¡Habla memoria!

La profunda historia de una premonición: los dos años de gracia de Bilardo a Maradona

El Doctor asumió como técnico de la Selección Argentina en marzo de 1983, pero Diego recién debutó en su ciclo en mayo de 1985, apenas un año antes del Mundial de México 1986. La lucha de Diego, con amenazas incluidas, antes del estreno en el ciclo Bilardo. "Un acto de amor".

Por Pablo Amalfitano ·

17 de marzo de 2023

CARLOS BILARDO pudo festejar, el 16 de marzo de 1983, por partida doble. Aquel miércoles fue su cumpleaños número 45 y, además, representó una jornada fundacional en su carrera: ese día entregó su primera lista como director técnico de la Selección Argentina.

Un mes antes, el 14 de febrero, el Doctor había sido campeón como entrenador de Estudiantes en el Campeonato Metropolitano dde 1983 y, apenas diez días después, sería oficializado como nuevo DT de la Selección, en una contratación marcada por una historia que tuvo como protagonista a El Gráfico.

Aquella primera convocatoria incluyó un total de 18 jugadores y fue la base del equipo que igualó 2-2 ante Chile dos meses más tarde, el 12 de mayo de 1983, en el partido debut de Bilardo como conductor del seleccionado.

El dato llamativo es que en ese equipo, y también durante mucho tiempo, no estuvo convocado Diego Armando Maradona. Pero la historia comenzó incluso antes de la entrega de la primera lista, cuando Bilardo encaró un periplo por Europa en el que, entre otras actividades, se reunió con el astro.

La revista El Gráfico, en su edición del 8 de marzo de 1983, publicó un detallado seguimiento del recorrido del entrenador argentino que apenas había asumido y que buscaba nutrirse con las leyendas, de las cuales se entrevistaría con el alemán Uli Stielike, el italiano Enzo Bearzot y el mismísimo Alfredo Di Stéfano. La meta primordial era, sin embargo, juntarse con Maradona.

"Exclusivo. Seguimos paso a paso la gira europea de Carlos Salvador Bilardo", publicó en la volanta, mientras que el título era un taxativo textual del propio técnico: "Maradona ya está; los europeos no me sorprenden".

 

Imagen Bilardo, Maradona y el primer encuentro del nuevo ciclo. Imagen: archivo El Gráfico.
Bilardo, Maradona y el primer encuentro del nuevo ciclo. Imagen: archivo El Gráfico.
 
"A Diego lo noté con una predisposición total para jugar en la Selección cada vez que se lo necesite", contó Bilardo luego de su encuentro con Maradona. Fue lo primero que quiso hacer, incluso con urgencia: apenas pisó Barajas el entrenador enfiló para Barcelona luego de un breve llamado con Jorge Cyterszpiler, el representante del Diez. El jugador venía de una exigente pretemporada de dos semanas en Lloret de Mar, en la costa del Mediterráneo. Buscaba recuperarse por completo de la hepatitis que lo había alejado de las canchas durante tres meses.

Cuando Bilardo le preguntó si sería parte del "trabajo futuro" en la Selección el mejor futbolista del mundo contestó: "Mi contrato dice que, además de las eliminatorias, puedo jugar en cualquier momento siempre y cuando Barcelona no tenga algún compromiso importante. Y yo quiero jugar".

"De eso olvidate", le dijo luego en torno al aspecto económico. Y amplió: "Voy por la Selección y para defender la camiseta argentina. La plata no me preocupa para nada". Bilardo, entonces, le explicó cuál sería su rol en el ciclo venidero: nada menos que el eje, por todo "lo que es y lo que representa". La piedra fundacional ya estaba colocada.

Bilardo, luego del encuentro, profundizó en lo que, de cierta manera, se convertiría en una premonición: "Lo vi bien, entero, con unas ganas bárbaras. No puso ni un pero. Yo lo quiero de la mitad para adelante y no pretendo que marque; me conformo con que moleste un poco. Creo que la personalidad para ser el eje la va a lograr en dos años porque va a madurar. Me quedé tranquilo: quiere jugar en la Selección". 

Dos años. El tiempo en el que, en definitiva, se demoró su primera aparición con la camiseta albiceleste en la era Bilardo. En el medio no llegó a debutar. Incluso debió afrontar la dura recuperación luego de la criminal patada de Goikoetxea que casi lo retira, el suceso que tuvo lugar el 24 de septiembre de 1983.

Transcurridos esos dos años que vaticinara Bilardo, casi sin querer, Maradona ya se encontraba en Napoli y se enfrentaba con un primer conflicto por su deseo de estar en la Selección. A principios de mayo de 1985 quería estar concentrado para apuntar al partido contra Paraguay, que se jugaría el 9 de ese mismo mes. Semanas antes, el 21 de abril, ya disparaba la primera bala: "Yo viajo a la Argentina, pase lo que pase, el domingo 5 después del partido con Juventus. Ni siquiera el presidente Pertini podrá impedirlo, pues Pertini no puede parar los aviones que salen desde Roma".

 

Imagen Diego Maradona, durante su debut en el ciclo Bilardo. Imagen: archivo El Gráfico.
Diego Maradona, durante su debut en el ciclo Bilardo. Imagen: archivo El Gráfico.
 

Una semana más tarde, el 28 del mismo mes, retrucaba: "Quiero que me entiendan. No es mi intención, de ninguna manera, irme a mi país por las malas, pero estoy desesperado por incorporarme a la Selección Argentina y estar a disposición de Bilardo desde el 6 de mayo. Creo tener argumentos necesarios para que comprendan mi forma de pensar".

Durante esa semana que separó ambas municiones de Maradona su viaje a la Selección se transformó en una cuestión de estado en Italia. El prestigioso medio Corriere Dello Sport le arrojaba combustible al fuego: "Maradona desafía al presidente Sordillo (NdR: de la Federcalcio, por entonces la federación del fútbol italiano), pues se da la casualidad de que el domingo siguiente al anunciado viaje a la Argentina el club Napoli debe enfrentarse con Udinese, uno de los candidatos a descender. ¿Qué dirán Avellino, Como y Ascoli, los directos contendientes de Udinese?". Los tres clubes que peleaban el descenso con Udinese tenían, claro, un particular interés porque Napoli jugara aquel partido con Maradona como arma fundamental. Y tenían el reglamento de su lado: cada equipo debía presentar la mejor alineación para no "falsear" el campeonato. Maradona quería volar el 5 de mayo pero casi todo Italia pretendía que se quedara a jugar el 12 del mismo mes ante Udinese.

Y empezaron a aflorar las amenazas. Constantino Rozzi, presidente de Ascoli, apuntó: "Si Maradona no juega contra Udinese el campeonato queda falseado y no nos vamos a quedar de brazos cruzados. Es inadmisible que Udinese corra con esta ventaja en la carrera por la salvación". Riccardo Pecoriello, el mandamás de Avellino, también se subió al fuego cruzado: "Sin Maradona el Napoli es un equipito mediocre. Sólo podríamos aceptar que se vaya el 5 de mayo si eso está previsto en su contrato con la Liga. Si no es así vamos a oponernos".El yugoslavo Wujadin Boskov, entrenador de Ascoli, se sumó: "Estamos frente a una posible irregularidad que podría distorsionar la definición del descenso. Maradona debe jugar contra Udinese pues Napoli no puede beneficiarlo y perjudicarnos a nosotros, a Como y a Avellino".

Maradona, fiel a su estilo, no se quedó callado: "No entiendo cuáles son las razones por las que Maradona debe permanecer a la fuerza en Italia hasta el fin del campeonato. No conozco a las máximas autoridades del fútbol italiano pero sí conozco a Corrado Ferlaino, mi presidente, y hablé con él largo y tendido sobre este tema. Conmigo se comportó como un hombre de verdad. En mi contrato hay una cláusula que me deberia permitir incorporarme a la Selección un tiempo antes, como hizo el peruano Uribe".

El contrato de Maradona, sin embargo, no admitía ese permiso más que para partidos de eliminatorias, y el primero de ese calibre recién sería el 26 de mayo ante Venezuela. A los dirigentes de Avellino, Como y Ascoli, con lógica, les interesaban muy poco los argumentos de Bilardo y la Selección Argentina. Pero Maradona ya tenía tomada la decisión.

 

Imagen "Gracias por haber venido", titulaba El Grafico el 7 de mayo de 1985.
"Gracias por haber venido", titulaba El Grafico el 7 de mayo de 1985.
 

El lunes 6 de mayo, en efecto, el Diez estaba en territorio argentino, incluso pese a las amenazas de la Liga, que advertía con suspenderlo a través de la FIFA cuando faltaban apenas dos días para su vuelo rumbo a su país. Diego desafió y tuvo que pelear. Llegó junto con Daniel Passarella, también presionado por Fiorentina para no sumarse con tiempo a la Selección. El martes 7 de mayo el título de El Gráfico rezaba: "Gracias por haber venido". La nota principal, doble página, informaba con fuerza: "Maradona y Passarella están aquí".

Maradona había avisado, antes de su partida:"Dije que viajaba y viajo. Pero vuelvo el viernes para jugar con Udinese. Después vuelvo a la Argentina y retorno para estar en el último partido contra Fiorentina. Mi club me ha autorizado. Me pasaré 15 días viajando, va a ser duro, pero no tengo otra alternativa. El fútbol argentino me necesita. No es justo proceder como lo hicieron. Yo no he faltado a ningún partido. La Liga dice que me suspenderá si no juego los últimos dos partidos. 

Ya en Buenos Aires, luego de la primera práctica en Ezeiza, aclaró: "Yo no soy salvador. Me llamo Diego. Quiero que esto quede bien claro para que nadie interprete mal. Hasta ahora el único Salvador que conozco es Bilardo".

Maradona cumplió, jugó y anotó un gol. El debut con Bilardo como entrenador tuvo lugar el 9 de mayo en el Monumental en el empate 1-1 ante Paraguay. Y representó una muestra de arraigo muy fuerte entre Maradona y la Selección.

"Un acto de amor de Maradona", reflejó El Gráfico dos días más tarde, el 14 de mayo. Y narró: "Dijo -y cumplió- que nada ni nadie le impediría venir a Buenos Aires para jugar con la Selección. No reparó en consecuencias ni sacrificios. Le impusieron volver para jugar con su equipo, Napoli, contra Udinese. Y regresó a Italia. Hizo un gol el jueves para Argentina y dos el domingo para Napoli".

Apenas terminó ese partido Maradona se duchó, subió a un auto, viajó hasta Trieste, contrató una avioneta particular y a las 21 de ese mismo día se subía al avión de Aerolíneas que lo traería de nuevo a Buenos Aires para volver a jugar, el martes, contra Chile.

 

Imagen El Gráfico, 14 de mayo de 1985, luego del debut de Maradona con Bilardo.
El Gráfico, 14 de mayo de 1985, luego del debut de Maradona con Bilardo.
 

En Italia no lo podían creer. Estaban atónitos. Acostumbrados a las estrellas no cabía en su comprender el sacrificio que había hecho Maradona para vestir la camiseta de su país. Había pasado 38 horas arriba de un avión para ir y volver en tiempo récord. "Lo que pasa es que Maradona es mitad criollo y mitad napolitano, una mezcla que puede ser explosiva", decía el periodista Gianni Brera, de particular desprecio por los jugadores extranjeros en Italia.

No sólo se había enfrentado al poder en Italia, en aquel momento la liga más poderosa de Europa, sino que también había subido al ring a la FIFA, que habría impulsado su eventual suspensión. Las declaraciones del brasileño Joao Havelange, la máxima autoridad del fútbol mundial, así lo habían dejado en claro: "Acá se procedió de manera correcta para salvaguardar con seriedad la regularidad del campeonato italiano".

La situación abriría una disputa entre la Federcalcio y la AFA. Entre ambos viajes de Maradona el presidente del fútbol argentino Julio Humberto Grondona enviaría un télex dirigido a Federico Sordillo, titular de la federación de Italia, en la que solicitaba la cesión inmediata de los jugadores convocados por Bilardo. "Italia no puede negarnos una ayuda para nuestra clasificación", sostenían en la Argentina. En el medio hubo un aporte por Maradona. Se pronunciaría el vicesecretario de la democracia cristiana, un napolitano fanático de Diego, llamado Enzo Scotti: "Voy a hablar yo para que se le ahorre a Maradona por lo menos el ùltimo y masacrante viaje. La Federcalcio tiene que ser caballeresca con Argentina. No puede perjudicarla en su marcha a Mèxico".

En Italia respondìan con una suerte de sentencia: "No hemos negado jamàs nuestra colaboraciòn.para los partidos oficiales y pondremos los jugadores a disposiciòn a partir del 20 de mayo, tiempo absolutamente ùtil para la preparaciòn adecuada para las eliminatorias".

Segùn publicò El Gráfico, entonces, Grondona explotó de bronca y dejó enterrada toda diplomacia: "Los italianos se comportaron muy mal. No me lo esperaba. No pedimos más que la autorización para que Maradona y Passarella deserten el último partido del campeonato, un partido inútil en que, para mejor, deberán jugarlo entre ellos mismos. Nos hicieron una maldad. Sólo espero que los italianos no necesiten algo de nosotros en alguna oportunidad".

En su primer regreso para jugar contra Udinese el Diez contó que no había dormido ni una hora, comentó que Argentina había jugado bien contra Paraguay, negó que fuera a ser reemplazado por Bertoni y aseguró que dormiría hasta diez minutos antes del inicio del partido por la penúltima fecha de la Liga. Llegó. No cenó. Apenas durmió. Ni siquiera se afeitó. Todavía afectado por el cambio de horario no tuvo problemas: hizo los dos goles contra Udinese. Se fue ovacionado. Se duchó en segundos y, a las corridas, se encontró con Cyterszpiler para correr hacia el aeropuerto. Arrancaba la segunda parte del cansador y eterno periplo de Maradona para jugar contra Chile, su cuarto partido en diez días, con cuatro cruces de charco. Amor incondicional: Bilardo, que había lanzado la involuntaria premonición, ya tenía a su mejor guerrero en plena madurez.

Imagen de portada: Matías Di Julio
Archivo: Julián Marcel