Las Entrevistas de El Gráfico

1973. El ¨ilustre¨ pasajero del tren de las ocho…

Una rica entrevista con Carlos Salvador Bilardo, quien hacía poco se había convertido en director técnico de Estudiantes. Las costumbres las mantuvo, ya que viajaba en tren al igual que cuando jugaba en el Pincha.

Por Redacción EG ·

19 de marzo de 2019

Hace siete años Carlos Bilardo viajaba en el rápido de Constitución a La Plata que extendió su recorddio hasta Manchester... junto a él, los compañeros que vivían en Capital: Conigliaro, Poletti, Zubeldía, Barale, Manera... hoy la charla del primer vagón gira alrededor de Carlitos. Pero ahora Bilardo es el técnico, y ¨el Viejo¨ Togneri es una de las pocas presencias del equipo de las Copas que comparte el viaje con el Gringo Galletti o el Chango Peña... 

Suena el silbato del tren a La Plata. Y en un asiento del primer vagón, el que permitirá llegar antes a la calle y ganar el taxi fuera de la estación, Carlos Bilardo continúa una charla de siete años. Aunque las caras de sus compañeros de viaje hayan cambiado. Y aquella "sección Capital" de Estudiantes se haya dispersado por el mundo. Entonces la barra incluía a Zubeldía, Manera, Poletti, Conigliaro, Barale... Hoy reúne a Bilardo, Galletti, el chango Peña, Néstor Togneri, uno de los sobrevivientes del equipo de las Copas. Pero la función de Bilardo es distinta, aunque la amistad permanezca. Llega a la cancha y lo recibe la ironía del Loco Pezzano.

Imagen (1967) A un año de trabajo en Estudiantes, el viaje todavía anónimo a La Plata. Bilardo y Zubeldía, de frente. Conigliaro, de espaldas. Habían ¨desertado¨ Poletti y Barale…
(1967) A un año de trabajo en Estudiantes, el viaje todavía anónimo a La Plata. Bilardo y Zubeldía, de frente. Conigliaro, de espaldas. Habían ¨desertado¨ Poletti y Barale…

"¿Cómo le va, técnico?", "Dígame, técnico, ¿usted qué opina de esto?" Dirige el entrenamiento y marca una indicación para el Gato Pagnanini: "Esa, Paganini. Así, Paganini." Después aclara: "Si, se escribe Pagnanini. Habría que decirle Pañanini, pero si uno le habla un rato y dice ña, ña, muchas veces, hace mal a los dientes, te volvés loco". Para Bilardo no hubo ascenso de jerarquías ni necesidad de crear una imagen de seriedad exterior; cuando el tren arranca comienza su explicación:

—Nos conocemos hace siete años. Es bastante tiempo para hacernos amigos, más allá del

compañerismo común, y me parece que si a un tipo lo respetan nada más que por tratarlo de usted, a los dos meses ya lo van a estar cargando lo mismo. Acá se arma un picado y discutimos por un foul mal cobrado como si yo siguiera siendo jugador. Los muchachos saben cuándo uno habla en serio y cuándo hay farra.

—Bilardo, ¿a qué quiere llegar con este Estudiantes?

—Y, yo quiero ser campeón del mundo otra vez. Pero por ahora me conformo con ganar el domingo que viene. Si yo gano me mantengo y puedo hacer el equipo que quiero. Si pierdo me echan, la gente me grita, la platea me quiere matar, el club pierde plata porque los socios se van.

Imagen (1973) La misma rutina para otro Estudiantes. Galletti y Peña ¨desertaron¨ para acompañar en auto a Togneri. Ya pasaron las copas y las caras de aquel equipo. Hasta al guarda cambiaron…
(1973) La misma rutina para otro Estudiantes. Galletti y Peña ¨desertaron¨ para acompañar en auto a Togneri. Ya pasaron las copas y las caras de aquel equipo. Hasta al guarda cambiaron…

— ¿Pero entre sus objetivos no incluye el jugar bien o el brindarle a la tribuna un buen espectáculo?

—Primero hay que ver qué es jugar bien. Para mí el que gana juega bien. Ahora, usted dice del espectáculo. Bueno, estamos de acuerdo: la gente va a ver un espectáculo. A mí me paga Estudiantes para ver ganar a su equipo, y en La Plata gusta el espectáculo de Estudiantes ganando. ¿Y qué quiere? ¿Que no le guste? El equipo nuestro corrió como seis kilómetros de vueltas olímpicas. Ya estábamos mareados de dar vueltas olímpicas. Los hinchas ganaban todos los días y estaban contentos.

— ¿No cree que así perjudica el gusto del espectador?

—No, vea: yo formo parte de un medio que es exitista. Pero yo no lo hice así. Ya estaba cuando yo nací. Y no lo puedo cambiar. Los que lo pueden hacer son los que tienen la manija del país y de la difusión. Yo no puedo hacer otra cosa que adecuarme al momento que vivimos. Acá en La Plata yo me cruzo con la gente y me dicen: "Ustedes sí que jugaban bien... Salían campeones del mundo". Conclusión: para la gente, jugar bien y ganar es lo mismo.

Imagen ¨Hay que jugar con esto. Hay que ir a lo práctico, porque el mundo va a lo práctico. Yo no digo que esté bien ni mal. Digo: es el progreso…¨
¨Hay que jugar con esto. Hay que ir a lo práctico, porque el mundo va a lo práctico. Yo no digo que esté bien ni mal. Digo: es el progreso…¨

— ¿Usted justifica el exitismo del medio?

—No. Está mal. Como está mal que haya drogadictos. Pero a lo sumo lo que yo puedo hacer es decirle a mi nena, cuando crezca, que no sea drogadicta.

— ¿Entonces Bilardo condena el exitismo pero no lo combate?

—No puedo. ¿Qué quiere? ¿Un cambio de abajo para arriba? El cambio del medio va a ser el que me cambie a mí.

—Ustedes perdieron con Independiente en La Plata. ¿La gente los insultó por eso?

—No, nos aplaudieron, porque el equipo se perdió dos o tres goles, erró un penal y mereció empatar.

— ¿Entonces el medio "estuvo bien"?

—Sí, en ese partido "estuvo bien", Pero en cuanto perdamos dos partidos más van a decir: "Estos tarados siempre merecen ganar, pero al final no ganan nunca". Porque la gente agarra la tabla y mira: si e »tamos a diez puntos del prime ro, ya no le gusta. Y entonces el medio nos va a tirar cada maderazo desde las tribunas que, mire, mejor prefiero no pensarlo.

Imagen ¨Gracias a la mueblería trabajo tranquilo. Pero yo no espero el resultado de Brasil-Italia para ver qué hago. Yo siempre voy a tocar y marcar: las dos¨.
¨Gracias a la mueblería trabajo tranquilo. Pero yo no espero el resultado de Brasil-Italia para ver qué hago. Yo siempre voy a tocar y marcar: las dos¨.

— ¿Pero usted va a la cancha a sufrir?

—Yo voy a trabajar. Los jugadores van a trabajar, Y el trabajo exige que se gane, Porque así se elimina un poco la inseguridad, la angustia y los problemas de los jugadores.

— ¿Es lógico que una persona se angustie por jugar un partido?

—La mayoría de los jugadores no duerme bien el sábado a la noche. Tiene que tomar calmantes, porque si no la cabeza le da vueltas: si mañana no ganamos, la hinchada me va a matar, los dirigentes me van a echar, el periodismo me va a borrar.

—Cuando Bilardo jugaba, ¿también se angustiaba?

—Depende. Cuando jugaba en las inferiores de San Lorenzo, mi mamá me despedía: "Chau, nene, que ganen". Y si perdíamos se enteraba nada más que mi vieja, pero la final contra el Manchester la miró todo el mundo. Un mes antes ya vivíamos el partido. Además, cuando el jugador gana un poco de plata le empiezan a aparecer los socios. Los tipos que quieren poner una boutique o una pizzería. Y el jugador está concentrado, y piensa que el otro lo puede estar tragando. Yo tengo la suerte de que mis inversiones en la mueblería las maneja mi padre. Si él me traga, en fin, me dolerá, uno es humano. Pero por lo menos se salvará alguien de la familia...

—Si usted no necesita el dinero del fútbol para vivir, ¿por qué no juega ofensivamente y arriesga algo más?

—Porque yo juego para ganar. Porque me gusta el fútbol y quiero seguir en el fútbol. Y si no gano no puedo seguir. Yo quería asegurarme una posición para hacer la medicina que me gustaba. Y lo conseguí. Y tampoco hago concesiones como técnico. Si yo estuviese en la vía, cuando un dirigente viniese y me dijera: "Mire, el domingo me parece que tendría que jugar Fulano''. Yo le diría: "Sí, señor presidente. La verdad que a mí también me parece". Pero en cambio ahora estoy en condiciones de irme. Además, el fútbol es mi vocación, pero Estudiantes me paga un buen sueldo, Yo no vengo gratis. Por otra parte, los jugadores saben que conmigo no va a haber problemas en ese aspecto, Yo era muy amigo de Manera, pero cuando tuve que sacarlo del equipo, lo hice.

Imagen ¨ ¡Oiga técnico!¨ El llamado de Pezzano. La confianza que le gusta a Carlitos: ¨La amistad vale más que el fútbol y la fama. Cuando se retiren no tienen que sufrir. Hay que separar desde joven lo que sirve, de lo que es un puro camelo¨.
¨ ¡Oiga técnico!¨ El llamado de Pezzano. La confianza que le gusta a Carlitos: ¨La amistad vale más que el fútbol y la fama. Cuando se retiren no tienen que sufrir. Hay que separar desde joven lo que sirve, de lo que es un puro camelo¨.

— ¿Usted siempre pensó igual?

—No, en San Lorenzo era un ocho pisador. De pibito era hincha de San Lorenzo —mi papá es vitalicio— y me gustaba Benavídez, aquel que la rompía. Y me siguen gustando los que la rompen, pero de verdad: Brindisi, Bianchi, Veglio, Jota Jota López y un montón más, por no citar a los de mi equipo. Pero si a un crack lo marcan y no juega más, quiere decir que no era tan crack. Cuando yo lo marcaba al Bocha Maschio, me volvía loco, me paseaba por toda la cancha. Cuando Togneri lo borró a Bobby Chariton, el inglés perdió, pero buscó todo el partido.

— ¿Y cuando cambió?

—Un poco en el año 59. Jugamos al campeonato militar y enfrentamos a Brasil en cancha de Botafogo. Basílico Io marcaba a Pelé, que también era colimba, y los echaron a los dos. Ganábamos uno a cero, pero nos echaron a otros dos muchachos y con una bombeada terrible nos ganaron dos a uno. Entonces don Victorio Spinetto entró a la cancha y en el círculo central hizo flamear la bandera argentina. Llorábamos todos. Ahí pensé: "Con tipos como éste no se puede perder en ningún lado". Después, cuando Osvaldo llegó a Estudiantes, los rivales pasaban uno a uno y les ganábamos a todos. Ahí me convencí...

— ¿No encuentra ningún placer en un partido de fútbol?

—No, si estoy en el banco y faseo como loco, Para placer, dirijo el cuadro de la mueblería. ¿Vos qué querés? ¿Hacer taquitos? Bueno, andá y hacé taquitos. ¿A vos qué te gusta?, ¿jugar de nueve y no bajar? Bueno, quedate arriba y no ayudes a los compañeros. Haga cada uno lo que quiera...

Cuando Bilardo baja en La Plata media estación lo reconoce y saluda. Se acerca el guarda chapa 4343, del Roca, y pregunta: ¿Quién va a patear los penales? "Y, parece que Galletti". Se abre la ventanilla de una locomotora: Carlitos, ¿qué pongo para el domingo? "Y... ponele empate". ¡Pero ya puse Estudiantes! "¿No ve? Pregúntele a éste si jugamos bien y empatamos, si le va a gustar... Una vez me la perdona. A la próxima, ya me tira la locomotora encima".

Imagen En Estudiantes de La Plata tuvo un ciclo como jugador y cuatro como director técnico. Es uno de los máximos ídolos de la institución.
En Estudiantes de La Plata tuvo un ciclo como jugador y cuatro como director técnico. Es uno de los máximos ídolos de la institución.

— ¿Estudiantes deja algo para imitar?

—Un montón de cosas. La humildad de un ídolo como Verón. La amistad de los jugadores. La entereza de un Aguirre Suárez, que juega con una rodilla lastimada. La unidad del grupo, que quiso ir preso junto a Manera, Poletti y Aguirre Suárez... Pero ése es un ciclo cerrado. Siempre se lo digo a los pibes que están ahora. "Olvídense de que existió ese equipo. Pero laburen, laburen. Ustedes están pagando la bronca que la gente nos tenía a nosotros". Es un cuadro que no tiene nada que ver con aquél. Este ataca más y es hasta ingenuo.

— ¿Y Bilardo les va a quitar esa ingenuidad?

—Bilardo no quita ni pone. Es el medio, siempre es el medio

 

HORACIO DEL PRADO

Fotos: RODRIGUEZ