Las Entrevistas de El Gráfico

Atlanta United, la historia recién empieza

Es una de las franquicias más ambiciosas de la MLS. Tuvo hinchas antes que equipo de Primera, batió el récord de tickets en sus primeros tres partidos y apuesta a una academia de juveniles. Origen, presente y futuro del equipo que dirige el Tata Martino.

Por Redacción EG ·

13 de julio de 2017
Imagen El equipo que jugó el primer partido de la historia de Atlanta United, dirigidos por Martino, y con el paraguayo Almirón como gran figura.
El equipo que jugó el primer partido de la historia de Atlanta United, dirigidos por Martino, y con el paraguayo Almirón como gran figura.
Cuando Gerardo Martino fue presentado como nuevo entrenador del Atlanta United en septiembre de 2016, muchos tuvieron que buscar referencias sobre este nuevo club. Faltaban más de cinco meses para el primer partido oficial. Al Tata lo tentó desembarazarse de todo aquello que lo había tenido a maltraer en la Selección: desorden institucional, carencia de proyectos a largo plazo y el poco espacio para trabajar con juveniles.
“Se alinea muy bien al tipo de juego que hemos planteado nosotros. Además, es comprometido con la formación de futbolistas, enseñando de manera consistente para mejorar el progreso de los jóvenes”, dijo el director deportivo Carlos Bocanegra. Actualmente con 37 años, el ex futbolista de la selección estadounidense asumió su cargo en marzo de 2015.
Lo primero que tuvo que coordinar fue la academia de juveniles, ya que, en una medida sin precedentes, comenzó a funcionar un año antes que el equipo profesional. Comparten el nuevo predio de 60 millones de dólares con las estrellas de Primera y tiene un sistema de convenios con escuelas de fútbol de Georgia para captar a los mejores de todo el estado. Algunos ya juegan en las selecciones juveniles nacionales.  
El Atlanta United salió al mercado de pases cuando se confirmó la llegada de Martino, para que eligiera a los refuerzos según sus deseos. Suena lógico, pero no muchas veces sucede.  El Tata diagramó un 4-3-3 en un equipo de tenencia y rápido en ofensiva. El jugador emblema es el paraguayo Miguel Almirón, por quien pagó 8.500.000 dólares a Lanús, superando la oferta del Arsenal y del Inter. Una manera americana de marcarle el terreno a Europa.
Del fútbol argentino también eligió a Tito Villalba, de San Lorenzo, para que fuera su extremo derecho; a Yamil Asad, de Vélez, para extremo izquierdo, y confió en Leandro González Pirez, defensor surgido en River. Todos jóvenes con proyección. La experiencia la encontró en el chileno Carmona, el trinitense Kenwyne Jones y desde julio sumará al arquero Brad Guzan, aún con contrato en el Middlesbrough inglés.
La mayoría de la estructura defensiva la armó con jugadores de la MLS y no se puso colorado para incorporar de la Segunda División de Alemania (Kevin Kratz), de Inglaterra (McCann), o pedir un préstamo al Torino por el venezolano Josef Martínez.

Imagen González Pirez, otro de los argentinos reclutados por el Tata para el nuevo Proyecto.
González Pirez, otro de los argentinos reclutados por el Tata para el nuevo Proyecto.
NEGOCIOS SON NEGOCIOS 
En Estados Unidos, más que en ningún lado, el fútbol es un negocio. No hay lugar para historias de romanticismo, barcos de colores, empleados ferroviarios o amigos del barrio. En 2012, la Major League Soccer dijo que Atlanta, ubicada en el estado de Georgia, era una de las tres zonas más intrigantes para el desarrollo de una nueva franquicia. Los motivos eran contundentes: representaban el terreno metropolitano más extenso sin equipo de soccer y un año antes los Thrashers, el conjunto de hockey sobre hielo de la ciudad, se había mudado a Canadá para transforme en los Winnipeg Jets.
El multimillonario Arthur Blank recogió el guante y abrió la billetera. Su fortuna la amasó con la empresa de materiales de construcción The Home Depot y la terminó de cocinar comprando Atlanta Falcons, el equipo de fútbol americano de la ciudad. Es uno de los 400 estadounidenses más ricos del mundo, con 3,5 billones de dólares, según Forbes.
Con la nueva franquicia pudo diversificar riesgos y multiplicar dividendos. Invirtió 1,5 billones de dólares para un estadio compartido entre Falcons y el United. Como buen representante del establishment, no le costó esfuerzo encontrar auspiciantes. En julio se inaugurará el estadio Mercedes-Benz.
Tendrá capacidad para 83.000 personas cuando haya fútbol americano y se transformará en un escenario de 40.000 durante los días de soccer. Esto lo logran dejando el anillo superior sin uso con las butacas plegadas para que se conviertan en una inmensa pantalla LED. El techo se abre y se cierra como el diafragma de una cámara de fotos en diferentes capas, adaptándose a las condiciones climáticas.
“Uncle” Blank, como lo llaman en Atlanta, no anduvo con chiquitas. En 2019 alojará el Super Bowl, se dice que será el estadio más importante de Estados Unidos y se posiciona como sede de eventos masivos. Por ejemplo, un nuevo Mundial.

LA DEUDA INTERNA          
Yamil Asad hizo la diagonal desde la izquierda hacia el área y el centro del lateral derecho fue preciso para que el ex Vélez impactara de primera. Fue el primer gol en la historia del Atlanta United. Al final, fue derrota contra los vecinos de New York Red Bull, pero nadie le quitó la alegría a los hinchas, y menos al hijo del Turco. 
En sus primeros tres partidos, el provisorio estadio Bobby Dodd obtuvo un récord de convocatoria: 147.230 hinchas, un promedio de 49.000 cada vez. Números comparables a los que obtienen los centenarios y multicampeones Boca o River en Argentina. Superó ampliamente a los 130.073 espectadores que vieron los primeros estrenos de Los Angeles Galaxy en 1996.
Pero no todo es tan fácil como parece. En el sudeste de Estados Unidos, el 42% de los habitantes es pobre y el desempleo es más alto que el promedio del país. La construcción del estadio y la inversión podrían ser nuevas oportunidades, pero mientras tanto es una imagen de contrastes. Por las dudas, la fundación de Blank donó 20 millones de dólares a los vecinos. El United busca ser un equipo representativo de la ciudad y generar confianza de que el nuevo proyecto no terminará como el estadio olímpico Georgia Dome. Ubicado a pocos metros, costó más de 200 millones de dólares en 1992 y todavía espera la ejecución de su sentencia: será demolido este año después de tanto tiempo de pérdidas.
“No se trata de cuántos edificios construís, sino de cómo cambiás la calidad de vida de la gente que vive acá”, dijo Blank. El desafío, mucho más que los primeros resultados en la MLS (3 triunfos, 3 empates, 4 derrotas), es lograr una identidad que represente a la gente de la ciudad para lograr impacto futbolístico y, sobre todo, económico.
Los pilares del club son unidad, determinación, comunidad, excelencia e innovación. Cada uno representa una franja del escudo, que por sus tres rayas rojas y dos negras, le valió el apodo de “The Five Stripes”. Eso es lo que club buscan transmitir a la ciudad.    
Pero como decía una vieja publicidad, “hay cosas que el dinero no puede comprar”. El relato que construye el club de una mística futbolera es por momentos obsceno. O quizás demasiado estadounidense. Cuando el venezolano Josef Martínez pidió la camiseta número 17, le dijeron que no, que esa era la reservada para sus hinchas en referencia al año que el equipo jugó su primer partido.
Al consultar el plantel en su página web, también aparecen los hinchas con su número 17 y hasta tienen su propio espacio dedicado a canciones, donde se destaca una para su entrenador, que dice “Te amamos, Tata” al ritmo de la hebrea Hava Nagila. 
Después del debut, los que estuvieron en la cancha pasaron a ser parte del selecto grupo de fundadores del club. “Siempre han sido lo más importante y estuvieron muy emocionados de participar de nuestro primer partido de la historia”, dijo el presidente Darren Eales al momento del anuncio.
En algo tenía razón. El club de hinchas había nacido antes que el equipo. En 2011, un diseñador gráfico de la ciudad, llamado Matt Stigall, comenzó la campaña ATLwantsMLS. Creó el grupo Terminus Legion, en homenaje a la primera denominación de Atlanta y buscó dejar atrás la imagen de “ciudad vaga para los deportes”.
El sentimiento surgió más por la región que por un equipo en específico. De hecho, cuando el United ya jugó su partido, organizan viajes para alentar a los vecinos de Orlando City y al DC United. Tienen auspiciantes, indumentaria oficial y la membresía incluye descuentos en algunos locales. Con la plata que recaudan, realizan obras benéficas y, en su código de conducta, avisan que expulsan a quienes vayan borrachos repetidas veces o insulten en la cancha o a través de las redes. Hay otras facciones como Resurgence, Footie Mob y the Faction que comparten valores similares.
“El tiempo es ahora, una nueva era ha nacido. Atlanta le da la bienvenida al juego bonito”, dice con estridencia en la web. En Atlanta United todo fue pensado y metódicamente calculado para transformar un agujero negro en una potencia futbolística. Lo que está fuera de la estructura ocurre cuando la pelota empieza a rodar. Y a la larga allí se definirá la suerte de este ambicioso proyecto.

Por Pedro Molina /Fotos: AFP.


Nota publicada en la edición de Junio de 2017 de El Gráfico