¡Habla memoria!

Usain Bolt, rápido y furioso

Es el hombre más veloz del mundo y uno de los más legendarios atletas olímpicos. Plusmarquista y carismático por igual, repasamos diez historias que intentan explicar por qué en Jamaica es más famoso que Bob Marley.

Por Redacción EG ·

11 de diciembre de 2015
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Suena increíble, pero Usain Bolt, hasta los quince años, quería ser jugador de cricket. Competía en pruebas de velocidad escolares e incluso formaba parte del equipo jamaiquino juvenil, pero su anhelo era convertirse en una figura de ese deporte de bate y pelota tan popular en India y Pakistán. Su padre, Wellesley, intentó explicarle que lo suyo era el atletismo e hizo un trato que cambiaría la historia: lo convenció de que se preparara para participar del Campeonato Mundial Junior 2002 de Kingston, en Jamaica, y le prometió que si allí las cosas no salían como esperaban, no insistiría con las carreras de velocidad. Bolt se preparó y ganó dos medallas de plata y una de oro, en los 200 metros con un récord de 20,61s. La ovación del público hizo el resto. Fue el nacimiento de un ídolo y el prólogo de lo que vendría.

1. En primera persona
Bolt hizo escuela con un estilo heterodoxo y un físico inusual. Su altura (1,95) y su poca explosión en la salida parecen un contrapeso, pero sus virtudes aparecen una vez que está lanzado. ¿Cuáles son sus secretos? El mismo los reveló en el documental Usain Bolt, el hombre más rápido de la historia: “Es clave una buena reacción al principio, porque soy de los que tardan en salir. En los primeros 30 metros está mi fase de impulso. Pongo mi cuerpo hacia adelante, levanto la cabeza y sigo impulsando, impulsando, impulsando. Me pongo recto, rodillas arriba y hombros abajo. Alcanzo mi velocidad máxima. A los 50 metros, miro a la izquierda y a la derecha. Empiezo a oír a la multitud. A los 60 metros me convierto en una bestia. En los últimos diez, determino si gané, porque ya nadie puede alcanzarme. Sin importar quién eres, sin importar lo que hagas, no me alcanzarás porque necesito tres zancadas para cruzar la línea. Y ahí comienza la gloria”.

2. El rayo íntimo
Usain Saint Leo Bolt nació en 1986 en Parroquia de Trelawny, en el condado de Cornwall. Allí se encuentra una de las regiones más altas de Jamaica, el monte Ayr, que está a 3000 metros sobre el nivel del mar, donde Bolt creció y se inició en los deportes. A los 18 años se mudó a Kingston para seguir con su proyección como atleta olímpico, y nunca aceptó mudarse a Europa o los Estados Unidos para no alejarse de su familia. Actualmente, es soltero y vive en la capital jamaiquina, en una casa grande pero sencilla que comparte con entrenadores, preparadores físicos y amigos. Su negativa a abandonar su país potenció las academias locales, que forman a los mejores velocistas del mundo. Su sueño es ser jugador de fútbol profesional cuando abandone el atletismo, y es hincha del Manchester United, admirador de Alex Ferguson y amigo de Cristiano Ronaldo.

3. La frustración
Después de haber ganado la medalla de oro en los 200 metros en el Campeonato Mundial Junior 2002, Bolt empezó a prepararse para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Sin embargo, en los duros entrenamientos previos, sus antecedentes le pasaron factura. La escoliosis que había padecido de chico y su problema en la pierna derecha, que es ligeramente más corta que la izquierda, le provocaron una lesión en el tendón de la corva que a punto estuvo de dejarlo afuera de los Juegos de Atenas. Bolt, no obstante, se preparó para competir y, a pesar de llegar disminuido, se presentó en los 200 metros, aunque fue eliminado en primera ronda con un pobre registro de 21,05s. Con la decepción a cuestas, decidió cambiar de entrenador y, a partir de entonces, empezó a ser pupilo de Glen Mills, el hombre de los milagros en Jamaica, uno de los hacedores de la isla como potencia mundial de atletismo.

4. El quiebre de Osaka
Luego de los Juegos Olímpicos de Atenas, Bolt pasó las siguientes dos temporadas entre lesiones. Pudo participar, en el medio, del Campeonato de América Central y el Caribe en 2005, en Bahamas, e incluso ganó la medalla de oro en los 200 metros con un registro de 20,40s, pero sus problemas en la corva persistían y también su indisciplina. Decepcionado por las constantes frustraciones, había dejado de tomarse en serio el atletismo y había llegado a tener un accidente automovilístico que, aunque sólo le dejó algunos raspones, hizo dudar a Mills de su futuro profesional. Sin embargo, hubo un quiebre en el Campeonato Mundial de Osaka, en Japón, en 2007. Bolt se presentó y ganó la medalla de plata en los 200 metros (19,91s) y el equipo jamaiquino también finalizó segundo en los relevos 4x100 (37,49s). A partir de allí el Rayo se hizo más permeable a los consejos de Mills y marcó en el calendario los Juegos de Pekín 2008.

Imagen Victoria del jamaiquino en los 200 metros del Mundial de Beijing 2015. Como siempre, cruza la meta muy holgado.
Victoria del jamaiquino en los 200 metros del Mundial de Beijing 2015. Como siempre, cruza la meta muy holgado.
5. Baño de gloria I
Bolt llego a los Juegos Olímpicos 2008 con el cartel de favorito. Los especialistas dudaban de sus recaídas y de su inexperiencia, pero el propio Michael Johnson (ganador de cuatro oros olímpicos) le dio su apoyo y sostuvo que era el indicado para ganar las pruebas de 100 y 200 metros. En la primera, alcanzó la final con marcas de 9,92s y 9,85s en la ronda previa y en las semifinales, y en la última carrera, se quedó con la medalla de oro con un tiempo de 9,69s. Lo llamativo, sin embargo, fue que Bolt sorprendió a propios y extraños estrenando una costumbre que adoptaría de ahí en más: cuando notó que era inalcanzable disminuyó la intensidad y cruzó casi trotando la línea de llegada. Luego declaró que bajó la velocidad porque se le había soltado el calzado, lo cual era cierto, y porque su objetivo era la medalla dorada y no el récord mundial. Su entrenador dijo que, de acuerdo a las proyecciones de los primeros metros, de haber continuado con el ritmo, podría haber marcado un tiempo de 9,52s.

6. Baño de gloria II
En los 200 metros de los Juegos Olímpicos de Pekín, Bolt buscaba un viejo anhelo, el de igualar a Carl Lewis que en Los Angeles 1984 había logrado la medalla dorada en ambas pruebas de velocidad. Superó fácilmente las dos primeras rondas y en la final, estableció un récord olímpico con 19,30s. En todos los casos cruzó casi trotando la línea de llegada, lo que enfureció a Jacques Rogge, el presidente del COI, que lo consideró una falta de respeto. Terminada la carrera, todo el estadio le cantó el feliz cumpleaños por sus flamantes 22,  que cumplía en la víspera. Dos días después, corrió junto a Asafa Powell, Nesta Carter y Michael Frater los relevos 4x100 y cosechó una nueva medalla de oro.

7. Cuestión de ciencia
Un grupo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México eligió para su doctorado analizar por qué Usain Bolt, a pesar de las contradicciones de su físico, era el hombre más rápido del mundo. El trabajo, publicado en la revista European Journal of Physics, indica que durante su récord en el Campeonato Mundial de Berlín 2009 alcanzó un recorrido de 12,2 metros por segundo, lo que equivale a correr a 44 kilómetros por hora. También consignó que Bolt, a pesar de ser poco aerodinámico con sus 1,95 metros, compensa su floja salida con una zancada mayor a la de los demás atletas, y que su estilo de carrera, erguido hacia adelante rompiendo el recorrido con el pecho, hace que la resistencia del aire sea menor, incluso cuando el viento está en contra.

8. Atleta del año
En 2009, en el Campeonato Mundial de Berlín, Bolt rompió todos los pronósticos: ganó la medalla de oro en los 100 metros con un descomunal récord absoluto de 9,58s y superó en la final a Tyson Gay, el único que hasta entonces había osado discutir su dominio. En los 200 metros volvió a marcar la diferencia, y ganó la final en 19,19s, rebajó 0,11s su propio récord, el mayor margen de un campeonato mundial y la mejor diferencia desde la instauración del cronómetro digital. En Berlín también se quedó con el oro en los relevos 4x100, aunque no pudo romper su marca. En diciembre fue elegido Atleta del Año por segunda temporada consecutiva.

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9. El reinado
Desde el Campeonato Mundial de Berlín, Bolt es el líder indiscutido del atletismo mundial. Sólo una vez, en la Liga de Diamante de Shangai 2010, Tyson Gay pudo vencerlo en los 100 metros y fue descalificado en Daegu 2011 por una salida en falso (ganó su compatriota Asafa Powell), pero fuera de esas dos excepciones, extendió su reinado sin contratiempos. En los Juegos Olímpicos de Londres 2012 no marcó récords, pero volvió a ganar el triplete de oro, lo mismo que hizo en los campeonatos mundiales de Moscú 2013 y Pekín 2015, donde se volvió a encontrar con el escenario que lo consagró en 2008.

10. Profeta en su tierra
¿Cómo podríamos asegurar que Bolt es reconocido en Jamaica? Tal vez bastaría con decir que para los jamaiquinos es más famoso que Bob Marley. Así lo reveló una encuesta que intentó determinar, en distintas ciudades de la isla, quién era el embajador del país en el mundo. Bolt superó ampliamente al padre del reggae, que en el siglo XX, con su música, puso a Jamaica en el mapa. Además, con el Rayo sucede algo que es muy difícil de lograr para las estrellas: su aceptación es casi unánime. Todos los niños jamaiquinos sueñan con ser Bolt y las academias explotan de aspirantes a velocistas. Luego de Río de Janeiro 2016, la competición que marcará muy posiblemente su retiro olímpico, se dedicará a entrenar juveniles y a incursionar como DJ, otra de sus tantas pasiones. Y allí, quizás, también logre ser más exitoso que Bob Marley.

Por Matías Rodríguez / Fotos: AFP

Nota publicada en la edición de noviembre de 2015 de El Gráfico