento de Noel (en primer plano). Las hermanas, Sol y Belén, también posan como Leonas, dirigidas por mamá Marta y papá Eduardo.
Los Barrionuevo, una familia feliz por el crecimiento de Noel (en primer plano). Las hermanas, Sol y Belén, también posan como Leonas, dirigidas por mamá Marta y papá Eduardo.

Noel Ba­rrio­nue­vo ya ha­bía ju­ga­do y ob­te­ni­do la me­da­lla de oro en los Ode­sur del año pa­sa­do, ade­más de ha­ber par­ti­ci­pa­do del Mun­dial ju­nior 2005, pe­ro has­ta es­te Cham­pions Trophy, en el que Ar­gen­ti­na con­si­guió el se­gun­do pues­to y dis­pu­tó una fi­nal im­por­tan­te des­pués de ca­si cin­co años, ella to­da­vía no ha­bía ex­plo­ta­do, ni por sus arras­tra­das ni me­diá­ti­ca­men­te. “Es la pri­me­ra vez que vie­nen a ha­cer­le una no­ta y tan­tas fo­tos. Ella em­pe­zó a ju­gar empujada por sus her­ma­nos más gran­des”, ex­pli­ca Mar­ta, la ma­má de la Leo­na, que no pue­de de­jar de uti­li­zar el ver­bo “arras­trar” pa­ra re­fe­rir­se a la ca­rre­ra de su hi­ja, mien­tras bus­ca apu­ra­da las ca­mi­se­tas de la Se­lec­ción pa­ra la pro­duc­ción fo­to­grá­fi­ca. “Ten­go tres her­ma­nos ma­yo­res –Pa­blo, Car­los y Be­lén–. Ellos ju­ga­ban al hóc­key, al fút­bol, al te­nis, al bás­quet, y yo te­nía cua­tro años, los se­guía con mi pa­lo que era más gran­de que yo y les gri­ta­ba ‘es­pé­ren­me, es­pé­ren­me’”, ilus­tra Noel con una ima­gen dig­na de la maes­tra jar­di­ne­ra que se es­tá for­man­do, y com­ple­ta la his­to­ria de sus ini­cios: “Nun­ca hi­ce otro de­por­te que no fue­ra hóc­key. Arran­ca­mos to­dos en Ba­na­de, por­que es­tá cer­ca de ca­sa, des­pués con Be­lén y Sol, que es la más chi­qui­ta, nos fui­mos a ju­gar a Uni­ver­si­dad de Bel­gra­no has­ta que se di­sol­vió, y cuan­do es­ta­ba por pa­sar a Quin­ta Di­vi­sión, con Sol, de­ci­di­mos ir­nos a Ciu­dad de Bue­nos Ai­res, por­que me pa­re­cía un club ac­ce­si­ble, con buen ni­vel, can­cha de sin­té­ti­co y, ade­más, co­no­cía a al­gu­nas chi­cas”.

En ese mo­men­to, el pa­pá de Noel, Eduar­do, víc­ti­ma de la re­vo­lu­ción que se cue­la en su ca­sa, ba­ja des­de la sies­ta en su ha­bi­ta­ción, re­cla­ma­do por Be­lén pa­ra que sa­lie­ra en la ima­gen con la ca­mi­se­ta que Jor­ge Lom­bi le re­ga­la­ra a su dis­cí­pu­la. Jus­ta­men­te, fue en Mu­ni don­de Noel se cru­zó con el má­xi­mo go­lea­dor de la Se­lec­ción mas­cu­li­na, que fue quien más in­flu­yó pa­ra que hoy, la Leo­na de 22 años, pue­da ex­hi­bir en­tre sus tro­feos la pla­que­ta a la go­lea­do­ra del Cham­pions Trophy. Los cin­co tan­tos que con­si­guió en el tor­neo lle­ga­ron de la mis­ma ma­ne­ra: cor­ner cor­to, arras­tra­da y fes­te­jo. “Des­de mi pri­mer en­tre­na­mien­to en Ciu­dad, en el 2000, lo tu­ve a Jor­ge co­mo en­tre­na­dor. En ese mo­men­to él ju­ga­ba en la Se­lec­ción y en el club. Lo co­no­cía por lo que ha­cía en los dos equi­pos y tam­bién lo te­nía por su fa­mo­sa arras­tra­da. Era tí­pi­co que in­clu­so gen­te de afue­ra del hóc­key lo co­no­cie­ra por eso. Fue muy im­por­tan­te en mi ca­rre­ra por­que me en­se­ñó su téc­ni­ca pa­ra ese gol­pe”, re­cuer­da Noel, que hoy de­sem­pe­ña, en la se­lec­ción fe­me­ni­na, el rol que ha­ce unos años ocu­pa­ba su maes­tro en la mas­cu­li­na. Tan­to fue que asu­mió ese pa­pel que mu­chas ve­ces, sus com­pa­ñe­ras la car­gan: “Siem­pre me di­cen ‘Jor­ja, Jor­ja’. Y yo me río, no me mo­les­ta”.

Pe­ro pa­ra ha­cer­se car­go de la ma­yo­ría de los re­ma­tes de cór­ners cor­tos, y po­ner­se la ca­mi­se­ta ce­les­te y blan­ca nú­me­ro 27, no só­lo tu­vo que pa­sar tiem­po. Y tam­po­co fue un solo pro­ce­so...

“Fue­ron dos, uno du­ró has­ta que ter­mi­né la eta­pa del ju­nior, y des­pués tu­ve un gran cre­ci­mien­to. Yo se­guía en­tre­nán­do­me igual que an­tes, pe­ro me­jo­ré un mon­tón. Creo que ade­más del de­sa­rro­llo fí­si­co, lo más im­por­tan­te fue ha­ber­me fo­ca­li­za­do y de­di­car­le mu­chas ho­ras a la prác­ti­ca de la arras­tra­da”, ex­pli­ca Noel los mo­ti­vos de su pro­gre­so. Y ter­mi­na en el mis­mo  lu­gar que la ma­yor par­te de los que opi­nan so­bre sus vir­tu­des. De­be ser por eso que “no es ra­ro que siem­pre ha­blen de lo mis­mo. Me pa­re­ce bas­tan­te nor­mal que re­duz­can mi jue­go a la arras­tra­da”. Es que en Ar­gen­ti­na, des­de Ce­ci­lia Rog­no­ni no ha­bía una es­pe­cia­lis­ta en cor­tos, aun­que la in­te­gran­te de la nue­va ge­ne­ra­ción de la ma­na­da no lo en­tien­da co­mo un va­cío lle­na­do por ella.

Aho­ra Sol, que el año pa­sa­do de­jó de sa­lir a ju­gar en Ciu­dad, avi­sa que en­con­tró un par de pa­los de los her­ma­nos va­ro­nes pa­ra ilus­trar la pro­duc­ción. El úni­co a la vis­ta se ha­lla en la pa­rri­lla del pa­tio, pe­ro no es­tá pre­sen­ta­ble des­pués de ha­ber si­do uti­li­za­do pa­ra aco­mo­dar el car­bón en más de un asa­do, y los que usa la lí­be­ro de Ciu­dad y la­te­ral de las Leo­nas ha­bían que­da­do con­cen­tra­dos en el ho­tel.

Imagen Habilidad y fuerza, dos virtudes que Noel exhibió durante el Champions Trophy.
Habilidad y fuerza, dos virtudes que Noel exhibió durante el Champions Trophy.

Noel siem­pre ju­gó de dos, pe­ro con tal de ser ti­tu­lar en las Leo­nas, se adap­ta: “Es cier­to que me gus­ta más pa­rar­me de lí­be­ro y, aun­que de cua­tro me sien­to có­mo­da, si el téc­ni­co me di­ce que jue­gue de nue­ve, ju­ga­ré de nue­ve. En cual­quier lu­gar en el que me ne­ce­si­ten y sea útil, ahí voy a ju­gar”.

Ba­rrio­nue­vo sa­be que lo que vi­vió el mes pa­sa­do va a que­dar­le gra­ba­do pa­ra siem­pre. Por eso, to­da­vía lo es­tá dis­fru­tan­do y, aun­que sa­be que ya se vie­nen los Jue­gos Pa­na­me­ri­ca­nos de Río que otor­gan un lu­gar pa­ra Bei­jing 2008, pre­fie­re no pla­ni­fi­car ni a me­dia­no ni a lar­go pla­zo: “Vi­ví ca­da ins­tan­te de la Cham­pions a full, ca­da en­tre­na­mien­to, ca­da tiem­po li­bre, ca­da co­mi­da con las chi­cas... Por eso, to­da­vía no me pu­se a pen­sar en la po­si­bi­li­dad de es­tar en una Vi­lla Olím­pi­ca”. Sin em­bar­go, sa­be que so­ñar no cues­ta na­da y que en una de ésas la ilu­sión se pue­de ha­cer rea­li­dad. “Más o me­nos en el pri­mer año de la se­cun­da­ria me di cuen­ta de que que­ría es­tar en la Se­lec­ción. Me vol­vía lo­ca, que­ría me­jo­rar, su­pe­rar­me. Que­ría po­der ha­cer co­sas nue­vas, drib­blings, ama­gues”, su­su­rra re­cuer­dos con los ojos bien abier­tos.

–¿Y ya te so­ñas­te en Bei­jing?

–Me en­can­ta­ría lle­gar, ob­via­men­te. Oja­lá que pue­da ju­gar un mun­dial de ma­yo­res tam­bién, aunque sé que debo se­guir en­tre­nan­do mu­cho más y se­guir cre­cien­do co­mo ju­ga­do­ra.

–¿Có­mo es la re­la­ción de las nue­vas con las más gran­des?

–Es­tar con Ma­ggie, Ma­ri­né, Lu­cha, So­le, Clau­dia, que son las de más ex­pe­rien­cia in­ter­na­cio­nal, fue muy im­por­tan­te. Ellas no se ce­rra­ron, si­no que, al con­tra­rio, se abrie­ron a no­so­tras, las chi­cas nue­vas, y nos brin­da­ron mu­cha con­fian­za.

–¿Qué co­sas creés que te­nés que me­jo­rar e pa­ra po­der se­guir es­tan­do en la Se­lec­ción?

–Es­to re­cién em­pie­za, ten­go que se­guir apren­dien­do mu­chas co­sas más. La arras­tra­da, un mon­tón de ges­tos téc­ni­cos, la pe­ga­da, los qui­tes... Creo que si bien ten­go esas co­sas, las ten­go que me­jo­rar.

– ¿Y el equi­po qué tie­ne que me­jo­rar?

–Siem­pre hay co­sas. Des­de la efec­ti­vi­dad de las de­lan­te­ras o, por ejem­plo en de­fen­sa, po­der es­tar a full du­ran­te to­do el par­ti­do y evi­tar que las ri­va­les ge­ne­ren cór­ners cor­tos.

Cuan­do los Ba­rrio­nue­vo sa­len de la ca­sa pa­ra ha­cer una fo­to en la ca­lle, una ve­ci­na se acer­ca a ma­má Mar­ta y le en­tre­ga un re­cor­te de un dia­rio con una fo­to de Noel. Que ella es­té ahí si­gue sien­do al­go a lo que no es fá­cil acos­tum­brar­se. Tal vez pa­ra el 2008, cuan­do lle­gue el mo­men­to de los Jue­gos Olím­pi­cos, el ele­men­to ex­traor­di­na­rio se vi­va co­mo co­ti­dia­no, y la Leo­na en la ca­sa  sea al­go nor­mal. En­ton­ces sí, se es­ta­rá cum­plien­do con la de­fi­ni­ción de cuen­to fan­tás­ti­co, pe­ro he­cho rea­li­dad.

VENI QUE YO TE ENSEÑO...

Cuando a Noel Barrionuevo se la consulta cómo debe hacerse una buena arrastrada, duda, piensa en cómo llevar a la teoría eso que en la práctica le sale tan bien y empieza por lo más obvio: “Primero, para que salga bien, hay que tener ganas, porque el entrenamiento te desgasta mucho. La cuestión es poder llegar a empalar la bocha, pero intentando que, desde la curva, el palo vaya girando hacia el medio, en donde  se le hace una pancita, y ahí agacharte bien, balancear todo el cuerpo hacia delante, apuntar y  tirar con todo”

 

Por Pablo Lechuga

Foto: Emiliano Lasalvia