En la fiebre del "fútbol espectáculo" destada por Alberto J. Armando y Antonio Liberti tras el fracaso de Suecia, en 1958, todo podía suceder. Como que River importara un 9 gallego.En el puesto donde deslumbraron Adolfo Pedernera y Walter Gómez apareció, en marzo de 1961, un tal José García Castro , apodado "Pepíllo".Parecía más un torero que un futbolista, aunque en el Real Madrid -el dueño de su pase- lo promocionaron como el sucesor de Alfredo Di Stéfano. Nada menos.Los hinchas de River, acostumbrados al fútbol lujoso que hizo historia en el club, no veían la hora que Pepillo se fuera. Lo hizo a fin de año.Jugó dieciocho partidos y marcó siete gles (entre ellos uno a Boca, Racing, Independiente y San Lorenzo), pero nadie lo recordará por su habilidad. Seguro.
